Casas Houzz
Una singular decisión transforma radicalmente un piso en Granada
La cocina es la gran protagonista de este piso en el que con un gesto se ha reconfigurado todo el espacio.
Esta vivienda que los arquitectos Tomás García Píriz y Javier Castellano Pulido (CUAC Arquitectura) han reformado para una pareja y su perra se encuentra en el popular barrio granadino del Zaidín. Forma parte de un edificio cuya estructura de muros de carga se entiende por la época en la que fue construido, hacia finales de la década de los cincuenta, y de la gran actividad sísmica del área de Granada, recogida de forma consecuente en las normativas de estructura.
A partir de una pequeña planta alargada con luz en sus dos lados largos, a la calle y a un patio, y un eje longitudinal desde la entrada en uno de los lados pequeños perpendiculares, los propietarios pidieron “un apartamento lo más abierto posible en el que la cocina fuera la auténtica protagonista”, dicen los arquitectos.
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De forma consecuente, la reforma reduce los tres dormitorios de la vivienda original a uno solo, algo más razonable teniendo en cuenta las reducidas dimensiones. La cocina y el aseo permanecen en el mismo lugar, si bien la primera se incorpora al amplio espacio en L que conforma junto al salón y el comedor.
“Como si de un elemento patrimonial se tratase, la intervención saca a la luz la naturaleza constructiva del mismo revelando puntualmente la fábrica de ladrillo con la que estaba realizado. Dobles perfiles de acero unidos entre sí sostenían este elemento dejando una junta en su interior para alojar un sistema de iluminación led reprogramable a tiempo real”, apuntan los autores del proyecto.
“Como si de un elemento patrimonial se tratase, la intervención saca a la luz la naturaleza constructiva del mismo revelando puntualmente la fábrica de ladrillo con la que estaba realizado. Dobles perfiles de acero unidos entre sí sostenían este elemento dejando una junta en su interior para alojar un sistema de iluminación led reprogramable a tiempo real”, apuntan los autores del proyecto.
Quizá es exagerado decir que el muro recuerda la arquitectura de la primera Zaha Hadid en la estación de bomberos de Vitra y algunos trabajos de Daniel Libeskind, cuando simplemente se trata en realidad de un trabajo de precisión y maestría que busca aligerar un muro de carga en los puntos donde puede hacerse sin comprometer la estructura.
Esta destreza de los arquitectos no está exenta de una lúcida intervención poética, donde la luz recuerda trabajos de Elisa Valero en el Colegio Cerrillo de Maracena o del propio Antonio Jiménez Torrecillas en la rehabilitación de muralla nazarí en el Albaicín granadino, todos ellos en realidad deudores de la arquitectura local de los secaderos de tabaco de la vega granadina, tal como explicaba el propio Jiménez Torrecillas a sus alumnos y colaboradores (Tomás García Piriz lo fue) para hablar de la verdad en arquitectura.
Las dos puertas de distinta altura que comunican el dormitorio con el resto del piso se explican a partir de la distinta altura de los habitantes de la casa, tal y como muestran las fotos: una pareja y su galga. Se trata de un gesto consecuente con el cuidado por el detalle y la atención a los moradores, llevado hasta sus últimas consecuencias de manera casi obsesiva.
En cuanto a los acabados, los arquitectos utilizan “madera de pino en suelo y particiones, entendidas estas como infraestructuras-mueble con las que resolver las necesidades de almacenaje y trabajo potenciando, además, la lectura unitaria de cada crujía de la vivienda. El uso de espejos en aseos y pasillo amplía espacialmente los límites del apartamento interior y exteriormente”.
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En cuanto a los acabados, los arquitectos utilizan “madera de pino en suelo y particiones, entendidas estas como infraestructuras-mueble con las que resolver las necesidades de almacenaje y trabajo potenciando, además, la lectura unitaria de cada crujía de la vivienda. El uso de espejos en aseos y pasillo amplía espacialmente los límites del apartamento interior y exteriormente”.
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La experiencia de los propietarios no puede ser más feliz, tal como reflejan cuando dicen que lo que más les ha sorprendido “es lo grande que parece. No nos podríamos imaginar que este espacio estuviera disponible dada la situación de partida. Por otro lado, nos encanta el muro, que se ha convertido en el elemento preferido de la casa. A pesar de la importancia del mismo en el proyecto, no terminamos de ver la fuerza que tiene hasta que se hubo terminado la obra”.
Esto demuestra que no hay proyecto pequeño si la comunicación entre el cliente y el arquitecto se plantea de forma que cada reto, como esta difícil reforma, sea una oportunidad donde dialogar para desdibujar los límites de los prejuicios y las concepciones que todos tenemos, dejando que la curiosidad y la imaginación conviertan un espacio imposible en un lugar tan atractivo para vivir como este muro con apartamento.
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Quién vive aquí: Una pareja y su perra
Situación: Granada
Superficie: 60 metros cuadrados
Presupuesto: 36.000 € (aprox.).
Proyecto: CUAC Arquitectura (Tomás García Píriz y Javier Castellano Pulido)
Fotografía: Fernando Alda