Arquitectura
Arquitectura: Cuatro casas que desafían los límites del diseño
Situadas al filo de acantilados y bosques, estas viviendas incorporan la emoción de estos límites naturales a su forma.
Cualquier arquitecto que tenga ante sí un informe técnico del diseño de un proyecto y un terreno edificable suele prestar especial atención a su perímetro en busca de inspiración para encontrar soluciones arquitectónicas integradoras. Estos límites, reales e imaginarios, son lugares singularmente atractivos para crear y construir. Y, con frecuencia, en ese territorio fronterizo se halla el origen de la forma del edificio, de sus materiales…
Estos cuatro proyectos transitan estos límites invitando a la reflexión. Algunos argumentarán que plantean riesgos innecesarios. Pero está en la propia naturaleza de la arquitectura desafiarnos a ver el mundo de un modo diferente. El proceso de diseño obliga a los arquitectos a filtrar muchas ideas y restricciones: legislación de seguridad, estándares de construcción profesionales, normativas locales de edificación y directrices ambientales. Además, los arquitectos tienen que satisfacer las necesidades de los clientes, cumplir sus deseos y respetar sus presupuestos. Estos diseños sobresalen no sólo por su capacidad de priorizar la seguridad de los residentes, sino también porque son capaces de destacar a su vez la espectacularidad y el peligro de estos terrenos expuestos.
Estos cuatro proyectos transitan estos límites invitando a la reflexión. Algunos argumentarán que plantean riesgos innecesarios. Pero está en la propia naturaleza de la arquitectura desafiarnos a ver el mundo de un modo diferente. El proceso de diseño obliga a los arquitectos a filtrar muchas ideas y restricciones: legislación de seguridad, estándares de construcción profesionales, normativas locales de edificación y directrices ambientales. Además, los arquitectos tienen que satisfacer las necesidades de los clientes, cumplir sus deseos y respetar sus presupuestos. Estos diseños sobresalen no sólo por su capacidad de priorizar la seguridad de los residentes, sino también porque son capaces de destacar a su vez la espectacularidad y el peligro de estos terrenos expuestos.
El acantilado. El enfoque de esta casa de campo vacacional en la costa de Nueva Escocia (Canadá) revela, intencionadamente, muy poco. El gris plateado del revestimiento de cedro se mimetiza con las formas graníticas, el mar gris y el cielo apagado. El cubo y la terraza-mirador exterior, de líneas simples, prima la vista y el espacio sin ornamento ni énfasis en las formas. La casa armoniza con el entorno que la rodea de austeras casetas de pescadores construidas con madera de cedro y erosionadas por los rigores de la intemperie. Sólo cuando se accede al interior se es realmente consciente de la altura del terreno en el que se asienta esta construcción a orillas del océano. La mitad de la casa se yergue sobre un escarpado desnivel en una imagen que se resume en su nombre: The Cliff House, la casa del acantilado. La planta interior inferior y el espacio principal de la vivienda se abren a una vista irresistible del horizonte, de la abrupta topografía y del mar.
La casa suaviza la conmoción que provoca este espacio. Enmarca las vistas, perfila el horizonte y desafía la gravedad. Todo, con un respeto que concede primacía al entorno. Por este respeto se explica la elección de su estructura de acero increíblemente ligera, casi imposible, soportada por unas bases de hormigón de diseño específico en las que se asienta el cubo de cedro que contiene el abovedado espacio habitable.
Las ventanas de la sala de estar ofrecen una completa panorámica de 180 grados y desde el loft superior —la zona de dormitorio— se disfruta de unas vistas más amplias de la cara del acantilado paralela a la costa.
Las exigencias estructurales se cumplen con la misma franqueza que caracteriza a toda la composición. La estructura de acero parece necesaria, pero también efímera, como un trípode o una torre de observación de incendios. Su belleza radica en su utilidad. Da la impresión de que se puede plegar, guardar y cambiar de sitio en cualquier momento.
Las exigencias estructurales se cumplen con la misma franqueza que caracteriza a toda la composición. La estructura de acero parece necesaria, pero también efímera, como un trípode o una torre de observación de incendios. Su belleza radica en su utilidad. Da la impresión de que se puede plegar, guardar y cambiar de sitio en cualquier momento.
