Arquitectura
Entrevistas Houzz
Moisés Royo: “El espacio doméstico no es como una muñeca rusa”
Este arquitecto apuesta por un trabajo artesanal, de estética contemporánea, con los materiales como protagonistas.
Moisés Royo (Ciudad Real, 1981) fundó su estudio MUKA Arquitectura en 2007 recién titulado en la Escuela de Arquitectura de Madrid y tras realizar un máster en la Columbia University de Nueva York, donde se benefició del magisterio de Kenneth Frampton o Steven Holl. En estos diez años vienen llamando la atención algunas de sus viviendas radicales pero delicadamente comprometidas con el entorno en su provincia natal, como la Casa Fuensanta, en la periferia de Ciudad Real, o pequeños proyectos que utilizan de manera discreta y rotunda materiales locales, como los cementerios de Lozoya y Robregordo, ambos en la Comunidad de Madrid.
Buena parte de tus obras están en núcleos rurales o en ciudades pequeñas. ¿Cómo te manejas con el entorno en estos casos en cuanto a materiales, normativa o posibles reticencias de los vecinos? ¿Cómo insertas estas obras radicales en esos entornos?
“Escuchar al lugar y dejar que te hable es esencial. Eso consiste en tener la mente limpia, actuar con serenidad y no pensar en cómo vas a arreglártelas con la normativa, sino en que recursos y herramientas pone el entorno a tu disposición. Luego, los utilizas o, al contrario, haces otra cosa totalmente diferente; depende de lo que pueda mejorar el lugar. En Piedrabuena nunca pensé en hacer algo de ladrillo. Después de Aalto, Lewerentz, Oiza y tantos otros arquitectos que admiro creía que ya estaba todo hecho en ese material”.
“Escuchar al lugar y dejar que te hable es esencial. Eso consiste en tener la mente limpia, actuar con serenidad y no pensar en cómo vas a arreglártelas con la normativa, sino en que recursos y herramientas pone el entorno a tu disposición. Luego, los utilizas o, al contrario, haces otra cosa totalmente diferente; depende de lo que pueda mejorar el lugar. En Piedrabuena nunca pensé en hacer algo de ladrillo. Después de Aalto, Lewerentz, Oiza y tantos otros arquitectos que admiro creía que ya estaba todo hecho en ese material”.
¿La normativa y las posibles reticencias de los vecinos no dan problemas?
“A veces, pero intentamos resolverlos. En principio trabajamos ignorando la normativa. Pensamos qué es lo que haríamos sin restricciones y a partir de ahí analizamos la situación. En Piedrabuena hubo que ponerse de acuerdo con los vecinos por unas servidumbres de vistas, porque es una parcela muy estrecha encajada entre medianeras. Hubo que levantar unas cubiertas para obtener luz natural y lo conseguimos resolver con ellos. Se trata de tener claro qué queremos hacer y, a partir de ahí, resolver los problemas que se presentan”.
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“A veces, pero intentamos resolverlos. En principio trabajamos ignorando la normativa. Pensamos qué es lo que haríamos sin restricciones y a partir de ahí analizamos la situación. En Piedrabuena hubo que ponerse de acuerdo con los vecinos por unas servidumbres de vistas, porque es una parcela muy estrecha encajada entre medianeras. Hubo que levantar unas cubiertas para obtener luz natural y lo conseguimos resolver con ellos. Se trata de tener claro qué queremos hacer y, a partir de ahí, resolver los problemas que se presentan”.
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El propietario de la casa de Piedrabuena dice en un vídeo que su abuelo se hubiera sentido orgulloso de la casa. ¿Cómo encuentras clientes para estos proyectos en entornos que uno podría pensar que son poco propicios al cosmopolitismo o a la modernidad?
“Desafortunadamente, yo no los busco porque entonces tendría cientos en cartera. Son ellos los que me buscan a mí. Siempre he pensado que cualquier persona, independientemente de dónde viva o su nivel cultural o social puede acceder a la modernidad. Pienso en Fiskars [un pueblo finlandés sede de una célebre empresa que fabrica tijeras y herramientas de jardín], donde personas que viajan todo el tiempo a China o Japón viven en un entorno rural sin renunciar a la modernidad y son más cosmopolitas que cualquiera que viva al lado de la Gran Vía”.
