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Antes y después: Un silo metálico en Montana convertido en hogar
Descubre la renovación de esta estructura industrial, convertida ahora en una vivienda idílica, abierta y llena de luz.
Las praderas de Great Falls en Montana, Estados Unidos, han cautivado siempre a la profesora de arte, ahora jubilada, Kate Morris. Un día, mientras conducía por los verdes y ondulados paisajes, soñó en convertir en su hogar uno de esos silos metálicos de forma cónica. Tras recibir en herencia 150 hectáreas de pradera decidió que era el momento de comenzar a dar forma a su sueño. Adquirió un silo de gran tamaño, lo llevó a su propiedad… y derribó una pared. “Como soy artista, pensé que podría construir una casa yo misma. Fue una idea de locos”, comenta.
DESPUÉS: el diseño de Pancheau ha conservado intacta la esencia de la estructura mediante la creación de una caja flotante en el interior, cuyos laterales sobresalen para aprovechar las increíbles vistas que ofrece este entorno.
La plataforma que se extiende desde el salón es un buen lugar para observar los pájaros migratorios que sobrevuelan las reservas de las inmediaciones.
La plataforma que se extiende desde el salón es un buen lugar para observar los pájaros migratorios que sobrevuelan las reservas de las inmediaciones.
El silo tiene unos 11 metros de diámetro y su estructura está formada por ocho anillos metálicos.
Pancheau casi se desmaya de la ilusión cuando Morris le comentó que quería una pasarela para la entrada que conectara una colina con el espacio de la segunda planta. “Es el encargo soñado por cualquier arquitecto”, afirmó. “En muy raras ocasiones tienes la oportunidad de hacer algo como un puente. Es práctico, bonito y una gran oportunidad para trabajar con el lugar”.
Debido a los fuertes vientos de la zona, tenía que proteger la entrada, así que realizó una abertura en el silo y creó una entrada encastrada con los laterales pintados en amarillo.
“Si eres un invitado que viene por la colina, es como un faro que reconoces de inmediato como la entrada”, afirma.
Para el color exterior, Pancheau se fijó en el logo del gran fabricante de silos MFS. Este llamativo logo amarillo puede verse en una parte de la entrada. Pancheau usó el mismo color para acentuar todas las aperturas al exterior.
Pancheau casi se desmaya de la ilusión cuando Morris le comentó que quería una pasarela para la entrada que conectara una colina con el espacio de la segunda planta. “Es el encargo soñado por cualquier arquitecto”, afirmó. “En muy raras ocasiones tienes la oportunidad de hacer algo como un puente. Es práctico, bonito y una gran oportunidad para trabajar con el lugar”.
Debido a los fuertes vientos de la zona, tenía que proteger la entrada, así que realizó una abertura en el silo y creó una entrada encastrada con los laterales pintados en amarillo.
“Si eres un invitado que viene por la colina, es como un faro que reconoces de inmediato como la entrada”, afirma.
Para el color exterior, Pancheau se fijó en el logo del gran fabricante de silos MFS. Este llamativo logo amarillo puede verse en una parte de la entrada. Pancheau usó el mismo color para acentuar todas las aperturas al exterior.
Dentro del silo, se puede ver cómo el espacio habitable está conformado por una caja aislada dentro de la estructura metálica. Las escaleras descienden a un espacio inacabado, donde Morris tiene un estudio de arte. También hay un baño acondicionado, un lavadero y una sala técnica.
“Nunca antes había estado dentro de un silo”, afirma Pancheau. “Es bastante llamativo; muy sencillo y práctico. Su espacio interior es espectacular: con sólo poner una cama en el nivel más bajo, el espacio quedaría precioso tal y como está. Lo que en realidad queríamos era conservar la sensación de estar dentro de un silo”, explica.
“Encontrar un silo lo suficientemente grande ha sido difícil”, comenta Morris, “pero encontrar alguien que construyera una casa dentro fue más difícil todavía”. De nuevo, la casualidad hizo acto de presencia un día en el que se encontraba en una tienda de materiales de construcción mostrando los planos a un empleado. Tom Skovron, un constructor de la zona, apareció por allí y el empleado le preguntó si se sentía capaz de construir la casa del silo. “Cuando era pequeño construí más de 300 silos”, comentó Skovron. “Pero seguro que nunca has construido una casa dentro”, le apunto Morris.
“Encontrar un silo lo suficientemente grande ha sido difícil”, comenta Morris, “pero encontrar alguien que construyera una casa dentro fue más difícil todavía”. De nuevo, la casualidad hizo acto de presencia un día en el que se encontraba en una tienda de materiales de construcción mostrando los planos a un empleado. Tom Skovron, un constructor de la zona, apareció por allí y el empleado le preguntó si se sentía capaz de construir la casa del silo. “Cuando era pequeño construí más de 300 silos”, comentó Skovron. “Pero seguro que nunca has construido una casa dentro”, le apunto Morris.
Para la cocina, Morris tenía la idea de una isla con bastante espacio de almacenaje. “Resulta más funcional y limpia, además de tener unos cajones maravillosos, que me gustan más que los armarios”, afirma.
Ella se inclinaba más por el acero inoxidable, pero encontró este verde intenso a la venta, que combinaba con los tonos verdes de las tulipas de cristal que había realizado para las lámparas. Morris también hizo los azulejos del salpicadero.
Una ventana conecta la cocina con el dormitorio y permite que la luz de la mañana entre e ilumine la chapa metálica ondulada interior de la pared del silo.
Armarios: Ikea
Ella se inclinaba más por el acero inoxidable, pero encontró este verde intenso a la venta, que combinaba con los tonos verdes de las tulipas de cristal que había realizado para las lámparas. Morris también hizo los azulejos del salpicadero.
