Visita privada: Color y diseño en un ático en Valencia
La casa del interiorista Gil Viana es un singular piso que él ha reformado. La terraza, un oasis tropical, tiene 30 m².
Gil lleva 15 años viviendo en España. Nació en Brasil y cuenta que se quedó en Valencia por pura casualidad, al conocer a su actual pareja. Formado en dirección y administración de empresas, ahora trabaja como interiorista desarrollando su gran pasión: decorar hogares. Su ático en el centro de Valencia es un buen ejemplo de su estilo ecléctico, lleno de color y, por qué no, un poco tropical… como su país de origen.
El piso de Gil está en la última planta de un edificio de los años 50, junto a la Gran Vía de Valencia. Al entrar, lo primero que llama la atención es la luz; recibidor, salón y cocina se encuentran en una sola estancia diáfana y rectangular, con techos altos y grandes ventanales a ambos extremos.
Los toques de color en las paredes y los objetos decorativos contribuyen a generar una atmósfera alegre, casi festiva.
Los toques de color en las paredes y los objetos decorativos contribuyen a generar una atmósfera alegre, casi festiva.
En el recibidor vemos la lámpara Shakti, de Kundalini, flanquedada por dos pufs de Missoni.
El suelo de toda la casa es un porcelánico imitación madera en acabado haya, que aporta calidez. “En otras casas hemos tenido parqué, pero necesita mucho mantenimiento cuando tienes una mascota. Este pavimento tiene una textura muy agradable y es cálido como la madera”, dice.
Encuentra aquí ideas para crear el recibidor perfecto
El suelo de toda la casa es un porcelánico imitación madera en acabado haya, que aporta calidez. “En otras casas hemos tenido parqué, pero necesita mucho mantenimiento cuando tienes una mascota. Este pavimento tiene una textura muy agradable y es cálido como la madera”, dice.
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Frente a la entrada, está uno de los rincones favoritos de Gil: el sofá Lagune en piel de Roche Bobois que adquirió hace más de 10 años junto al ventanal de la terraza y la pared pintada con franjas blancas y negras.
Hay plantas por toda la casa; en la foto, una palmera sobre un macetero XXL diseñado por Teresa Sapey para Vondom.
¿Quieres ver el impresionante piso de la arquitecta e interiorista Teresa Sapey en Madrid?
Hay plantas por toda la casa; en la foto, una palmera sobre un macetero XXL diseñado por Teresa Sapey para Vondom.
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Gil considera fundamental el uso del color en la decoración, así como la mezcla de estilos –siempre y cuando esa mezcla responda a las vivencias de cada uno. “Me encanta coleccionar piezas de diseño. En realidad, son objetos personales que he adquirido con el tiempo y que hablan de mí, haciendo que mi hogar tenga alma”, dice Gil, sentado en el sofá de Bo Concept con cojines de Missoni, de cuyos estampados se declara un auténtico fan. Al fondo, se adivinan el comedor y la cocina.
En el centro de la zona de día está la mesa de comedor (en la imagen). Las seis sillas
negras son el modelo Grand Prix de Fritz Hansen, diseño de Marc Jacobs; las dos verdes son las Hi Pad, de Jasper Morrison para Capellini. En suspensión, podemos ver la lámpara Tam Tam de Marset; sobre la mesa, bombonera de Fornasetti.
¿Qué tener en cuenta a la hora de elegir las sillas del comedor?
negras son el modelo Grand Prix de Fritz Hansen, diseño de Marc Jacobs; las dos verdes son las Hi Pad, de Jasper Morrison para Capellini. En suspensión, podemos ver la lámpara Tam Tam de Marset; sobre la mesa, bombonera de Fornasetti.
¿Qué tener en cuenta a la hora de elegir las sillas del comedor?
El salón está lleno de objetos decorativos de diseño. “Soy un contemporáneo clásico. Me gusta mucho el diseño moderno, pero siempre mezclarlo con cosas antiguas y crear atmósferas”, confiesa Gil.
En la imagen, por fin conocemos a Halley, el cocker de los dueños; sobre la mesa de televisión una lámpara Shogun de Artemide; en la pared, los icónicos platos de Fornasetti.
En la imagen, por fin conocemos a Halley, el cocker de los dueños; sobre la mesa de televisión una lámpara Shogun de Artemide; en la pared, los icónicos platos de Fornasetti.
En el salón de Gil se celebran habitualmente reuniones con amigos. Esta pareja tiene mucha vida social. En la imagen, lámpara Valentino, de Metalarte. “Un clásico que ya no se fabrica”, añade Gil.
Tener una chimenea es una rareza en la ciudad de Valencia, pero Gil y Manuel la disfrutan mucho en invierno. La suya es de bioetanol, no de leña, con el aspecto de una chimenea tradicional. A los lados, dos sillas DCW, de los Eames, y la mesita Cute Cut, de Roche Bobois.
