Arquitectura
¿Qué es... el diseño biofílico?
Conoce las claves de una corriente abrazada por arquitectos e interioristas que buscan reconectar con la naturaleza.
El término biofilia fue acuñado en los años 80 por el biólogo americano E. O. Wilson, que sostenía que el contacto con la naturaleza es esencial para el bienestar humano. Literalmente, biofilia significa amor a la vida. Según esto, el diseño biofílico es una corriente de la arquitectura que apuesta por restablecer los vínculos con la naturaleza para conseguir entornos saludables.
¿Cuáles son los pilares del diseño biofílico? Según el estudio 14 patrones del diseño biofílico llevado a cabo por la firma de consultoría ambiental Terrapin Bright Green, los pilares del diseño biofílico se podrían dividir según la presencia de la naturaleza en el espacio (a través de vistas, corrientes de aire, presencia de agua y de luz, entre otros factores), analogías naturales (materiales, formas, complejidad u orden), y patrones de la naturaleza en el espacio (sensaciones de riesgo, refugio, panorama).
¿Qué ventajas tiene el diseño biofílico? “El estudio internacional Human Spaces Report, investigación llevada a cabo en 2015 por el profesor Sir Cary Cooper e Interface sobre una muestra de 7.600 oficinistas de 16 países diferentes sobre biofília y espacios de trabajo, demostró que un diseño biofílico aumenta el bienestar de los trabajadores, así como sus niveles de productividad y creatividad”, afirma Odile Béranger.
El año pasado, Oliver Heath, uno de los máximos expertos mundiales en diseño biofílico y asesor de la firma Interface, contaba al diario El País que, “en esencia, el diseño biofílico ayuda a reducir el estrés y recargar energías. Al final, se trata de una cuestión de calidad de vida. Es evidente que no puede ser bueno trabajar en un espacio pequeño, poco iluminado y desconectado del exterior”, contaba.
¿Pero por qué un espacio bien diseñado y en contacto con la naturaleza puede hacernos sentir mejor? La arquitecta Claudia Bonollo expone su opinión: “nuestro estado de ánimo y nuestra capacidad de comunicación están influenciados por una combinación de aspectos físicos, mentales y sensoriales. Por eso, un ambiente que involucre todos los sentidos nos hace más felices y receptivos”, explica.
El año pasado, Oliver Heath, uno de los máximos expertos mundiales en diseño biofílico y asesor de la firma Interface, contaba al diario El País que, “en esencia, el diseño biofílico ayuda a reducir el estrés y recargar energías. Al final, se trata de una cuestión de calidad de vida. Es evidente que no puede ser bueno trabajar en un espacio pequeño, poco iluminado y desconectado del exterior”, contaba.
¿Pero por qué un espacio bien diseñado y en contacto con la naturaleza puede hacernos sentir mejor? La arquitecta Claudia Bonollo expone su opinión: “nuestro estado de ánimo y nuestra capacidad de comunicación están influenciados por una combinación de aspectos físicos, mentales y sensoriales. Por eso, un ambiente que involucre todos los sentidos nos hace más felices y receptivos”, explica.

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¿Dónde se aplica el diseño biofílico?
- En los espacios de trabajo. Ha sido, hasta ahora, el lugar habitual de aplicación; el objetivo es mejorar la productividad y el bienestar de los empleados. Empresas como Amazon ya lo ponen en práctica: su sede en Seattle son tres esferas transparentes con más de 40.000 plantas y árboles de todo el mundo. En España, las oficinas de empresas como BBVA, Telefónica o Sanitas responden a muchos de los patrones del diseño biofílico.
- En los hogares. La idea es conseguir viviendas más saludables con beneficios para nuestra vida cotidiana.
¿Cómo hacer para que un espacio nuestra casa responda a las premisas del diseño biofílico?
- Elegir materiales naturales y locales, propios del entorno, como la madera, la lana, el cuero o la piedra, hará que nos sintamos más conectados y equilibrados con nuestro entorno natural.
- Tener una ventana con vistas a elementos naturales. “Las ventanas son la interfaz principal entre las viviendas y el ambiente natural exterior”, dice Odile Béranger.
- Emplear colores inspirados en la naturaleza. Por ejemplo, usar la paleta cromática de una puesta de sol, con sus tonos anaranjados, o los colores de un bosque en otoño, con verdes y marrones.
- Crear espacios al aire libre que diluyan los límites entre el interior y el exterior. Por ejemplo, un pequeño patio o una terraza con plantas autóctonas, que crezcan o mueran según la estación –mejorará nuestra conexión biológica con los cambios estacionales. Además, pon plantas en el interior: “Intervienen positivamente en el confort de sonido, atenuando la permeabilidad al ruido de las paredes”, apunta Bonollo.
Suelo de la colección Human Connections, de Interface
- Incorporar referencias a la naturaleza. “Se pueden introducir sonidos de agua o música, olores naturales como el de las flores o la tierra mojada, además de elementos estimulantes con movimiento como una cascada de agua”, enumera Béranger. También se pueden incorporar referencias indirectas a la naturaleza, como pavimentos textiles que evocan desde las olas del mar, hasta un suelo repleto de hojas de árboles.
- Una iluminación que imite a la que se percibe en la naturaleza. En el caso de no contar con luz natural, se puede hacer un uso inteligente de la luz artificial para crear entornos iluminados, difusos o sombríos, a imitación de los que se ven en la naturaleza.
- … y, por supuesto, que corra el aire. Algo tan simple como abrir una ventana y dejar entrar un poco de aire fresco, o retirar las cortinas y dejar pasar la luz natural
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¿Y TÚ?
¿Habías escuchando hablar del diseño biofílico? ¿Qué te parece esta manera de abordar el diseño y la construcción de espacios? Participa en la sección de comentarios
En la imagen, el rascacielos Bosco Verticale en Milán es un innovador proyecto residencial diseñado por Stefano Boeri Architetti que culminó en 2014 y donde la vegetación es una parte integral de su estructura y no un mero elemento decorativo.