Antes y después
Antes y después: De granja anticuada a casa de vacaciones idílica
Esta antigua granja con un original tejado de paja se ha convertido en una acogedora casa de fin de semana.
Una casa para pasar las vacaciones en familia: esto es lo que querían los nuevos propietarios de esta antigua granja en Dithmarschen, una pequeña localidad en la costa del Mar del Norte (Alemania). La casa, que tiene 200 años de antigüedad, se ha reformado de arriba abajo.
Otro reto en esta reforma era conseguir que el interior fuera amplio y luminoso a pesar de que la planta es estrecha. Para eso, hubo que derribar algunos tabiques en la planta baja y dejar un gran espacio diáfano de 58 metros cuadrados.
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Los arquitectos se dieron cuenta que los revestimientos exteriores instalados en los sesenta no eran de buena calidad. El material deficiente había propiciado que la mampostería estuviese llena de humedad. Para evitar que esto pudiera suceder en el futuro y permitir que la mampostería respire, se ha instalado un revestimiento cerámico de Poroton: un tipo de ladrillo hueco de arcilla permeable que además es un conductor térmico excelente. Es un producto totalmente ecológico y natural.
El interior es un espacio acogedor de colores claros. El área de entrada, antes oscura, ha sufrido una profunda transformación. Las paredes se han revestido de madera en un tono gris claro. Los azulejos del suelo, a juego, crean un ambiente acogedor. Las baldosas hexagonales del suelo son de cemento y están fabricadas con un tratamiento sin aditivos artificiales por la empresa Via. Gracias a un recubrimiento especial son impermeables a la humedad y al polvo, perfectas para un espacio donde se pasa mucho tiempo.
En la entrada se encuentra la escalera y la cocina de planta abierta. Al igual que la entrada, la cocina está revestida de madera, lo que unifica visualmente ambos espacios.
Sin duda, el color ha sido un punto clave en esta reforma. Los arquitectos plasmaron fielmente los deseos de los propietarios que querían en la casa colores claros y relajantes.
Sin duda, el color ha sido un punto clave en esta reforma. Los arquitectos plasmaron fielmente los deseos de los propietarios que querían en la casa colores claros y relajantes.
El mobiliario de la cocina y el comedor está hecho a medida por un carpintero local. El resto de los muebles y accesorios incluida la gran mesa de comedor de toque vintage los han comprado los propietarios.
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Las antiguas vigas de roble, ahora restauradas, contrastan con el blanco radiante de los techos. De hecho, forman el conjunto perfecto entre rústico y moderno. Para asegurar un espacio inundado de luz, los arquitectos han instalado unas luces led , de la firma Bega, por todo el techo de la cocina.
Para aumentar la sensación de espacio –recordemos que la casa cuenta con 85 metros cuadrados–, los arquitectos han conectado las dos plantas, de forma que los armarios de la cocina llegan hasta la galería de la planta de arriba. Están hechos a medida y crean la transición perfecta entre las dos alturas. Con esta solución la cocina se convierte en el corazón de la casa.
Tanto en los dormitorios como en el salón y en el comedor se ha instalado un suelo de madera maciza de roble de tres capas muy resistente y cómodo y que aporta calidez.
El baño tiene un estilo minimalista. En el suelo se ha instalado el mismo azulejo de forma hexagonal que hay en la entrada y en la cocina de la casa. Las paredes y los sanitarios están recubiertos de azulejo blanco estilo metro.
El sistema de calor principal de la casa es una bomba de aire caliente. El salón tiene también calefacción por suelo radiante y cuenta con una estufa de hierro que aporta la nota acogedora en los días de invierno.
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¿Quién vive aquí?: una familia que vive en Hamburgo
Superficie: 85 metros cuadrados
Situación: Dithmarschen, en la costa del Mar del Norte, Alemania
Proyecto: Sven y Friederike Grotheer, del estudio Grotheer Architektur
Esta casa es una antigua granja que estuvo vacía durante años hasta que en 2018 comenzaron los trabajos de la reforma. El estado original no era muy bueno porque la humedad se había asentado en las paredes y las vigas también estaban en muy malas condiciones. “El estado de la casa no ayudaba mucho –cuenta uno de los arquitectos responsables del proyecto, Sven Grotheer. La última renovación fue en los años sesenta”, asegura. En aquellos años era común colocar en las fachadas paneles de escayola como así había sido en este caso.