La estructura interior comparte una visión práctica similar, sin elementos recargados. El armazón estructural básico de acero se basa en un diseño preparado para resistir las cargas tanto horizontales como verticales y da forma al sistema de vigas. El esqueleto, sin aislamiento, se reviste con un entablado de listones de madera alineados en diagonal y reafirma los montantes para evitar la fatiga.
Si se mira a la sala de estar desde el loft, sólo se alcanza a ver el terreno que queda muy por debajo de la casa y no el mar, al contrario de lo esperado. Una sorpresa. Por eso su interior ofrece una vivencia extraordinariamente rica en tan solo unos 90 metros cuadrados totales.
Si se mira a la sala de estar desde el loft, sólo se alcanza a ver el terreno que queda muy por debajo de la casa y no el mar, al contrario de lo esperado. Una sorpresa. Por eso su interior ofrece una vivencia extraordinariamente rica en tan solo unos 90 metros cuadrados totales.
El conjunto se resuelve en una edificación que prima su condición limítrofe y la festeja marcando el contraste de sus características. Colgar la casa en el borde del acantilado crea una experiencia de profundidad y acentúa la capacidad de apreciar los elementos que componen su entorno. Haberlo logrado sin traspasar los límites de las infinitas restricciones normativas es aún más admirable.
La ensenada. Este refugio de fin de semana se asienta en la intersección de una pradera con la linde del bosque y disfruta de una amplia panorámica del estrecho de Puget, en Washington (Estados Unidos). La arquitectura se nutre de su precisa posición limítrofe en el paisaje para ir desvelando las interrelaciones conforme se recorre la casa.
El acceso es informal y establece desde el primer instante la sensación de descubrimiento presente en todo el proyecto. La diversidad de experiencias que nos aguardan en este reducido espacio no puede ser más inspiradora. La puerta principal, tal como muestra la imagen, es una evocación directa del bosque.
El acceso es informal y establece desde el primer instante la sensación de descubrimiento presente en todo el proyecto. La diversidad de experiencias que nos aguardan en este reducido espacio no puede ser más inspiradora. La puerta principal, tal como muestra la imagen, es una evocación directa del bosque.
Ya en el interior, la vista se amplía y la línea divisoria entre el bosque y el agua se difumina completamente. El espacio habitable ha ganado en espectacularidad con un diseño en voladizo, que hace avanzar la estancia hacia la naturaleza que la rodea.
Casas Houzz: Disfrutar de las encinas y la puesta del sol
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Aquí, en la sala de estar principal, es donde se percibe plenamente el entorno en toda su dimensión. El paño de cubierta flotante ayuda a orientar la mirada hacia el bosque.
Los arquitectos han jugado con los volúmenes sólidos de las paredes y translúcidos del acristalado para desarrollar una velada sensación de cobijo. En estos espacios, te sientes protegido y, a la vez, expuesto.
Los arquitectos han jugado con los volúmenes sólidos de las paredes y translúcidos del acristalado para desarrollar una velada sensación de cobijo. En estos espacios, te sientes protegido y, a la vez, expuesto.
La fusión de seguridad y estética es un aspecto intencionado y perseguido en el diseño. La barandilla se integra hasta casi desaparecer de la vista.
Este escondite se sirve de elementos arquitectónicos, como la amplia azotea, para amplificar su condición limítrofe y enmarcar con una intención diferente la perspectiva del terreno. Si subimos, atravesamos la cubierta y nos asomamos a su terraza-mirador, la línea del horizonte cambia y se pierde toda sensación de la casa que tenemos bajo nuestros pies. Te quedas solo, arropado por los árboles, mirando al estrecho. Estos simples gestos adquieren su mayor significado en una vivienda pequeña.
El lago. Este proyecto se fundamenta por igual en la emoción y en la arquitectura. El aproximadamente kilómetro y medio que se recorre hasta llegar a la casa se convierte en un viaje que atraviesa múltiples espacios.
Se cruza, por ejemplo, un barranco sobre una pasarela flanqueada por barandillas de cables tensados. El sendero desciende por la colina hasta llegar a un pequeño espacio de reunión y al cobertizo del embarcadero a orillas del lago.
En la misma orilla del lago está la parte baja del cobertizo, suspendida sobre el agua. La carpintería y la metalistería, así como los detalles delicadamente trabajados traen a la memoria las artes de la construcción de embarcaciones. En enfoque predispone al observador a mirar al agua, no a la arquitectura. Como en el proyecto anterior, se vive el contraste entre el espacio abierto y la impresión de solidez, de volumen.
