Arquitectura
José Antonio Coderch: Arquitectura al servicio del hombre
Innovador sobre todo, de Coderch cabe destacar la arquitectura doméstica, tanto en vivienda unifamiliar como en bloque.
A raíz del proyecto de 10 viviendas desarrollado por el Estudio Vilablanch –inspirándose en un trabajo de Coderch que nunca llegó a realizarse y que hemos publicado recientemente– hemos indagado en la figura de José Antonio Coderch: un arquitecto que superó las imposiciones formales de la posguerra española y que buscó nuevas formas de modernidad. El autor de La casa más hermosa del mundo –citando el título de uno de los artículos más inspiradores que se pueden leer sobre Coderch, escrito por Enric González en el diario El País– se caracteriza por una obra que destaca por el uso de líneas curvas, volúmenes fragmentados y soluciones naturales y tradicionales adaptadas a la medida de las personas.
Nacido en Barcelona en 1913, Coderch estudia en la Escuela de Arquitectura de la misma ciudad –donde había estudiado Sert– y recibió clases de Josep Maria Jujol. Acabados sus estudios pasa dos años en Madrid, donde trabaja en las oficinas de Pedro Muguruza y Secundino Zuazo: maestros que combinaban el lenguaje historicista con planteamientos modernos. Después regresa a Barcelona y comienza su actividad junto con Manuel Valls, colaborador en la mayor parte de los proyectos a lo largo de toda su trayectoria.
Viviendas para el Instituto Social de la Marina, Barcelona
La trayectoria de ambos destaca sobre todo en la arquitectura doméstica, tanto en vivienda unifamiliar como en bloques de edificios. Sus primeras obras maestras son la Casa Ugalde (Caldes d’Estrac, 1951-1952) y las viviendas para el Instituto Social de la Marina (Barcelona, 1951-1954). Se trata de un edificio de viviendas situado en un pequeño solar en la esquina del paseo del puerto con una pequeña calle que se adentra en el antiguo barrio de pescadores.
Viviendas para el Instituto Social de la Marina, Barcelona
La trayectoria de ambos destaca sobre todo en la arquitectura doméstica, tanto en vivienda unifamiliar como en bloques de edificios. Sus primeras obras maestras son la Casa Ugalde (Caldes d’Estrac, 1951-1952) y las viviendas para el Instituto Social de la Marina (Barcelona, 1951-1954). Se trata de un edificio de viviendas situado en un pequeño solar en la esquina del paseo del puerto con una pequeña calle que se adentra en el antiguo barrio de pescadores.
A la dificultad de dar cabida en un terreno tan pequeño el programa requerido, Coderch responde con unas geometrías no ortogonales que permiten que todas las habitaciones tengan soleamiento y ventilación. El mobiliario se estudia con precisión para responder a las necesidades de las familias.
La innovación continúa en la fachada. Se toman elementos tradicionales, como las persianas de lamas, pero se tratan con un grado de abstracción que las convierte en un icono de modernidad. Las geometrías angulosas se transmiten al exterior, respondiendo así a la anodina trama urbana. La habitabilidad interior trasciende lo funcional o lo higiénico al llegar a la esquina, que se configura como un espacio lleno de luz.
Dicha esquina se transforma también en planta baja para adaptarse a las circulaciones peatonales de la ciudad, abrirse a la estrecha calle lateral y permitir un tránsito más fluido hacia el mar.
Viviendas en la calle Johann Sebastian Bach o edificio Catasús, Barcelona (1958-61)
Unos años más tarde, en un entorno diferente, y con más medios a su alcance, utiliza principios compositivos y materiales similares para proyectar un edificio canónico del habitar burgués de la segunda mitad de siglo. Las viviendas en la calle Johann Sebastian Bach, o edificio Catasús, se sitúan alineadas a una calle-corredor, separados de los edificios vecinos por pequeños jardines.
Unos años más tarde, en un entorno diferente, y con más medios a su alcance, utiliza principios compositivos y materiales similares para proyectar un edificio canónico del habitar burgués de la segunda mitad de siglo. Las viviendas en la calle Johann Sebastian Bach, o edificio Catasús, se sitúan alineadas a una calle-corredor, separados de los edificios vecinos por pequeños jardines.
La actitud de Coderch al actuar en la ciudad es casi siempre la de utilizar geometrías que se salgan de lo ortogonal. Asimismo, trata de trasladar las ventajas de la vivienda unifamiliar a la vivienda en altura. En este caso, el gran hallazgo son esas terrazas semiocultas por las persianas de lamas que añaden un volumen distintivo en el lugar y además crean un espacio intermedio de luz filtrada que pertenece a la ciudad y, al mismo tiempo, se aleja de ella.
