Arquitectura
La casa sin género: Una reflexión (diferente) sobre cómo vivimos
Hablamos con dos arquitectas sobre cómo una vivienda flexible se adapta mejor a los roles de hoy en día.
El hogar es nuestro primer lugar de socialización y, en ocasiones sin darnos cuenta, donde desarrollamos nuestras conductas de género. Por idílica que pudiera resultar la idea, los espacios que lo componen no son neutros sino que, a menudo, dividen, jerarquizan e incluso condicionan las relaciones entre las personas que los habitan. Que la casa sea reflejo de un modo de vida igualitario, sin jerarquías ni desigualdades, es posible si se tienen en cuenta una serie de criterios.
Expertas consultadas:
Marta Fonseca, arquitecta de la cooperativa Col.lectiu Punt6
Zaida Muxí, arquitecta, profesora de la escuela de arquitectura ETSAB - UPC y codirectora del Laboratorio de la Vivienda Sostenible
Expertas consultadas:
Marta Fonseca, arquitecta de la cooperativa Col.lectiu Punt6
Zaida Muxí, arquitecta, profesora de la escuela de arquitectura ETSAB - UPC y codirectora del Laboratorio de la Vivienda Sostenible
Zaida Muxí es arquitecta y con la ayuda de la Generalitat de Cataluña ha podido publicar el documento Recomendaciones para una vivienda no jerárquica ni androcéntrica. “Las casas continúan repitiendo estructuras jerárquicas y rígidas de la familia nuclear patriarcal. Se refleja, entre otras cosas, en la nula consideración que tiene el trabajo del hogar y sus necesidades, tareas que siguen siendo, esencialmente, responsabilidad de las mujeres”, cuenta Muxí.
Incorporar la composición de nuevos grupos de convivencia –no solo los de una familia nuclear esquematizada en padre, madre y dos hijos / hijas–, tener en cuenta patrones diferentes de temporalidad, añadir necesidades espaciales como un lugar para trabajo remunerado o dar lugar a cambios de comportamiento para que las tareas individuales puedan realizarse colectivamente son solo algunas de las posibilidades que se abren mediante la toma de conciencia de nuestro hábitat.
Veamos cómo los roles de género pueden ser más flexibles, modificando aspectos estructurales y hábitos en las viviendas.
Incorporar la composición de nuevos grupos de convivencia –no solo los de una familia nuclear esquematizada en padre, madre y dos hijos / hijas–, tener en cuenta patrones diferentes de temporalidad, añadir necesidades espaciales como un lugar para trabajo remunerado o dar lugar a cambios de comportamiento para que las tareas individuales puedan realizarse colectivamente son solo algunas de las posibilidades que se abren mediante la toma de conciencia de nuestro hábitat.
Veamos cómo los roles de género pueden ser más flexibles, modificando aspectos estructurales y hábitos en las viviendas.
1. La cocina, abierta pero segregada
La cocina, territorio tradicionalmente reservado a la mujer, es una de las estancias claves para conseguir, como reclama el Col.lectiu Punt6, “que la casa sea el reflejo de un modo de vida compartido y corresponsable, sin jerarquías ni desigualdades”.
“La mujer continúa siendo la reina de la casa –que vendiera la publicidad ya desde después de la II Guerra Mundial– en un espacio cada vez más sofisticado y tecnológico, pero que no elimina ni modifica las responsabilidades a menudo exclusivas de la misma sobre lo doméstico”, afirma Muxí.
Para corregir esta situación, la cocina ha de tener una forma y distribución que facilite el trabajo compartido y que haga visibles las tareas –especialmente la preparación de la comida y la limpieza. “Así se promueve la inclusión y la corresponsabilidad de todos los habitantes de la casa en las tareas cotidianas”, dice Fonseca.
La cocina, territorio tradicionalmente reservado a la mujer, es una de las estancias claves para conseguir, como reclama el Col.lectiu Punt6, “que la casa sea el reflejo de un modo de vida compartido y corresponsable, sin jerarquías ni desigualdades”.
