Houzz TV: Una casa blanca y sin tele en el centro de Valencia
Álvaro, Esther y Aníbal disfrutan de un hogar lleno de luz y repleto de detalles, donde los libros son protagonistas.
Pepa Casado D'Amato
26 de julio de 2016
Fundadora de future-A y miembro de Color Marketing Group, me dedico a la investigación de tendencias en hábitat, diseño e interiorismo.
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Esther y Álvaro se conocieron en Londres y ya llevan viviendo casi seis años en Ruzafa: uno de los barrios más dinámicos de Valencia. Al poco de llegar del Reino Unido abrieron Gnomo, una tienda de decoración y diseño y, finalmente, se mudaron a vivir a la ciudad; primero de alquiler y, desde hace tres años, ya como dueños de esta casa. Su lista de deseos era muy clara: “queríamos que tuviera mucha luz, ascensor, tres habitaciones y nada de pasillo”, dice Esther. Cuenta que se enamoraron de ésta “porque no tenía distribuidor y se aprovechaba mucho el espacio”.
“Al comprar la casa ya sabíamos que era el barrio en el que queríamos quedarnos –sigue Esther–. Es una zona tranquila y se puede vivir bien con niños, pero a la vez está muy cerca del centro. Creo que Valencia es una ciudad maravillosa para tener hijos”, dice Álvaro. “Además estamos a cinco minutos del trabajo y del colegio de Aníbal”, añade.
De un vistazo
Quien vive aquí: Esther y Álvaro con su hijo Aníbal (3 años)
Superficie: 78 metros cuadrados
Situación: barrio de Ruzafa, Valencia
Para ellos, su casa es un lugar de paz y tranquilidad. “Cruzar la puerta es relajación. Pensamos…, ya estamos en casa. No hay ruido, ni gente, la vista descansa… Por eso tenemos la casa blanca, neutra y muy funcional”. Su lugar preferido es el sofá. Es donde más tiempo pasan, ya sea leyendo o jugando con Aníbal.
Quien vive aquí: Esther y Álvaro con su hijo Aníbal (3 años)
Superficie: 78 metros cuadrados
Situación: barrio de Ruzafa, Valencia
Para ellos, su casa es un lugar de paz y tranquilidad. “Cruzar la puerta es relajación. Pensamos…, ya estamos en casa. No hay ruido, ni gente, la vista descansa… Por eso tenemos la casa blanca, neutra y muy funcional”. Su lugar preferido es el sofá. Es donde más tiempo pasan, ya sea leyendo o jugando con Aníbal.
En la pared frontal serigrafías de marionetas de Martín López; al fondo macetero de pared y techo Skyplanter de Boskke.
El salón-comedor realiza la función de distribuidor de la casa. Así, se evitan pasillos y se aprovecha el espacio al máximo. A través de esta amplia estancia se accede al dormitorio de la pareja, la cocina, al baño y a un pequeño recibidor con entrada al dormitorio del niño y a una habitación de invitados.
El salón-comedor realiza la función de distribuidor de la casa. Así, se evitan pasillos y se aprovecha el espacio al máximo. A través de esta amplia estancia se accede al dormitorio de la pareja, la cocina, al baño y a un pequeño recibidor con entrada al dormitorio del niño y a una habitación de invitados.
Álvaro y Esther se toman el interiorismo de su casa como un trabajo en constante progreso. “Cada año nos proponemos una mejora: el suelo, el sofá, las ventanas…Queremos que el próximo año sea el año de las puertas. Nos gustaría poder conservarlas porque son muy bonitas, pero están en muy mal estado”, cuenta Álvaro. “A medio plazo queremos reformar la cocina y el baño”, añade.
“No tenemos una idea muy clara de cómo debe ser una casa”, dice Esther. “Hemos ido creándola poco a poco sin una idea fija, ni un referente claro. Nuestro estilo es más funcional que otra cosa”, añade Álvaro. “No sé si podemos definirnos con un estilo claro, nórdico o minimalista. Hemos ido llenando la casa con cosas que necesitábamos”, explica Esther.
La estantería es la verdadera protagonista de la casa. Cubre dos paredes. Es una estantería modular que produce Cubitec: un diseño del israelí Doron Lachisch. Al ser modulares se puede crear la composición que más se adapte al espacio. En este caso, una forma en escalera recorre la pared.
La estantería es la verdadera protagonista de la casa. Cubre dos paredes. Es una estantería modular que produce Cubitec: un diseño del israelí Doron Lachisch. Al ser modulares se puede crear la composición que más se adapte al espacio. En este caso, una forma en escalera recorre la pared.
Maceta de barro con un dibujo pintado a mano de la ilustradora María Herreros.
Álvaro y Esther son lectores voraces. Una de las prioridades fue la de crear un lugar cómodo para leer con espacio para ambos. Ese lugar es el gran sofá del comedor. Además, tienen un sillón orejero que los antiguos propietarios dejaron en el piso.
Una de las cosas que llama la atención es la ausencia de televisor. “Una tele puede definir completamente el espacio porque todo lo situamos a su alrededor”, dice Álvaro. En su lugar, cuentan con una gran estantería donde almacenan los libros y una selección de tebeos. Álvaro siempre ha sido un gran aficionado a los cómics; pasión que ha contagiado también a Esther.
