Artesanía: Así se hacen las figuritas más populares de la Navidad
En un pueblecito de Sajonia, Alemania, se fabrican desde hace 100 años unos angelitos que se exportan a medio mundo.
Grünhainichen es un pequeño pueblecito en los Montes Metálicos, en el estado de Sajonia, Alemania. El lugar es bucólico, con sus casas de entramado de madera tradicionales y sus calles de adoquinado. El pueblo, apartado de cualquier circuito turístico habitual, no es demasiado conocido, pero aquí se encuentra Wendt & Kühn. Es probable que muchos desconozcan este nombre, pero desde hace un siglo esta fábrica exporta a todo el mundo sus célebres figuritas de madera y sus cajas de música. Desde aquí salen hacia todo el mundo cajas con angelitos, hombrecitos de navidad y alegres figuras de músicos.
Fotografía: Uli Kaufmann
Un angelito –emblema de la empresa– anuncia la entrada a la fábrica. Está sentado sobre el rótulo de la empresa, con las piernas colgando y tocando el violín. Es el famoso “ángel de Grünhainich”: una figura de aspecto infantil que forma parte del imaginario navideño de gente de todo el mundo.
La empresa produce otros 400 modelos de figuras y cajas de música. “Cada año salen de nuestros talleres 350.000 ángeles, cada uno hecho a mano. La variedad tiene que ver con que esta empresa familiar tiene mucha imaginación”, cuenta Cathleen Thiele, responsable del departamento de marketing.
La empresa produce otros 400 modelos de figuras y cajas de música. “Cada año salen de nuestros talleres 350.000 ángeles, cada uno hecho a mano. La variedad tiene que ver con que esta empresa familiar tiene mucha imaginación”, cuenta Cathleen Thiele, responsable del departamento de marketing.
La historia de éxito de la empresa comenzó en 1915, cuando dos chicas recién graduadas en la Escuela Real de Artes Aplicadas de Sajonia, Grete Wendt y Margarete Kühn, fundaron la fábrica. Cuando Kühn se fue de la compañía, Grete se trajo a su amiga Olly Sommer, que un año después se casó con su hermano. Aquellas dos mujeres emprendedoras recorrieron el mundo mostrando sus figuras. En la Exposición Universal de París ganaron una medalla de oro. En 1923 ya eran 35 trabajadores en la empresa y hoy en día ya son casi 200.
La fábrica conserva su sede en la antigua casa de Grete Kühn: una construcción de entramado de madera tradicional. Actualmente, la empresa está dirigida por la tercera generación de la familia, los hermanos Claudia y Florian Wendt. Aunque siguen apostando por un producto tradicional, han modernizado las técnicas de producción.
¿Cómo se fabrican estas delicadas figuritas? En el almacén de madera comienza todo el proceso. “Aquí procesamos los troncos cortándolos en tablas. Es un proceso que dura al menos dos años: el tiempo que tardan en secarse las primeras tablas y barras de madera. El proceso de secar la madera es imprescindible. Solo con una madera completamente seca se puede hacer una figurita. “Además, tenemos nuestros propios proveedores de madera”, explica Thiele, la responsable de marketing.
Para las figuritas se usan cuatro tipos de madera: tilo, arce, haya y abeto. El tilo y el arce son porosos y blandos, por lo que se usan en las partes de la figura que se cortan y se lijan a mano, como los brazos del ángel y los pantalones o sombreros de otras figuras. “El haya es una madera muy dura y además se puede pintar fácilmente, así que se usa en las cabezas. La madera de abeto es muy musical, suena cuando la tocas. Por eso la utilizamos para la caja de resonancia de nuestras cajas de música”, prosigue Thiele.
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Una vez seca, la madera va directa al taller de torneado. Aquí el torneador y el torno mecánico la moldean poco a poco. “La mano del torneador crea las extremidades del cuerpo, los rizos de los ángeles y las ropas. Para esto se necesita mucha pericia, años de práctica y tener sentido de la proporción. En resumen, mucha habilidad”, continúa Thiele.
En 1917, la empresa sólo tenía tornos manuales. En los años treinta introdujeron los tornos semiautomáticos. Por el taller de torneado han pasado varias generaciones de técnicos y máquinas: desde aquellas manuales hasta las de hoy en día, totalmente automáticas. “Aunque las máquinas automáticas ayudan, el arte del torneador es indispensable. En nuestra empresa el ser humano es irremplazable”, aseguran. “Tras el torneado, las piezas se pulen y se lijan para darles la forma final”.
Ya torneadas, las piezas pasan a otra sala donde se almacenan en grandes cestos. Una vez allí, se revisan a mano una por una y se desechan si no cumplen con los protocolos requeridos.
Posteriormente, se procede al ensamblaje de las piezas para que la figura tome forma. Todo este proceso está hecho artesanalmente y lleva mucho tiempo.
Posteriormente, se procede al ensamblaje de las piezas para que la figura tome forma. Todo este proceso está hecho artesanalmente y lleva mucho tiempo.
Ahora es cuando los angelitos reciben su par de alas y al hombrecito de navidad se le pega el saco a la espalda.