“La mujer continúa siendo la reina de la casa –que vendiera la publicidad ya desde después de la II Guerra Mundial– en un espacio cada vez más sofisticado y tecnológico, pero que no elimina ni modifica las responsabilidades a menudo exclusivas de la misma sobre lo doméstico”, afirma Muxí.
Para corregir esta situación, la cocina ha de tener una forma y distribución que facilite el trabajo compartido y que haga visibles las tareas –especialmente la preparación de la comida y la limpieza. “Así se promueve la inclusión y la corresponsabilidad de todos los habitantes de la casa en las tareas cotidianas”, dice Fonseca.
No obstante, teniendo en cuenta que la situación es aún la que es y que no vivimos en una realidad idílica, y pese a la tendencia actual a unir cocina y comedor –de forma que también se elimine el comedor ‘señorial’, que es un vestigio de otros tiempos y acaba siendo un espacio muerto en la vivienda–, Muxí recomienda que la cocina y el comedor no sean un único espacio en los casos en los que éste último esté unido al salón.
“Cuando se da la situación, tan común todavía, de que la mujer es la responsable de las tareas relacionadas con la cocina, esta distribución no le permite tener un lugar de ocio como el resto de la familia. En ese caso, para ella el lugar del descanso y del trabajo es solo uno. Por eso, cuando se opte por un salón, comedor y cocina integrados, sería recomendable que la cocina se pudiera unir o segregar temporalmente”, apunta Muxí.
“Cuando se da la situación, tan común todavía, de que la mujer es la responsable de las tareas relacionadas con la cocina, esta distribución no le permite tener un lugar de ocio como el resto de la familia. En ese caso, para ella el lugar del descanso y del trabajo es solo uno. Por eso, cuando se opte por un salón, comedor y cocina integrados, sería recomendable que la cocina se pudiera unir o segregar temporalmente”, apunta Muxí.
2. El lavadero, necesario
Una ‘falsa liberación’ de las tareas domésticas es la progresiva desaparición del lavadero –principalmente por falta de metros y avalada por la noción de que la tecnificación de las tareas hacían innecesario este espacio–. El resultado real es que esta situación, a menudo, da lugar a procesos más fatigosos e incómodos para el hogar en los que la ropa, en sus distintas fases, circula por la casa sin un espacio propio.
En este sentido, en el taller La casa sin género se habló de la importancia de “prever espacios para el ciclo de la ropa, que sean visibles y accesibles a todos los miembros de la unidad familiar”. También han de ser lo más funcionales posibles para que no resulte una tarea tediosa que nadie quiere hacer y que, preferiblemente, cuente con espacios exteriores para el secado.
Ideas para contar con una zona de lavado en casa
Una ‘falsa liberación’ de las tareas domésticas es la progresiva desaparición del lavadero –principalmente por falta de metros y avalada por la noción de que la tecnificación de las tareas hacían innecesario este espacio–. El resultado real es que esta situación, a menudo, da lugar a procesos más fatigosos e incómodos para el hogar en los que la ropa, en sus distintas fases, circula por la casa sin un espacio propio.
En este sentido, en el taller La casa sin género se habló de la importancia de “prever espacios para el ciclo de la ropa, que sean visibles y accesibles a todos los miembros de la unidad familiar”. También han de ser lo más funcionales posibles para que no resulte una tarea tediosa que nadie quiere hacer y que, preferiblemente, cuente con espacios exteriores para el secado.
Ideas para contar con una zona de lavado en casa
Como las viviendas cada vez son más reducidas, la idea de un cuarto de lavado y plancha que cumpla todas estas características puede parecer inviable… aunque a menudo se trata, tan solo, de darle una vuelta a espacios que creemos inamovibles –más por costumbre y prejuicio que por lógica.
La arquitecta del Col.lectiu Punt 6 plantea la opción de colocar esta zona en el baño y no en la cocina, como se ha estado haciendo. “Es más lógico atendiendo a los factores de proximidad con los armarios y el proceso que sigue la ropa desde que la usamos hasta que la ponemos a lavar”, afirma Fonseca. Mientras que la localización en la cocina solo atiende a una mayor concentración de tareas en el terreno tradicionalmente relegado a la mujer.