En el interior, esta ventana enmarca un pequeño farol de base metálica. Detalles como este reflejan el aprecio por la artesanía, por la creación de un espacio singular.
No cuesta imaginar la luz de la ventana cuando los días se acortan y las noches te atrapan: una suerte de faro sobre el lago que enlaza la línea divisoria creada por la mano humana entre el interior y el exterior.
No cuesta imaginar la luz de la ventana cuando los días se acortan y las noches te atrapan: una suerte de faro sobre el lago que enlaza la línea divisoria creada por la mano humana entre el interior y el exterior.
La estructura es ligera (los arquitectos se refieren a ella con la palabra zapatero, por el nombre del pequeño insecto fluvial), colgada delicadamente sobre la superficie del agua. Los arquitectos han empleado un armazón de acero –por su rigidez estructural y esbelta apariencia– que recuerda a las estructuras de los embarcaderos. Los paneles apantallados de las caras norte y este del espacio habitable en la planta superior son abatibles y se abren para crear un trampolín improvisado. Cuando se levantan, la ya de por sí etérea estructura parece desaparecer entre la arboleda.
Este es un lugar para relajarse, nadar y experimentar la esencia de la frontera entre la tierra y el agua. Reside en los límites de lo informal y lo formal, de lo artesano y lo utilitario.
Descubre la sección ‘Casas singulares’ de la Revista Houzz España
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La puesta de sol. Esta casa está situada en un terreno de la rocosa costa de Nueva Escocia. Un lugar muy expuesto e implacable, pero al tiempo un enclave privilegiado. La vivienda se alza sobre un afloramiento granítico en el que los propietarios se sentaban a menudo a ver la puesta de sol antes de que la vivienda se construyera.
Aquí, la condición de límite indiscutible ha sido la que ha dado forma a la casa, igual que el hielo ha ido tallando la línea costera de esta zona glacial. Con su aspecto de tejado, la edificación, azotada por las olas, se eleva ante la vista mientras desaloja el agua que recibe en cada embate. Sus líneas cortadas son el resultado del continuo ciclo de heladas y deshielo del clima local, donde cualquier saliente solo invita a la acumulación de hielo. Sin olvidar el oleaje del Atlántico, responsable de la forma de las aletas de hormigón que componen los cimientos en disposición perpendicular a la orilla.
En este entorno marino, la resistencia es un concepto clave. Es más fácil invitar a que la acción del oleaje siga su curso debajo de la estructura que diseñar un dique para contenerla. Visualmente, las aletas me recuerdan a los parales donde descansan las embarcaciones y la casa, al casco de un barco.
En este entorno marino, la resistencia es un concepto clave. Es más fácil invitar a que la acción del oleaje siga su curso debajo de la estructura que diseñar un dique para contenerla. Visualmente, las aletas me recuerdan a los parales donde descansan las embarcaciones y la casa, al casco de un barco.
Al llegar, nos recibe la vista del mar de poniente, que enmarca el límite entre la edificación y el entorno. Te desarma el contraste sin sutilezas entre la escala de la casa y la inmensidad del mar.
Es aquí donde se empieza a apreciar la paleta de materiales inspirada por los grises azulados y desgastados específicos de este emplazamiento. Los laterales de modesto metal corrugado, elegido por su durabilidad, hacen pensar en las planchas utilizadas en los cascos de las embarcaciones. La madera de cedro, un material de construcción habitual en la zona, resiste a la descomposición de forma natural. Si queda expuesta a la acción del sol y el aire salino, se vuelve plateada rápidamente. El hormigón ancla la construcción y emula al granito circundante.
Es aquí donde se empieza a apreciar la paleta de materiales inspirada por los grises azulados y desgastados específicos de este emplazamiento. Los laterales de modesto metal corrugado, elegido por su durabilidad, hacen pensar en las planchas utilizadas en los cascos de las embarcaciones. La madera de cedro, un material de construcción habitual en la zona, resiste a la descomposición de forma natural. Si queda expuesta a la acción del sol y el aire salino, se vuelve plateada rápidamente. El hormigón ancla la construcción y emula al granito circundante.