“Desafortunadamente, yo no los busco porque entonces tendría cientos en cartera. Son ellos los que me buscan a mí. Siempre he pensado que cualquier persona, independientemente de dónde viva o su nivel cultural o social puede acceder a la modernidad. Pienso en Fiskars [un pueblo finlandés sede de una célebre empresa que fabrica tijeras y herramientas de jardín], donde personas que viajan todo el tiempo a China o Japón viven en un entorno rural sin renunciar a la modernidad y son más cosmopolitas que cualquiera que viva al lado de la Gran Vía”.
“En el caso concreto de los clientes de Piedrabuena, tenían un solar residual en el que decidieron hacer una pequeña oficina y una vivienda encima, pensando que ya era bastante con poder sacarle partido. En ningún caso podían imaginar la potencia que podría tener eso. A veces un cliente no entiende por qué le insisto en algún aspecto del proyecto que a él no le parece relevante, pero me dice que si a mí me lo parece lo respetará. Del mismo modo, yo siempre procuro entender sus necesidades y compartirlas”.
“En Robrergordo [Royo ha diseñado el cementerio y este quiosco turístico en este pueblo serrano de la Comunidad de Madrid] también intentamos leer el pueblo, que desde la antigua carretera se percibe como una sinfonía rojiza por las aguas de las cubiertas de teja y el jarreado, un enfoscado grueso propio de la zona”.
Si te interesa esta entrevista, descubre más proyectos, ideas y opiniones interesantes en la sección ‘Arquitectura’ de la Revista Houzz España
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“La nueva pieza debía encajar allí y mantuvimos el jarreado en la fachada, pero la cubierta la hicimos de acero corten porque al ser más pequeña que una vivienda tendríamos que haber contado las hiladas y el efecto no funcionaria. Sin embargo las manchas del oxido de la chapa perforada mantienen esa continuidad de masa rojiza que con la teja, o su imitación, no hubiéramos conseguido”.
En la casa Fuensanta (en la imagen), que se organiza en torno a un gran vacío central, hiciste una reflexión radical sobre la naturaleza del espacio doméstico. Venías a preguntarte qué es, o qué debe ser, una casa hoy.
“Parto del rechazo de la idea adquirida que tenemos del espacio doméstico como una sucesión de ámbitos compartimentados que se comportan como una muñeca rusa: espacios más grandes que se dividen en otros cada vez más pequeños. Yo lo entiendo más bien como una gran sala, una especie de impluvium donde se generen la mayor parte de las actividades de la casa con espacios satélites alrededor que puedan participar de ellas. En la casa Fuensanta, ese gran vacío es una sala de estar que no renuncia a la altura. Eso potencia otro tipo de relaciones espaciales y entre las personas que lo habitan que enriquecen la vida en su interior. Es lo opuesto a la tendencia dominante en la arquitectura doméstica del siglo XX, donde las relaciones entre los espacios son siempre horizontales. Cada vez tenderemos más a esas relaciones en altura, porque el territorio es finito y en algún momento hay que dejar de expandirse para concentrarse. Me interesa mucho cómo las diferentes piezas que integran una vivienda pueden separarse o integrarse en el espacio central y funcionar de otro modo”.
“Parto del rechazo de la idea adquirida que tenemos del espacio doméstico como una sucesión de ámbitos compartimentados que se comportan como una muñeca rusa: espacios más grandes que se dividen en otros cada vez más pequeños. Yo lo entiendo más bien como una gran sala, una especie de impluvium donde se generen la mayor parte de las actividades de la casa con espacios satélites alrededor que puedan participar de ellas. En la casa Fuensanta, ese gran vacío es una sala de estar que no renuncia a la altura. Eso potencia otro tipo de relaciones espaciales y entre las personas que lo habitan que enriquecen la vida en su interior. Es lo opuesto a la tendencia dominante en la arquitectura doméstica del siglo XX, donde las relaciones entre los espacios son siempre horizontales. Cada vez tenderemos más a esas relaciones en altura, porque el territorio es finito y en algún momento hay que dejar de expandirse para concentrarse. Me interesa mucho cómo las diferentes piezas que integran una vivienda pueden separarse o integrarse en el espacio central y funcionar de otro modo”.
