Arquitectura
Piso Piloto: Reflexión sobre el problema de la vivienda en las ciudades
¿Cómo influye la configuración de los hogares en la sociedad? La iniciativa Piso Piloto afronta el problema de vivir en la ciudad.
Superar las limitaciones del urbanismo convencional para emprender una exploración colectiva, esa es la intención de Piso Piloto: una iniciativa multidisciplinar y transversal que “trata de experimentar con las soluciones habitacionales que ofrece la conjugación del espacio público y el doméstico”, aseguran sus organizadores. El objetivo es “hacer de la cooperación entre Medellín y Barcelona –dos ciudades con más cosas en común de lo que parece– un banco de pruebas para lograr urbes más sostenibles e inclusivas”.
Impulsada por las áreas de cooperación de la Alcaldía de Medellín y el Ayuntamiento de Barcelona, junto con el Museo de Antioquia y el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), a través de una exposición, que es la cara más visible de este proyecto, estas cuatro instituciones han abordado múltiples y variados temas que, en el fondo, comparten una característica unificadora: la simbiosis entre espacios privados y públicos –básicamente urbanos– y la necesaria vinculación entre las soluciones que se proponen para unos y otros.
Todo ello de cara a resolver problemas como el del acceso a la vivienda, la pobreza energética, la convivencia, la vuelta a la naturaleza…; temas que, desde Piso Piloto, se abordan con una triple perspectiva que podría resumirse en tres conceptos claves: Reciclar, cohabitar y cooperar.
Impulsada por las áreas de cooperación de la Alcaldía de Medellín y el Ayuntamiento de Barcelona, junto con el Museo de Antioquia y el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), a través de una exposición, que es la cara más visible de este proyecto, estas cuatro instituciones han abordado múltiples y variados temas que, en el fondo, comparten una característica unificadora: la simbiosis entre espacios privados y públicos –básicamente urbanos– y la necesaria vinculación entre las soluciones que se proponen para unos y otros.
Todo ello de cara a resolver problemas como el del acceso a la vivienda, la pobreza energética, la convivencia, la vuelta a la naturaleza…; temas que, desde Piso Piloto, se abordan con una triple perspectiva que podría resumirse en tres conceptos claves: Reciclar, cohabitar y cooperar.
Entre la calle y la casa. Una tendencia apreciable en las ciudades es la creciente eliminación de las barreras entre lo público y lo privado. Locales que se convierten en viviendas que, a su vez, funcionan como espacio de trabajo, expositivo o para la celebración de eventos, conviven con actividades que comúnmente estaban reservadas al espacio doméstico y que salen a la calle como celebraciones vecinales.
Mención aparte merecen aquellas iniciativas que promueven la creación de espacios comunitarios a partir de proyectos de autogestión en los que todo el mundo puede participar, tanto en el diseño como en la construcción, aportando ideas, conocimiento o experiencia. La construcción del edificio o de un espacio en cuestión (un huerto comunitario, la recuperación de un espacio en desuso), se realiza mediante talleres participativos y de formación para la gente interesada en el aprendizaje de las diferentes técnicas, generalmente de bioconstrucción, que tienen la misión añadida de fomentar el empoderamiento del ciudadano.
Cohousing: Una forma más sociable, eficiente y sostenible de vivir
Mención aparte merecen aquellas iniciativas que promueven la creación de espacios comunitarios a partir de proyectos de autogestión en los que todo el mundo puede participar, tanto en el diseño como en la construcción, aportando ideas, conocimiento o experiencia. La construcción del edificio o de un espacio en cuestión (un huerto comunitario, la recuperación de un espacio en desuso), se realiza mediante talleres participativos y de formación para la gente interesada en el aprendizaje de las diferentes técnicas, generalmente de bioconstrucción, que tienen la misión añadida de fomentar el empoderamiento del ciudadano.
Cohousing: Una forma más sociable, eficiente y sostenible de vivir
Confort por derecho. Disponer de energía y agua en el hogar es un requisito básico para poder disfrutar de una vida con unos mínimos de confort y salud. Si bien los crecientes costes energéticos están dando lugar a un nuevo tipo de pobreza energética, el de todas aquellas personas que no encienden la calefacción en invierno porque no pueden permitírselo.
Es ahí donde entra en juego la importancia de desarrollar una vivienda autosuficiente, capaz de funcionar únicamente con energía solar y de incorporar las tecnologías necesarias que permitan alcanzar la máxima eficiencia energética. Una vivienda de este tipo garantiza la reducción del consumo individual de las familias, la mejora del confort e incluso de las relaciones sociales, ya que el edificio funcionaría principalmente de forma pasiva.
Pequeñas acciones como la mejora del aislamiento térmico, la captación solar pasiva o la estanqueidad de ventanas y cerramientos son algunas medidas que supondrían un paso importante en este sentido.
En definitiva, la nueva vivienda debe promover una vida sostenible, que minimice la inversión en tiempo, energía y dinero para su cuidado y mantenimiento.
Es ahí donde entra en juego la importancia de desarrollar una vivienda autosuficiente, capaz de funcionar únicamente con energía solar y de incorporar las tecnologías necesarias que permitan alcanzar la máxima eficiencia energética. Una vivienda de este tipo garantiza la reducción del consumo individual de las familias, la mejora del confort e incluso de las relaciones sociales, ya que el edificio funcionaría principalmente de forma pasiva.
Pequeñas acciones como la mejora del aislamiento térmico, la captación solar pasiva o la estanqueidad de ventanas y cerramientos son algunas medidas que supondrían un paso importante en este sentido.
