Jardín de la semana: 500 tulipanes al borde del Cantábrico

Un amigo dejó su barco temporalmente en el jardín de Manuel y años después aquí sigue, junto a los tulipanes y tejos.

Covadonga Gala Miranda 23 de septiembre de 2017

Comentar4

Haz clic en "Insertar" para mostrar un artículo en tu propio sitio web o blog.

La gestión de la Cruz Roja de Asturias mantiene a su presidente, Manuel García, bastante ocupado: “Durante la semana, al jardín solo puedo dedicarle alguna hora por las tardes”, se justifica Manuel, justo antes de mostrar un cedro del Atlas gris azulado llorón (Cedrus atlantica ‘Glauca péndula’) y muy cerca de un gran abeto de España (Abies pinsapo). Más de 500 tulipanes, un magnolio y rosales de todo tipo dan color y vida a los 2.000 metros cuadrados que rodean su casa y la de Mercedes, su esposa, en Luarca. “Pues benditas horas, Manuel”, toca responderle. Por cierto, ¿y ese barco que hay junto al manzano?

Covadonga Gala

De un vistazo
Quién vive aquí: Manuel García (84 años), Presidente de Cruz Roja Asturias; Mercedes Pérez, su mujer, y Lucca, la perra de la casa
Situación: Luarca, Asturias
Superficie: 2.000 metros cuadrados

Hace 8 años que Giuseppe, amigo íntimo de la familia, pidió a Manuel y Mercedes aparcar en su jardín el barco durante la temporada de invierno porque no quedaban plazas libres en el pantalán del puerto de Luarca. “Ningún problema”, dijo Manuel. Meses después, su amigo falleció. La embarcación, que pone un punto sorprendente y kitsch, adorna desde entonces el jardín.

Covadonga Gala

“Cuando llegué a Luarca, en el año 1958, instalé un taller de prótesis dental. Desde entonces, he compatibilizado mi vida profesional con otras tareas. He sido concejal del Ayuntamiento, directivo del Luarca Club de Fútbol y del Círculo Liceo, además de mi vinculación con la Cruz Roja Española”, cuenta Manuel: un hombre de vida ajetreada.

Covadonga Gala

Durante los fines de semana, y cuando el tiempo lo permite –el orballo o llovizna nunca es un impedimento–, es habitual ver a Manuel por el jardín. “Reconozco que alguna vez da pereza, pero soy el jefe y único trabajador, así que me voy organizando. No me queda otra”, dice.

Covadonga Gala

Esta piedra enorme y pesadísima también tiene su historia. El abuelo de Mercedes se dedicaba a construir carros tirados por vacas y bueyes. La piedra de granito le servía para hacer las ruedas de esos carros y darles la forma adecuada. “Es decorativa y sirve de portamacetas”, explica Mercedes. Ella ha vivido toda la vida en esta casa, que era de su familia. Desde 1958 cuida de ella junto a Manuel.

Covadonga Gala

En la imagen, la variedad de rosa preferida de Manuel: la Luarca

A Manuel le gustan especialmente las rosas y los tulipanes. Cada año, hacia el mes de noviembre, planta los tulipanes. Una vez termina su floración, saca los bulbos y los guarda en cajas hasta que llega la temporada de volver a plantarlos:

“Conservo muy pocos, en torno a 50 ó 60, porque la calidad de la flor se va deteriorando. Hago compras anuales de unas 500 unidades. Es un gran trabajo y desembolso plantar tulipanes, pero en su momento de floración, el jardín es una gloria”, explica.

Árboles, flores y plantas: ¿Cómo las protejo del frío?

Covadonga Gala

Esta es una de las joyas de este espacio: el abeto de España (Abies pinsapo). De porte simétrico, tono grisáceo, acículas apretadas y redondeadas y aroma a resina afrutada, este árbol es uno de los más apreciados en jardinería. Es el ejemplar más longevo del jardín con más de 70 años, seguido de cerca por algunos tejos de 65.

“Descubrí al pinsapo en algún libro y me gustó. Es característico de pequeños enclaves montañosos del sur de España y norte de Marruecos. También en Asturias crece a las mil maravillas”, explica Manuel, orgulloso.

Covadonga Gala

Manuel es uno de esos apasionados de los jardines que se define a sí mismo como autodidacta: “He ido intercambiando conocimientos con amigos –‘Yo injerto así’, ‘yo trasplanto en tal fecha’ o ‘yo no podo hasta marzo’. Respecto al diseño, el jardín ha ido evolucionando a medida que se incorporaban nuevas especies, siempre teniendo en cuenta las observaciones de Mercedes”, cuenta este aficionado a los libros de jardinería.

Las mascotas también han tenido su influencia: tuvieron un perro que se pasaba el día pisando una esquina determinada. ¿Solución? “Opté por poner allí un árbol que le estorbase”, revela.

Covadonga Gala

Los viajes han sido siempre fuente de inspiración. Aún recuerda la visita al Botánico de Madrid, a principios de la década de los 60, y a la Rosaleda del Parque del Oeste, también en la capital. En el jardín, de hecho, hay rosales de todo tipo –tallo alto, arbustivos, híbridos de té, trepadores– y de todos los colores –blanco, rojo, bermellón. naranja, amarillo, lila.

Precisamente, en la Rosaleda del Parque del Oeste de Madrid, se celebra anualmente el Concurso Internacional Rosas Nuevas Villa de Madrid. Fue allí, en el año 68, donde Manuel hizo buenos contactos para que, y desde entonces, le envíen cada año el rosal premiado, incluso, sin asistir al evento.

Más información e inspiración en la sección ‘Jardín’ de la Revista Houzz España

Covadonga Gala

Además de guardiana del jardín, Lucca cuida de su dueño: “No pierde detalle de todas mis tareas. De vez en cuando, con un par de ladridos, me recuerda que es hora de dejarlo o, al menos, de tomar un respiro”, cuenta Manuel, enumerando algunos de los –otros– animalitos que le hacen companía: “topillos, erizos, culebras y lagartijas”, dice.

Y cuando Manuel entra en casa, son los pájaros los que toman posiciones: mirlos, andarrios, arrendajos, gaviotas varias, cárabos, pitos negros, alguna garza real, un águila culebrera y herrerillos.

Covadonga Gala

La gran mayoría de los árboles los han ido consiguiendo a través de esquejes o injertos de ejemplares queridos. La araucaria, el cedro, el enebro, los tejos: muchos que mencionar como despedida y, sin embargo, también como con las flores, Manuel tiene su preferido, el magnolio rosa que vemos en la imagen (Magnolia soulangeana):

“Solía ir con frecuencia a una finca donde había un ejemplar, el Palacio de Llamas, a unos 11 kilómetros de Luarca. Un día, los dueños me trajeron uno de regalo, porque me gustaba mucho”, recuerda Manuel acariciando sus flores por encima.

Magnolio: Cómo cuidar uno de los árboles más espectaculares del jardín

CUÉNTANOS…
¿Qué es lo que más te gusta del jardín de Manuel y Mercedes? Esperamos tus comentarios