Visita privada: Un ático en Madrid que atrae la luz
En esta reforma dos elementos son protagonistas: la luz natural y un gran mueble rojo que hace de cocina ¡y librería!
Rafael F. Bermejo
14 de abril de 2019
Director de la Revista Houzz España
El arquitecto Gonzalo Pardo ha proyectado la rehabilitación integral de este ático en el centro de Madrid para un amigo, el periodista Andrés Rubio. Nada más entrar, los ojos se van directos al gran mueble de color ‘rojo alto brillo’ que zigzaguea por el espacio y que es al tiempo librería y cocina. Después, casi sin querer, se deja uno arrastrar hacia los tres balcones desde los que se tiene una bonita vista de los tejados del centro de Madrid.
De un vistazo
Quién vive aquí: Andrés Rubio, periodista especializado en arquitectura y autor de varios documentales
Situación: Chueca, Madrid
Proyecto: Gon Architects. Gonzalo Pardo
Superficie: Loft de 80 metros cuadrados. Un espacio diáfano que incluye salón y cocina, una habitación y un baño
Presupuesto: 100.000 €
Fotografía: Imagen subliminal (excepto que se indique lo contrario)
Quién vive aquí: Andrés Rubio, periodista especializado en arquitectura y autor de varios documentales
Situación: Chueca, Madrid
Proyecto: Gon Architects. Gonzalo Pardo
Superficie: Loft de 80 metros cuadrados. Un espacio diáfano que incluye salón y cocina, una habitación y un baño
Presupuesto: 100.000 €
Fotografía: Imagen subliminal (excepto que se indique lo contrario)
Foto: Alfredo Arias
“El móvil amarillo que cuelga del techo junto a la mesa de trabajo es un diseño de otro amigo, el arquitecto Pepe de Coca”, cuenta el dueño, Andrés Rubio.
Visita privada: Un dúplex minimalista muy acogedor
“El móvil amarillo que cuelga del techo junto a la mesa de trabajo es un diseño de otro amigo, el arquitecto Pepe de Coca”, cuenta el dueño, Andrés Rubio.
Visita privada: Un dúplex minimalista muy acogedor
“El piso estaba muy deteriorado”, sigue Rubio, director del documental La delirante historia de la Pagoda, sobre la figura del arquitecto Miguel Fisac. “Originalmente tenía cuatro habitaciones y tres ventanas muy pequeñas. No había suficiente luz. Y la luz velazqueña de Madrid a mí me funciona como antidepresivo”, dice.
Fundamentalmente, el proyecto del arquitecto Gonzalo Pardo se centró en abrir los tres balcones que inundan la casa de luz. Gonzalo explica que estos balcones de madera de pino, más dos ventanas en la parte trasera y dos lucernarios, están pensados como aberturas para que la casa funcione como un caleidoscopio que registra el paso del tiempo. “La casa está orientada este-oeste y va recogiendo los cambios de luz y el transcurso del día, con la ciudad reflejándose en la superficie del mueble rojo (ver siguientes fotos)”, dice.
Fundamentalmente, el proyecto del arquitecto Gonzalo Pardo se centró en abrir los tres balcones que inundan la casa de luz. Gonzalo explica que estos balcones de madera de pino, más dos ventanas en la parte trasera y dos lucernarios, están pensados como aberturas para que la casa funcione como un caleidoscopio que registra el paso del tiempo. “La casa está orientada este-oeste y va recogiendo los cambios de luz y el transcurso del día, con la ciudad reflejándose en la superficie del mueble rojo (ver siguientes fotos)”, dice.
En pleno centro del barrio de Chueca, Madrid, Rubio disfruta yendo a exposiciones de arte. El periodista ha dirigido y producido, además, varios documentales y escrito varios libros; el último: Corazón de robot, escrito en colaboración con Use Lahoz.
El mobiliario incluye piezas de diseñadores europeos como Harri Koskinen (la lámpara Block), Antonio Citterio (el sofá Suita), Ferran Freixa (lámpara Nagoya), Jean Prouvé (mesa Guéridon), Miguel Milá (lámpara TMM).
También hay piezas de autores noveles como Paul Jokobsen, cuya lámpara cuelga sobre el aparador de los Eames, y que el joven creador sueco fabricó durante un taller celebrado en Madrid impartido por la diseñadora y ceramista Marre Moerel.
También hay piezas de autores noveles como Paul Jokobsen, cuya lámpara cuelga sobre el aparador de los Eames, y que el joven creador sueco fabricó durante un taller celebrado en Madrid impartido por la diseñadora y ceramista Marre Moerel.