En el interior del lineal espacio habitable, la fachada norte y la fachada oeste quedan completamente expuestas al Atlántico, mientras que la orientada al este causa un efecto de solidez, de cobijo, de arraigo. Esta sólida pared marca su propio límite interno entre los espacios de servicio, como el almacenaje, armarios o baños, y los privados. La fidelidad a un estricto principio de orden en el interior otorga a la ocupación mínima del austero interior la máxima eficiencia funcional.
La paleta de materiales del interior también es una abstracción del mar y la tierra, caso del hormigón pulido. Los colores neutros de las paredes adoptan los colores del entorno, como el del sol al ponerse o el gris oscuro de una tormenta próxima.
La paleta de materiales del interior también es una abstracción del mar y la tierra, caso del hormigón pulido. Los colores neutros de las paredes adoptan los colores del entorno, como el del sol al ponerse o el gris oscuro de una tormenta próxima.
Toda la esquina noroeste de la vivienda se ha vaciado radicalmente para dar forma a una solana exterior con la orientación idónea para capturar el sol del atardecer. Los espacios que no están ni en el interior ni completamente en el exterior crean una rica gama de momentos especiales. El techo de la solana exterior –más bajo por la habitación interior construida encima de este espacio– contrasta con el de la sala de estar, de mayor altura. Este techo más bajo fuerza a perder la mirada en el paisaje, de modo que esta espectacular estancia exterior se antoja todavía más expuesta.
El interior, con una iluminación cálida que se asemeja a la luz de los faroles, describe con sencillez el ordenamiento de los espacios interiores: las áreas donde se desarrolla la actividad durante el día están acristaladas. Por otro lado, las zonas destinadas a los dormitorios, las vistas de los rasgos específicos del paisaje se han controlado cuidadosamente.
Los arquitectos han incorporado un inteligente mecanismo de grandes paneles deslizantes que cubren las paredes acristaladas los días de tormenta. La flexibilidad de su diseño permite que la edificación se adapte a la cambiante meteorología.
Los arquitectos han incorporado un inteligente mecanismo de grandes paneles deslizantes que cubren las paredes acristaladas los días de tormenta. La flexibilidad de su diseño permite que la edificación se adapte a la cambiante meteorología.
Su condición limítrofe también ha supuesto la creación de un sistema estructural diseñado para resistir el castigo de los vendavales en los flancos de la casa. El apuntalamiento es simple y directo. Una abrazadera en ángulo evita que la estructura de acero sufra sacudidas por efecto del viento y las esquinas reforzadas transfieren las cargas a las columnas y, finalmente, de vuelta a los cimientos, fijados al granito.
La casa en sí es un microcosmos que refleja la condición limítrofe del terreno, de apertura y cobijo, en el que la tierra equivale a seguridad: un refugio que te protege del mar. Irradia una profunda compresión de las fuerzas que han moldeado este entorno y las reconoce y plasma en el diseño.
Aunque es una relación incierta. Creo que por eso la valoro tanto: por su audacia. ¿Situarías una casa aquí? Puede que sí o puede que no.
¿Dudo de su seguridad? En absoluto. El mero hecho de que se haya construido es la prueba de que se han superado los complejos desafíos a los que se han enfrentado los arquitectos. Satisfacer las necesidades y los deseos de un cliente, sus preocupaciones estéticas y su presupuesto, los estándares de diseño profesionales, la legislación ambiental, la normativa urbanística municipal y las disposiciones reglamentarias en materia de seguridad no es fácil.
En mi opinión, esta casa es un ejemplo claro de las posibilidades de una arquitectura diseñada para habitar la condición limítrofe.
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Aunque es una relación incierta. Creo que por eso la valoro tanto: por su audacia. ¿Situarías una casa aquí? Puede que sí o puede que no.
¿Dudo de su seguridad? En absoluto. El mero hecho de que se haya construido es la prueba de que se han superado los complejos desafíos a los que se han enfrentado los arquitectos. Satisfacer las necesidades y los deseos de un cliente, sus preocupaciones estéticas y su presupuesto, los estándares de diseño profesionales, la legislación ambiental, la normativa urbanística municipal y las disposiciones reglamentarias en materia de seguridad no es fácil.
En mi opinión, esta casa es un ejemplo claro de las posibilidades de una arquitectura diseñada para habitar la condición limítrofe.
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