De nuevo, se impone una reflexión para, en la próxima reforma de nuestro baño, plantearnos la inclusión de una zona de lavado en el mismo.
La arquitecta del Col.lectiu Punt 6 plantea la opción de colocar esta zona en el baño y no en la cocina, como se ha estado haciendo. “Es más lógico atendiendo a los factores de proximidad con los armarios y el proceso que sigue la ropa desde que la usamos hasta que la ponemos a lavar”, afirma Fonseca. Mientras que la localización en la cocina solo atiende a una mayor concentración de tareas en el terreno tradicionalmente relegado a la mujer.
De nuevo, se impone una reflexión para, en la próxima reforma de nuestro baño, plantearnos la inclusión de una zona de lavado en el mismo.
3. Los armarios, al pasillo
¿Cuántas peleas familiares podríamos ahorrarnos si cada miembro de la familia tuviera acceso directo a su ropa y enseres –independientemente de sus capacidades y facultades–? Facilitar el orden en casa no sólo hace más ligero el trabajo doméstico, sino que evita innecesarias tensiones y estrés, sobre todo con personas dependientes a cargo.
Muxí plantea la posibilidad de que los armarios de los dormitorios se ubiquen en un pasillo o distribuidor cuando sea posible. “No sólo aumenta la superficie útil de las habitaciones, sino también su versatilidad en términos de amplitud y disposición del mobiliario”, explica.
¿Cuántas peleas familiares podríamos ahorrarnos si cada miembro de la familia tuviera acceso directo a su ropa y enseres –independientemente de sus capacidades y facultades–? Facilitar el orden en casa no sólo hace más ligero el trabajo doméstico, sino que evita innecesarias tensiones y estrés, sobre todo con personas dependientes a cargo.
Muxí plantea la posibilidad de que los armarios de los dormitorios se ubiquen en un pasillo o distribuidor cuando sea posible. “No sólo aumenta la superficie útil de las habitaciones, sino también su versatilidad en términos de amplitud y disposición del mobiliario”, explica.
4. Los espacios, siempre elásticos y flexibles
Sabemos que las necesidades de espacio cambian en función de los ciclos de vida –edad de los habitantes; si hay niños pequeños o personas dependientes a cargo–. Pero las habitaciones, desgraciadamente, no lo hacen con nosotros. Como solución, todas las estancias deberían tener “superficies y cualidades similares de iluminación, asoleamiento, ventilación y accesibilidad”, dice Fonseca. De este modo, añade la arquitecta, “no se establecen privilegios ni jerarquías entre los habitantes de la casa”. Y eso, llevaría a poder hacer cambios equitativos y, en consecuencia, menos problemáticos en sus usos.
Por lo demás, los sistemas de distribución flexibles, con paneles correderos que hagan las veces de muros móviles, ayudan a compartimentar los espacios con facilidad según el momento y la situación vital.
Casas Houzz: Coderch inspira una vivienda flexible y adaptable
Sabemos que las necesidades de espacio cambian en función de los ciclos de vida –edad de los habitantes; si hay niños pequeños o personas dependientes a cargo–. Pero las habitaciones, desgraciadamente, no lo hacen con nosotros. Como solución, todas las estancias deberían tener “superficies y cualidades similares de iluminación, asoleamiento, ventilación y accesibilidad”, dice Fonseca. De este modo, añade la arquitecta, “no se establecen privilegios ni jerarquías entre los habitantes de la casa”. Y eso, llevaría a poder hacer cambios equitativos y, en consecuencia, menos problemáticos en sus usos.
Por lo demás, los sistemas de distribución flexibles, con paneles correderos que hagan las veces de muros móviles, ayudan a compartimentar los espacios con facilidad según el momento y la situación vital.
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5. Baño para todos
Considerado por muchos como ‘el último refugio’ en el conjunto de la vivienda, el baño también tiene un papel importante en una casa igualitaria. Los populares baños en suite constituyen un punto sensible, porque restringen su uso.