La tesis doctoral de Gonzalo trataba sobre los indicios de transformación del espacio doméstico. Y uno de esos indicios es que cada vez hay más gente que vive sola. En Suecia, por ejemplo, el 49%; frente al 18% en España. “Es una tendencia al alza en los países más avanzados, como los nórdicos, y también en Alemania”, dice Andrés. “Yo le pedí a Gonzalo un proyecto individual en la zona centro de Madrid, el área de la ciudad donde vivimos más personas solas. A mí me gusta vivir solo. Las dos únicas puertas de la casa son la de la entrada y la del baño”.
Gonzalo destaca la transparencia como uno de los conceptos que motivaron su proyecto. “Esta casa intenta ofrecer una alternativa frente a la compartimentación tradicional de los interiores”, dice el arquitecto. “Habla de los usos y funciones de una manera más fluida, más líquida”. La idea es que todos los objetos que contiene la casa se relacionen entre sí por proximidad, geometría y color. Por ejemplo, la lámpara blanca y orgánica (en forma de flor) de Alvar Aalto Pendant Lamp A440, que destaca sobre el fondo rojo y geométrico de la cocina.
“Gonzalo es un buen amigo, así que el proceso de colaboración fue muy sencillo y agradable”, sigue Andrés.
“Como arquitecto tiene una intuición tremenda, y a su capacidad para estructurar une esa ‘mentalidad lúdica’ que Alvar Aalto consideraba un ingrediente fundamental de la arquitectura y el diseño”. El proyecto, denominado The StoRed House: un juego de palabras entre Almacenaje y Rojo (en inglés), fue preseleccionado en la Bienal Española de Arquitectura 2013. También fue finalista en los premios de 2014 del COAM (Colegio de Arquitectos de Madrid).
“Como arquitecto tiene una intuición tremenda, y a su capacidad para estructurar une esa ‘mentalidad lúdica’ que Alvar Aalto consideraba un ingrediente fundamental de la arquitectura y el diseño”. El proyecto, denominado The StoRed House: un juego de palabras entre Almacenaje y Rojo (en inglés), fue preseleccionado en la Bienal Española de Arquitectura 2013. También fue finalista en los premios de 2014 del COAM (Colegio de Arquitectos de Madrid).
En el mobiliario destacan sobre todo las piezas de los estadounidenses Ray y Charles Eames. “Son los diseñadores del siglo XX que más me gustan”, comenta Andrés. “Hay una frase de Alison y Peter
Smithson sobre ellos que lo resume muy bien: ‘Hicieron respetable el gusto por las cosas bonitas’. Y es cierto. En los Eames todo es juego y alegría. O, al menos, un anhelo de alegría”.
Decora tu casa con las Plastic Chair de los Eames
Smithson sobre ellos que lo resume muy bien: ‘Hicieron respetable el gusto por las cosas bonitas’. Y es cierto. En los Eames todo es juego y alegría. O, al menos, un anhelo de alegría”.
Decora tu casa con las Plastic Chair de los Eames
Además del mobiliario, llaman la atención algunas obras de arte. “El único cuadro colgado es de mi amigo Francisco Roa”, dice Andrés. “Y luego hay otras cosas, como una escultura que compré en Buenos Aires en el espacio Objetos Encontrados, del artista Luis Fernandez, o la escultura amarilla, azul, negra y roja Quadrigo, de Jean-Phillipe Rossinelli, que compré en Berna.
El mueble rojo –se aprecia en esta axonometría su protagonismo en el proyecto– alberga los electrodomésticos (frigorífico, horno, campana extractora, lavadora y caldera) y la ropa, y asimismo es despensa, librería, espejo y contenedor de elementos de limpieza.
Tiene 14.50 metros de longitud, 0.60 metros de ancho y un volumen de 22.27 metros cúbicos. “Funciona como una especie de cajón de sastre, ahí cabe todo”, dice Andrés. “Está construido a partir de módulos estándar de armarios de cocina con el fin de abaratar costes. Esos muebles de cocina se llevan por toda la casa (el lavabo, por ejemplo, es un fregadero, y los cajones de la ropa interior son cajones de cuchillos y tenedores)”.
Tiene 14.50 metros de longitud, 0.60 metros de ancho y un volumen de 22.27 metros cúbicos. “Funciona como una especie de cajón de sastre, ahí cabe todo”, dice Andrés. “Está construido a partir de módulos estándar de armarios de cocina con el fin de abaratar costes. Esos muebles de cocina se llevan por toda la casa (el lavabo, por ejemplo, es un fregadero, y los cajones de la ropa interior son cajones de cuchillos y tenedores)”.
