Fachadas verdes: Así va a cambiar el paisaje de nuestras ciudades
Un experimento llevado a cabo en Frankfurt, Viena y Aranjuez aporta datos sobre los beneficios de las fachadas verdes.
Tres años después de que el Ayuntamiento de Madrid lanzara un plan para ‘renaturalizar la ciudad’, la recuperación medioambiental del río Manzanares, entre otras cosas, es hoy un hecho documentado. Las grandes ciudades europeas, ahogadas por la contaminación, han abordado planes a corto y largo plazo que pasan por prohibir el trafico cuando la contaminación sea alta, a reforestar riberas de ríos, crear jardines o apostar por las casas bioclimáticas y las fachadas verdes –“las cubiertas ajardinadas y los jardines y bosques urbanos reducen hasta un 14% el gasto energético de los edificios en verano; según el Ayuntamiento, se ha documentado una caída de hasta cuatro grados y medio de temperatura en las zonas de Madrid dónde se han llevado a cabo experiencias piloto”, citaba EL PAÍS en un artículo publicado en enero de 2016–. Un experimento científico llevado a cabo en Frankfurt, Viena y Aranjuez, entre 2010 y 2013, recabó interesantes datos al respecto. Se trata de una proyecto desarrollado en estas tres ciudades, todas con sus peculiaridades climáticas, que pretende demostrar que las casas verdes tienen futuro de nuestras ciudades.
Imagina una ciudad en la que la mayoría de sus edificios contaran con jardines verticales y azoteas verdes. ¿No crees que sería un lugar mejor en el que vivir? La funcionalidad de las llamadas ‘casas verdes’, su atractivo estético y el contacto con la naturaleza –siempre escaso en las áreas urbanas– son las ventajas principales que encontramos en las fachadas y cubiertas vegetales.
PROGREENcity es un experimento financiado por varias Universidades de Austria y Alemania y algunas empresas privadas que consiguió fondos públicos para sacar este proyecto adelante, llevado cabo entre 2010 y 2013, que busca potenciar el ajardinamiento de las fachadas (muros verdes) y azoteas en las ciudades europeas. Este estudio científico recogió datos que cuantifican los beneficios de tener una fachada verde, o una vivienda cubierta de vegetación, para los habitantes del edificio y la sociedad en su conjunto.
¿Quieres saber más de bioconstrucción?
¿Quieres saber más de bioconstrucción?
Progreencity involucró durante tres años a varias empresas y universidades de Alemania, Austria y España. En nuestro país, la única localidad que se interesó por esta iniciativa fue Aranjuez, y Ángel Febrero, gerente de Muros Frescos, se encargó de representar el proyecto, aportando sus conocimientos sobre la plantación en fachadas.
Ángel Febrero tiene experiencia en esta materia desde los años 90, cuando creó la marca de jardines verticales de interior Paludario, por la cual el equipo alemán y austriaco del experimento le conocieron y propusieron llevar el proyecto a España. “Sería deseable que en el futuro nuestras ciudades estuvieran repletas de casas verdes. A día de hoy, el problema es económico, pero sin duda será mayor el gasto futuro en sanidad (enfermedades respiratorias), cambio climático, biodiversidad urbana, etc., que supone el no potenciarlas”, asegura Febrero.
¿En qué consistió el experimento? En las tres ciudades europeas se emplazaron dos casas modulares idénticas de 38 metros cuadrados: una de ellas recubierta de vegetación por todas sus caras, simulando un gran cubo verde; y la otra no. En ellas se midieron y contrastaron durante tres años los parámetros de temperatura, humedad, ventilación y otros factores de habitabilidad.
Se instaló una innovadora combinación de sistemas de azoteas y fachadas verdes para comprobar si esta solución era capaz de mitigar algunos de los problemas actuales del medio ambiente urbano, como el sobrecalentamiento, la demanda de refrigeración y calefacción de los edificios o la concentración de partículas dañinas en el aire. “Fundamentalmente, se demostró es que, económicamente, tiene el mismo coste de mantenimiento diario refrigerar una casa con paramentos verdes que hacerlo con aparatos de aire acondicionado”, asegura Febrero.
Asimismo, el estudio estaba enfocado a la selección de la vegetación y otras cuestiones técnicas de mantenimiento, como la optimización de su construcción, la reducción de peso del conjunto, una mayor longevidad de las plantas o cómo favorecer un óptimo desarrollo. Se analizaron los efectos del microclima, la calidad del aire o el aislamiento térmico de los edificios.
Descubre más sobre la instalación de cubiertas verdes
Descubre más sobre la instalación de cubiertas verdes
¿Qué aporta un muro vegetal? La pantalla foliar del muro vegetal ayuda a combatir la contaminación urbana, ya que limpia el aire, preserva la fachada de las inclemencias del tiempo y permite reducir el consumo de energía del edificio. En invierno aísla del frío y en verano actúa como un sistema de refrigeración natural por evaporación, similar al de los tradicionales botijos.
Ángel Febrero, responsable del proyecto Progreencity en España, explica que “se trata en realidad de un gran cultivo hidropónico, ya que las plantas no necesitan tierra sino minerales, luz y dióxido de carbono”. El diseño del muro se basa en principios ecológicos y se utiliza para ello un sistema de riego desde la parte más alta. Del mismo modo, las plantas reciben los nutrientes que arrastra el agua en su descenso y abono para lograr un crecimiento armonioso.
“Muchas de las especies plantadas en el muro son autóctonas, de forma que en la parte alta colocamos algunos tipos de arbustos de flor y abajo especies que se encuentran en los bosques y que requieren menos luz, como los helechos y musgos”, explica Febrero. Este experto en muros vegetales asegura que las plantas utilizadas son “potencialmente inmortales”, por lo que el objetivo no es reemplazarlas sino mantenerlas, llevando a cabo una gran limpieza tres o cuatro veces al año.
Los resultados de este experimento comparativo arrojaron cuatro conclusiones relevantes.
- El primero, aislamiento del calor y el frío. En verano, la sombra proyectada por las hojas de la vegetación reduce de manera considerable el impacto de la radiación solar. Muchas plantas trepadoras levantan sus hojas según la dirección del sol, creando un efecto de ventilación, ya que el aire fresco penetra en el interior mientras el aire caliente es dirigido hacia arriba. En invierno, sin embargo, el follaje de las plantas actúa de aislante, ya que filtra el aire antes de que llegue a la fachada, reduciendo la pérdida de calor.
- El segundo beneficio es el aumento de la biomasa de la ciudad, contribuyendo a la eliminación del CO2.
- El tercero, la atracción de fauna, ya que la vegetación en fachada provee reposo y alimentos a pájaros y animales invertebrados, creando un ecosistema en ocasiones inexistente en las ciudades.
- Por último, la mejora visual del paisaje urbano, principalmente si hablamos de paredes medianeras y fachadas posteriores de edificios que no suelen cuidar su estética.
Conoce las ventajas de tener un jardín en la azotea
¿Y TÚ?
¿Qué deberían hacer los ayuntamientos para reducir la contaminación en las grandes ciudades? ¿Vivirías en una ‘casa verde’? Comparte tus opiniones en nuestra sección de comentarios.