Una nueva terraza de madera pensada para disfrutar del verano
La reforma de este espacio, inspirada en la cubierta de un barco, convierte el jardín en el protagonista de la vivienda.
La terraza es de Ipé: una madera muy resistente y duradera. “Con el paso del tiempo adquiere una cierta tonalidad gris. Es una madera viva que también cambia su color con el agua de lluvia”, aclara el paisajista.
Gracias a ser tan robusta es muy apropiada para su uso en suelos de exterior. “Cuando se usa la terraza para hacer barbacoas, la madera de Ipé es una buena elección, ya que ni las manchas ni la grasa penetran”.
Gracias a ser tan robusta es muy apropiada para su uso en suelos de exterior. “Cuando se usa la terraza para hacer barbacoas, la madera de Ipé es una buena elección, ya que ni las manchas ni la grasa penetran”.
Para los propietarios, una pareja de jubilados, era muy importante que sus nietos disfrutaran de la terraza. El arenero integrado fue fundamental desde el principio. Es el elemento que más destaca del jardín, sobre todo por la genial idea de la tapa.
El arenero está integrado de tal forma en la terraza que, cerrado, apenas es perceptible. “Desde el principio tuvimos claro que no debía notarse”, cuenta el paisajista.
El interior está recubierto de una base de hormigón. Para evitar que la arena se salga, el carpintero fabricó una caja interior de madera con unas pequeñas ‘pestañas’ en la parte superior, que sirven para que la tapa de madera se apoye.
El interior está recubierto de una base de hormigón. Para evitar que la arena se salga, el carpintero fabricó una caja interior de madera con unas pequeñas ‘pestañas’ en la parte superior, que sirven para que la tapa de madera se apoye.
Para levantar la pesada tapa se han insertado dos asas que recuerdan a las que hay en los barcos y aportan un toque marítimo al conjunto.
La valla protectora del jardín también es de madera de Ipé. También se ha respetado el bambú, que en su día plantaron los propietarios y que no quisieron cortar completamente. Se ha podado y se ha complementado con unas trepadoras. Como los propietarios no son demasiado aficionados a la jardinería era importante plantar especies fáciles de cuidar, como el rododendro y otras de fácil mantenimiento. El jardín está provisto de riego automático. “Los propietarios pensaron en montar un huerto, pero renunciaron a la idea porque sabían que no podrían ocuparse de él”, cuenta el paisajista.
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El resultado final es un espacio cómodo y cálido en el que disfrutan adultos y niños. Antes de que los obreros pusieran las asas del arenero ¡los pequeños ya estaban jugando en él!
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Quién vive aquí: una pareja de jubilados
Situación: París
Superficie: 60 metros cuadrados
Presupuesto: aproximadamente 40.000 €
Paisajismo: Nicolas Keller, de Wild Paysages
“El jardín estaba invadido por el bambú que los propietarios habían plantado hacía años y que había crecido muchísimo. La terraza de piedra estaba totalmente degradada y en un estado lamentable”, cuenta el responsable del proyecto, Nicolas Keller, de la empresa Wild Paysages.
La reforma de la terraza, que ha rehecho completamente, se inspira en la cubierta de un barco. Como sorpresa, el proyecto incluye un elemento que hace las delicias de los más pequeños: un arenero. Antes de reconstruir la terraza también hubo que alisar el terreno. “Estaba ligeramente en pendiente”, cuenta el paisajista.
A los propietarios les encanta el mar y querían que la terraza recordara a la cubierta de un barco. Para reforzar esa sensación, ésta se ha elevado sobre el césped. El canto, de forma irregular, tiene forma de vela. Una franja de gravilla blanca refuerza el look marítimo. La gravilla se ha reciclado del antiguo jardín.
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