Clemátide: Te enseñamos a acodar la trepadora de moda
Es uno de los mejores aliados del paisajista, que trepa por las fachadas llenándolas de movimiento, belleza y color.
Está de moda y no es precisamente porque se trate de una planta fácil… La clemátide (Clematis) es, en general, una trepadora exigente en sus cuidados y muy caprichosa respecto a sus hábitos de vida. A veces, se marchita sin previo aviso; generalmente víctima de uno de esos virus de los vegetales. Además, quiere exposiciones más bien difíciles, sobre todo al sol-sombra, pero no le gusta nada sentir frío o calor en el cuello. Como consejo, cubre los pies de las clemátides con acolchados varios, de preferencia la hojarasca natural. Para preservar tus clemátides, nada mejor que efectuar la técnica multiplicativa del acodo, consistente en poner tallos bajos a enraizar sin separar de la planta madre. El método es muy seguro, divertido y propaga exactamente los caracteres que deseas respetar, por ejemplo las flores que te gustan de tu ejemplar favorito.
Desde la casa, a los muros perimetrales y los troncos de los árboles de mayor tamaño…, cualquier posibilidad es aceptada por esta plantita que detesta los climas extremos. Resultan fantásticos para las clemátides las zonas de inviernos poco rigurosos y veranos benignos.
En la fotografía, aparece una de las clemátides más populares en todo el mundo, se trata de la variedad Nelly Moser, con flores jaspeadas de lo más atractivo.
En la fotografía, aparece una de las clemátides más populares en todo el mundo, se trata de la variedad Nelly Moser, con flores jaspeadas de lo más atractivo.
El cultivo ideal de esta trepadora de altos vuelos es al sol-sombra. Tal vez esa definición casa a la perfección con situar tus clemátides a la umbría ligera de árboles altos, preferentemente caducifolios.
De esta manera, y manteniendo acolchada su base (observa la hojarasca a sus pies), el resultado debe ser óptimo.
Que no falte la humedad en ningún momento a la tierra de tus clemátides. No soporta los periodos de sequía. Tira las flores y se recupera mal.
De esta manera, y manteniendo acolchada su base (observa la hojarasca a sus pies), el resultado debe ser óptimo.
Que no falte la humedad en ningún momento a la tierra de tus clemátides. No soporta los periodos de sequía. Tira las flores y se recupera mal.
Al no contar en general con sistemas radiculares demasiado potentes (existen especies muy fuertes, como C. vitalba, pero no es lo normal), las clemátides se pueden asociar a otras especies trepadoras de características similares, como la rosa o el jazmín chino.
En la fotografía, vemos una bellísima Clematis jackmanni asociada a un rosal trepador Iceberg, de estupenda floración blanco virginal.
Mantén tu casa fresca sin recurrir al aire acondicionado
En la fotografía, vemos una bellísima Clematis jackmanni asociada a un rosal trepador Iceberg, de estupenda floración blanco virginal.
Mantén tu casa fresca sin recurrir al aire acondicionado
Para realizar un buen acodo de tus clemátides, debes seleccionar tallos vegetativos del año, que no hayan florecido en su extremo o ápice.
Deben estar situados en la base del ejemplar, en orden a poder colocarlos en recipientes sobre el suelo, sin que se produzcan quebraduras en el material a multiplicar.
Verifica, asimismo, que no hay presencia de parásitos ni enfermedades en el material a multiplicar escogido.
Deben estar situados en la base del ejemplar, en orden a poder colocarlos en recipientes sobre el suelo, sin que se produzcan quebraduras en el material a multiplicar.
Verifica, asimismo, que no hay presencia de parásitos ni enfermedades en el material a multiplicar escogido.
Introduce el tramo medio del tallo seleccionado en el sustrato de una maceta de tamaño mediano (25-30 cm de sección), a la que habrás colocado gravilla en el fondo hasta 4-5 cm para conseguir el mejor drenaje.
Para lograr el empotrado y solape del tallito y que no se mueva mientras se produce el enraizamiento, conviene que sujetes el acodo con estacas adecuadas, suaves y con pestaña sujetadora.
Necesitarás dos unidades para que no se produzcan roturas.
Para lograr el empotrado y solape del tallito y que no se mueva mientras se produce el enraizamiento, conviene que sujetes el acodo con estacas adecuadas, suaves y con pestaña sujetadora.
Necesitarás dos unidades para que no se produzcan roturas.
Como las clemátides son especies sarmentosas (trepadoras) con tallos muy flexibles que podrían arrastrar por el suelo y estropearse, debes entutorar (guiar con tutores, palitos, estaquitas…) el material.
El viburno: Belleza y polivalencia durante todo el año
Tras eso, comienza la temporada de cuidados del nuevo acodo, que siempre arranca con el primer riego, que hay que efectuar de modo muy fino y pulverizado, con regadera provista de alcachofa de tamiz estrecho.
Procura que el agua de riego no sea demasiado dura (con cal), ni contenga excesivo cloro.
El viburno: Belleza y polivalencia durante todo el año
Tras eso, comienza la temporada de cuidados del nuevo acodo, que siempre arranca con el primer riego, que hay que efectuar de modo muy fino y pulverizado, con regadera provista de alcachofa de tamiz estrecho.
Procura que el agua de riego no sea demasiado dura (con cal), ni contenga excesivo cloro.
Aquí tienes el trabajo realizado. Una nueva clemátide, acodada, entutorada, regada y colocada junto a su mamá (que en realidad es hermana siamesa).
Está solamente esperando el enraizamiento, a golpe de calor, agua y nutrientes del sustrato.
Está solamente esperando el enraizamiento, a golpe de calor, agua y nutrientes del sustrato.
Una vez conseguido el enraizamiento del acodo con el paso de la temporada, demostrado por el crecimiento del tallito de forma vigorosa, es en otoño cuando tocará cortar ese ‘cordón umbilical’ que le unía al ejemplar madre.
Después, una de dos, puedes disfrutar de tu nueva plantita en macetón o plantarlo en plena tierra del jardín.
En cualquier caso, habrás obtenido una nueva y deliciosa plantita, y, seguro, te habrás divertido de lo lindo.
Después, una de dos, puedes disfrutar de tu nueva plantita en macetón o plantarlo en plena tierra del jardín.
En cualquier caso, habrás obtenido una nueva y deliciosa plantita, y, seguro, te habrás divertido de lo lindo.
Los tallos son en los primeros años débiles y quebradizos, pero acaban consiguiendo potencia suficiente para resistirlo todo. El follaje, verde claro, es muy decorativo.