En Madrid, un jardín natural, biodiverso y sostenible
La dueña de este jardín quería un diseño que lo integrara en el paisaje. En Houzz ha encontrado al paisajista perfecto.
Uno de los paisajistas contemporáneos más influyentes, el neerlandés Piet Oudolf, afirma que en sus jardines busca la belleza a través de diseños ordenados que recuerden a la naturaleza. Lo que planteado de forma tan sintética parece sencillo, no es ni obvio ni, desde luego, fácil de ejecutar. Sin embargo, en este jardín de 3.000 m² de un chalé en Las Rozas, Madrid, Santiago Herrero de Egaña, de Paisajes Pensados, ha interpretado el paisaje sin grandilocuencia, transformándolo en un lugar más sostenible y biodiverso, que parece haber formado parte del lugar desde el principio.
Golf, encinas e increíbles puestas de sol
La primera vez que vio el jardín, Ana L. cuenta que lo que más le gustó fueron “las posibilidades que tenía; las vistas preciosas al campo de golf con sus colinas; la zona natural de las encinas de la parte trasera del jardín y la puesta de sol increíble”.
¿Verdad que todo suena de fábula? Pero el jardín original de este típico chalé madrileño de los años 70, de una sola planta, contaba con un par de aspectos desfavorables: una gran pendiente en la parte trasera de la casa y demasiada superficie de césped.
La primera vez que vio el jardín, Ana L. cuenta que lo que más le gustó fueron “las posibilidades que tenía; las vistas preciosas al campo de golf con sus colinas; la zona natural de las encinas de la parte trasera del jardín y la puesta de sol increíble”.
¿Verdad que todo suena de fábula? Pero el jardín original de este típico chalé madrileño de los años 70, de una sola planta, contaba con un par de aspectos desfavorables: una gran pendiente en la parte trasera de la casa y demasiada superficie de césped.
Sensibles con el entorno, los propietarios no querían separarse visualmente del campo de golf. En general, buscaban un jardín de aspecto natural, que necesitara poca agua y por el que disfrutaran paseando; en resumen: un proyecto que reinterpretara el espacio. Así, y entre otras muchas cosas que iremos detallando, se ha reducido la superficie de pradera en un 90 %, y donde antes había más de 2.000 m² de césped, ahora apenas hay 250.
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DESPUÉS: En primer lugar, en el acceso se ha diseñado una zona de arena y plantas autóctonas donde se pueden dejar los coches, pero que forma parte del jardín y se puede utilizar, por ejemplo, para montar una fiesta. “Es un lobby vegetal, no un garaje”, apunta Herrero de Egaña.
Un jardín de complicada topografía
Como decíamos, el jardín presentaba una topografía relativamente complicada. “Se trataba de un espacio con bastante pendiente, y las pendientes llevan al movimiento, no a la quietud –cuenta el paisajista. Era necesario modelar el terreno para encontrar el equilibrio entre los espacios de estancia y transición”.
Además, y sin renunciar a las vistas, había que lograr cierta intimidad. Como explica el profesional, la mayoría de las casas han levantado un muro, olvidándose del campo de golf. “Había que estudiar las visuales para disfrutar de intimidad, pero también de vistas. En algunos lugares del jardín, no sabes dónde empieza y dónde acaba”. Esto se ha conseguido con un truco de jardín francés, el ha-ha, un tipo de foso hundido, habitual en el siglo XVIII, que separa la zona de jardín del resto del campo. La idea consiste en cavar una zanja profunda, en cuyo lado interior se construye un murete de piedras o ladrillo.
Como decíamos, el jardín presentaba una topografía relativamente complicada. “Se trataba de un espacio con bastante pendiente, y las pendientes llevan al movimiento, no a la quietud –cuenta el paisajista. Era necesario modelar el terreno para encontrar el equilibrio entre los espacios de estancia y transición”.
