Paisajismo: Pequeños gestos para conseguir un entorno más sostenible
Descubre cómo todos y cada uno de nosotros podemos hacer mucho más por el medio ambiente cuidando las zonas verdes que tenemos a mano.
Un planeta limpio y en equilibrio: la infraestructura verde nos acerca a ese sueño. Se trata de zonas estratégicamente planificadas que gestionan y ponen los beneficios de la naturaleza al servicio de las personas. ¿Ventajas? Desde evitar accidentes naturales y fenómenos climáticos adversos a mejorar la capacidad de la naturaleza para facilitarnos bienes y servicios. Sigue estos consejos y contribuye a promover un desarrollo sostenible y eficiente.
La infraestructura verde es una respuesta a la creciente y descontrolada acción del hombre sobre el territorio. Una situación, tanto en áreas rurales como urbanas, que ha originado –y origina– la perdida de ecosistemas que desempeñan un papel fundamental en la producción de agua y de aire limpios; en la mitigación de desastres naturales –inundaciones, por ejemplo–; en la regulación de fenómenos climáticos… Una situación crítica para la que ya existe una estrategia diseñada para rehabilitarlos y a la que tú también puedes sumarte.
Se trata de promover un desarrollo sostenible y eficiente, conforme a la estrategia Europa 2020 de la Comisión Europea, y donde también se explica que es más rentable mantener la capacidad de la naturaleza, por ejemplo, para controlar el desbordamiento de un río, que sustituir esos servicios naturales perdidos por –costosos– ingenios tecnológicos.
¿Y cómo podemos participar nosotros? En la infraestructura verde no hay fronteras ni límites, es una red territorial a varias escalas, donde todas las piezas cuentan: un jardín, un patio, una terraza o unas macetas en un balcón. Cualquier elemento que sea una fuente y sustento de biodiversidad, ayuda a que esa red sea más permeable y efectiva.
Dejando a un lado las políticas territoriales, ambientales y urbanísticas, existen herramientas a nuestro alcance. Por ejemplo, instalando un sistema de drenaje natural que promueva la infiltración del agua al suelo, y que gestione de forma eficiente los caudales de escorrentía. Al reducir sustancialmente el volumen de agua a recoger en saneamiento, se mitiga el riesgo de inundaciones y desbordamientos. Por otro lado se incrementa el almacenamiento de agua subterránea, mejorando el nivel de los acuíferos.
Paisajismo: Drenajes naturales, una solución ecológica e innovadora
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Otra herramienta a mano son las cubiertas vegetales: favorecen el aislamiento térmico de los edificios –disminuyen la necesidad de climatización interior–, a la vez que son una fuente y sustento de biodiversidad en un entorno urbano. El efecto descontaminante que ejercen es también un elemento de peso en áreas muy pobladas. Si a esto le sumamos un revestimiento autóctono y naturalizado, con drenaje aljibe, obtenemos un sistema totalmente autónomo.
Descubre las características, instalación e inconvenientes de las cubiertas verdes
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Los revestimientos vegetales, al ser un aislante natural, reducen la necesidad de climatización interior. Ojo: estos sistemas no son compatibles con todos los presupuestos –hay necesidades hídricas, fertilizantes y tratamientos fitosanitarios. La ventaja es que, además de versátiles, se adaptan a cualquier configuración y geometría, y constituyen una fuente natural de oxigenación y biodiversidad, incluso, en ambientes inhóspitos.
La forma más común y accesible de contribuir a la mejora del ambiente urbano es cuidando de manera sostenible terrazas, balcones y jardines residenciales. Estos espacios de escala doméstica y ámbito privado, atraen la biodiversidad a niveles más reducidos pero igual de beneficiosos, porque proporcionan bienestar a las personas y mejoran la calidad de la vida en la ciudad.
Casas verdes: ¿Un sistema que cambiará el paisaje urbano del futuro?
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Los huertos urbanos de producción ecológica, correctamente explotados, constituyen sistemas de producción de biomasa, que promueven la fertilidad de los suelos y la infiltración de agua. No sólo ejercen una función de inserción cultural y social, sino que también colonizan terrenos vacíos, favoreciendo la protección y la mejora de los suelos. Estos paisajes componen hábitats de varias especies, contribuyendo favorablemente al ambiente urbano.
Cualquier resquicio de ecosistema natural en un entorno urbano –como la presencia de una línea de agua, laguna o río–, es fuente de biodiversidad y de bienestar que hemos de saber preservar, proteger y recuperar. Una vez implementados, forman sistemas auto-sostenibles, resistentes y con un mantenimiento de coste reducido. Su potencial va más allá del interés biológico, ambiental y paisajístico: ayudan a a educar a la población en valores ambientales y tienen un enorme valor como lugares recreativos.
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