“El baño, o los baños, han de ser accesibles a todos: a quienes viven en la casa y a los visitantes. Interesa que estén subdivididos para facilitar su uso simultáneo y que integren otros usos, como el de lavandería que mencionábamos anteriormente”, cuenta Fonseca.
La distribución en cabinas independientes e incluso la extracción de piezas como el lavamanos –que en otros momentos de la historia estuvo en otros lugares de la casa– es una opción que plantea Muxí en sus ‘Recomendaciones’ como algo más aconsejable que “dos baños completos que no permitan usos múltiples”.
Considerado por muchos como ‘el último refugio’ en el conjunto de la vivienda, el baño también tiene un papel importante en una casa igualitaria. Los populares baños en suite constituyen un punto sensible, porque restringen su uso.
“El baño, o los baños, han de ser accesibles a todos: a quienes viven en la casa y a los visitantes. Interesa que estén subdivididos para facilitar su uso simultáneo y que integren otros usos, como el de lavandería que mencionábamos anteriormente”, cuenta Fonseca.
La distribución en cabinas independientes e incluso la extracción de piezas como el lavamanos –que en otros momentos de la historia estuvo en otros lugares de la casa– es una opción que plantea Muxí en sus ‘Recomendaciones’ como algo más aconsejable que “dos baños completos que no permitan usos múltiples”.
Son cuestiones todas ellas que invitan a que miremos nuestro hogar con otros ojos, más críticos y menos condicionados por la costumbre o el status quo. No solo podemos resolver conflictos de convivencia con ellos sino que, a efectos prácticos, también puede tener ventajas añadidas.
“El hecho de que una vivienda tenga una estructura lo menos jerárquica posible puede hacer que sea más fácil venderla, alquilarla o cederla: se adaptará mejor a los ciclos vitales de las personas. Hasta el momento, el mercado no ha tenido en cuenta esta cuestión”, apunta Fonseca. Pero siempre hay una primera vez para todo…
CUÉNTANOS…
¿Habías pensado alguna vez que el diseño de un hogar puede ayudar a modificar roles de género? Comparte tu opinión con nosotros en la sección de comentarios
“El hecho de que una vivienda tenga una estructura lo menos jerárquica posible puede hacer que sea más fácil venderla, alquilarla o cederla: se adaptará mejor a los ciclos vitales de las personas. Hasta el momento, el mercado no ha tenido en cuenta esta cuestión”, apunta Fonseca. Pero siempre hay una primera vez para todo…
CUÉNTANOS…
¿Habías pensado alguna vez que el diseño de un hogar puede ayudar a modificar roles de género? Comparte tu opinión con nosotros en la sección de comentarios
El Col.lectiu Punt6 y el Laboratorio de la Vivienda del Siglo XXI de Politécnica de Cataluña (UPC) abordaron hace un par de años este interesante debate que ahora recuperamos en un taller denominado La casa sin género.
Sobre cómo la configuración de la vivienda ha influido e influye en la división de papeles entre hombres y mujeres –con sus jerarquías implícitas y a menudo poco visibles–, todos estamos interesados, más aún hoy en una sociedad que debe seguir avanzando rápidamente hacia la completa igualdad entre hombre y mujer. Para eso asistimos en 2016 al taller La casa sin género, organizado con motivo de la exposición –ya clausurada– Otras arquitecturas, en CaixaForum Barcelona.
Marta Fonseca, arquitecta e integrante del Col.lectiu Punt6 –cooperativa que trabaja la arquitectura y el urbanismo desde la perspectiva de género– fue la conductora de este evento que buscaba visibilizar las diferencias de género y los roles sociales y culturales que deberían promover cambios en la vivienda actual o la búsqueda de alternativas. “Las viviendas tienden a esquematizar las actividades en su interior. Con este taller hemos buscado visibilizar los roles sociales y culturales relativos al género, porque su transformación puede promover cambios en la vivienda actual”.
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