Pregunta a la experta: Cómo disfrutar de un hogar saludable
El 22 de abril es el 'Día de la Tierra'. Descubre 5 ideas para que tu casa vaya acorde a un estilo de vida sostenible.
Vivir en una casa que sepa cómo ahorrar energía es una apuesta inteligente de futuro. En primer lugar, contribuirá activamente a preservar nuestra salud y, desde luego, y cómo ya decíamos en un artículo anterior, también lo hará con nuestro bolsillo porque no dependeremos de las variaciones en el precio de la energía –consecuencia directa en mi opinión del progresivo cambio climático–.
1. La naturaleza en la casa
Están ampliamente demostrados los beneficios que el llamado diseño biofílico tiene en nuestro bienestar. Uno de los temas más en boga en el mundo de la arquitectura es cómo conseguir mejorar la integración de la luz solar, los materiales naturales, plantas y mascotas en el interior de las viviendas. Pero también desde el diseño podemos evocar las sensaciones de estar en el medio natural; valiéndonos de elementos repetitivos con cierta variabilidad, buscando profundidad y movimiento en la configuración de los espacios, y creando un ambiente luminoso que tenga en cuenta la cronobiología.
Unos pocos años después de construido, visitamos el Cortijo Morales (imagen superior) y nos sorprendió cómo el diseño de pérgolas y el suelo filtrante había demostrado ser un buen soporte para facilitar que los propios usuarios por sí mismos lo llenaran de verde.
Están ampliamente demostrados los beneficios que el llamado diseño biofílico tiene en nuestro bienestar. Uno de los temas más en boga en el mundo de la arquitectura es cómo conseguir mejorar la integración de la luz solar, los materiales naturales, plantas y mascotas en el interior de las viviendas. Pero también desde el diseño podemos evocar las sensaciones de estar en el medio natural; valiéndonos de elementos repetitivos con cierta variabilidad, buscando profundidad y movimiento en la configuración de los espacios, y creando un ambiente luminoso que tenga en cuenta la cronobiología.
Unos pocos años después de construido, visitamos el Cortijo Morales (imagen superior) y nos sorprendió cómo el diseño de pérgolas y el suelo filtrante había demostrado ser un buen soporte para facilitar que los propios usuarios por sí mismos lo llenaran de verde.
2. Vivir sin ruido
Nuestra casa debe ser el refugio, pero resulta difícil lograr un ambiente acogedor cuando sufrimos problemas de ruido y reverberaciones. De hecho, la calidad acústica de nuestros espacios es la gran olvidada, pero, sin embargo, su influencia en el confort es enorme.
Sumémosle a esto la tendencia al minimalismo en los hogares. Crece el interés por vivir en espacios más sencillos, menos abigarrados. Pues bien, la clave para reducir la contaminación acústica está en acertar con la calidad de la construcción y acabados –revestimientos y textiles fundamentalmente– que nos aíslen del exterior y absorban el ruido dentro de las viviendas.
Nuestra casa debe ser el refugio, pero resulta difícil lograr un ambiente acogedor cuando sufrimos problemas de ruido y reverberaciones. De hecho, la calidad acústica de nuestros espacios es la gran olvidada, pero, sin embargo, su influencia en el confort es enorme.
Sumémosle a esto la tendencia al minimalismo en los hogares. Crece el interés por vivir en espacios más sencillos, menos abigarrados. Pues bien, la clave para reducir la contaminación acústica está en acertar con la calidad de la construcción y acabados –revestimientos y textiles fundamentalmente– que nos aíslen del exterior y absorban el ruido dentro de las viviendas.
3. Controlar la calidad del aire
Estamos viviendo una auténtica revolución en lo que a calidad del aire en el hogar se refiere, que, sin duda, se ha precipitado desde el inicio de la pandemia del coronavirus.
Especialmente en las ciudades, la calidad del aire interior es crucial debido al alto nivel de contaminación del aire de la calle. El desarrollo de la domótica en el hogar ha servido, entre otras cosas, para contar con herramientas adaptadas al hogar que limpian el aire respiramos en nuestras viviendas.
Poco a poco, el usuario está tomando el control de parámetros como temperatura del aire, temperatura superficial, humedad relativa y nivel de dióxido de carbono, que unidos a un correcto programa de limpieza y reposición de filtros –en el caso de ventilación mecánica– permiten unos niveles mínimos de partículas en suspensión, así como del polvo y los ácaros depositados en las superficies.
