Casas Houzz: Una casita de cuento en medio de un bosque encantado
Tras heredar un terreno en un bosque de Brandeburgo, Alemania, los dueños han diseñado su casa de vacaciones.
Un bosque recóndito, un paisaje nevado, un lugar que parece sacado de un cuento de hadas… En el estado alemán de Brandeburgo, famoso por sus bosques, lagos y ríos, se encuentra esta cabaña, casa de vacaciones y refugio personal de una pareja de arquitectos y su hijo.
La vivienda fue construida en 2010 por el Estudio Atelier ST, formado por la pareja de arquitectos Silvia Schellenberg-Thaut y Sebastian Tahut. La casa está rodeada por un terreno de 1.000 metros cuadrados lleno de pinos. Al principio, diseñaron unos bocetos y algunos planos, pero se entusiasmaron tanto con el resultado que decidieron rematar la casa para sí mismos, convirtiéndose así en sus propios clientes.
La vivienda fue construida en 2010 por el Estudio Atelier ST, formado por la pareja de arquitectos Silvia Schellenberg-Thaut y Sebastian Tahut. La casa está rodeada por un terreno de 1.000 metros cuadrados lleno de pinos. Al principio, diseñaron unos bocetos y algunos planos, pero se entusiasmaron tanto con el resultado que decidieron rematar la casa para sí mismos, convirtiéndose así en sus propios clientes.
“En la fachada, hemos pintado el marco de la puerta y las ventanas de blanco porque nos recordaba a las casitas de los cuentos y a la vez conecta con los tonos claros del interior”, cuenta la arquitecta. El interior es completamente de madera, como no podía ser de otra manera en medio de un entorno así. Los suelos y el techo están pintados de blanco.
Los armarios del pasillo son de madera de pino en tono natural con tiradores de porcelana. Los interruptores de la luz, de la firma Berker, tienen una estética que recuerda a las casas de Alemania en los años treinta. Por el pasillo, a mano izquierda, se encuentra la cocina. A la derecha el baño y al fondo el salón, de siete metros de ancho.
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Los armarios del pasillo son de madera de pino en tono natural con tiradores de porcelana. Los interruptores de la luz, de la firma Berker, tienen una estética que recuerda a las casas de Alemania en los años treinta. Por el pasillo, a mano izquierda, se encuentra la cocina. A la derecha el baño y al fondo el salón, de siete metros de ancho.
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El salón es el corazón de la vivienda. Está forrado de suelo a techo con tablas blancas de madera machihembradas. “El salón tiene seis metros de alto. Queríamos un gran espacio que diese sensación de amplitud y que se ha aprovechado para varios usos”, asegura la arquitecta.
El elemento más importante es el enorme ventanal que se extiende por toda la fachada. El ventanal conecta visualmente el interior y el exterior. La ventana es corredera para acceder fácilmente a la terraza, construida también en madera pintada de blanco, como en el salón. De esta forma, el interior fluye suavemente hacia afuera. “El salón es uno de mis lugares preferidos. En verano nos encanta estar aquí juntos y disfrutar de la naturaleza. En invierno nos sentamos junto al ventanal protegidos del viento y del frío mientras nuestro hijo hace los deberes”.
Para acentuar el entorno natural y disfrutar de mayor libertad, la casa está amueblada sobriamente. La mesa del comedor está construida en madera de pino y tubos de acero. Las sillas, repintadas, son de Ikea. La lámpara colgante es el modelo Lolita en negro: un diseño de Nika Zupanc para la firma Moooi, que recuerda un sombrero típico de los años veinte.
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El elemento más importante es el enorme ventanal que se extiende por toda la fachada. El ventanal conecta visualmente el interior y el exterior. La ventana es corredera para acceder fácilmente a la terraza, construida también en madera pintada de blanco, como en el salón. De esta forma, el interior fluye suavemente hacia afuera. “El salón es uno de mis lugares preferidos. En verano nos encanta estar aquí juntos y disfrutar de la naturaleza. En invierno nos sentamos junto al ventanal protegidos del viento y del frío mientras nuestro hijo hace los deberes”.
Para acentuar el entorno natural y disfrutar de mayor libertad, la casa está amueblada sobriamente. La mesa del comedor está construida en madera de pino y tubos de acero. Las sillas, repintadas, son de Ikea. La lámpara colgante es el modelo Lolita en negro: un diseño de Nika Zupanc para la firma Moooi, que recuerda un sombrero típico de los años veinte.
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En el rincón opuesto, junto a la estufa de leña, hay una butaca de los años setenta y una lámpara antigua comprada en un mercadillo. “Creo que la belleza de nuestra casa de vacaciones está en su simplicidad”, asegura Silvia.
El único sistema de calefacción de la vivienda es la estufa, de la firma belga Dovre, fabricada en hierro fundido. Según los arquitectos, era la mejor solución para una casa que se usa los fines de semana y durante las vacaciones. “Ninguna calefacción en el mundo se puede comparar a la calidez que da una estufa de leña”, opina la arquitecta.
