Entrevistas Houzz
Lucas Muñoz: "Un buen diseño es difícil, como una buena persona"
Este joven diseñador trabaja con materiales de construcción. Sus piezas, brutales, redefinen los objetos domésticos.
Hace ya dos meses que Lucas Muñoz (Madrid, 1983) no pasa por su estudio-taller. El pasado 2018 fue un año de mucho trabajo para este español asentado en Holanda desde 2012, cuyas piezas se han expuesto en el Salone de Milán o en el London Design Festival. Muñoz es, además, profesor en el IED de Madrid y en la Design Academy de Eindhoven, ciudad donde vive. Para sus impactantes piezas, Muñoz trabaja con materiales de construcción, a modo de deshechos de la civilización industrial. Entre su obra, hay sillas con tubos de ventilación, patinetes con rocas o una instalación hecha con un ala de avión antigua. Charlamos con él justo el día que cogerá sus primeras vacaciones en dos años. “Soy diseñador 24 horas al día. Mi vida va unida a mi profesión y es absorbente”, confiesa.
Rock & Roll Skateboard (2014)
Tus piezas son muy experimentales. ¿Para qué tipo de público trabajas? ¿Las ves en las casas?
Lo que hago son experimentos que hago más por curiosidad y por entender partes del diseño o de la profesión que no son las más evidentes. Me gusta mirar en rincones oscuros; es así como te sales de ciertos cánones. En mi página web hay piezas que englobo bajo el título de domésticas y otras a las que agrupo como wilds [salvajes, en inglés].
¿Vital, flexible y sin miedo a los cambios? A ti te va lo industrial
Tus piezas son muy experimentales. ¿Para qué tipo de público trabajas? ¿Las ves en las casas?
Lo que hago son experimentos que hago más por curiosidad y por entender partes del diseño o de la profesión que no son las más evidentes. Me gusta mirar en rincones oscuros; es así como te sales de ciertos cánones. En mi página web hay piezas que englobo bajo el título de domésticas y otras a las que agrupo como wilds [salvajes, en inglés].
¿Vital, flexible y sin miedo a los cambios? A ti te va lo industrial
Ejemplo de pieza doméstica de Lucas Muñoz, Rockstool, de la colección Livingstone (2014)
Dentro de las piezas domésticas, algunas sí se podrían llevar a la producción industrial, pero en mi opinión la producción industrial está muriendo y debe redefinirse. La industria no asume grandes riesgos y prefiere una versión de la versión. Yo me ubico en otro tipo de mentalidad más abierta y artística.
Dentro de las piezas domésticas, algunas sí se podrían llevar a la producción industrial, pero en mi opinión la producción industrial está muriendo y debe redefinirse. La industria no asume grandes riesgos y prefiere una versión de la versión. Yo me ubico en otro tipo de mentalidad más abierta y artística.
Tu primer objeto como diseñador fue Volivik: una lámpara hecha con bolígrafos Bic en el año 2006, transformando un objeto cotidiano en una pieza que asociamos al lujo: la lámparas de araña. ¿Ahí ya estaba la esencia de tu trabajo?
No sé si ahí estaba ya mi esencia, pero desde luego lo condicionó todo porque tuvo éxito. Esa pieza fue un reto porque me demostró que, si quiero, puedo creer en mí mismo y reinterpretar materiales. En realidad Volivik tenía cero concepto; fue un momento de inspiración en un tren de Barcelona a Madrid con un boli Bic en la mano pensando que era igual que el cristal de una lámpara. Fue una idea feliz. De las pequeñas se vendieron más o menos 100. Hicimos tres gigantes y una está permanentemente en La Casa Encendida de Madrid. Fue justo antes de ponerse de moda lo del reciclaje, antes de la crisis. Ha sido portadas de libros, ha estado en escaparates de tiendas y, lo mejor, el Science Museum de Londres compró una. Es un pseudoicono.