La ciudad, que ya entonces entiende como hostil por el ruido y la contaminación, se filtra a través de este espacio intermedio en el que recae toda la carga plástica del proyecto. Las esquinas, una vez más, se desmaterializan en lo que es sin duda una declaración de intenciones frente a la ciudad.
Edificio Girasol, Madrid (1964-66)
Esta estrategia se lleva al extremo en el edificio de viviendas Girasol, situado en pleno barrio de Salamanca. Frente a las geometrías ortogonales y rígidas, introduce la curva y las formas fluidas de forma que cada vivienda busca el mejor soleamiento; de ahí el nombre del edificio.
Esta estrategia se lleva al extremo en el edificio de viviendas Girasol, situado en pleno barrio de Salamanca. Frente a las geometrías ortogonales y rígidas, introduce la curva y las formas fluidas de forma que cada vivienda busca el mejor soleamiento; de ahí el nombre del edificio.
Frente a la uniformidad de la ciudad, busca la identificación de cada vivienda individual. Como en el edificio Catasús, los ascensores llegan directamente a cada vivienda, y éstas se separan de la ciudad mediante un corredor, una calle semiprivada.
Como siempre, la cuidada elección de materiales añade una sensibilidad incluso táctil a un esquema claro e incluso tan radical como éste. Nuevamente aparece la madera y las celosías para crear espacios intermedios entre la ciudad y la vivienda.
Como siempre, la cuidada elección de materiales añade una sensibilidad incluso táctil a un esquema claro e incluso tan radical como éste. Nuevamente aparece la madera y las celosías para crear espacios intermedios entre la ciudad y la vivienda.
Cada vivienda parece independiente de las demás, con sus propias terrazas aisladas del resto.
Edificios Trade, Barcelona (1966-68)
Hasta muy avanzada su trayectoria no tuvo Coderch la oportunidad de realizar edificios significativos más allá del ámbito doméstico. Eso sí, en cada oportunidad realizó obras que figuran como referencia dentro de su tipología, como los edificios Trade (Barcelona, 1966-1968), el Instituto Francés (Barcelona, 1972-1975), el Centro Técnico de Seat (Martorell, 1973) o la Ampliación de la Escuela de Arquitectura (Barcelona, 1978).
Los edificios Trade son un conjunto de cuatro torres de oficinas unidas por un basamento de servicios comunes. La respuesta a la ciudad y a la densa vía circulatoria vecina es la de la forma curva, ameboide en este caso, que evita las vistas directas y que crea interesantes espacios intermedios y perspectivas inusuales en la ciudad.
Hasta muy avanzada su trayectoria no tuvo Coderch la oportunidad de realizar edificios significativos más allá del ámbito doméstico. Eso sí, en cada oportunidad realizó obras que figuran como referencia dentro de su tipología, como los edificios Trade (Barcelona, 1966-1968), el Instituto Francés (Barcelona, 1972-1975), el Centro Técnico de Seat (Martorell, 1973) o la Ampliación de la Escuela de Arquitectura (Barcelona, 1978).
Los edificios Trade son un conjunto de cuatro torres de oficinas unidas por un basamento de servicios comunes. La respuesta a la ciudad y a la densa vía circulatoria vecina es la de la forma curva, ameboide en este caso, que evita las vistas directas y que crea interesantes espacios intermedios y perspectivas inusuales en la ciudad.
El problema de recubrir de vidrio una superficie curva sin recurrir a tecnologías extremadamente caras y complicadas –sobre todo en la época– se resuelve utilizando piezas iguales, perfectamente planas y rectangulares. De esta forma, el convencional muro cortina se transforma en una piel de escamas de vidrio que produce interesantes reflejos y dota de una característica única al conjunto.
Viviendas del Banco Urquijo, Barcelona, (1967-72)
En los dos últimos bloques de viviendas que realizó, Coderch recurre a otra de sus estrategias predilectas: la descomposición volumétrica. Se trata de una estrategia que utiliza de forma recurrente en sus viviendas unifamiliares, pero que habitualmente no podía utilizar en la ciudad debido a la escasez de terreno y a las normativas urbanísticas que favorecen la ciudad compacta.
En las viviendas del Banco Urquijo (Barcelona, 1967-1972) muestra claramente sus ideas sobre la habitabilidad de la ciudad. En lugar del bloque único de gran altura que estaba previsto, construye seis bloques de menor altura. Además, en lugar de ser monolíticos, los descompone hacia la calle en retranqueos sucesivos.
En los dos últimos bloques de viviendas que realizó, Coderch recurre a otra de sus estrategias predilectas: la descomposición volumétrica. Se trata de una estrategia que utiliza de forma recurrente en sus viviendas unifamiliares, pero que habitualmente no podía utilizar en la ciudad debido a la escasez de terreno y a las normativas urbanísticas que favorecen la ciudad compacta.
