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Una vivienda integrada en un bosque al norte de Nueva York
En un bosque tan hermoso como este, el diseño de un proyecto debe cuidarse para que encaje en medio de la naturaleza.
Cuentan los arquitectos María Milans del Bosch y Jesús Donaire que la zona donde se ubica la vivienda, Catskills, recibe el nombre de unas montañas al Noroeste de Nueva York que se caracterizan por la frondosidad de sus bosques y la gran cantidad de ríos, lagos y presas. “Estas montañas fueron fuente de inspiración para los pintores de la Escuela Del Río Hudson (pintura romanticista, siglo XIX), cuyo lema ‘descubrimiento, exploración y asentamiento’ les llevó a retratar la belleza salvaje y cambiante de sus bosques de hoja caduca”.
Es difícil imaginar un entorno más bello para una vivienda. En un lugar así, el reto es aún mayor, ya que la alteración de un paisaje tan hermoso debe justificarse con la inserción de una pieza sensible al lugar.
Es difícil imaginar un entorno más bello para una vivienda. En un lugar así, el reto es aún mayor, ya que la alteración de un paisaje tan hermoso debe justificarse con la inserción de una pieza sensible al lugar.
Los arquitectos, que se conocieron cerca de allí cuando ambos cursaban el máster de Science in Advanced Architectural Design en la Universidad de Columbia, en Nueva York, explican que consiguieron esa textura iridiscente de la madera en fachada que refleja la luz y los colores de las distintas estaciones y horas del día “gracias al uso de cedro carbonizado con el proceso ‘Shou Sugi Ban’: una técnica japonesa que da a la madera mayor resistencia al agua, al fuego y a los insectos sin ningún tipo de mantenimiento”.
La vivienda, en principio de autopromoción y vendida a una familia que ha entrado a vivir hace poco tiempo –concretamente durante el confinamiento por la Covid-19–, ocupa dos plantas en las que un programa sencillo acomoda de manera muy eficiente dos dormitorios en planta baja y otros dos en la planta superior, y tres baños de distintas dimensiones, uno de ellos como parte del dormitorio principal, otro en la planta inferior.
► Descubre aquí todas las fotos de esta casa
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La decisión de desdoblar la sección arquetípica de vivienda a dos aguas para convertirla en una suerte de trampantojo donde se ofrecen dos vertientes independientes, cada una a un agua como se ve en la imagen, permite no solo acomodar la doble altura en uno de los dos volúmenes resultantes a una altura mayor, y una escalera más desahogada en el otro, sino también conectar el interior de la vivienda tanto con la montaña como con el valle y su suave pendiente.
Ello responde a la vez al compromiso de los arquitectos con una sostenibilidad bien entendida donde “la mayoría de los huecos se abren en las caras este y oeste consiguiendo ventilación cruzada en toda la casa, aprovechando al máximo la radiación solar y protegiendo las caras norte y sur de los vientos dominantes”.
Por otro lado, los arquitectos explican que decidieron usar hormigón en la planta baja y madera en prácticamente toda la vivienda para facilitar una correcta ejecución de la obra por parte de los constructores locales, que trabajan casi exclusivamente esos materiales.
En la doble altura del espacio principal de la vivienda, sobre las tres baldas horizontales y sus siete módulos, el equivalente juego de las carpinterías superiores, que alternan dos vidrios fijos de proporción cuadrada con otros practicables situados verticalmente a los lados, recuerda mucho a la Casa Esherick (1961), de Louis I. Kahn, no muy lejos de allí en Filadelfia, (Pensilvania).
Este ritmo de las ventanas (uno, dos, uno, dos, uno) se repite en las vigas vistas del techo, subrayando la necesidad de una arquitectura que busca el orden y la serenidad en el ritmo y la geometría, es decir, en las matemáticas, huyendo así de los caprichos y desgracias de la metáfora postmoderna y sus malentendidos.
