Visita privada: El mundo al revés, un loft que ya no lo es
La propietaria de este piso tenía una planta totalmente abierta que ha ido cerrando a medida que aumentaba la familia.
La arquitecta e interiorista Victoria Aragonés tenía claro antes de comprar su casa que quería vivir en el barrio de Poblenou en Barcelona, una zona que antaño era de fábricas aunque ahora cada vez es más residencial. “Siempre me han encantado los espacios abandonados, sobre todo los ambientes fabriles. Esta casa era un loft sin ninguna pared separadora y por el lucernario se colaba agua cuando llovía” recuerda Victoria, que con su carrera de Arquitectura no se asustó ante la necesidad de emprender obras. Lo curioso es que poco a poco ha ido levantando una distribución fragmentada. Descubramos por qué.
En este piso se ha hecho el proceso inverso al que suele ser más habitual en una reforma hoy en día: “Si normalmente se tiran paredes para abrir espacios, yo he ido poniendo tabiques y muretes a la planta abierta que tenía de partida”, cuenta Victoria, que con ello buscaba dar intimidad a los dormitorios y al baño. No obstante, ha mantenido abiertas las zonas comunes de salón, comedor, cocina y despacho.
Lo que también se ha mantenido es el espítitu de su pasado, con lo que la vivienda sigue presentando su clara influencia industrial y estética de loft, aunque ya no lo es. El armario con frente de pizarra en el acceso a la casa funciona como lienzo para los niños y permite escribir mensajes como el que nos da la bienvenida.
Un destartalado almacén ahora convertido en un acogedor loft
Lo que también se ha mantenido es el espítitu de su pasado, con lo que la vivienda sigue presentando su clara influencia industrial y estética de loft, aunque ya no lo es. El armario con frente de pizarra en el acceso a la casa funciona como lienzo para los niños y permite escribir mensajes como el que nos da la bienvenida.
Un destartalado almacén ahora convertido en un acogedor loft
En este espacio, una típica baldosa de Barcelona en forma de polígono sirve como portamacetas. “Conocí Poblenou por primera vez en el año 1997, cuando estudiaba arquitectura. Desde entonces siempre he tenido claro que viviría aquí”, cuenta.
Victoria reside en este piso desde hace nueve años años y no cambiaría su casa por nada del mundo. Ella y su familia están tan enamorados de su barrio que “si algún día tuviéramos que mudarnos sería dentro de Poblenou o si no sería para irnos al extranjero”. Poblenou es también sede de muchas empresas, en especial tecnológicas.
Victoria reside en este piso desde hace nueve años años y no cambiaría su casa por nada del mundo. Ella y su familia están tan enamorados de su barrio que “si algún día tuviéramos que mudarnos sería dentro de Poblenou o si no sería para irnos al extranjero”. Poblenou es también sede de muchas empresas, en especial tecnológicas.
El suelo es de corcho pintado de negro, en un poco habitual acabado brillante. “Mi marido procede de una localidad donde se produce corcho y queríamos incluir este material en la vivienda. Además, nos venía bien apostar por un pavimento poco pesado”, señala Victoria.
Tras esta estantería se oculta la cocina. En el lateral, Victoria ha puesto adrede un piano en una zona de paso “para que mis hijos se acostumbren a tocarlo”, explica.
Tras esta estantería se oculta la cocina. En el lateral, Victoria ha puesto adrede un piano en una zona de paso “para que mis hijos se acostumbren a tocarlo”, explica.
El antes destartalado lucernario baña de luz el salón-comedor y la cocina. La decoración apuesta por el contenedor en tonos blancos y negros más los complementos y textiles en verde, con ciertas notas en rojo y amarillo.
Para Victoria las dos piezas clave en la decoración de una casa son la alfombra y el sofá. Ella optó por una alfombra diseñada por el arquitecto Frank Lloyd Wright de la firma BSB y un sofá a medida de la marca Grassoler tapizado en terciopelo verde. El armario tipo alacena y las butacas son de herencia familiar.
Para Victoria las dos piezas clave en la decoración de una casa son la alfombra y el sofá. Ella optó por una alfombra diseñada por el arquitecto Frank Lloyd Wright de la firma BSB y un sofá a medida de la marca Grassoler tapizado en terciopelo verde. El armario tipo alacena y las butacas son de herencia familiar.
El piso tiene un cierto punto teatral, en el que las largas cortinas caídas que reposan holgadamente sobre el suelo adquieren un importante protagonismo. La barra es un tubo de cobre de los que se emplea para circuitos de calefacción, entre otros usos, y viene a reforzar la estética industrial del espacio. Unos viejos bidones de color mostaza se han usado en un lateral del sofá como mesa auxiliar.