Ya hemos comentado que se necesita mucha experiencia en este proceso. Las manos y la vista de los técnicos juegan un papel importante. “Los brazos y las piernas de las figuras están compuestos de varias partes para dar más vida al personaje. Así lo diseñó nuestra fundadora, Grete Wendt”.
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Tras varios días, las figuras pasan a pintarse. Primero reciben una capa de pintura base. “Esto hace que luego sea más fácil aplicar el color y el brillo. Para mantener un color y brillo uniformes, las insertamos en unas agujas y las sumergimos en la pintura dando vueltas. Así conseguimos que no haya excesos de pintura y que el secado sea perfecto”, sigue la responsable de marketing.
El proceso de secado dura otros diez días hasta que las figuritas pasan a la siguiente fase, que es la del pintado de la cara y los detalles del cuerpo. Ahora es cuando las figuras (angelitos, hombres de navidad, liebres de pascua, etc.) se convierten en personajes llenos de color.
En este proceso de pintado casi únicamente intervienen mujeres. Trabajan en mesas corridas y todas juntas. Aquí intervienen unos 70 empleados, que, con una habilidad increíble y mucha paciencia, dan vida a los personajes con el pincel dibujando las mejillas rojas de los músicos, el gorro del hombrecito de navidad o los 11 puntitos de las alas de los ángeles.
Los colores y las decoraciones proceden de los modelos originales de la fundadora, que se copian fielmente. Más de 400 matices diferentes dan a las figuras su propia personalidad. “Las fundadoras, Grete y Olly Wendt, se inspiraron en la naturaleza para los colores de sus figuras”. La gama de colores es amplísima. Por ejemplo, se trabaja con diferentes tonalidades de azul (azul tormenta, azul cielo, etc.) y así con cada color.
Los colores y las decoraciones proceden de los modelos originales de la fundadora, que se copian fielmente. Más de 400 matices diferentes dan a las figuras su propia personalidad. “Las fundadoras, Grete y Olly Wendt, se inspiraron en la naturaleza para los colores de sus figuras”. La gama de colores es amplísima. Por ejemplo, se trabaja con diferentes tonalidades de azul (azul tormenta, azul cielo, etc.) y así con cada color.
Antes de imprimir el color, Kerstin Lorenz, jefa de pintura, supervisa cada uno de los tonos minuciosamente. “Mezclar los colores es algo muy personal que sale del alma. ¿Qué si se puede aprender? Sí, yo misma aprendí desde cero, a base de probar con diferentes tonalidades o qué pasaría si mezclaba tal o cual color. Esto solo se consigue practicando”, asegura.
“La pieza estrella de nuestra empresa son los ángeles, con sus características alas de puntos”, dice Lorenz. Precisamente, el tono verde de las alas es uno de los secretos mejor guardados de la fábrica. “Nuestros angelitos regordetes tienen todos el mismo color verde en sus alas y estamos muy orgullosos de ello”, continúa, riendo, Lorenz.
El último paso es pintar los ojos y la boca. Es un trabajo que exige mucha maestría, pues se pinta a mano alzada y con pincel. Todas las figuras tienen más o menos rasgos parecidos: ojillos traviesos, nariz chata y boca sonriente.
El proceso de empaquetado también está cuidado hasta el mínimo detalle. El embalaje de cada pieza tiene impresas las iniciales de la empresa, “W.u.K”. Los envíos se realizan a todo el mundo, así como el suministro a tiendas.
Las diferentes fases de producción requieren bastante tiempo y un capital humano numeroso. “Desde que comenzamos la fase de pegado de las partes hasta que se pinta la figura pasan unas seis semanas”, explica la responsable de marketing. La fábrica produce anualmente unas 350.000 unidades de su pieza más solicitada: el angelito.
Las diferentes fases de producción requieren bastante tiempo y un capital humano numeroso. “Desde que comenzamos la fase de pegado de las partes hasta que se pinta la figura pasan unas seis semanas”, explica la responsable de marketing. La fábrica produce anualmente unas 350.000 unidades de su pieza más solicitada: el angelito.
Por suerte, la demanda de este tipo de artesanía es alta. Son piezas valoradas y que gozan de gran popularidad. Se asocian con recuerdos de la infancia o de la Navidad. La empresa exporta sus productos a todo el mundo. Solo en Japón suministra a 25 grandes almacenes; incluso los emperadores del país nipón tienen varias piezas en su casa. La reina Silvia de Suecia regala siempre a sus nietos alguna pieza o caja de música por Navidad y muchos actores de Hollywood también han caído rendidos ante su ternura y delicadeza.
“En octubre de 2012 recibimos una llamada de Walt Disney Studios. Estaban planeando una película sobre Disney y resulta que él era un gran aficionado a coleccionar las figuras de Wendt & Kühn, que tenía en su despacho. Nos pidieron algunas de las piezas para así reproducir fielmente el despacho en la película”. Así es como en la película Al encuentro de Mr. Banks (2013), protagonizada por Tom Hanks y Emma Thompson, aparecen algunas de sus piezas más conocidas.
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