Jardín de la semana: El firmamento al alcance de la mano en Ávila

Teresa Dorn y su marido Francisco Sánchez Rico han conseguido integrar en este jardín especies de diferentes puntos del mundo.

Covadonga Gala Miranda 28 de agosto de 2016

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Este jardín está situado a unos 1.500 metros en la Sierra de Gredos, Ávila. Es esta una cota mágica que permite la felicidad de casi cualquier planta. Los dueños son una pareja que decidió un día cambiar por completo el rumbo de su vida. Los dos dejaron sus trabajos en sendas multinacionales y fundaron el hotel rural El Milano Real. Aquí viven y este es su jardín.

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De un vistazo
Quién vive aquí: Teresa Dorn y su marido Francisco Sánchez Rico: dueños del hotel rural El Milano Real
Situación: Hoyos del Espino, Ávila, a unos 180 km de Madrid
Superficie del jardín: 1.500 metros cuadrados

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La casa de Teresa y Francisco está en plena Sierra de Gredos a 1.500 metros de altitud. Los dos viajan mucho (por trabajo y placer) y en cada viaje buscan un ejemplar que puedan plantar en su jardín. En la Patagonia argentina, por ejemplo, descubrieron los altramuces (Lupinus); en Los Alpes, el edelweiss (Leontopodium); los cedros llorones (Cedrus atlantica glauca pendula) en Japón; y las celindas (Philadelphus) y peonias (Paeonia) en Wisconsin, Estados Unidos.

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Los lupinos de la imagen son un foco de atención del jardín.

Aficionada a los diseños de Gertrude Jekyll, influyente horticultora, paisajista, artista y escritora inglesa del siglo pasado, Teresa es sensible al uso del color en su jardín. Los lupinos, cyanthus, lilas, iris y aguilegia cuentan con tonos de lila a morado. En verano, las peonias, eidelweiss, celindas y rosas añaden tonos del blanco al rosa.

Por su parte, Francisco es un gran aficionado a la astronomía. Ha impulsado la ‘Certificación Starlight’ Cielo Oscuro para la zona Gredos Norte por su escasa contaminación lumínica (de hecho, por sus características, esta zona está entre los 25 lugares del mundo que merecen la calificación de Cielo Oscuro). Sin duda, es un placer participar en las sesiones de astronomía que ofrece a los clientes del hotel desde su propio observatorio para mostrarles uno de los mejores cielos de Europa.

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“Como nosotros, nuestro jardín es ecléctico. Me encanta la teoría de los jardines árabes, ya sabes…, que tienen que responder no solo a la vista, sino al oído y el olfato. También me gusta la naturalidad de los jardines ingleses y la tranquilidad de los japoneses”, cuenta Teresa.

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Para el diseño del jardín, Teresa contó con el apoyo de la paisajista Esperanza Alajarín. El proyecto planteaba dos dificultades principales: cómo esconder la casa de máquinas (donde está el sistema de calefacción y una chimenea) y cómo encontrar y seleccionar especies vegetales para esta zona a 1.500 metros de altitud.

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Teresa es una apasionada de la jardinería y la horticultura: una afición que en Madrid no podía desarrollar. En Gredos, con sus tierras negras para cultivar lupinos y rosas, ha encontrado lo que buscaba.

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En el lado oeste se se encuentra este muro natural de pinos (Pinus), estoraques (Liquidambar) y serbal de cazadores (Sorbus aucuparia), proporcionando sombra en verano y color en otoño. “Queríamos que el jardín rezumara la paz que deseamos para los clientes del hotel”.

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En la época del “piorno en flor”, los pueblos de la zona engalanan las casas y los exteriores. Aquí vemos el diseño que Teresa creó para la entrada de su casa.

En la esquina, un ejemplar de Aucuba japonica “Crotonifolia” o laurel manchado, que mima con todo cariño y del que está muy orgullosa.

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“La rosa ‘Gertrude Jekyll’ y los iris (Iris laevigata, en la foto) son mis flores preferidas; junto a los lupinos”, aclara Teresa. Muchas de las plantas del jardín se han recuperado del entorno, como sello de Salomón, lirio de los valles, peonías, edelweiss, aguileñas, violetas, caléndula acuática…

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Alrededor de la caseta de calefacción se ha construido una cascada de dos niveles de estanques interconectados en circuito cerrado. Para ellos se ha utilizado roca natural de la zona. Dentro de este espacio hay un colector de agua para el riego. El estanque se encuentra lleno de iris, nenúfares y ranas.

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Esta escalera de madera protegida por ejemplares de Thuja, acebos (Ilex), pinos, laureles (Laurus) conduce al jardín inferior: uno de los espacios más atractivos del jardín. Esta zona está dedicada a rosas silvestres y antiguas y hierbas aromáticas (salvia, tomillo limonero, romero, violas y violetas, fresitas del bosque).

“Quería un jardín lo más natural posible, con atractivo durante las cuatro estaciones del año y mínima dependencia de anuales”, dice Teresa.

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