En definitiva, la nueva vivienda debe promover una vida sostenible, que minimice la inversión en tiempo, energía y dinero para su cuidado y mantenimiento.
Gente sin casa y casas sin gente. Si bien la propiedad o el alquiler son las dos formas más habituales de acceso a la vivienda, los efectos de la crisis económica, unidos a las nuevas tendencias demográficas hacia una mayor concentración de la población en las ciudades, ponen de manifiesto cuestiones como la necesidad de nuevas modalidades, como pueda ser el alquiler social, en el que los inquilinos solo pagan un 30% de sus ingresos.
Y es que, por poner un ejemplo, la ciudad de Barcelona tiene un 3,8% de pisos vacíos, lo que representa alrededor de 31.000 viviendas a las que se podría dar un uso social. Esto ha sido un objetivo prioritario del ayuntamiento, como evidencia el hecho de que en los últimos cuatro años se haya pasado de tener 1.140 pisos en alquiler social a disponer de 2.300, lo que supone un crecimiento del 102%.
Hora de alquilar: 8 ideas para reformar un piso de estudiantes
Otra nueva tendencia en el acceso a la vivienda son las cooperativas basadas en el valor de uso. A medio camino entre el alquiler y la propiedad tradicional, en este novedoso sistema la propiedad del inmueble recae en la cooperativa, gracias a la que sus socios participan y disfrutan de un derecho de uso indefinido y transmisible de la vivienda a través de una entrada inicial retornable y una cuota mensual asequible.
Y es que, por poner un ejemplo, la ciudad de Barcelona tiene un 3,8% de pisos vacíos, lo que representa alrededor de 31.000 viviendas a las que se podría dar un uso social. Esto ha sido un objetivo prioritario del ayuntamiento, como evidencia el hecho de que en los últimos cuatro años se haya pasado de tener 1.140 pisos en alquiler social a disponer de 2.300, lo que supone un crecimiento del 102%.
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Otra nueva tendencia en el acceso a la vivienda son las cooperativas basadas en el valor de uso. A medio camino entre el alquiler y la propiedad tradicional, en este novedoso sistema la propiedad del inmueble recae en la cooperativa, gracias a la que sus socios participan y disfrutan de un derecho de uso indefinido y transmisible de la vivienda a través de una entrada inicial retornable y una cuota mensual asequible.
Convivir. Otra de las consecuencias de la crisis económica ha sido el incremento de casas compartidas o que alquilan alguna de sus habitaciones libres a personas que no tienen la posibilidad de acceder a una vivienda independiente, ayudando de este modo a sobrellevar los gastos mensuales del arrendatario.
Más allá de las exigencias de convivencia que esto plantea, esta situación se traduce desde un punto de vista inmobiliario en reformas encaminadas a ofrecer una habitación más atractiva, que pueda funcionar como un hogar privado en el conjunto de la vivienda, así como en proyectos de habitabilidad para zonas desaprovechadas, como puedan ser patios, azoteas o terrazas.
Estilos del mundo: 9 maneras de convivir con tus compañeros de piso
Más allá de las exigencias de convivencia que esto plantea, esta situación se traduce desde un punto de vista inmobiliario en reformas encaminadas a ofrecer una habitación más atractiva, que pueda funcionar como un hogar privado en el conjunto de la vivienda, así como en proyectos de habitabilidad para zonas desaprovechadas, como puedan ser patios, azoteas o terrazas.
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Cohabitar. Fruto de la globalización, una tendencia a nivel mundial que además es resultado del auge de la economía colaborativa que pretende corregir algunas de las principales desigualdades sociales de hoy en día, es una nueva modalidad de alojamiento basada en el alquiler ocasional de habitaciones o viviendas completas. Este nuevo modelo turístico, basado en criterios de sostenibilidad y convivencia, busca dar respuesta a una forma de viajar diferente y complementa la que ofrece la hostelería profesional. Está influyendo también en las viviendas y en la forma de distribuirlas, ofreciendo asimismo un contacto con personas de distintas procedencias y formas de vida a las personas que rentabilizan su casa de este modo.
Reciclar. “La ciudad del futuro ya está construida. Es tiempo de reciclar lo heredado”, aseguran los impulsores de Piso Piloto, que abogan por repoblar barrios sin vecinos, llenar casas desocupadas y reformar tanto las viviendas como las leyes. Todo ello para adaptarlas a la vida contemporánea y rescatarlas de la precariedad constructiva o la pobreza energética, en lugar de construir más edificaciones alejadas que dan lugar a “ciudades sin viviendas y viviendas sin ciudad”.
CUÉNTANOS…
¿Qué es lo que te ha parecido más interesante de esta iniciativa? Comparte tu opinión en la sección de comentarios.
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Así, tareas como la comida o la limpieza –tradicionalmente desarrolladas por las mujeres– se solían relegar a espacios más escondidos y con menores prestaciones, algo que en una casa sin género no debería suceder. De hecho, según esta visión, todas las habitaciones deben tener superficies y cualidades similares en cuanto a luz natural, ventilación y accesibilidad, para no establecer privilegios ni jerarquías entre los habitantes de una casa.
La cocina es especialmente imprescindible que tenga una forma y distribución que facilite el trabajo compartido y visibilice las tareas de preparación de la comida y la limpieza. Asimismo, conviene prever espacios funcionales para el lavado y cuidado de la ropa, con zonas exteriores para el secado y una buena capacidad de almacenaje.