Una ventana conecta la cocina con el dormitorio y permite que la luz de la mañana entre e ilumine la chapa metálica ondulada interior de la pared del silo.
Armarios: Ikea
Los suelos son de OSB con un acabado en poliuretano al agua que la propia Morris aplicó. Todavía se pueden apreciar las marcas estampadas originales que destacan en la terminación de la madera.
Morris, que se dedicó a la fabricación de muebles durante unos años, realizó la mesa del comedor con una pieza de madera contrachapada y dos caballetes.
Tras la ventana situada a la derecha de la nevera se encuentra la puerta principal, de manera que quien accede a la casa puede disfrutar de vistas directas a la casa y al prado.
Tras la ventana situada a la derecha de la nevera se encuentra la puerta principal, de manera que quien accede a la casa puede disfrutar de vistas directas a la casa y al prado.
La pared con ventanas cerca de la mesa del comedor da hacia el interior de las paredes del silo.
De noche, con las luces del estudio encendidas, el efecto es especialmente sorprendente.
El salón se vuelca al paisaje. Con ventanas a ambos lados, podemos disfrutar de vistas panorámicas del prado y el embalse; Morris conservó varios tipos de truchas en el estanque para poder pescar.
Las sillas Diamond de estilo vintage –diseñadas por Harry Bertoia en 1951 y que edita Knoll– las adquirió en una subasta de una librería local.
Las sillas Diamond de estilo vintage –diseñadas por Harry Bertoia en 1951 y que edita Knoll– las adquirió en una subasta de una librería local.
El solado de corcho del baño tiene un diseño y un tono similar a los suelos de OSB del resto de la casa.
Morris creó los azulejos de la ducha. A la derecha se puede apreciar la pared curva del silo, desde donde sobresale una pequeña ventana.
Morris creó los azulejos de la ducha. A la derecha se puede apreciar la pared curva del silo, desde donde sobresale una pequeña ventana.
Borrador inicial que Pancheau realizó para planificar el posible diseño del silo.
Boceto con el que Pancheau comenzó a trabajar el concepto de los elementos que sobresalen.
ANTES: aunque esta foto se hizo durante la construcción, el tejado cónico del silo permanece intacto. Una escalera servía para desplazarse hasta la parte superior del salón y poder disfrutar de las vistas.
DESPUÉS: El padre de Morris compró el terreno cuando se jubiló. “Mi madre le dijo que hiciera algo con el dinero, así que publicó un anuncio en el que decía que buscaba una propiedad en la que poder cazar y pescar”, nos cuenta Morris. Alguien respondió al anuncio y le ofreció la propiedad, que estaba a unos 30 minutos en coche del lugar en el que el padre y la madre de Morris vivían por entonces. “Visitaba a diario la propiedad hasta que falleció”, afirma Morris. “Todos los días, después de comer, cogía a su perro y se iba a pescar, a hacer jardinería o simplemente a pasear, y sobre las 17:00 volvía a casa para su hora del martini. Los vecinos decían que sabían qué hora era por su estricto horario”.
Un día normal en la vida de Morris consiste en levantarse de la cama al amanecer, prepararse una taza de café y sentarse en la isla de la cocina. Después, coge a sus dos perros y da un paseo con ellos por el prado y vuelve a su estudio para centrarse en sus obras de arte. Por la tarde, vuelve a dar un paseo con sus perros. Al volver se relaja en su balcón degustando un martini y viendo la puesta de sol. Llama al balcón “el embarcadero” porque se extiende hacia la pradera, que los lugareños conocen como el océano. “Los inmigrantes europeos que viajaban al oeste comparaban la inmensidad de los prados con el océano y llamaban a sus carros ‘las goletas del prado’”, dice Morris.
Por la noche, se sienta en el salón y teje (no tiene televisión), y muchas veces se tumba a mirar las estrellas. “Desde aquí es increíble”, afirma, “las puedes ver todas y cada una de ellas”.
Estos han sido, uno por uno, los costes del proyecto:
Architecto: Nick Pancheau, de
Collaborative Design Architects
Construcción: Tom Skovron
Puedes ver más fotos de esta casa aquí
Por la noche, se sienta en el salón y teje (no tiene televisión), y muchas veces se tumba a mirar las estrellas. “Desde aquí es increíble”, afirma, “las puedes ver todas y cada una de ellas”.
Estos han sido, uno por uno, los costes del proyecto:
- Silo de 11 m de diámetro y 8 anillos de altura aprox. con escalera de 6 metros: unos 10.000 €
- Instalación: unos 8.000 €
- Arquitecto: 8.000 € (tarifa reducida)
- Proyecto: unos 150.000 €
- Electrodomésticos, encimeras, muebles, etc.: unos 17.000 €
Architecto: Nick Pancheau, de
Collaborative Design Architects
Construcción: Tom Skovron
Puedes ver más fotos de esta casa aquí
Quién vive aquí: Kate Morris, profesora de arte jubilada
Situación: Great Falls, Montana, Estados Unidos
Superficie: 84 metros cuadrados; 1 dormitorio, 2 baños
Autor: El arquitecto de la obra fue su alumno en primaria
ANTES: el silo metálico llevaba en este lugar bastante tiempo. Después de que Morris se jubilara como profesora, y tras un par de años dedicados a cuidar de su hermano mayor, la casualidad llamó a su puerta. Su sueño lo iba a hacer realidad Nick Pancheau, un arquitecto al que tuvo de alumno en primaria y del que el hermano pequeño de Morris había oído hablar. Ella le explicó por teléfono lo que tenía en mente para el silo y él aceptó.