¡Vaya cambio!: 36 m² en Sitges convertidos en un remanso de paz
Todos los usos se concentran en un solo espacio interior que funciona como dormitorio y estar e incluye una cocina escamoteable. Junto a ella se dispuso el baño en una banda continua oculta parcialmente tras un panel. Las paredes se pintaron de blanco y el suelo, también de resina blanca, unifica todos los ámbitos.
En ese espacio indiferenciado, usos y actividades simplemente quedan marcados por el mobiliario, que se posa levemente en el suelo como si flotara. Un futón de Muji con una mínima lámpara halógena de sobremesa es el estar, el equipo de música expande su sonido por toda la habitación como las paredes y el suelo lo hacen con la luz.
La cocina y el baño se alinean delimitando un bloque separado en el lado opuesto a la terraza, aunque se abren discretamente al ámbito principal. La cocina se realizó a medida según el diseño de los arquitectos. El acceso al baño es el único hueco que permanece abierto introduciendo un mínimo acento de textura que hace vibrar la continuidad blanca y difusa de todo el espacio común. Cuando el cierre de libro de la cocina está abierto (como en esta fotografía), se percibe la unidad funcional y de diseño con el baño expresada en el revestimiento cerámico, idéntico en ambos.La opción radical y esencial por el blanco y la luz se llevan al extremo de evitar toda interferencia, por mínima que esta fuera.Descubre en este artículo por qué el blanco es el color preferido en la cocina
Así, en la cocina, tanto la grifería como la pila son también blancas, para lo que se ha elegido la serie Via Manzoni, de Gessi. El mosaico cerámico, en pequeñas teselas de 3 x 3 centímetros, replica el acabado de la mesa Quaderna, de Superstudio (1970): un icono del diseño radical italiano de los años sesenta y setenta que el cliente tiene pensado incorporar a la casa como único mueble alzado sobre el suelo, casi como un tótem a medio camino del arte y el diseño.Más casas reformadas en la sección ‘Antes y después’ de la Revista Houzz España
En el baño, al igual que en la cocina, y pese a tratarse de un ámbito separado, se ha mantenido la opción del blanco para la grifería y la alcachofa de la ducha, pertenecientes a la misma serie instalada en aquella. La ducha está integrada en el espacio del baño sin mampara ni separación. El espejo se desplaza de su lugar habitual sobre el lavamanos al testero de la ducha, de modo que prolonga ilusoriamente su límite a lo largo.
En la pared del baño, dos grabados del artista cubano Félix González-Torres de planteamiento conceptual interrumpen con su fondo blanco la textura del mosaico. Ambos llevan las siguientes leyendas: ‘Somewhere better than this place’ y ‘Nowhere better tan this place’, que funcionan como una suerte de enigmática divisa.
La cama se aloja en el retranqueo del espacio que queda entre la entrada y la pared de la terraza. El espacio vacante del lateral de la entrada se ha aprovechado para instalar un armario oculto tras puertas blancas. Sobre la cama, una foto de Daniel Riera introduce una sutil presencia figurativa en el conjunto que se ve desde todos los ángulos del espacio.
DESPUÉS: El pavimento de resina blanca continúa en la terraza, verdadera clave de todo el proyecto. Mientras el gran ventanal se amplió haciendo transparente también la parte inferior, que originalmente era un zócalo de obra, se mantuvo la ventana que ilumina la zona de la cama. Un gran toldo blanco actúa como difusor de la luz natural, tamizándola y otorgándole la condición uniforme, tangible y sedosa que caracteriza todo el espacio del refugio.
“El espacio del piso original –dicen los arquitectos– era muy pequeño, pero también muy fraccionado. Al ser tan reducido, todas las particiones eran tabiques, por lo que técnicamente fue muy fácil llevar a cabo la transformación pese a los límites de un presupuesto muy ajustado. Quizás la única complicación fue intentar crear un baño amplio con una ducha cómoda y grande”. Aunque la terraza se comporta como un tercer bloque paralelo a los de la cocina y baño y al del espacio principal, en realidad la continuidad entre interior y exterior (terraza y estar) es absoluta. El estar recibe por igual la luz tamizada por el toldo y la terraza, bajo el cobijo de este, se comporta como un último episodio de este interior introvertido y luminoso. Por la noche, la iluminación se resuelve con fluorescentes (“la limitación presupuestaria nos llevó a descartar los led”). Estos se esconden tras las estanterías de la cocina o se suspenden en la carpintería del ventanal, replicando la continuidad luminosa al iluminar tanto el estar como la terraza.
De un vistazoQuién vive aquí: un historiador del Arte francés, profesor de la Sorbona y curador de arte contemporáneoSituación: centro de Sitges (Barcelona)Superficie: 36 metros cuadrados + 11 de terrazaProyecto: Andrea Serboli y Matteo Colombo (CaSA)Una casa es, en primer lugar, un refugio. Eso es lo que el cliente les pidió a Andrea Serboli y Matteo Colombo con un programa escueto pero muy preciso: “Un espacio lleno de paz, abierto y esencial, amueblado con unos pocos objetos selectos: obras de arte, algunos libros y sus discos. En definitiva, un remanso para la introspección inundado de luz”. El lugar que debía transformarse en ese espacio soñado era un apartamento mínimo en el centro de la localidad barcelonesa de Sitges, próximo a la playa, pero carente de vistas. El piso contaba, sin embargo, con una amplia terraza a un patio de manzana. Esa fue la baza a la que se agarraron los arquitectos para diseñar un espacio totalmente introvertido en el que, paradójicamente, la intimidad se identifica con la luz.
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