De la zona de estar accedemos a la terraza, de 30 m² y con vistas al centro de la ciudad. Su orientación norte es ideal para el clima Valenciano –solo recibe el sol de la mañana. Las dos sillas verdes son el modelo Panton, de Vitra.
Las sillas Acapulco también encuentran su sitio en esta terraza, poblada de plantas tropicales y mediterráneas. En ella conviven la buganvilla, las kentias, las costillas de Adán, orejas de elefante y algún cactus. El pavimento de este espacio es porcelánico con acabado madera adaptado para exteriores.
ANTES: Al tirar los tabiques que compartimentaban la actual estancia principal de la casa, salieron a la luz las vigas de hormigón estructurales. “En un principio, pensamos en dejarlas desnudas o revestirlas de madera; finalmente, las pintamos de blanco”, cuenta Gil. Estas vigas dividen las zonas de estar, comedor y cocina del espacio diáfano. En la imagen, una vista desde la entrada.
Los techos originales, decorados con molduras y de 3 metros, se rebajaron hasta los 2,85 m: “no pudimos recuperarlos porque estaban en mal estado, así que colocamos un falso techo lo más alto posible”, dice el interiorista.
Los techos originales, decorados con molduras y de 3 metros, se rebajaron hasta los 2,85 m: “no pudimos recuperarlos porque estaban en mal estado, así que colocamos un falso techo lo más alto posible”, dice el interiorista.
DESPUÉS: La ventana de la cocina, situada en uno de los extremos de la zona de día, da a un gran patio de manzanas; tiene vistas abiertas y luz todo el día. Buscando el minimalismo en esta zona, el interiorista prefirió ocultar todos los elementos visibles, como la campana y los armarios –los electrodomésticos quedan escondidos tras paneles lacados en blanco sin tiradores.
En la cocina, esta silla de los años 50, descatalogada, de Fritz Hansen, es otra de las joyas de coleccionista de Gil Viana. En la pared, él mismo ha creado una composición con dos platos de estilo pop de Marilyn enmarcados por un marco de espejo vintage. “Disfruto creando objetos decorativos de mi propia cosecha”, confiesa.
Plano del ático con la distribución tras la reforma; la casa tiene dos dormitorios, un despacho y dos baños
A las áreas privadas se accede a través de un pasillo que parte de la cocina y que vemos decorado con las clásicas golondrinas de cerámica de Manises: un objeto muy cotizado últimamente que Gil adquirió en la tienda Simple, de Valencia. Al fondo, la entrada a la habitación principal, que incorpora detalles de franjas negras y blancas, a juego con la pared que vimos en el salón
Como explica Viana, en el dormitorio principal había un pilar que complicaba la ubicación de la cama. Optó por construir dos pilares falsos que, junto al verdadero, sirven para enmarcar la cama y hacen las veces de estanterías decorativas.
Desde el dormitorio principal se accede al baño-vestidor, como vemos en la imagen a la izquierda.
Desde el dormitorio principal se accede al baño-vestidor, como vemos en la imagen a la izquierda.
Aquí es donde el exceso y el lujo cobran fuerza, en un espacio coronado por una lámpara de cristal. En el medio de la doble pila, vemos una pequeña escultura de Jaime Hayón para Lladró.
Sorprende que el vestidor de Gil y de Manuel, hecho a medida, esté en el baño. Se trata de una ingeniosa idea que aprovecha los laterales de la zona de lavabo para colocar estantes repletos de zapatos, trajes y camisas, totalmente, a la vista.
El no tener puertas en los armarios no les genera ningún problema: “el baño tiene instalado un ventilador que evita que se concentre la humedad y estropee la ropa”, dice Gil.
El no tener puertas en los armarios no les genera ningún problema: “el baño tiene instalado un ventilador que evita que se concentre la humedad y estropee la ropa”, dice Gil.
Tanto la zona del inodoro, como la de la ducha, tiene este revestimiento de gresite negro de Porcelanosa; el suelo es el mismo que en el resto de la casa, porcelánico imitación madera, en este caso con tratamiento antihumedad.
Más reformas llenas de buenas ideas en la sección ‘Antes y después’ de la Revista Houzz España
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Quién vive aquí: El interiorista Gil Viana; Manuel, su pareja; y su perro cocker, Halley
Situación: Valencia
Superficie: 150 metros cuadrados más 30 de terraza
Presupuesto: 65.000 € (mobiliario aparte)
Fotografía: María Mira
El piso estaba muy compartimentado; tenía cuatro habitaciones y la salida a la terraza estaba desaprovechada. “Queríamos espacios diáfanos, sin apenas tabiques y donde no se vieran los pilares. De hecho, los que hay ahora están ocultos o camuflados”, explica Gil, que posa para la foto en la zona de estar. “Hicimos la obra en solo cuatro meses” –cuenta. Lo primero fue tirar tabiques para que la luz recorriera la zona de día de norte a sur”. Tras la reforma, el estar queda al norte, más fresco, y la cocina al sur, “siendo un espacio muy agradable en invierno”, cuenta el interiorista brasileño.