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La cocina queda separada mediante un murete a media altura en forma de L pintado de negro, que por el otro lado se convierte en una estantería, frente a la mesa de comedor, o bien en un muro liso, donde se encuentra el piano. El área de cocción, lavado y preparación ocupa la línea junto a la pared mientras que frente a ésta se ha ubicado la zona de despensa y almacenamiento del menaje.
La arquitecta aprovecha elementos de derribo de otras obras y los reutiliza en su casa. Es el caso de estas puertas con cuarterones acristalados que dan acceso al dormitorio de su hijo. “De hecho, la obra de donde proceden está en la misma manzana que mi edificio. Desde mi galería veo el piso”, explica como curiosidad.
Este dormitorio infantil cuenta con la entrada de luz natural cenital que proporciona el lucernario. Cuando la quieren dejar a oscuras, simplemente corren las cortinas verdes del salón-comedor. “Para no cargar demasiado la casa he confiado mucho en los textiles, que aportan ligereza y son fáciles de cambiar. Además es una manera muy económica de separar ambientes o de crear frentes de armario”, asegura.
“Me gusta utilizar los radiadores como soporte para apoyar cuadros y otros objetos decorativos, ya que así adquieren una doble función”, comenta Victoria. Aparte, eso le ofrece la oportunidad de irlos cambiando de ubicación, cosa que, según confiesa, hace a menudo.
“Me gusta utilizar los radiadores como soporte para apoyar cuadros y otros objetos decorativos, ya que así adquieren una doble función”, comenta Victoria. Aparte, eso le ofrece la oportunidad de irlos cambiando de ubicación, cosa que, según confiesa, hace a menudo.
En la otra habitación infantil, la de la niña, las muñecas quedan expuestas como objetos decorativos en estantes, igual que en el dormitorio del niño pero aquí de forma mucho más manifiesta. En ambas habitaciones las camas cuentan con un colchón debajo para alojar a invitados. “Las camas nido deberían estar mejor valoradas, pues resultan una solución económica y eficaz en habitaciones de dimensiones reducidas”, afirma.
Victoria tuvo vocación de arquitecta desde que era pequeña: “Jugaba a hacer construcciones con piezas de Lego. Aunque después, al hacer la obra de casa me di cuenta de que lo que me gustaba de verdad era los proyectos integrales de reforma e interiorismo o, incluso, solo de decoración”, asegura. Aquí la vemos en su rincón favorito de la casa, un área polivalente que emplea de comedor y sala de reuniones.
La ventana de su dormitorio es una de las últimas modificaciones que ha hecho en la casa, que hasta ahora ha estado permanentemente en reformas. Aunque la interiorista considera que “la vivienda ya puede optimizarse poco más. No queda casi margen de mejora en la distribución”, afirma. Esta ventana es clave para ofrecer una conveniente circulación del aire por todo el loft, la tan codiciada ventilación cruzada.
El dormitorio principal es el más sobrio en cuanto a colores, dominado por el blanco y el negro a partes iguales. El luminoso con las letras “Hotel” procede de una tienda que vendía objetos de escaparatismo. La puerta bajo el cartel da acceso al área de tocador del baño, equipada con dos lavamanos encastrados a la encimera y un generoso espejo.
Un baño para dos: Claves para que no resulte agobiante
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El inodoro y la bañera están separados del área de tocador por una puerta de cristal translúcido. Los alicatados estilo metro refuerzan el aspecto industrial de toda la casa.
La terraza tiene vistas a la torre Mapfre y al hotel Arts, al mar y también a la montaña del Tibidabo. Es de uso privado y se encuentra en el terrado del edificio, aunque para acceder a ella debe usarse una escalera comunitaria. “Mi casa está en perpetuas reformas y transformaciones. Como la distribución interior ya no permite demasiados cambios, en un futuro me gustaría intervenir también en la terraza y conectar ambas plantas”, concluye la arquitecta a quien, sin duda, no le da ninguna pereza meterse en obras.
Visita privada es una sección de Houzz en la que nos colamos en casas particulares diseñadas con estilo y personalidad por sus propietarios. Si quieres enviarnos la tuya puedes hacerlo a redaccion@houzz.com
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Quién vive aquí: La arquitecta e interiorista Victoria Aragonés con su marido, Eduard, y sus dos hijos, un niño y una niña.
Situación: Barrio de Poblenou, Barcelona.
Superficie: 90 metros cuadrados, 3 dormitorios, más una terraza situada en la planta superior de 75 metros cuadrados.