“Es el caso de los espacios entre las pilastras de la casa Fuensanta, que pueden dar luz al salón central o cerrase y dar lugar a un dormitorio a doble altura y a un baño y una zona de estudio/escritorio encima comunicados por una escalera de pates que subraya esas relaciones verticales, de forma diferente e independiente de las escaleras de la casa. En Piedrabuena, en cambio, aunque la parcela es muy estrecha no hemos renunciado a que todos los ámbitos se relacionen entre sí manteniendo la integridad del espacio”.
¿Cómo les ha ido a tus clientes en Fuensanta desde el punto de vista práctico? ¿Cómo usan un espacio tan indeterminado y tan singular?
“Estamos en contacto periódico después de tres años y están muy contentos. Siempre les pregunto qué cambiarían, pero me dicen que están encantados. El salón lo convierten en zona de reuniones en conexión con el vestíbulo y la cocina, o utilizan la cocina como comedor más íntimo. La pasarela que atraviesa el gran espacio central les permite ver a sus hijos cuando pasan de un sitio a otro y hace la vida más participativa, no está cada uno encerrado en su dormitorio todo el tiempo, da lugar a más conversaciones e interacciones. La cuestión es integrar en lugar de atomizar”.
“Estamos en contacto periódico después de tres años y están muy contentos. Siempre les pregunto qué cambiarían, pero me dicen que están encantados. El salón lo convierten en zona de reuniones en conexión con el vestíbulo y la cocina, o utilizan la cocina como comedor más íntimo. La pasarela que atraviesa el gran espacio central les permite ver a sus hijos cuando pasan de un sitio a otro y hace la vida más participativa, no está cada uno encerrado en su dormitorio todo el tiempo, da lugar a más conversaciones e interacciones. La cuestión es integrar en lugar de atomizar”.
Tus obras hacen hincapié en el interés y la sensibilidad por los materiales y las texturas. Ese gusto por la arquitectura como hecho material y por la construcción choca con la tendencia actual a desmaterializarla y convertirla en un elemento virtual o conceptual. ¿Te ves como una rara avis?
“Quizá sí. En Occidente estamos abocados a la idea de lo limpio, lo pulido o lo brillante frente a esa idea oriental que valora la pátina en los objetos como testimonio de vida y tiempo, como en Elogio de la sombra, de Tanizaki. Quizá yo sea parte de esa minoría que cree que la materialidad forma parte de ese elemento sensorial que no hay que perder, pero en otras culturas eso está muy vivo. Si algo tiene un arquitecto es su capacidad de elaborar con sus manos y sus ideas un orden que pueda ser utilizado. La interacción del usuario con el edificio está regida por los materiales y las texturas: brillos, reflejos, luces, sombras, tiempos… Aquí puedo ir más rápido, aquí más lento, aquí hay que tener cuidado con esa pared con la que si me rozo casi me puedo hacer sangre… Los materiales deben transmitir la idea de cómo vivir esos ámbitos. Tienen su propia vida, como los personajes de una novela. Igual que un novelista busca ese momento en que los personajes parecen generar sus propios diálogos, yo aspiro también a ese momento en que los materiales tiran del hilo y yo me puedo alejar del papel mientras ellos empiezan a hablar y a organizarse en el espacio”.
