¿Tu toalla no seca? Aprende a escoger la más adecuada
Descubre las claves para acertar con los tejidos, gramajes, diseño y, aunque parezca obvio y más fácil, también con el tamaño idóneo.
Los principales requisitos de una buena toalla son la suavidad y un nivel de absorción alto, además, por supuesto, de contar con las medidas adecuadas. Te explicamos en qué debes fijarte para que nunca más tengas que enfrentarte a una de esas toallas que no secan por más que frotas, que parecen papel de lija tras unos cuantos lavados o cuyo tamaño nos obliga a secarnos por etapas o bien no es el adecuado para el uso que le habíamos pensado.
Suave y absorbente. Son las dos cualidades básicas que debe cumplir cualquier toalla y están estrechamente relacionadas con el gramaje y la composición de la misma. Más allá de lo agradable y envolvente que resulta una toalla gruesa y mullida, el gramaje indica el peso del tejido por metro cuadrado: cuanto mayor sea éste, mayor será su calidad y, por tanto, su capacidad de absorción. Los expertos consideran que una toalla de calidad debe tener un gramaje de entre 450 y 500 gramos/m2, una cifra que puede ser algo inferior en el caso de los albornoces para aligerar su peso. Este dato normalmente se incluye en la etiqueta de la toalla.
El material más adecuado. La gran mayoría de las toallas están realizadas en algodón 100%, dada la gran capacidad de absorción de esta fibra natural. Siempre que sea posible, debemos buscar que sea de algodón peinado, ya que tiene las fibras más largas y resulta más suave y absorbente. La calidad de las toallas se incrementa si el hilo con el que han sido tejidas es doble. Esto se pueden comprobar pellizcando un bucle de la pieza y comprobando si el hilo se compone de uno o dos cabos.
Si bien las toallas de algodón son las más populares, en los últimos tiempos se han desarrollado productos con nuevas composiciones que buscan potenciar determinados aspectos. Es el caso, por ejemplo, de las toallas realizadas con fibras de bambú, que aportan un tacto aún más suave al tiempo que las hacen muy absorbentes y les confieren características hipoalergénicas y antibacterianas. Si a ello le añadimos que se trata de una fibra natural de rápido crecimiento y desarrollo sostenible, no es de extrañar que cada vez sean más los productos que mezclan bambú en su composición o que incluso están realizados íntegramente con esta materia prima.
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Si bien las toallas de algodón son las más populares, en los últimos tiempos se han desarrollado productos con nuevas composiciones que buscan potenciar determinados aspectos. Es el caso, por ejemplo, de las toallas realizadas con fibras de bambú, que aportan un tacto aún más suave al tiempo que las hacen muy absorbentes y les confieren características hipoalergénicas y antibacterianas. Si a ello le añadimos que se trata de una fibra natural de rápido crecimiento y desarrollo sostenible, no es de extrañar que cada vez sean más los productos que mezclan bambú en su composición o que incluso están realizados íntegramente con esta materia prima.
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Alternativas. Menos habituales pero a tener en cuenta por sus excelentes prestaciones, son las toallas realizadas a partir de lino, otra fibra vegetal que no solo incrementa la duración de la pieza sino que ofrece una absorción hasta un 20 por ciento mayor que la del algodón, aportando por otro lado una mayor sensación de frescor.
También existen toallas de fibras artificiales como el modal, realizado a partir de celulosa regenerada que, pese a no ser muy conocidas, ofrecen ventajas como una absorción hasta un 50 por ciento superior a la del algodón y un acabado liso y brillante que recuerda al de la seda.
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Tacto aterciopelado. Si te gusta que las toallas sean extremadamente suaves, opta por una tipo velur o de terciopelo. Se trata de piezas en las que los rizos de una de las caras se han cortado para crear una superficie tersa y suave, destacando además de este modo el dibujo que suelen llevar. Si bien este tipo de toallas permite realizar diseños muy originales e impactantes, hay que tener en cuenta que son menos absorbentes que las convencionales dado que se han recortado las fibras que la componen.
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Técnicas de confección. Además de las gamas de colores lisos, también existen toallas con diversos motivos y diseños, ya sea estampados o tejidos en la misma pieza. Éstas últimas son las denominadas toallas jacquard, en las que las figuras o dibujos que las decoran se han generado durante el proceso de tejido, alternando fibras de diferentes colores, de modo que se aprecian por ambas caras de la misma. Secan mejor y son mucho más suaves que las estampadas, pues éstas no absorben la humedad y son más asperas en aquellas zonas de la toalla donde se ha estampado con tintes.
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Cuestión de estilo. Desde un punto de vista estético, las opciones entre las que elegir son prácticamente infinitas y abarcan todos los estilos decorativos. Los colores lisos y neutros son una de las opciones más recurrentes, dado que se integran de forma armoniosa y atemporal en cualquier entorno. No obstante, no hay que pasar por alto el papel que pueden representar las toallas en la decoración del baño, ya que pueden alegrar considerablemente una estancia demasiado aséptica o un pequeño aseo.
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Presta atención a las medidas. En el mercado se pueden encontrar toallas individuales o en juegos de diferentes medidas. A veces, elegimos una demasiado pequeña para el lavabo o el baño, así que repasemos cuáles son los diferentes tamaños que existen:
- De tocador, de pequeñas dimensiones: 30 x 50 cm
- De lavabo: 50 x 100 cm
- De ducha: 70 x 140 cm
- De baño, la de mayor tamaño: 100 x 150-160 cm
Lavado y conservación. Las toallas de buena calidad tienen una larga vida útil, aunque para mantenerlas en perfectas condiciones conviene seguir una serie de consejos de limpieza y almacenaje. Los expertos aconsejan lavarlas siempre antes del primer uso, para eliminar pelusas y aprestos. Las de colores fuertes deben lavarse por separado, sobre todo las primeras veces, preferiblemente con agua tibia y detergentes suaves. Contrariamente a la creencia popular, es mejor lavar las toallas con poco o ningún suavizante, ya que éste puede hacer que pierdan capacidad de absorción. Para su secado, lo mejor es tenderlas al aire libre, aunque protegidas del sol directo para evitar que se resequen y resulten ásperas al tacto. Por último, hay que asegurarse de que están totalmente secas antes de doblarlas y guardarlas.
¿Y TÚ?
¿Qué preferencias tienes en este tipo de textiles del hogar? Cuéntanoslo en la sección de comentarios.
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