► Información y reportajes en la sección ‘Arquitectura’ de la Revista Houzz España
Este ritmo de las ventanas (uno, dos, uno, dos, uno) se repite en las vigas vistas del techo, subrayando la necesidad de una arquitectura que busca el orden y la serenidad en el ritmo y la geometría, es decir, en las matemáticas, huyendo así de los caprichos y desgracias de la metáfora postmoderna y sus malentendidos.
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Al otro lado del salón, se repiten las estanterías hacia el espacio principal. Aparece una zona de trabajo o estudio longitudinal en la parte baja de la cubierta inclinada, que se cierra a la fachada oeste, confiando la luz a la doble altura del espacio central y la generosa fachada este.
Ese interés por el control geométrico se ve también en otras obras del estudio, quizá de forma más acusada en la castellana casa entre Tapiales: un riguroso pabellón de vidrio y hormigón donde la precisión técnica se pone al servicio de una desnudez poética.
Ese interés por el control geométrico se ve también en otras obras del estudio, quizá de forma más acusada en la castellana casa entre Tapiales: un riguroso pabellón de vidrio y hormigón donde la precisión técnica se pone al servicio de una desnudez poética.
“La madera se utiliza tanto en el interior como en el exterior de la casa. En el interior, madera contrachapada para cerramiento; PSL (perfiles de tiras de madera encoladas) para pilares y vigas; y madera sólida para viguetas”.
Del mismo modo, “en el suelo de la segunda planta y en todos los paramentos de baños y cocina se utiliza paneles de Viroc: un compuesto de fibras de madera y cemento con buena inercia térmica, resistencia al agua y poca variación del tamaño nominal; todas ellas características esenciales para el buen funcionamiento del suelo radiante y en los espacios húmedos de la casa”.
Del mismo modo, “en el suelo de la segunda planta y en todos los paramentos de baños y cocina se utiliza paneles de Viroc: un compuesto de fibras de madera y cemento con buena inercia térmica, resistencia al agua y poca variación del tamaño nominal; todas ellas características esenciales para el buen funcionamiento del suelo radiante y en los espacios húmedos de la casa”.
También como en el caso de Kahn, el desdoblamiento de las ventanas al interior es capaz de producir espacios como el que aparece en el dormitorio principal (ver foto sobre estas líneas) como consecuencia del máximo aprovechamiento del suelo sobre el hueco de la escalera.
En la noche oscura y nevada, y entre los árboles de hoja caduca, aparece la luz cálida de la vivienda como única referencia de ese volumen oculto entre las sombras.
Frente a estas imágenes, aquellas en las que la vivienda parece atrapar la luz reflejada de la nieve de día, o incluso aquellas otras donde se adivina una cierta primavera, proponen un debate sobre cuál es la mejor época del año donde disfrutar de esta casa y su entorno.
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¿Y A TI?
¿Qué es lo que más te gusta de esta vivienda en un bosque del estado de Nueva York? Cuéntanoslo en los comentarios
Frente a estas imágenes, aquellas en las que la vivienda parece atrapar la luz reflejada de la nieve de día, o incluso aquellas otras donde se adivina una cierta primavera, proponen un debate sobre cuál es la mejor época del año donde disfrutar de esta casa y su entorno.
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Quien vive aquí: una familia
Situación: Grahamsville, Catskills, estado de Nueva York
Superficie: 205 metros cuadrados
Proyecto: Donaire Milans Arquitectos
Ingeniería: LIA Engineering, LLC, Luke Amey
Fotografía: Montse Zamorano
El volumen edificado se integra en la negrura de un bosque espeso de arces, robles y abedules. Es en uno de sus claros donde el edificio se inserta con esmero en la intersección de ambas pendientes: la este-oeste más acusada que la norte sur, en la que “se coloca una losa de hormigón y un muro de contención en forma de U que se abre a la cara opuesta al camino, donde están las mejores vistas de las montañas y el valle”, apuntan los arquitectos.
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