“Quizá sí. En Occidente estamos abocados a la idea de lo limpio, lo pulido o lo brillante frente a esa idea oriental que valora la pátina en los objetos como testimonio de vida y tiempo, como en Elogio de la sombra, de Tanizaki. Quizá yo sea parte de esa minoría que cree que la materialidad forma parte de ese elemento sensorial que no hay que perder, pero en otras culturas eso está muy vivo. Si algo tiene un arquitecto es su capacidad de elaborar con sus manos y sus ideas un orden que pueda ser utilizado. La interacción del usuario con el edificio está regida por los materiales y las texturas: brillos, reflejos, luces, sombras, tiempos… Aquí puedo ir más rápido, aquí más lento, aquí hay que tener cuidado con esa pared con la que si me rozo casi me puedo hacer sangre… Los materiales deben transmitir la idea de cómo vivir esos ámbitos. Tienen su propia vida, como los personajes de una novela. Igual que un novelista busca ese momento en que los personajes parecen generar sus propios diálogos, yo aspiro también a ese momento en que los materiales tiran del hilo y yo me puedo alejar del papel mientras ellos empiezan a hablar y a organizarse en el espacio”.
Tienes preferencia por materiales tradicionales, como la piedra, hormigón, madera. ¿Los materiales de última generación “hablan” igual que éstos?
“Por ahora me interesan más esos materiales que no sé si podemos llamar nobles porque son sencillos, se muestran como son. A mí me parece que siempre hay que buscar las soluciones más sencillas, así que no lo veo distinto en el caso de los materiales. Bastante complejo es aprender a manejar la piedra como para meterte en plásticos, gomas y otros materiales que no sabes bien como se van a comportar en el futuro. Los materiales envejecen porque están vivos, pero un plástico no envejece, se degrada, que es lo que se dice de algo que está muerto. El tipo de lenguaje que usamos en cada caso ya dice mucho. En un mundo complejo, las cosas sencillas adquieren un valor adicional”.
“Por ahora me interesan más esos materiales que no sé si podemos llamar nobles porque son sencillos, se muestran como son. A mí me parece que siempre hay que buscar las soluciones más sencillas, así que no lo veo distinto en el caso de los materiales. Bastante complejo es aprender a manejar la piedra como para meterte en plásticos, gomas y otros materiales que no sabes bien como se van a comportar en el futuro. Los materiales envejecen porque están vivos, pero un plástico no envejece, se degrada, que es lo que se dice de algo que está muerto. El tipo de lenguaje que usamos en cada caso ya dice mucho. En un mundo complejo, las cosas sencillas adquieren un valor adicional”.
¿Cómo afrontas la cuestión de la sostenibilidad?
“Lo tengo en el disco duro. Son soluciones que deben nacer desde el centro del proyecto. En Piedrabuena usamos materiales baratos que consumen muy poca energía en su producción, pero también el trabado de ladrillo facilita ventilaciones naturales. En verano se puede humedecer la parte posterior, de modo que al abrir los vidrios obtienes soluciones bioclimáticas que están ahí de toda la vida. Yo hago viviendas que no hay ni que repintar. Los tableros OSB de los interiores de Piedrabuena apenas acusan los arañazos y los golpes, y lo mismo pasa en Fuensanta. Tenemos ahora un proyecto de casa de la cultura en Mangirón, en Madrid, donde nos han puesto la condición de usar la piedra del lugar en la fachada y lo vamos a hacer a nuestra manera, haciendo una roca ensamblada en junta seca. Veremos cómo entra la luz por la piedra disgregada, cómo filtra, cómo hacer elementos desplazables para crear situaciones nuevas. La piedra va a dar el espíritu del lugar, vamos a cogerla de la cantera, pasarle un dumper por encima y ponerla ahí sin mayor elaboración ni tratamiento. La sostenibilidad también debe ser funcional, cuanto más versátil sea un edificio y mas funciones satisfaga economizará más. Desde el subconsciente, la sostenibilidad impulsa el proyecto”.