En las viviendas del Banco Urquijo (Barcelona, 1967-1972) muestra claramente sus ideas sobre la habitabilidad de la ciudad. En lugar del bloque único de gran altura que estaba previsto, construye seis bloques de menor altura. Además, en lugar de ser monolíticos, los descompone hacia la calle en retranqueos sucesivos.
De esta forma, la imagen hacia la ciudad es más fragmentada y amable, gracias al uso de la madera y el ajardinamiento de los espacios intermedios creados –aquí no existen las altas vallas que ocultan las vistas y destruyen el entorno urbano que, por desgracia, se ven en los edificios de alrededor–.
Interiormente recupera la idea de tratar la vivienda en altura como si se tratase de unifamiliar, con vistas diagonales a la calle, contacto con la naturaleza y espacios singulares como el salón entre dos terrazas, como si se encontrara en un jardín privado.
Interiormente recupera la idea de tratar la vivienda en altura como si se tratase de unifamiliar, con vistas diagonales a la calle, contacto con la naturaleza y espacios singulares como el salón entre dos terrazas, como si se encontrara en un jardín privado.
Viviendas en las Cocheras de Sarrià, Barcelona (1968-73)
En este proyecto, Coderch sigue una estrategia similar, pero en un entorno de mayor densidad. En lugar de tres edificios de 18 plantas, como estaba previsto, Coderch propone la construcción de otros de siete plantas, para adaptarse a las construcciones existentes en el barrio. Los bloques se descomponen con sucesivos retranqueos, esta vez en las cuatro fachadas, dando lugar a una ciudad más abierta y variada. La fragmentación le permite conjugar tipologías diferentes de viviendas que van desde estudios hasta pisos de seis dormitorios, sin que la composición general se resienta.
En este proyecto, Coderch sigue una estrategia similar, pero en un entorno de mayor densidad. En lugar de tres edificios de 18 plantas, como estaba previsto, Coderch propone la construcción de otros de siete plantas, para adaptarse a las construcciones existentes en el barrio. Los bloques se descomponen con sucesivos retranqueos, esta vez en las cuatro fachadas, dando lugar a una ciudad más abierta y variada. La fragmentación le permite conjugar tipologías diferentes de viviendas que van desde estudios hasta pisos de seis dormitorios, sin que la composición general se resienta.
El espacio público es una preocupación tan importante como la propia vivienda. En planta baja se abren espacios comerciales y de oficina, retranqueados desde la alienación oficial para aumentar el espacio peatonal en la calle. Los espacios entre edificios se tratan como intermedios entre lo público y lo privado. En este caso se recurre simplemente al uso del ladrillo como material, pero con una plasticidad en la formación de los volúmenes y las terrazas que, en combinación con las sombras, da al conjunto una gran potencia visual.
No se puede entender la obra de José Antonio Coderch sin mencionar la tipología de vivienda unifamiliar, donde se concentra la trayectoria más avanzada y coherente de todo el siglo XX en España. Entre sus muchos ejemplos en esta tipología se encuentran obras maestras absolutas como las casas Ugalde, Catasús, Ballvé, Olano, Rozés, Tàpies, Uriach o Gili.
La preocupación de Coderch por la habitabilidad de los espacios le llevó al diseño de algunas piezas que se integraban en sus obras y que fueron posteriormente comercializadas. Se trata de pocas piezas pero que suponen hitos del diseño industrial del siglo XX. Tenemos en primer lugar las chimeneas Capilla y Polo (en la Casa Tàpies en la primera fotografía del artículo) y sobre todo la lámpara Disa, formada por láminas de madera –o metacrilato– dobladas para formar un globo construido a partir de palas que no llegan a cerrarse totalmente. La fuente lumínica nunca llega a verse directamente: la luz se cuela por las rendijas y traspasa las finas láminas de madera. La lámpara, comercializada por la empresa Tunds, simboliza a la perfección las virtudes de la arquitectura de su autor: una solución sencilla, elegante e ingeniosa que produce un resultado cálido y humano, moderno y al mismo tiempo intemporal.
Lámpara Coderch: Un farolillo de láminas de madera y tres tonos de luz
CUÉNTANOS…
¿Conocías el trabajo de Coderch? ¿Has estado en alguna de sus casas? Comparte tu opinión en la sección de comentarios.
Lámpara Coderch: Un farolillo de láminas de madera y tres tonos de luz
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La obra de Coderch (Barcelona, 1913-1984) se caracteriza por la búsqueda de geometrías menos radicales y por el empleo de materiales o soluciones naturales y tradicionales de forma abstracta pero dirigida a la construcción del lugar. Se trata de una revisión del movimiento moderno que le lleva a formar parte de los últimos CIAM –a propuesta de Josep Lluís Sert– y del Team X, con figuras internacionales como Aldo van Eyck, Alison y Peter Smithson o Giancarlo de Carlo.
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