No sé si ahí estaba ya mi esencia, pero desde luego lo condicionó todo porque tuvo éxito. Esa pieza fue un reto porque me demostró que, si quiero, puedo creer en mí mismo y reinterpretar materiales. En realidad Volivik tenía cero concepto; fue un momento de inspiración en un tren de Barcelona a Madrid con un boli Bic en la mano pensando que era igual que el cristal de una lámpara. Fue una idea feliz. De las pequeñas se vendieron más o menos 100. Hicimos tres gigantes y una está permanentemente en La Casa Encendida de Madrid. Fue justo antes de ponerse de moda lo del reciclaje, antes de la crisis. Ha sido portadas de libros, ha estado en escaparates de tiendas y, lo mejor, el Science Museum de Londres compró una. Es un pseudoicono.
Alguna vez has dicho que no entiendes la frontera entre arte y diseño. ¿Tu manera de que el diseño no se separe mucho del arte es hacer series numeradas y limitadas de tus piezas?
Esa es más bien la manera de no aburrirme: odio tener que repetir una pieza. Obviamente, arte y diseño son dos campos separados pero a la vez colindantes. No estoy de acuerdo en poner vallas; hay esculturas muy diseñadas y diseños muy esculturales. Lo de sectorizar se hizo en la era victoriana para producir profesionales que alimentaran a la máquina.
Esa es más bien la manera de no aburrirme: odio tener que repetir una pieza. Obviamente, arte y diseño son dos campos separados pero a la vez colindantes. No estoy de acuerdo en poner vallas; hay esculturas muy diseñadas y diseños muy esculturales. Lo de sectorizar se hizo en la era victoriana para producir profesionales que alimentaran a la máquina.
Has hecho la Tubular Chair (en la imagen) con conductos de ventilación. Da la sensación de que tu obra trata sobre el reciclaje en los márgenes del mundo industrial.
Trabajo con lo que tengo alrededor y lo que hay lo transformo. Esa silla es un buen ejemplo de mi manera de trabajar. Hace cinco años desmonté unas tuberías. Hice una lámpara con ellas, me gustó y quise hacer más. Pedí material y, cuando llegó, en lugar de la lámpara hice una silla.
Trabajo con lo que tengo alrededor y lo que hay lo transformo. Esa silla es un buen ejemplo de mi manera de trabajar. Hace cinco años desmonté unas tuberías. Hice una lámpara con ellas, me gustó y quise hacer más. Pedí material y, cuando llegó, en lugar de la lámpara hice una silla.
Es habitual verte en las fotos en tu taller. ¿Puedes describirnos cómo es?
El taller está ubicado una esquina de una nave industrial que comparto con otras ocho personas. Parece más un almacén, con herramientas y materiales en bruto. Mide 8 x 8 metros. Todo el material que tenemos es reciclado, encontrado o reclamado; las vigas tiene el precio puesto, las compramos en un sito de derribo. Es funcional, como una chabola o una casa en el árbol. Todo está muy en bruto. Además de la zona de trabajo, en la planta de arriba, tengo un rincón con muchas plantas, luces bajas, alfombra, hamaca, es casi un salón con libros. Abajo es un espacio muy flexible de 24 metros cuadrados.
Descubre la sección ‘Diseño’ en la Revista Houzz España
El taller está ubicado una esquina de una nave industrial que comparto con otras ocho personas. Parece más un almacén, con herramientas y materiales en bruto. Mide 8 x 8 metros. Todo el material que tenemos es reciclado, encontrado o reclamado; las vigas tiene el precio puesto, las compramos en un sito de derribo. Es funcional, como una chabola o una casa en el árbol. Todo está muy en bruto. Además de la zona de trabajo, en la planta de arriba, tengo un rincón con muchas plantas, luces bajas, alfombra, hamaca, es casi un salón con libros. Abajo es un espacio muy flexible de 24 metros cuadrados.
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Escritorio Temporal para la exposición de la Galería Machado Muñoz (2016)
Eres profesor en la Design Academy de Eindhoven, cuna del diseño de vanguardia. ¿Un diseñador nace o se hace?
Descubre qué opinan los arquitectos, interioristas y diseñadores más relevantes en la sección ‘Entrevistas Houzz’
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¿Conocías el trabajo de Lucas Muñoz? ¿Qué te ha parecido la entrevista? Esperamos tus comentarios
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Algo muy difícil, igual que una buena persona. Fuerte en su personalidad, amable, que no gaste mucho. Es una negociación entre la estética, la funcionalidad y el consumo de materiales.