Arquitectura
'La Ricarda': Un icono de la arquitectura catalana de los 50
Entramos en La Ricarda de Antonio Bonet Castellana, una de las joyas del racionalismo catalán de los años cincuenta.
“Una fachada invisible –una verdadera fachada– que revela la planta de la casa”, así define Marita Gomis, hija de los propietarios, la cubierta de la Casa Gomis, más conocida como La Ricarda.
La Ricarda fue diseñada en la década de 1950 por Antonio Bonet –quien dirigió la obra “por correspondencia” desde Argentina– en estrecha colaboración con el propietario, Ricardo Gomis, y su esposa, Inés Bertrand Mata. El arquitecto catalán ideó una casa compuesta por pabellones independientes, con una cubierta de bóveda catalana sobre ellos que confiere unidad y personalidad al conjunto. Un gran plano horizontal ondulado que, en perfecto equilibrio con el paraje poblado de pinos junto al mar que la alberga, da lugar a un organismo vivo y difuso con el terreno, que introduce el paisaje en su interior.
La Ricarda fue diseñada en la década de 1950 por Antonio Bonet –quien dirigió la obra “por correspondencia” desde Argentina– en estrecha colaboración con el propietario, Ricardo Gomis, y su esposa, Inés Bertrand Mata. El arquitecto catalán ideó una casa compuesta por pabellones independientes, con una cubierta de bóveda catalana sobre ellos que confiere unidad y personalidad al conjunto. Un gran plano horizontal ondulado que, en perfecto equilibrio con el paraje poblado de pinos junto al mar que la alberga, da lugar a un organismo vivo y difuso con el terreno, que introduce el paisaje en su interior.
La bóveda deja de ser un simple elemento de cubrición para convertirse en parte clave de la definición espacial de la casa. No solo genera la pauta de movimiento de la vivienda, sino también de los elementos exteriores situados sobre la plataforma: la piscina, los vestuarios, las celosías, la alineación de los muros de contención, y hasta la posición del depósito de agua.
Las líneas de cerramiento se desmaterializan en el pinar circundante, unas veces en forma de pilares y otras como muros: opacos, semi-transparentes o completamente transparentes.
Josep Lluís Sert: De la modernidad ortodoxa a la personal
Las líneas de cerramiento se desmaterializan en el pinar circundante, unas veces en forma de pilares y otras como muros: opacos, semi-transparentes o completamente transparentes.
Josep Lluís Sert: De la modernidad ortodoxa a la personal
Si la bóveda es el elemento estrella, el alero es sin duda clave en la articulación de los diferentes módulos que le dan forma, permitiendo la concatenación lateral de las bóvedas y la reconducción de las aguas de cubierta. Además de albergar los servicios de apoyo, su ancho –1,30 metros– delimita las zonas de circulación y paso entre estancias.
La profundidad del alero se utiliza también como referencia para situar los cerramientos en las fachadas este y oeste, ya sea en el borde exterior del mismo, en el interno o en la mitad. Estas nunca funcionan como elementos de apoyo, sino que se transforman en grandes paramentos compositivos cerámicos, de vidrio, o como brise-soleil a poniente.
El módulo también define el orden y posición de los distintos espacios exteriores que, asociados a las estancias principales, quedan convertidos en lugares intermedios, a medio camino entre el interior y la naturaleza circundante.
Así, la sala de estar dispone de una bóveda-porche propia, los dormitorios de los hijos abren a un patio adyacente, el comedor tiene un espacio reciproco en el exterior y la zona de servicio también posee un recinto asociado.
Así, la sala de estar dispone de una bóveda-porche propia, los dormitorios de los hijos abren a un patio adyacente, el comedor tiene un espacio reciproco en el exterior y la zona de servicio también posee un recinto asociado.
En el interior, la estructura de bóvedas sostenida por pilares metálicos de sección muy reducida, genera espacios de gran profundidad y transparencia, características poco frecuentes en las construcciones de aquella época, realizadas normalmente con muros de carga.
La repetición de este módulo tiene como punto central el vestíbulo que organiza los distintos recorridos, donde la bóveda se recorta para configurar un patio a modo de impluvium, con una lámina de agua reflejando la luz en su interior.
La silla Mariposa: una pieza de personalidad arrolladora
La repetición de este módulo tiene como punto central el vestíbulo que organiza los distintos recorridos, donde la bóveda se recorta para configurar un patio a modo de impluvium, con una lámina de agua reflejando la luz en su interior.
La silla Mariposa: una pieza de personalidad arrolladora
En clara continuidad con el exterior, los espacios cubiertos reproducen el perfil ondulado del pinar que rodea la casa. Así, los cuatro módulos unidos por el alero que alojan los espacios comunes centrales de la casa –salón, comedor y cocina– definen el programa orientado a sur; mientras que el ala de los dormitorios, el garaje y el servicio, determina el eje de crecimiento mar-bosque.
Casas Houzz: Una reforma que respeta el lugar y se abre al Mediterráneo
Casas Houzz: Una reforma que respeta el lugar y se abre al Mediterráneo
En 1997 la familia Gomis decidió encargar la restauración de La Ricarda a los arquitectos Fernando Álvarez Prozorovch y Jordi Roig, que centraron la intervención en la cubierta y la carpintería. Para ello, desmontaron y reconstruyeron la bóveda exterior –no estructural–, logrando corregir así los problemas y mantener el aspecto exterior definido por Bonet en su proyecto inicial.
Todas las piezas cerámicas originales, de la desaparecida empresa de cerámica Cucurri, fueron reemplazadas por otras fabricadas en el taller del ceramista Antoni Cumella, en Granollers.
CUÉNTANOS…
¿Conocías el proyecto de La Ricarda? ¿Qué te ha parecido? Esperamos tu opinión en la sección de comentarios
Todas las piezas cerámicas originales, de la desaparecida empresa de cerámica Cucurri, fueron reemplazadas por otras fabricadas en el taller del ceramista Antoni Cumella, en Granollers.
CUÉNTANOS…
¿Conocías el proyecto de La Ricarda? ¿Qué te ha parecido? Esperamos tu opinión en la sección de comentarios
Quién vive aquí: Inicialmente construida para el matrimonio Gomis, actualmente no vive nadie en ella
Situación: El Prat de Llobregat, Barcelona
Arquitecto: Antonio Bonet
Dato curioso: El crecimiento del Aeropuerto del Prat ha dejado víctimas urbanísticas, entre ellas esta casa, donde el ruido de los aviones hace que sea imposible vivir. Para mantener su arquitectura viva y paliar los gastos de mantenimiento, la familia organiza visitas guiadas
Fotografía: Simón García Asensio
Desarrollada en una única y asimétrica planta –con una altura máxima de 3,75 metros–, la casa organiza su programa en el espacio acotado por la plataforma de hormigón apoyada sobre el terreno y el plano ondulado de la cubierta. Entre ellos, una malla ortogonal construida a partir de un módulo de 8,80 x 8,80 metros cuadrados y extendida en dos direcciones, encadena longitudinalmente una bóveda con la siguiente, ordenando y definiendo la distribución de los espacios.
Casas singulares: Ugalde, una vivienda ideada a partir de un paisaje