Estamos viviendo una auténtica revolución en lo que a calidad del aire en el hogar se refiere, que, sin duda, se ha precipitado desde el inicio de la pandemia del coronavirus.
Especialmente en las ciudades, la calidad del aire interior es crucial debido al alto nivel de contaminación del aire de la calle. El desarrollo de la domótica en el hogar ha servido, entre otras cosas, para contar con herramientas adaptadas al hogar que limpian el aire respiramos en nuestras viviendas.
Poco a poco, el usuario está tomando el control de parámetros como temperatura del aire, temperatura superficial, humedad relativa y nivel de dióxido de carbono, que unidos a un correcto programa de limpieza y reposición de filtros –en el caso de ventilación mecánica– permiten unos niveles mínimos de partículas en suspensión, así como del polvo y los ácaros depositados en las superficies.
4. Materiales y productos low-carbon
Elegir materiales de bajo impacto ambiental para la construcción, acabados y otros elementos de nuestra casa no sólo es una cuestión de sostenibilidad. Cada año descubrimos nuevos avances científicos que demuestran la relación directa entre la contaminación ambiental en espacios interiores y la salud. De ahí que materiales naturales certificados, como la madera, el bambú, el corcho o la piedra y acabados como la cal o la arcilla estén en auge.
Las superficies sintéticas no sólo pueden estar asociadas a los indeseados complejos orgánicos volátiles, sino que además captan el polvo por electricidad electrostática, algo que no ocurre con una superficie natural. También los productos de limpieza que elegimos pueden introducir tóxicos indeseables, de ahí que cada vez haya una mayor oferta en alternativas eco, así como una recuperación de fórmulas de fabricación caseras.
Elegir materiales de bajo impacto ambiental para la construcción, acabados y otros elementos de nuestra casa no sólo es una cuestión de sostenibilidad. Cada año descubrimos nuevos avances científicos que demuestran la relación directa entre la contaminación ambiental en espacios interiores y la salud. De ahí que materiales naturales certificados, como la madera, el bambú, el corcho o la piedra y acabados como la cal o la arcilla estén en auge.
Las superficies sintéticas no sólo pueden estar asociadas a los indeseados complejos orgánicos volátiles, sino que además captan el polvo por electricidad electrostática, algo que no ocurre con una superficie natural. También los productos de limpieza que elegimos pueden introducir tóxicos indeseables, de ahí que cada vez haya una mayor oferta en alternativas eco, así como una recuperación de fórmulas de fabricación caseras.
5. Reducir, reutilizar, reciclar
Venimos de una cultura en la que la gente no separaba los residuos con la excusa de no disponer de espacio en casa para hacerlo. En poco tiempo no solo hemos aprendido a integrar el reciclaje en nuestra rutina, sino que nos encaminamos hacia una cultura del no-residuo. Por ejemplo, el correcto filtrado del agua resulta crucial para minimizar el consumo de agua embotellada y refrescos azucarados, cuidar que el agua del grifo sea agradable tiene consecuencias en el medioambiente. Reducir la cantidad de plástico desechable que consumimos, disponer de puntos de compostaje en el ámbito de barrio o comunidad, o incluso utilizarlo como abono de tu propio huerto urbano, son tendencias en auge. Todo sea por reducir nuestra huella ecológica.
► Más información en la sección ‘Sostenibilidad’ de la revista
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¿Qué te parece este artículo? ¿Has puesto en práctica alguna de estas soluciones? Esperamos tus comentarios
Venimos de una cultura en la que la gente no separaba los residuos con la excusa de no disponer de espacio en casa para hacerlo. En poco tiempo no solo hemos aprendido a integrar el reciclaje en nuestra rutina, sino que nos encaminamos hacia una cultura del no-residuo. Por ejemplo, el correcto filtrado del agua resulta crucial para minimizar el consumo de agua embotellada y refrescos azucarados, cuidar que el agua del grifo sea agradable tiene consecuencias en el medioambiente. Reducir la cantidad de plástico desechable que consumimos, disponer de puntos de compostaje en el ámbito de barrio o comunidad, o incluso utilizarlo como abono de tu propio huerto urbano, son tendencias en auge. Todo sea por reducir nuestra huella ecológica.
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