Decoración
¿Sabes qué es y dónde usar el jacquard?
Dos expertos nos guían por la historia de este tipo de tejidos y nos dan pistas para saber usarlos en casa.
Tapices, brocados, damascos, falsos lisos con marcadas texturas: son muchas las telas que engloba el término jacquard en el mundo textil, aunque todas ellas comparten superficies complejas y elaboradas que aportan riqueza a cualquier ambiente independientemente de su estilo decorativo. Además, son resistentes y duraderas, razón por la que a menudo se emplean en tapicerías.
Expertos consultados:
Beatriz Gancedo, responsable de comunicación y marketing de Gancedo
Luis Alfonso López, director de proyectos de Gastón y Daniela
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Beatriz Gancedo, responsable de comunicación y marketing de Gancedo
Luis Alfonso López, director de proyectos de Gastón y Daniela
“Fue el comienzo de una auténtica revolución industrial en el mundo textil, no solo por cómo cambiaron las fábricas sino como precursor de los automatismos de nuestros días”, continúa Beatriz Gancedo. De hecho, hoy en día se pueden encontrar miles de diseños realizados con este sistema, “desde telas lisas o con textura a dibujos geométricos, de rayas, flores… diseños pop, damascos, diseños abstractos…”.
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¿Dónde usarlo?
Coincide con ella Luis Alfonso López, aunque matiza que “si bien hoy día los jacquard pueden reproducir cualquier tipo de tejidos, los que consideramos como tejido de jacquard son aquellos que sirven para hacer tapicerías de asientos de alta resistencia, de aspecto recio y fuerte, con textura y tramas marcadas. Son el resultado de las múltiples posibilidades de entramado que permite la introducción de diferentes hilados y en diferentes direcciones”.
El director de proyectos de Gastón y Daniela pone algunos ejemplos: “Los tejidos de aspecto ‘Chanel’, en realidad son jacquard; las tapicerías gruesas de bancos en casas de campo suelen serlo también, al igual que los tejidos con aspecto de tapices. Son telas resistentes, por lo que son adecuadas para uso intenso”, concluye.
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Coincide con ella Luis Alfonso López, aunque matiza que “si bien hoy día los jacquard pueden reproducir cualquier tipo de tejidos, los que consideramos como tejido de jacquard son aquellos que sirven para hacer tapicerías de asientos de alta resistencia, de aspecto recio y fuerte, con textura y tramas marcadas. Son el resultado de las múltiples posibilidades de entramado que permite la introducción de diferentes hilados y en diferentes direcciones”.
El director de proyectos de Gastón y Daniela pone algunos ejemplos: “Los tejidos de aspecto ‘Chanel’, en realidad son jacquard; las tapicerías gruesas de bancos en casas de campo suelen serlo también, al igual que los tejidos con aspecto de tapices. Son telas resistentes, por lo que son adecuadas para uso intenso”, concluye.
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Curiosamente, es este rasgo tan característico del jacquard es también el principal inconveniente a la hora de utilizar este tejido en decoración. “A veces, tienen demasiada textura y grosor y su aspecto es muy invernal. En términos funcionales, los hilos se desgastan y se van pelando y es bueno evitar el roce en zonas de mucho uso”, apunta
Luis Alfonso.
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Luis Alfonso.
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Por su parte, Beatriz Gancedo cree que “las telas tejidas en realidad son adecuadas para cualquier tipo de uso: dependerá de la resistencia de la tela el que sea válida para tapizar o no, aunque también se pueden utilizar para cortinas, almohadones, cabeceros, paredes… Los jacquard en seda natural van a tener una calidad maravillosa y van a ser elegantes y sofisticados, pero más delicados y quizá no son recomendables para tapizar muebles de mucho uso”, explica.
En todo caso, también funcionan en ambientes actuales e incluso minimalistas. “Un terciopelo de lana de mohair, realizado en telar jacquard en color arena, es lo más simple y sofisticado para una decoración minimal”, apunta Beatriz Gancedo.