“Lo tengo en el disco duro. Son soluciones que deben nacer desde el centro del proyecto. En Piedrabuena usamos materiales baratos que consumen muy poca energía en su producción, pero también el trabado de ladrillo facilita ventilaciones naturales. En verano se puede humedecer la parte posterior, de modo que al abrir los vidrios obtienes soluciones bioclimáticas que están ahí de toda la vida. Yo hago viviendas que no hay ni que repintar. Los tableros OSB de los interiores de Piedrabuena apenas acusan los arañazos y los golpes, y lo mismo pasa en Fuensanta. Tenemos ahora un proyecto de casa de la cultura en Mangirón, en Madrid, donde nos han puesto la condición de usar la piedra del lugar en la fachada y lo vamos a hacer a nuestra manera, haciendo una roca ensamblada en junta seca. Veremos cómo entra la luz por la piedra disgregada, cómo filtra, cómo hacer elementos desplazables para crear situaciones nuevas. La piedra va a dar el espíritu del lugar, vamos a cogerla de la cantera, pasarle un dumper por encima y ponerla ahí sin mayor elaboración ni tratamiento. La sostenibilidad también debe ser funcional, cuanto más versátil sea un edificio y mas funciones satisfaga economizará más. Desde el subconsciente, la sostenibilidad impulsa el proyecto”.
¿Apuestas entonces por edificios que duren más que por construcciones temporales que puedan desmontarse y reutilizarse?
“Claramente sí, aunque nunca me han encargado un proyecto temporal o una vivienda que pueda reconfigurarse. Los edificios temporales pueden ser más modernos, pero su recorrido será más corto. Si en vez de usar y luego reciclar solo usas será mejor desde el punto de vista sostenible. Los edificios siempre se han hecho con voluntad de perdurar y se han ido adaptando a usos distintos a lo largo de la historia. Usar y tirar a veces es usar y tirar el dinero, es como la obligación de cambiar de móvil cada dos años. No creo que esa idea deba marcar el paradigma de la arquitectura de hoy. Reima Pietilä decía que lo que conocemos de la arquitectura moderna es la punta de un iceberg, apenas un diez por ciento de lo que queda por descubrir. Hoy no podemos abordar una vivienda como Le Corbusier en los años treinta, pero quedan muchos caminos por explorar que ni siquiera conocemos”.
CUÉNTANOS…
¿Qué te parece la visión de la arquitectura de Moisés Royo? Esperamos tus comentarios
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“Claramente sí, aunque nunca me han encargado un proyecto temporal o una vivienda que pueda reconfigurarse. Los edificios temporales pueden ser más modernos, pero su recorrido será más corto. Si en vez de usar y luego reciclar solo usas será mejor desde el punto de vista sostenible. Los edificios siempre se han hecho con voluntad de perdurar y se han ido adaptando a usos distintos a lo largo de la historia. Usar y tirar a veces es usar y tirar el dinero, es como la obligación de cambiar de móvil cada dos años. No creo que esa idea deba marcar el paradigma de la arquitectura de hoy. Reima Pietilä decía que lo que conocemos de la arquitectura moderna es la punta de un iceberg, apenas un diez por ciento de lo que queda por descubrir. Hoy no podemos abordar una vivienda como Le Corbusier en los años treinta, pero quedan muchos caminos por explorar que ni siquiera conocemos”.
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Royo acaba de ganar segundo premio en un concurso para una torre en Tokio y un tercero para un auditorio en Riga. Pero, sobre todo, es finalista de la categoría Worldwide Award de los Brick Awards: un premio internacional a obras construidas en ladrillo que se otorga en Londres, con una modesta vivienda en Piedrabuena, un pueblo manchego de menos de 5.000 habitantes. Como competidores, nada menos que la nueva Tate de Herzog & De Meuron y un vasto proyecto urbano de Norman Foster en China.
Empecemos por lo último. Háblanos de la casa de Piedrabuena por la que estás nominado para los Brick Awards. El tema es la utilización del ladrillo que, como sueles hacer con los materiales, usas de modo poco convencional, como una celosía que filtra la luz y no como un material macizo y de separación.
“Yo lo veo como una membrana, no solo como una celosía o un elemento relacionado con la iluminación. Hay unas transparencias, una permeabilidad visual entre exterior e interior en una casa de 2,40 metros de fachada, con una relación muy estrecha con la calle que determina cómo te van a ver y cómo vas a ver tú la calle. Yo prefiero hablar de trabado cerámico más que de celosía, porque está montado con junta seca en su mayor parte”.