El único sistema de calefacción de la vivienda es la estufa, de la firma belga Dovre, fabricada en hierro fundido. Según los arquitectos, era la mejor solución para una casa que se usa los fines de semana y durante las vacaciones. “Ninguna calefacción en el mundo se puede comparar a la calidez que da una estufa de leña”, opina la arquitecta.
Desde el salón, una estrecha escalera –al fondo de la imagen– conduce a los dormitorios. Una puerta oculta la escalera. “Cuando la puerta está cerrada, desaparece entre los paneles de madera blanca de la pared. ¡Tenemos unos amigos que tardaron lo suyo en descubrir la escalera!”, comenta divertida la arquitecta. La pequeña ventana de la parte de arriba corresponde al cuarto del niño y tiene vistas al salón. “A nuestro hijo le gusta levantarse y espiarnos desde arriba para ver si ya hemos desayunado”, dice riendo.
Además, se ha construido un entrepiso de 1,20 metros de altura que se extiende por encima de la terraza exterior. Se accede a través de unas sencillas escaleras de madera blancas. Es una zona diáfana muy agradable, equipada con colchones para tumbarse, leer o para alojar a los invitados
Además, se ha construido un entrepiso de 1,20 metros de altura que se extiende por encima de la terraza exterior. Se accede a través de unas sencillas escaleras de madera blancas. Es una zona diáfana muy agradable, equipada con colchones para tumbarse, leer o para alojar a los invitados
Las ventanas de la cocina dan al salón y al jardín. “Me gusta que se abra al salón porque me permite cocinar tranquilamente mientras mi hijo juega. Tanto si está en casa como si está en el jardín, siempre puedo vigilarlo desde la cocina”, cuenta Silvia.
Los electrodomésticos son de la firma Bosch y están integrados en el panelado de madera de pino. Los tiradores son de porcelana. En toda la vivienda se ha cuidado al máximo el detalle.
La madera de pino está presente en toda la casa, desde la cocina, la entrada, el salón y hasta en el baño.
Los electrodomésticos son de la firma Bosch y están integrados en el panelado de madera de pino. Los tiradores son de porcelana. En toda la vivienda se ha cuidado al máximo el detalle.
La madera de pino está presente en toda la casa, desde la cocina, la entrada, el salón y hasta en el baño.
“En la casa antigua sólo había un pequeño inodoro, pero nosotros hemos construido un baño completo”, cuenta la arquitecta. La casa, al igual que ocurría con la construcción original, no tiene conexión a la red pública de suministro de agua y hubo que inventar una solución. “En el jardín hay un gran tanque que recoge el agua de lluvia, que se calienta por medio de una bomba y luego llega a la casa gracias a una tubería que hemos conectado”, dice.
En medio del mar de madera de paredes, suelos y techos de esta casa, llama la atención la cabina de ducha, construida en mosaico rojo y totalmente diferente al resto. “Hicimos la cabina de ducha muy profunda porque así mi hijo la puede usar como bañera. El color resulta un poco excesivo, pero creo que combina bien con el resto de la casa”, asegura.
Mosaico: Jasba; Lavabo: Alape; Mueble de lavabo: fabricado a medida en madera de pino
En medio del mar de madera de paredes, suelos y techos de esta casa, llama la atención la cabina de ducha, construida en mosaico rojo y totalmente diferente al resto. “Hicimos la cabina de ducha muy profunda porque así mi hijo la puede usar como bañera. El color resulta un poco excesivo, pero creo que combina bien con el resto de la casa”, asegura.
Mosaico: Jasba; Lavabo: Alape; Mueble de lavabo: fabricado a medida en madera de pino
“Esta casa es pequeña y sin grandes pretensiones, pero se fusiona con el entorno. Esto es precisamente lo que suscita interés en los clientes, que a menudo nos piden una igual. Pero nunca nos hemos atrevido a replicarla porque para nosotros es un refugio personal donde somos felices. Aquí huele a pino, a tierra y a bosque, como en los cuentos de hadas”, cuenta la arquitecta.
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Quién vive aquí: una pareja de arquitectos con su hijo
Situación: Klein Köris, Brandenburgo, Alemania
Superficie: 62 metros cuadrados (2 habitaciones y 1 baño)
Profesionales: Atelier ST
El sueño de esta pareja era tener una casa donde perderse los fines de semana: un lugar en medio de la nada y rodeado de naturaleza. El sueño fue tomando cuerpo cuando Sebastian heredó un terreno de su abuelo en medio del bosque. Una parcela entre altísimos pinos, situada en el estado de Brandeburgo, Alemania, en un entorno natural remoto. “Mi marido heredó un espacio de casi 1.000 metros en medio del bosque. Había una pequeña casa antigua que nos hubiera gustado conservar, pero estaba tan deteriorada que fue imposible hacerlo”, recuerda Silvia.
Desde el principio, los arquitectos quisieron evocar la construcción antigua, que era de los años veinte. En la nueva casa hay muchas reminiscencias a ella. La nueva vivienda mantiene la estética tradicional, pero está dotada de elementos modernos. El resultado es una cabaña tradicional construida en madera de pino, pero con todo lujo de detalles. Las tablas de madera que recubren la fachada se han barnizado en un color oscuro, que contrasta con un interior todo de madera y en tonos naturales y blancos.