Visita privada: Una casa con dos salones para una familia de seis
El reconocido diseñador gráfico Ibán Ramón nos enseña su hogar, donde vive con su mujer y sus cuatro hijos.
Ibán Ramón cuenta con una larga trayectoria de la que, quizá, cabe destacar un hito: su diseño del cartel de las Fallas de 2016, un trabajo que marcó un importante cambio en el estilo de cartelería de estas populares fiestas. En todo caso, en Houzz tenemos debilidad por la serie de carteles que realizó en 2015 para los talleres y cursos de Arquilecturas. Además, destacan colaboraciones con marcas como Point o Gandiablasco, y este año su obra ha sido reconocida con diferentes premios de prestigio, como los Laus, los premios ADCV o el Type Directors Club de Nueva York.
Ibán vive con su pareja, la arquitecta Sonia Rayos, y sus cuatro hijos en el barrio de Ruzafa, Valencia. Su hogar es un reflejo de sus pasiones: el diseño gráfico, la fotografía y los descubrimientos y antigüedades de rastro.
Ibán vive con su pareja, la arquitecta Sonia Rayos, y sus cuatro hijos en el barrio de Ruzafa, Valencia. Su hogar es un reflejo de sus pasiones: el diseño gráfico, la fotografía y los descubrimientos y antigüedades de rastro.
“En cuanto los niños se van a la cama, Sonia y yo venimos aquí a relajarnos o a leer. No tenemos televisión. Ellos saben que este espacio es de relajación y que en esta zona no tienen que hacer ruido”, dice Ibán.
Sobre un mueble antiguo de mercadillo, la pieza House Bird, de los Eames para Vitra.
Houzz TV: Descubre los vídeos de las mejores casas
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“Nos gustó esta casa porque estaba en buen estado y había muchos elementos originales interesantes. Entre Sonia y yo hicimos el proyecto de la reforma. Sobre todo fue un trabajo de redistribución para conseguir más luz natural, ya que la casa estaba muy compartimentada y era oscura. Sin embargo, ahora es realmente luminosa”, explica Ibán.
Mesita auxiliar realizada a partir de un cajón de imprenta de mercadillo.
Mesita auxiliar realizada a partir de un cajón de imprenta de mercadillo.
Las molduras y el rosetón son originales. “Para resolver la unión de las molduras de diferentes habitaciones las unimos y rellenamos el hueco donde antes estaba el muro con un retal de alguna de las paredes que se tiraron –cuenta Ibán–. Hay muchas cosas que yo en una casa moderna nunca haría, pero que en esta casa sí tienen sentido”, dice.
Sillón blanco Holy Day, de Jean-Marie Massaud para Viccarbe.
Sillón blanco Holy Day, de Jean-Marie Massaud para Viccarbe.
Sobre el sofá, dos fotografías de Ibán de la serie Spanish typographic landscapes que ha dedicado carteles y rótulos olvidados en las carreteras y rodeados de niebla. “Son dos fotos de una exposición de hace algunos años. Yo me dedico al diseño gráfico de forma profesional. La fotografía solo me interesa desde el punto de vista artístico, como una afición. Muchos fines de semana que tenemos libres los dedicamos a viajar buscando lugares donde la niebla es muy densa. Sobre todo me interesan las carreteras nacionales poco transitadas, donde se pueden encontrar muchos elementos como éstos”, explica.
“Una de las cosas que me gustan de esta casa es que la mayoría de muebles y elementos ya los teníamos. Apenas hemos comprado nada para ella y todo ha encajado perfectamente. Me gusta el ejercicio de tener que ver qué hacer con todo lo que tienes cuando te mudas de casa. Creo que el resultado es más cálido, se nota que es natural y vivido”, dice Ibán.
Lámpara de techo de Alvar Aalto para Artek; escultura del propio Ibán
Descubre el taburete 60, uno de los clásicos de Alvar Aalto.
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Uno de esos muebles que ha viajado desde otra vivienda es este sofá del fabricante español Sancal. “La verdad es que es un mueble de soltero, porque solo tiene un apoyabrazos”, reconoce Ibán entre risas.
A la derecha del sofá destaca un cartel con una letra ‘a’. “Es de Juilus Klinger: un grafista austriaco de la Bauhaus que fue perseguido, deportado y asesinado por los nazis por su ascendencia judía”, relata Ibán.
A la derecha del sofá destaca un cartel con una letra ‘a’. “Es de Juilus Klinger: un grafista austriaco de la Bauhaus que fue perseguido, deportado y asesinado por los nazis por su ascendencia judía”, relata Ibán.
En la casa hay varios carteles antiguos de temática bélica y festiva. Ibán es un ávido coleccionista de obras gráficas de la Guerra Civil Española. Es muy habitual ver piezas propiedad de Ibán en exposiciones de museos. “Tengo aproximadamente 2.000 obras. Muchos ya conocen mi colección y saben lo que tengo y me suelen pedir postales, carteles y publicaciones para exponer”, cuenta Ibán.
Ibán atesora parte de su colección en un archivador de oficina antiguo que compró en Mercantic: el mercadillo de Sant Cugat del Vallès, Barcelona. “Le tengo mucho cariño porque además de guardar estas piezas, fue un mueble que me costó mucho encontrar. Luego se pasó almacenado muchos años porque no tenía espacio donde ubicarlo”.
El rótulo sobre el mueble es “de una empresa que estaba en la calle Denia donde vivíamos. Se lo compré a una persona que se encarga de recuperar este tipo de elementos”, cuenta.