Además, y sin renunciar a las vistas, había que lograr cierta intimidad. Como explica el profesional, la mayoría de las casas han levantado un muro, olvidándose del campo de golf. “Había que estudiar las visuales para disfrutar de intimidad, pero también de vistas. En algunos lugares del jardín, no sabes dónde empieza y dónde acaba”. Esto se ha conseguido con un truco de jardín francés, el ha-ha, un tipo de foso hundido, habitual en el siglo XVIII, que separa la zona de jardín del resto del campo. La idea consiste en cavar una zanja profunda, en cuyo lado interior se construye un murete de piedras o ladrillo.
DESPUÉS: Pese al importante movimiento de tierra, con el que se ha redefinido completamente la zona de jardín detrás de la casa, se ha mantenido gran parte de la vegetación.
“Sobre todo, buscábamos hacer un jardín con plantas autóctonas y sin tanto césped”, dice la dueña. La escalera de la imagen anterior conduce al huerto, que se adivina parcialmente en esta foto.
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Respeto por las encinas
“Se ha respetado mucho la zona trasera del jardín donde están las encinas, aunque sí se ha diseñado un círculo de césped (en la foto) que nos permite disfrutar de ellas. El resto ha cambiado radicalmente”, continúa la propietaria, que reconoce que le encanta pasar tiempo en este rincón disfrutando de los árboles.
“Se ha respetado mucho la zona trasera del jardín donde están las encinas, aunque sí se ha diseñado un círculo de césped (en la foto) que nos permite disfrutar de ellas. El resto ha cambiado radicalmente”, continúa la propietaria, que reconoce que le encanta pasar tiempo en este rincón disfrutando de los árboles.
Efectivamente, en la parte trasera se disfruta de un paisaje de monte propio de esta zona: un encinar entre el que se han diseñado varios recorridos; caminos que conducen a dos grandes plataformas de madera donde apropiarse del paisaje o relajarse leyendo un libro.
Este otro estrecho camino en rampa conduce a la parte ajardinada de la zona delantera de la casa desde donde los propietarios disfrutan de las bonitas puestas del sol.
Esta plataforma es “como un muelle que se prolonga hasta la casa”, comenta el profesional, que las entiende como elementos de unión; al contrario que las escaleras, que separan.
La piscina natural: la gran protagonista del nuevo jardín
”Para la piscina natural se ha movido mucha tierra que se ha llevado la zona del huerto”, cuenta el paisajista.
”Para la piscina natural se ha movido mucha tierra que se ha llevado la zona del huerto”, cuenta el paisajista.
La piscina está en la parte trasera de la casa, que era una zona más residual y donde no había una idea muy definida de lo que se quería.
Herrero de Egaña cuenta que decidió que estuviera aquí “para nivelar estéticamente el jardín y para que todo lo que tiene interés no estuviera un único lugar. En mi opinión, al diseñar un jardín, es importante generar sensación de constante descubrimiento”, afirma.
Herrero de Egaña cuenta que decidió que estuviera aquí “para nivelar estéticamente el jardín y para que todo lo que tiene interés no estuviera un único lugar. En mi opinión, al diseñar un jardín, es importante generar sensación de constante descubrimiento”, afirma.
Las piscinas naturales no llevan tratamiento de cloro. Son relativamente comunes en algunos países de Europa y entre sus ventajas está que se convierten en un foco de vida. “No son piscinas aptas para todos los clientes, pero a ellos sí les encajaba. Por otro lado, son piscinas que mueven más volumen de tierra que una normal porque cuentan con dos vasos: el de baño y el de depuración”, apunta el profesional.
Las plantas que están más cercanas a la piscina son de hoja perenne. “La composición vegetal cambia con las estaciones y en primavera y verano todo el entorno resulta espectacular”.
► Descubre un jardín sencillo y sugerente en Madrid, también diseñado por Santiago Herrero de Egaña
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Hay un punto donde algunas plantas, como los lirios, parecen caer sobre el agua.
Gran parte del encanto de esta piscina natural reside en que no existen las rígidas transiciones propias de una piscina normal. El bordillo, por ejemplo, es un camino para llegar a la isla donde están las tumbonas. Y ese camino tiene unas maderas que esconden los skimmers.
