Una reforma que saca todo el partido a un antiguo desván de 40 m²
La arquitecta y dueña de esta buhardilla de 40 metros cuadrados en San Sebastián ha diseñado una vivienda a su medida.
Villa Piedad es una gran casa construida en 1950 que, con el tiempo, se había ido dividiendo hasta contar con ocho diminutos pisos. Marta Badiola, dueña y arquitecta, compró la mitad del bajocubierta, sito en lo que era el antiguo desván. “El espacio estaba dividido en 5 minúsculas estancias con un agobiante distribuidor central y techos bajos”. Su objetivo ha sido conseguir un espacio completamente diáfano. Para ello tomó una decisión radical: demoler todo, incluida la cubierta, que estaba en un estado lamentable. “El resultado es un espacio casi cuadrado con tres fachadas y una cubierta: cuatro planos de contacto con el exterior. Las siete ventanas Velux que abrí en la nueva cubierta completaron el queso gruyère”, detalla la arquitecta. Y aunque fue un reto trabajar en un proyecto para ella misma, ahora reconoce “que es exactamente la casa que quería”.
El blanco y la madera son protagonistas de todos los ambientes. “Abusé del color blanco y de los tonos claros para optimizar la luz natural y ampliar visualmente el espacio. La cubierta toma especial protagonismo al ser el único elemento de madera invadiendo el espacio diáfano y luminoso. Sin embargo, quise que la entreplanta y la escalera pertenecieran al mundo de la cubierta y por ello los diseñé en madera de pino”.
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“Descubrí que me resulta muchísimo más sencillo tomar decisiones cuando el proyecto es para una tercera persona. Ser cliente y arquitecto a la vez fue una situación novedosa y difícil”, cuenta la arquitecta, que reconoce que la estancia más especial es la sala de estar, comunicada en altura con el estudio de la entreplanta.
Badiola diseñó la librería sobre el comedor aprovechando el frente de la mesa del estudio e integrando ambos elementos.
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Badiola diseñó la librería sobre el comedor aprovechando el frente de la mesa del estudio e integrando ambos elementos.
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La casa cuenta con pocos elementos de mobiliario pero seleccionados con cuidado. Quizá, el más sorprendente sea la colorida alfombra del salón. “Se trata una alfombra turca de la que me enamoré en un viaje a Estambul”.
Sofa Kivik: Ikea
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El frigorífico y el lavaplatos están integrados para no romper la armonía que, en general, destilan las cocinas blancas y modernas como esta.
En cuanto el pavimento, mantiene el suelo continuo de todo el piso –excepto en la entreplanta– utilizando Parqlor: un laminado de alta presión de la firma Abet Laminati.
Trucos de limpieza para cocinas blancas
En cuanto el pavimento, mantiene el suelo continuo de todo el piso –excepto en la entreplanta– utilizando Parqlor: un laminado de alta presión de la firma Abet Laminati.
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Prácticamente todos los muebles son armarios lacados en blanco hechos a medida. El comedor lo configura la mesa extensible Punto, de Ondarreta, combinada con las sillas serie 7, de Arne Jacobsen (1955). Se trata, además, de la silla más vendida en la historia de Fritz Hansen.
Toda la iluminación artificial es indirecta. De esta forma se deja el techo libre. Solamente es necesario encender la luz cuando anochece porque “la vivienda desborda luz natural durante el día”, cuenta Marta.
El dormitorio presenta una decoración muy depurada. “La primera mejora sustancial que tuve que acometer en la vivienda fue construir una cubierta nueva con aislamiento, ya que la existente era de uralita y tenía problemas de filtraciones. Además, trasdosé todo el perímetro de fachada con doble placa de pladur con aislamiento de lana de roca en su interior para mejorar el aislamiento térmico de la envolvente, que era muy pobre”, explica Badiola.
Las puertas se esconden porque en este piso todo está comunicado y habitualmente están todas abiertas. La dueña y arquitecta estudió a fondo qué puertas instalar y optó por varios sistemas. “Para el dormitorio aposté por una corredera de tres hojas, dado que la estructura del forjado del baño no permitía hacerla de una hoja. La cocina, por su parte, tiene una gran puerta corredera oculta dentro del tabique central que solamente cierro cuando cocino algo que huele fuerte. La puerta del baño, en la planta superior, no es corredera porque con la cubierta inclinada era más sencillo hacerla batiente y, además, una puerta practicable proporciona mayor intimidad”.
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Cada hueco es un armario. Los muebles lacados blancos no llevan tirador para que pasen desapercibidos y se confundan con los tabiques. Marta nos cuenta a modo de curiosidad que “la lavadora está escondida en el armario bajo la escalera y el termo eléctrico en el módulo que está sobre la cama en el tabique que separa dormitorio y cocina”.
El estudio en la entreplanta, donde habitualmente trabaja Marta, se puede transformar en un dormitorio de invitados cuando se precisa.
Uno de los grandes alicientes del aseo es que está bañado por una gran entrada de luz natural. Acerca de los ventanales tipo Velux de la cubierta Marta comenta que “cuentan con estores y persianas como protección solar. Además se controlan desde un mando que permite abrirlas y ventilar fácilmente el espacio generando ventilación cruzada”.
La planta principal se reserva el área más tranquila al dormitorio principal. En sus 40 metros cuadrados conviven el salón-comedor, la cocina y la habitación sin apenas separaciones.
La entreplanta cuenta con 12,5 metros cuadrados que albergan el baño y un estudio que, además, se usa como habitación de invitados.
En esta sección se aprecia como el baño se extiende sobre la escalera comunitaria.
Está claro que este piso pequeño ha ganado sensación de amplitud fundamentalmente gracias a la luz natural que entra por las ventanas convencionales y también las siete tipo Velux instaladas estratégicamente en la cubierta. Asimismo, la predilección por el blanco, con unos toques en madera que aportan calidez, consiguen un acogedor y luminoso hogar.
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Quien vive aquí: La propia arquitecta responsable del proyecto de reforma, Marta Badiola, de Pura Arquitectura
Situación: Barrio de Egia, San Sebastián
Superficie útil: 40 metros cuadrados y 12,5 de entreplanta
Fotografía: Francisco Berreteaga
Este es un piso pensado para una pareja y cuenta con un espacio que su dueña y arquitecta, Marta Badiola, de Pura Arquitectura, utiliza actualmente como estudio y que más adelante podría convertirse fácilmente en una habitación infantil.
“Aproveché la zona con mayor altura para construir una entreplanta de 12,5 metros cuadrados que se extiende sobre la escalera comunitaria. Decidí colocar ahí el baño y así liberar toda la superficie de la planta de acceso. En este nivel, los espacios se organizan en torno a un tabique central. Todo está comunicado”, explica la arquitecta. Badiola cuenta que las vistas sobre la ciudad se han reservado para el espacio principal. “La cocina se abre al este para disfrutar del sol de la mañana y amplía lateralmente la zona de estar. El dormitorio principal está en la zona más tranquila de la casa, protegido de las vías del ferrocarril”, cuenta.