El rótulo sobre el mueble es “de una empresa que estaba en la calle Denia donde vivíamos. Se lo compré a una persona que se encarga de recuperar este tipo de elementos”, cuenta.
“También restauramos la calefacción. Cambiamos el sistema y enviamos los radiadores [piezas originales de los años 30] a reparar y decapar para poder pintarlos”, afirma Ibán.
A la izquierda, y pintada en blanco, se encuentra la caldera original. Aunque no tiene uso, la han mantenido a modo de decoración. “Está en el mismo sitio donde estaba instalada cuando llegamos”, explica Ibán.
A la izquierda, y pintada en blanco, se encuentra la caldera original. Aunque no tiene uso, la han mantenido a modo de decoración. “Está en el mismo sitio donde estaba instalada cuando llegamos”, explica Ibán.
Desde siempre, Ibán se ha sentido atraído por el lado creativo del interiorismo. “Me gusta la decoración y todo lo que tiene que ver con la arquitectura y el diseño. Desde pequeño, en casa no hacía nada más que cambiarle las cosas de sitio a mi madre –recuerda Ibán divertido–. Entre nuestros planes de futuro para la casa está encontrar una estantería para libros, ya que tenemos muchos guardados y nos gustaría tenerlos a mano”, reconoce Ibán.
“Aunque el pavimento es original, no estaba en esta parte de la casa. Aproximadamente un 60% de las baldosas estaban estropeadas. Elegimos las que estaban bien y las rescatamos para otras zonas de la casa. En este salón elegimos éstas (las de la foto) y cambiamos la colocación para formar otro dibujo. Originalmente estaba colocado en forma de flor y nosotros le dimos un aspecto más abstracto y geométrico”.
Cartel antiguo de las Fallas, del diseñador Josep Renau Berenguer: una de las piezas preferidas de Ibán.
El dormitorio de la pareja comunica directamente con el salón. “La puerta doble de la habitación separaba dos pequeñas salitas. Como nos gustaba la rescatamos para nuestra habitación”, relata.
“Mi pasión por el coleccionismo me lleva a visitar siempre todos los rastros. Así que…, ciudad a la que voy, sitio del que me vuelvo con alguna pieza. Por ejemplo, la mesita de noche la compré en un rastro de Zúrich, que es una ciudad que me encanta por la gran cultura del diseño que tiene”, relata.
“Mi pasión por el coleccionismo me lleva a visitar siempre todos los rastros. Así que…, ciudad a la que voy, sitio del que me vuelvo con alguna pieza. Por ejemplo, la mesita de noche la compré en un rastro de Zúrich, que es una ciudad que me encanta por la gran cultura del diseño que tiene”, relata.
Aunque la casa de la pareja está repleta de pequeños tesoros encontrados en rastrillos, Ibán afirma no tener un estilo de casa concreto. “Creo que las casas se hacen poco a poco y de manera natural. Y también depende de la casa. Jamás me habría planteado tener radiadores o molduras antiguas, pero en esta casa tiene sentido. Lo que sí creo que es importante es diseñar la circulación para que sea fácil y amable y que la luz llegue a todas partes”, añade.
Sobre la cómoda, un retrato de Sonia hecho por la ilustradora María Herreros.
El dormitorio cuenta con una zona de vestidor junto al cuarto de baño. Junto al espejo del fondo destaca un dibujo original de la artista Paula Bonet sobre una fotografía de Sonia.
El cuarto de baño se comunica con el pasillo y el dormitorio. “Se trata de la circulación original de la casa”, cuenta Ibán. Destaca la iluminación escondida detrás del espejo y en el techo, dejando todo el espacio libre de lámparas. “En el baño también pusimos algunas de las baldosas hidráulicas que rescatamos de la casa”.
Un pasillo une los dos salones de la casa: el de la pareja y el familiar: con cocina y comedor integrados. En el corredor se encuentran las habitaciones infantiles.
Los hijos menores comparten un dormitorio con litera.
El afán coleccionista no es únicamente cosa de Ibán. En el cuarto infantil destacan los legos de las temáticas más diversas.
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Los dos hijos mayores comparten este cuarto con una litera y una pequeña zona de estudio.
Al final del pasillo se encuentra el segundo salón de la casa, integrado con comedor y cocina. “Esta es la estancia donde se hace la vida familiar. La verdad es que lo suelen tener invadido nuestros hijos”, reconoce. Originalmente había varias habitaciones: cocina, una despensa y un dormitorio para personas que trabajaban en la casa.
“En esta parte de la casa cambiamos toda la disposición y tuvimos que renovar la cocina. Aunque nos gustaban los elementos originales y el mármol, decidimos actualizarla para que fuera más práctica”, explica Ibán.
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Quién vive aquí: Ibán Ramón, diseñador gráfico, su mujer, Sonia Rayos, y sus cuatro hijos: Ibán y Pau (14 años), Teo (10) y Pol (7)
Situación: barrio de Ruzafa, Valencia
Superficie: 220 metros cuadrados.
Fotografía: Paula G. Furió / ©Houzz España 2017
Ibán y Sonia viven desde hace 4 años en esta casa con sus respectivos hijos, dos de cada uno de ellos.
Quizá, lo más singular de la casa es que cuenta con dos salones. “Tenemos cuatro niños, así que buscamos una casa grande que nos permitiera tener espacio para todos”, cuenta Iban. Al tratarse de una vivienda antigua, tiene dos accesos: el principal y el del personal de servicio. “Eso nos ayudó a tener dos salones: uno para nosotros y otro junto a la cocina para toda la familia”, dice.