Charlotte Perriand: La vida apasionante de una diseñadora única
Perriand es una de las figuras más destacadas del movimiento moderno y autora de diseños icónicos del siglo XX.
Desde muy joven, Charlotte Perriand se interesó por el diseño. Con 17 años ingresó en la Escuela de la Unión de las Artes decorativas de París, donde se centró en investigar sobre las posibilidades de los nuevos materiales. Sus primeras obras se inspiraban en los diseños de las bicicletas o de los primeros automóviles que empezaban a circular por París. Muy pronto se haría un nombre en el mundo del diseño y la arquitectura, algo inusual para una mujer en una profesión tradicionalmente dominada por hombres.
Bajo el título Charlotte Perriand: Inventing a New World, la Fundación Louis Vuitton de París le dedica una ambiciosa muestra que se puede ver hasta el próximo 24 de febrero de 2020 y que revela los detalles más destacados de su apasionante vida.
Bajo el título Charlotte Perriand: Inventing a New World, la Fundación Louis Vuitton de París le dedica una ambiciosa muestra que se puede ver hasta el próximo 24 de febrero de 2020 y que revela los detalles más destacados de su apasionante vida.
A partir de este momento, el mobiliario diseñado en el estudio de Le Corbusier comenzó a destacar. Perriand estudiaba con esmero la ergonomía y funcionalidad de los muebles, los nuevos materiales, como el acero y el cristal, además de la estética. Ella tuvo mucho que ver en la autoría de algunas piezas, como la mítica chaise longue LC4 o la butaca LC2. De hecho, la autoría de otras piezas como la silla LC7 (en la imagen), ya se le atribuye plenamente a ella, a pesar de seguir denominándose con las iniciales del arquitecto. En todas ellas, el tubo de acero fue el protagonista.
En 1937 dejó el estudio del arquitecto, en parte por diferencias políticas. Como miembro fundadora de la Asociación de Escritores y Artistas Revolucionarios (AEAR), empezó a viajar frecuentemente a países como Rusia o Japón, donde le sorprendió la II Guerra Mundial.
Con una Francia ocupada y una Europa en guerra, de repente se encontró viviendo en Indonesia y Vietnam. Allí tuvo contacto con el Movimiento Mingei, una corriente artística japonesa, y poco a poco empezó a plasmar esta influencia en sus diseños, interesándose por materiales orgánicos y naturales como el bambú o la madera.
Con una Francia ocupada y una Europa en guerra, de repente se encontró viviendo en Indonesia y Vietnam. Allí tuvo contacto con el Movimiento Mingei, una corriente artística japonesa, y poco a poco empezó a plasmar esta influencia en sus diseños, interesándose por materiales orgánicos y naturales como el bambú o la madera.
Tokyo
De esta etapa, destaca su reinterpretación de la chaise longue LC4, en la que sustituyó los tubos de acero por 12 láminas de bambú. Esta pieza icónica está editada hoy por Cassina y forma parte de su colección I Maestri. Se encuentra disponible, además de en su material original, en teka y en haya.
A su vuelta a París continuó con su creativa vida, trabajando como fotógrafa y arquitecta además de diseñadora. Como fotógrafa, destacan sus imágenes de la naturaleza, de la que era una apasionada. Como arquitecta, profundizó en la búsqueda y estudio de nuevas formas de habitar, una preocupación constante en su trabajo, lo que se tradujo en el desarrollo de viviendas modulares y prefabricadas.
A partir de 1950, y hasta el fin de su vida, trabajó en su estudio de París, donde siguió colaborando con grandes diseñadores y arquitectos de la época como Jean Prouvé, Lucio Costa y Oscar Niemeyer, entre otros. En la década de los 60, produjo su obra arquitectónica más relevante: unos apartamentos de montaña en la estación de ski de Les Arcs en Savoie. Para este complejo de viviendas, diseñó las sillas y taburetes Les Arcs.
A su vuelta a París continuó con su creativa vida, trabajando como fotógrafa y arquitecta además de diseñadora. Como fotógrafa, destacan sus imágenes de la naturaleza, de la que era una apasionada. Como arquitecta, profundizó en la búsqueda y estudio de nuevas formas de habitar, una preocupación constante en su trabajo, lo que se tradujo en el desarrollo de viviendas modulares y prefabricadas.
A partir de 1950, y hasta el fin de su vida, trabajó en su estudio de París, donde siguió colaborando con grandes diseñadores y arquitectos de la época como Jean Prouvé, Lucio Costa y Oscar Niemeyer, entre otros. En la década de los 60, produjo su obra arquitectónica más relevante: unos apartamentos de montaña en la estación de ski de Les Arcs en Savoie. Para este complejo de viviendas, diseñó las sillas y taburetes Les Arcs.
Su longeva vida –falleció en 1999– hizo posible que recibiera en vida un merecido reconocimiento, con una exposición de su obra en el Museo de las Artes Decorativas de París en 1985 y con la publicación en 1998 de su biografía titulada Charlotte Perriand: A Life of Creation. An Autobiography (The Monacelli Press, NY 2000). Un título muy apropiado para una vida en la que la discreción y el trabajo fueron su mejor aval para conseguir triunfar en un campo dominado hasta ese momento por hombres.
Su influencia y repercusión fue internacional, sobre todo gracias a la amplia difusión de la que gozaron sus obras y a sus largas estancias en Asia, donde el movimiento moderno tuvo gran repercusión en el diseño industrial.
5 diseñadoras que rompieron moldes en el siglo XX
Su influencia y repercusión fue internacional, sobre todo gracias a la amplia difusión de la que gozaron sus obras y a sus largas estancias en Asia, donde el movimiento moderno tuvo gran repercusión en el diseño industrial.
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En esta imagen podemos ver los taburetes Méribel y Berger, ambos diseñados para su chalé en Méribel, Francia. En el centro, se encuentran las mesas Pétalos (1951), uno de sus diseños más conocidos. Todas estas piezas están producidas hoy por Cassina.
Su generosidad y su disposición para el trabajo quedaron muy bien reflejadas en estas palabras: “La creatividad es espontánea, pero para preservar su frescura, mientras se busca su perfecta ejecución, necesita ser alimentada, enriquecida por todos los miembros del taller. No hay rivalidad, sólo sinergia”.
Charlotte Perriand dejó un amplio legado, del que todavía hoy podemos disfrutar en forma de muebles.
*Charlotte Perriand: Inventing a New World se puede ver en la Fundación Louis Vuitton de París hasta el 24 de febrero de 2020
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¿Conocías el trabajo de Charlotte Perriand? ¿Qué pieza te gusta más? Comparte tu opinión en los comentarios.
Charlotte Perriand dejó un amplio legado, del que todavía hoy podemos disfrutar en forma de muebles.
*Charlotte Perriand: Inventing a New World se puede ver en la Fundación Louis Vuitton de París hasta el 24 de febrero de 2020
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