Una de las cosas que llama la atención es la ausencia de televisor. “Una tele puede definir completamente el espacio porque todo lo situamos a su alrededor”, dice Álvaro. En su lugar, cuentan con una gran estantería donde almacenan los libros y una selección de tebeos. Álvaro siempre ha sido un gran aficionado a los cómics; pasión que ha contagiado también a Esther.
Un lateral del salón se ha aprovechado para crear un gran escritorio de obra. El ordenador funciona de improvisado televisor para los momentos que lo requieren.
En el escritorio destacan las dos sillas Panton en negro. Junto al escritorio una pequeña mesa adaptada al tamaño de Aníbal.
En el escritorio destacan las dos sillas Panton en negro. Junto al escritorio una pequeña mesa adaptada al tamaño de Aníbal.
El escritorio está repleto de detalles personales, como un azulejo con una viñeta del dibujante Manel Fontdevila, un busto de Karl Marx en forma de hucha y algunas de las últimas adquisiciones de su biblioteca.
Uno de los objetos a los que Álvaro le tiene un cariño especial es una carta que el dibujante Stan Sakai le envió en agradecimiento por una entrevista que le hizo para un fanzine de cómics que el propio Álvaro editaba en los 90.
Uno de los objetos a los que Álvaro le tiene un cariño especial es una carta que el dibujante Stan Sakai le envió en agradecimiento por una entrevista que le hizo para un fanzine de cómics que el propio Álvaro editaba en los 90.
Sobre la estantería se reparten diferentes curiosidades y algunas figuritas con referencia a personajes de tebeo.
Hace tres años nació Aníbal y desde entonces compaginan su vida familiar y laboral. En su caso, la conciliación es más fácil porque se turnan en la tienda. Mientras uno atiende a los clientes el otro puede estar con el niño.
Hace tres años nació Aníbal y desde entonces compaginan su vida familiar y laboral. En su caso, la conciliación es más fácil porque se turnan en la tienda. Mientras uno atiende a los clientes el otro puede estar con el niño.
Su nacimiento no supuso grandes cambios en la casa. “Lo primero que hicimos fue instalar el parqué porque es más cómodo. Así podemos rodar y hacer la croqueta en el suelo”, confiesa Álvaro entre risas.
En la casa, “la parte infantil y adulta están juntas. La imagen idílica en la que estás trabajando tranquilamente en el ordenador, mientras el niños juega en el suelo no existe –bromea Álvaro–. Aunque él tiene su espacio y nosotros el nuestro, todo es de todos”.
Ambos tienen una gran relación con la escena de ilustradores de la Comunidad Valencia, ya que en la tienda venden algunas de sus obras. Algunos de ellos fueron compañeros de Álvaro en la facultad de Bellas Artes y a otros los conoció por su afición a los tebeos. Esa es una de las razones por las que la casa está llena de láminas y dibujos originales; muchos de ellos dedicados. En el dormitorio de Aníbal podemos ver obras de David de Limón, Tutticonfetti, Ada Diez, Irene Esteve y algunos recuerdos hechos por familiares y amigos.
En el comedor, calendario ilustrador de Laura Agustí, colgadores de prints, de madera, de Gnomo.
Sobre la mesa auxiliar de la cocina una báscula de la marca francesa Derriére la Porte. En la parte superior unos jarrones de cristal de La Mediterránea.
Tazas de latón de Enamel Mug con diseños de los ilustradores Rob Ryan y Nina Jarema.
El salero y pimentero es obra de Ingela P Arrhenius.
Tazas de latón de Enamel Mug con diseños de los ilustradores Rob Ryan y Nina Jarema.
El salero y pimentero es obra de Ingela P Arrhenius.
En el recibidor, colgadores y espejo de Umbra, ilustración de ilovedoodle.
En su tienda, Gnomo, se pueden encontrar gran cantidad de objetos de diseño para el hogar, algunos de los cuales acaban también en su casa y les sirven de inspiración para ir decorando progresivamente la vivienda.
“Más que buscar la inspiración, nos encuentra ella. Nos llegan muchas cosas al trabajo. Es una tienda de productos de diseño, así que tenemos que estar siempre al tanto de tendencias y novedades”, dice Álvaro.
“Más que buscar la inspiración, nos encuentra ella. Nos llegan muchas cosas al trabajo. Es una tienda de productos de diseño, así que tenemos que estar siempre al tanto de tendencias y novedades”, dice Álvaro.
Uno de los detalles más personales del dormitorio es la ilustración original que Tutticonfetti les hizo para celebrar el quinto aniversario de la tienda. La planta está suspendida en un macramé en color mostaza de Nuga.
CUÉNTANOS…
¿Qué es lo que más te gusta del piso de Esther y Álvaro? ¿Serías capaz de vivir sin televisor? Esperamos tus comentarios
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Coincido con arcireza, parece como si la mejor manera de aprender a dar un buen uso al televisor fuera eliminándola, error. Y definitivamente de existir, no tiene por qué ser protagonista, creo que el guión lo escribimos nosotros y no los medios; al menos en casa.
No es cuestión de extremismos, sencillamente es que si hay TV se acaba dependiendo de ella. Cuando mis hijos eran pequeños la metí en un armario durante tres meses. Al principio se sentían raros y no sabían que hacer con su tiempo. Al final no la echaban en falta, jugaban, pintaban, cantaban, inventaban, se relacionaban entre ellos y conmigo.... pero llegó su padre, sacó la TV y se acabó el experimento. Los juguetes, los cuentos y la imaginación volvieron al armario.