Asimismo, como los jacquard reproducen cualquier tipo de textura, asegura que le parece muy adecuado “usarlos en butacas de aspecto lanoso, con texturas abultadas y peludas, como si fuesen tapizados de piel de animal en colores blancos y marrones. Los muebles diseñados por Jean Royère alcanzan unos precios astronómicos tapizados con jacquard de este tipo”.
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Asimismo, como los jacquard reproducen cualquier tipo de textura, asegura que le parece muy adecuado “usarlos en butacas de aspecto lanoso, con texturas abultadas y peludas, como si fuesen tapizados de piel de animal en colores blancos y marrones. Los muebles diseñados por Jean Royère alcanzan unos precios astronómicos tapizados con jacquard de este tipo”.
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Colección Nature de HappyTEX by Gancedo
“Ahora hay una fuerte tendencia hacia tejidos lisos con texturas o diseños geométricos, espigas… En definitiva, falsos lisos que encajan en cualquier ambiente por sus acabados neutros”, opina Beatriz Gancedo.
“Los telares Jacquard realizan a la perfección telas de sargas y espigas, tartanes y rayas texturadas, así como texturas irregulares de aspecto informal, como las jarapas y los denim, idóneas en habitaciones de estética joven”, opina Luis Alfonso López.
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¿Cuánto cuesta?
La gran diversidad de tejidos de jacquard se traduce en una enorme variedad de precios, en función de cuestiones como “la composición de la tela, su peso o la sofisticación del diseño”, según especifica Beatriz Gancedo, que apunta a modo orientativo que “un jacquard puede tener un precio medio desde 40 € a 120 €”.
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La gran diversidad de tejidos de jacquard se traduce en una enorme variedad de precios, en función de cuestiones como “la composición de la tela, su peso o la sofisticación del diseño”, según especifica Beatriz Gancedo, que apunta a modo orientativo que “un jacquard puede tener un precio medio desde 40 € a 120 €”.
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Limpieza y mantenimiento
Resistentes y duraderos, los jacquard suelen requerir “limpieza en seco, como casi todas las tapicerías, aunque depende de la composición de las fibras con las que esté realizado y su ligado”, apunta Luis Alfonso López.
Beatriz Gancedo añade que incluso en las versiones que puedan ser lavables –por ejemplo, las que tienen un porcentaje de poliéster– es conveniente mojar el tejido antes de confeccionar (por ejemplo, cuando se hacen fundas paralos sofás o cortinas) porque las fibras naturales pueden encoger”.
CUÉNTANOS…
¿Te gustan los jacquard? ¿Dónde los usarías en la decoración de tu casa? Comparte tu opinión con nosotros en los comentarios
Resistentes y duraderos, los jacquard suelen requerir “limpieza en seco, como casi todas las tapicerías, aunque depende de la composición de las fibras con las que esté realizado y su ligado”, apunta Luis Alfonso López.
Beatriz Gancedo añade que incluso en las versiones que puedan ser lavables –por ejemplo, las que tienen un porcentaje de poliéster– es conveniente mojar el tejido antes de confeccionar (por ejemplo, cuando se hacen fundas paralos sofás o cortinas) porque las fibras naturales pueden encoger”.
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El nombre de jacquard proviene del ingeniero Joseph Marie Jacquard, que inventó y patentó el telar mecánico que permitía introducir diferentes texturas y elementos complejos en cada tela, haciendo posible realizar tejidos con dibujos con la misma facilidad con que, hasta esa fecha, se hacía la tela lisa. Sin embargo, el término se utiliza hoy para denominar lo que habitualmente llamamos tapicería “de aspecto tejido, grueso y resistente, adecuado para revestir muebles”, como ejemplifica Beatriz Gancedo, responsable de marketing de Gancedo.
“Son todos aquellos tejidos que se realizan con una estructura de ligado por medio de una urdimbre y una trama”, especifica Luis Alfonso López, director de proyectos de Gastón y Daniela. López explica que “el telar se movía y cambiaba de peine según las instrucciones de unas tarjetas perforadas –responsables de los diseños–, al igual que luego se hizo con los primeros ordenadores”.
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