Foto: Gonzalo Pardo
Las viejas vigas de madera, reforzadas con acero, quedan a la vista. “Lo viejo y lo nuevo dialogan, pero a lo nuevo se le ha aplicado un código de color”, explica Gonzalo. “Las vigas de acero o el refuerzo del pilar se pintaron de blanco. Y el interior del pilar, elemento fundamental porque sostiene el tejado, se ha dejado visto por un tema de sinceridad constructiva”.
Los balcones no tienen bisagras sino que son pivotantes, con pernos giratorios, superior e inferior. Esto permite colocar grandes hojas de vidrio y lograr mayor amplitud y luminosidad. Se recrecieron los muros para que los balcones pudieran pivotar con holgura, y se forraron con la misma madera de pino de los marcos.
Los balcones son como tres periscopios a la ciudad. “En el plano horizontal la casa busca una continuidad espacial, que se difuminen los límites y se proyecte al horizonte de los tejados de Madrid a través de los balcones, como en un cuadro del pintor Antonio López”, dice Gonzalo.
Las viejas vigas de madera, reforzadas con acero, quedan a la vista. “Lo viejo y lo nuevo dialogan, pero a lo nuevo se le ha aplicado un código de color”, explica Gonzalo. “Las vigas de acero o el refuerzo del pilar se pintaron de blanco. Y el interior del pilar, elemento fundamental porque sostiene el tejado, se ha dejado visto por un tema de sinceridad constructiva”.
Los balcones no tienen bisagras sino que son pivotantes, con pernos giratorios, superior e inferior. Esto permite colocar grandes hojas de vidrio y lograr mayor amplitud y luminosidad. Se recrecieron los muros para que los balcones pudieran pivotar con holgura, y se forraron con la misma madera de pino de los marcos.
Los balcones son como tres periscopios a la ciudad. “En el plano horizontal la casa busca una continuidad espacial, que se difuminen los límites y se proyecte al horizonte de los tejados de Madrid a través de los balcones, como en un cuadro del pintor Antonio López”, dice Gonzalo.
Foto: Gonzalo Pardo
Los suelos de roble y fresno son como alfombras de madera que organizan los espacios. “Los cambios de colores del suelo van asociados a sensaciones”,
explica Gonzalo. “Por ejemplo, en el dormitorio, el roble negro tiene que ver con la entrada a la cueva, a una guarida donde te recoges. El suelo te va conduciendo por la casa, y sus despieces van marcando lugares de paso, de estudio, de descanso, de actividades. Un suelo continuo hubiera significado una mayor uniformización de las funciones”.
Los suelos de roble y fresno son como alfombras de madera que organizan los espacios. “Los cambios de colores del suelo van asociados a sensaciones”,
explica Gonzalo. “Por ejemplo, en el dormitorio, el roble negro tiene que ver con la entrada a la cueva, a una guarida donde te recoges. El suelo te va conduciendo por la casa, y sus despieces van marcando lugares de paso, de estudio, de descanso, de actividades. Un suelo continuo hubiera significado una mayor uniformización de las funciones”.
Foto: Alfredo Arias
Gonzalo –en la imagen– ganó ex-aequo en 2006, con solo 27 años, el concurso de ideas para la remodelación de Azca: la enorme manzana que acoge el centro financiero de Madrid. Un concurso que preparó cuando aún era estudiante y en el que venció a sus profesores, lo que le creó cierta aura de leyenda entre sus compañeros de la Escuela de Arquitectura de Madrid, donde ahora ejerce como profesor asociado en la asignatura de ‘Proyectos’.
Gonzalo –en la imagen– ganó ex-aequo en 2006, con solo 27 años, el concurso de ideas para la remodelación de Azca: la enorme manzana que acoge el centro financiero de Madrid. Un concurso que preparó cuando aún era estudiante y en el que venció a sus profesores, lo que le creó cierta aura de leyenda entre sus compañeros de la Escuela de Arquitectura de Madrid, donde ahora ejerce como profesor asociado en la asignatura de ‘Proyectos’.
“Creo que para hacer tu casa es importante apoyarse en un profesional de la arquitectura cuanto más cualificado mejor, y cuanto más empático mejor”, dice Andrés. “El arquitecto no tiene solo que imaginar espacios, sino que tiene que imaginar tu vida. En mi caso, desde que estoy aquí tengo más calidad de vida, y por eso le estoy tan agradecido a Gonzalo”.
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Proyecto muy bonito. Dejar el espacio libre con la estrategia utilizada: mostrar la estructura de la cubierta para ganar amplitud y usar um mueble-color y no paredes para dividir ambientes. Además, encontrar el contraste entre la materialidad más rustica de la madera y lo refinalido del lacado o laminado brillo rojo del muebe. Enhorabuena.