Decoración
Sillón Emmanuelle: Descubre cómo y dónde colocar este clásico
También se llama Pavo Real por la forma de su respaldo. Una pieza colonial que, sin embargo, encaja en muchos estilos.
A esta butaca de mimbre se la conoce también como Pavo Real, por la altura y envergadura de su respaldo así como por las decoraciones que éste puede presentar a modo de cola de Pavo Real. Tiene su origen en el siglo XIX y ha sido fuente de inspiración para infinidad de diseñadores, que la han reinterpretado. Su aparición durante los años setenta en la saga de cine erótico Emmanuelle –de la que toma su segundo nombre– hizo que esta pieza, típica de las viviendas de las colonias del Pacífico Sur, se convirtiera en un todo un icono. Y es que se trata de un diseño que se puede colocar en cualquier rincón de la casa, que combinado con según qué tipo de mobiliario y textiles puede transformar el ambiente o adaptarse a él de forma sorprendente.
En una zona de estar de estilo actual. En el salón de aire contemporáneo de esta vivienda, la encontramos en un chocante rincón, bajo la mirada de una calavera a modo de trofeo de caza.
Con un simple textil de pelo largo en color blanco –en este caso una piel de oveja– se ha conseguido unificar su presencia con otros elementos del ambiente, como los cojines del sofá o la propia calavera, transformando al mismo tiempo el ambiente en un rincón bohemio.
Combinada en esta ocasión con mobiliario moderno de líneas rectas y tonos neutros, sus formas redondeadas y el mimbre aportan calidez y un ligero toque rústico al conjunto. Un salón con una interesante y armónica mezcla de tradición y modernidad.
Con un simple textil de pelo largo en color blanco –en este caso una piel de oveja– se ha conseguido unificar su presencia con otros elementos del ambiente, como los cojines del sofá o la propia calavera, transformando al mismo tiempo el ambiente en un rincón bohemio.
Combinada en esta ocasión con mobiliario moderno de líneas rectas y tonos neutros, sus formas redondeadas y el mimbre aportan calidez y un ligero toque rústico al conjunto. Un salón con una interesante y armónica mezcla de tradición y modernidad.
Como silla de cabecera en la mesa de un comedor ecléctico. En ambientes que mezclan varios estilos sin complejos, como el comedor de esta foto, la extravagancia es la norma, así que, ¿por qué no utilizar una butaca Emmanuelle para presidir la mesa? Quedará mucho más especial si, además, le das un toque de color, como se ha hecho aquí con este llamativo tono pastel. Una mezcla de estilos sorprendente que dota al ambiente de frescura y un toque divertido.
¿Te gusta mezclar y eres atrevido? Si es así, tu estilo es ecléctico
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En un recibidor, una zona de paso o un espacio residual. Bajo las sinuosas escaleras de esta vivienda, la butaca Emmanuelle no solo llena el espacio de forma decorativa sino que además contribuye a rebajar la carga del marcado estilo arquitectónico imperante en la casa. Como se trata de un diseño que permite duplicaciones, es decir, ser colocado de dos en dos, es perfecto para improvisar una zona de descanso o un saloncito en áreas de una casa que no tengan una función definida por ser de paso o residuales. Aquí, si bien contrasta con la arquitectura del lugar, sin embargo dialoga a la perfección con el exótico jardín que se divisa a través de las ventanas.
En un dormitorio boho o mediterráneo. Por su particular estética, el sillón Emmanuelle es un símbolo de los años setenta y un icono en mayúsculas del estilo boho ya que, allá donde se ubique, aporta un toque bohemio que pocas piezas consiguen transmitir.
Por otro lado, el hecho de estar realizado en mimbre le confiere asimismo un sabor muy mediterráneo. En este dormitorio de estilo ibicenco destaca con respecto a la luminosidad del color blanco de los textiles y las vigas del techo, los ventanales que dan al exuberante exterior y el suelo de barro. Además, precisamente por ser una pieza grande, exagerada y llamativa, consigue aportar a un espacio cromáticamente sobrio como este, una gran personalidad sin desvirtuar su esencia mediterránea.
¿Soñador, desenfadado y viajero? No lo dudes, tu estilo es Boho
Por otro lado, el hecho de estar realizado en mimbre le confiere asimismo un sabor muy mediterráneo. En este dormitorio de estilo ibicenco destaca con respecto a la luminosidad del color blanco de los textiles y las vigas del techo, los ventanales que dan al exuberante exterior y el suelo de barro. Además, precisamente por ser una pieza grande, exagerada y llamativa, consigue aportar a un espacio cromáticamente sobrio como este, una gran personalidad sin desvirtuar su esencia mediterránea.
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En un rincón en el que predomine una paleta de color oscura. Si bien la butaca Emmanuelle destaca especialmente sobre lienzos de color blanco, pues de este modo toma mayor protagonismo la calidez de su material natural, justamente lo opuesto también es un acierto, como vemos en el rincón de este dormitorio. Además, con esta ubicación al lado de una ventana, por otro lado absorbe la luz natural que entra por las ventanas, lo cual hace destacar todavía más los volúmenes de la pieza sobre el fondo en tonos azules muy oscuros. La butaca ha ganado así en elegancia, algo que se ha reforzado asimismo con el empleo de unos textiles opulentos.
Combinada con otras piezas de mimbre en una sala de estar. La fama que adquirió esta butaca gracias a la saga Emmanuelle ayudó a que los muebles fabricados en mimbre, que hasta entonces eran exclusivamente utilizados para decorar y amueblar exteriores, entraran en casa y amueblaran salones, habitaciones o recibidores con la misma naturalidad que los exteriores. Así, la butaca Emmanuelle combinada con varios muebles y/o accesorios de mimbre puede contribuir a conseguir looks rurales, mediterráneos, caribeños y hasta espacios chill-out de interior.
La calidez del mimbre reconquista la casa
La calidez del mimbre reconquista la casa
En un cuarto infantil en su versión mini. Al igual que muchos iconos del diseño, la butaca Emmanuelle también se puede encontrar en versión más pequeña para habitaciones infantiles. Si quieres darle un toque de color, ponle un cojín en un tono llamativo o píntala de un color que encaje con la habitación.
Por supuesto, en exteriores. En jardines como el de la foto, el sillón Emmanuelle está en su hábitat natural aportando un toque exótico al ambiente y un plus de naturalidad a la decoración. Resulta ideal no solo para descansar y leer, sino también como butaca para desayunos o cenas frente a una mesa de lujo, como vemos aquí. Combínala con otras sillas de estilos diferentes y más pequeñas y así se convertirá en la anfitriona indiscutible del conjunto.
Asientos de exterior: Crea rincones para disfrutar del buen tiempo
¿Y TÚ?
¿Te gustaría tener una butaca Emmanuelle en casa? ¿Dónde la pondrías? Cuéntanoslo en la sección de comentarios
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La mezcla es maestra ya que los diferentes materiales del mobiliario combinados entre sí –madera, mimbre, textil y plástico– junto con las plantas, colocadas a diferentes alturas, dan un carácter muy especial a este comedor ganado al exterior.
Pregunta al experto: Cómo ganar metros incorporando un espacio exterior