Jardín de la semana: En Asturias, un lugar con encanto e historia
Descubre el jardín que rodea a esta casona con más de cuatro siglos de historia en Cadavedo, Asturias.
Los dueños de esta casona asturiana heredaron una finca repleta de historia en un paisaje espectacular, pero en ruinas. Hoy, y con mucho esfuerzo, la han transformado en un lugar fascinante, con bosquetes impenetrables, jardín-huerto de frutales al estilo asturiano y un ambiente familiar realmente entrañable.
Esta cinta, que une un abedul y un avellano, “sirve para hacer ejercicio”, afirma María.
Nuestra anfitriona es fundadora, y presidenta desde 1999, de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago Valdés-Luarca, creada en 1993. También representa a todas las Asociaciones del Camino de la Costa, como asesora con voz y voto, en la Comisión del Camino de Santiago del Principado de Asturias.
Nuestra anfitriona es fundadora, y presidenta desde 1999, de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago Valdés-Luarca, creada en 1993. También representa a todas las Asociaciones del Camino de la Costa, como asesora con voz y voto, en la Comisión del Camino de Santiago del Principado de Asturias.
La fachada de la casa está catalogada y protegida por Patrimonio del Principado. Esta foto está tomada hace 10 años. La fachada sur fue modificada durante los primeros años del siglo pasado.
“La casa y la finca las heredé en 1983 de un primo de mi padre al que éste quería como a un hermano. La casa estaba en estado ruinoso y fuimos haciendo las primeras obras para pasar las vacaciones y fines de semana. Poco a poco, el lugar nos fue atrapando y en verano de 1988 los ocho componentes de la familia fijamos por unanimidad nuestra residencia en Cadavedo”, cuenta María.
“La casa y la finca las heredé en 1983 de un primo de mi padre al que éste quería como a un hermano. La casa estaba en estado ruinoso y fuimos haciendo las primeras obras para pasar las vacaciones y fines de semana. Poco a poco, el lugar nos fue atrapando y en verano de 1988 los ocho componentes de la familia fijamos por unanimidad nuestra residencia en Cadavedo”, cuenta María.
“Mi marido, nuestros seis hijos y yo fuimos plantando todo tipo de árboles frutales en zonas resguardadas. Todos los colocamos cerca de la casa, pero lo suficientemente alejados para que el sol y la luz lleguen al interior y también para poder contemplar el paisaje”.
Cuando se caen, las flores de las camelias (Camellia japonica) crean espectaculares alfombras rojas.
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Originalmente, la finca estaba en su mayoría destinada a pastos. Había manzanos, un limonero, higueras, perales, una parra…
Esta es la vista que se tiene desde dentro de la casa.
En la huerta-jardín, típicamente asturiana, merecen especial mención naranjos y limoneros, además de dos árboles de tamarillos (Solanum betaceum), cuyo fruto madura en diciembre y resulta perfecto para dar un toque especial a postres navideños y como decoración.
En la huerta-jardín, típicamente asturiana, merecen especial mención naranjos y limoneros, además de dos árboles de tamarillos (Solanum betaceum), cuyo fruto madura en diciembre y resulta perfecto para dar un toque especial a postres navideños y como decoración.
Junto a las camelias, cuentan con una zona de plantas aromáticas y medicinales. Hay menta, salvia, melisa, romero, tomillo, áloe y lavanda.
Con la fruta de la finca, María prepara mermeladas y compotas que conserva y que la familia consume durante todo el año hasta la nueva cosecha.
Le gusta experimentar y mezclar distintos tipos de fruta en las compotas y mermeladas que elabora.
Le gusta experimentar y mezclar distintos tipos de fruta en las compotas y mermeladas que elabora.
“El castaño produce tal cantidad de fruto que congelamos para todo el año”.
El alquejenje (Phisalis alkekenji) de la foto es un arbusto que produce frutos todo el año y que, mezclado con manzana, “hace unas mermeladas muy ricas. En octubre es cuando tienen mejor sabor”, dice.
El alquejenje (Phisalis alkekenji) de la foto es un arbusto que produce frutos todo el año y que, mezclado con manzana, “hace unas mermeladas muy ricas. En octubre es cuando tienen mejor sabor”, dice.
“La capuchina en torno a los cítricos los protege del pulgón. Pequeñas ramas de saúco repartidas entre el sembrado ahuyentan a los topos y los purines de ortiga combaten el pulgón del huerto. Además, alrededor de los semilleros echo las cenizas de la chimenea y cocina para que no pasen los caracoles”.
“En invierno, para salir por la finca, uso madreñas: un gran invento para no mojarse los pies y mantenerlos calientes. Además son muy prácticas, porque no hay que cambiarse de calzado. En verano me gusta dar el paseo matinal por toda la finca descalza”.
El huerto está vallado para que los jabalíes no destrocen lo sembrado. Solo María se encarga de las faenas de la huerta.
“Me gusta coger la tierra con mis manos y sin guantes. Es como llenarme de energía”, dice María. Cultiva ajos, cebollas, lechugas, puerros, arvejas, fréjoles, calabacines, pepinos, acelgas, fresas, etc.
“No utilizamos ningún producto químico ni en el huerto ni en los frutales. El riego es por manguera y regadera”.
“Me gusta coger la tierra con mis manos y sin guantes. Es como llenarme de energía”, dice María. Cultiva ajos, cebollas, lechugas, puerros, arvejas, fréjoles, calabacines, pepinos, acelgas, fresas, etc.
“No utilizamos ningún producto químico ni en el huerto ni en los frutales. El riego es por manguera y regadera”.
“El columpio del castaño lo hicieron nuestros hijos pequeños con una maroma que sacó el mar”.
Ideas para diseñar el jardín perfecto para tus hijos
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“Tengo especial cariño a este abedul llorón (Betula pendula), que ya tiene 18 años y al que me gusta abrazarme a diario. Lo trajimos mi marido y yo de una excursión por el monte con la que celebramos los 30 años de casados. En medio de las rodadas de las carroceras, estaba aquella planta verde, preciosa, de unos 20 centímetros de altura, cuyo final estaba cerca”.
Entre las aficiones de la dueña figura todo lo que forma parte de la cultura asturiana. Aunque no hable la lengua de la tierra, le gusta leer en bable. La música, bailes, costumbres, arquitectura y, claro, la historia de su tierra le apasionan.
Al fondo, la zona de descanso con tumbonas al resguardo. Desde ella se domina toda la finca.
Descubre más jardines inspiradores en nuestra sección ‘Jardín de la semana’
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¿Qué es lo que más te gusta del jardín de María y su familia? Esperamos tus comentarios
Al fondo, la zona de descanso con tumbonas al resguardo. Desde ella se domina toda la finca.
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Quién vive aquí: María Rico-Villademoros y su marido, Luis Sanchez del Pulgar, con su perro Son
Situación: Municipio de Cadavedo, Valdés, Asturias
Superficie del jardín: 3.000 metros en medio de un precioso bosque
Dato curioso: María se abraza todos los días a su árbol favorito: un abedul llorón (Betula pendula) que en mayo cumplió 18 años.