Gran parte del encanto de esta piscina natural reside en que no existen las rígidas transiciones propias de una piscina normal. El bordillo, por ejemplo, es un camino para llegar a la isla donde están las tumbonas. Y ese camino tiene unas maderas que esconden los skimmers.
“En realidad, esta piscina natural responde más la idea de una alberca –dice el profesional–; y su forma geométrica, a la petición de los clientes de nadar. Desde la plataforma se puede saltar a la piscina o caminar hasta la zona donde está el olivo.
Un huerto enraizado con el paisaje
Los propietarios cultivan diferentes frutas y hortalizas en el huerto, desde fresas a sandías o puerros.
Los propietarios cultivan diferentes frutas y hortalizas en el huerto, desde fresas a sandías o puerros.
“En un principio, la idea de los clientes era la de hacerse ellos mismos el huerto –dice Herrero de Egaña. Les comenté que era mejor que formase parte del recorrido y la composición del jardín. Además, debía estar en llano y contar con cuatro zonas para poder hacer rotaciones de cultivo. Estéticamente, es como el huerto de un convento; algo más antiguo, más enraizado con el paisaje”.
Cuando los puerros no se recogen a tiempo, dan paso a esta flor redonda llena de semillas para la próxima siembra.
Un jardín delicioso que cambia a medida que avanza el día
Decíamos antes que a la propietaria le encanta estar en el círculo de césped de la zona trasera mirando las encinas. También reconoce que disfrutan bañándose en la piscina, “con la sensación de estar en un río precioso entre flores, y de leer en la plataforma viendo las encinas del campo de golf y todo el horizonte y la puesta de sol”.
Ir cambiando de sitio dependiendo del clima y de la hora del día les parece especialmente agradable. “Hay zonas que son fresquitas en verano, por la mañana o por la tarde; y otras que en invierno son muy soleadas. Usamos mucho todo el jardín porque siempre hay algún rincón apetecible”.
► Disfruta de todas las fotos de este jardín
Decíamos antes que a la propietaria le encanta estar en el círculo de césped de la zona trasera mirando las encinas. También reconoce que disfrutan bañándose en la piscina, “con la sensación de estar en un río precioso entre flores, y de leer en la plataforma viendo las encinas del campo de golf y todo el horizonte y la puesta de sol”.
Ir cambiando de sitio dependiendo del clima y de la hora del día les parece especialmente agradable. “Hay zonas que son fresquitas en verano, por la mañana o por la tarde; y otras que en invierno son muy soleadas. Usamos mucho todo el jardín porque siempre hay algún rincón apetecible”.
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Para Herrero de Egaña, que durante el reportaje no se separó de un cuaderno de notas que usa para dibujar y tomar notas de las vistas y otros detalles de los jardines que diseña, este ha sido un proyecto apasionante. “Los clientes buscaban un paisajista que interpretase el espacio, que lo hiciera más sostenible y biodiverso. Es una sintonía que a veces no se da entre cliente y profesional, pero que en este caso sí ha existido”.
¿Y A TI?
¿Qué es lo que más te gusta de este fantástico jardín de estilo natural en Las Rozas, Madrid? Esperamos tus comentarios
¿Y A TI?
¿Qué es lo que más te gusta de este fantástico jardín de estilo natural en Las Rozas, Madrid? Esperamos tus comentarios
Quién vive aquí: Ana L. y su pareja: ambos profesores universitarios
Situación: Las Rozas, Madrid
Proyecto: Santiago Herrero de Egaña, de Paisajes Pensados
Superficie: 3.000 m²
Presupuesto: 100.000 € (aprox.)
Fotografía: Carla Capdevila / ©Houzz España 2022
Acudimos a fotografiar el jardín una calurosa tarde de finales de junio; justo después de la ola de calor que, inclemente, ha azotado la capital.
La propietaria, Ana L., que ha pedido que no se mencione su apellido, usó Houzz para contactar con el profesional y reconoce que la apuesta ha funcionado y que la relación ha sido fluida. “Antes compraba revistas de decoración, pero ahora siempre recurro a Houzz. Me gusta la cantidad de cosas que hay y cómo se presentan los artículos”, puntualiza.