Houzz TV: Un guiño al pasado en casa del fotógrafo Javier Ferrer
Javier Ferrer Vidal y Analía Lanfranco, dos emprendedores de moda de Valencia, nos abren las puertas de su hogar.
El respeto por el pasado, entendido más como una filosofía de vida que como una estética, caracteriza la decoración del piso que el fotógrafo valenciano y propietario de la tienda ‘Simple’, Javier Ferrer Vidal, comparte con su mujer, la estilista Analía Lanfranco, y sus dos hijas gemelas. Detalles vintage y tradición artesana conviven con toques industriales y estilo nórdico.
De un vistazo…
Quién vive ahí: Javier, Analía, sus hijas gemelas de 14 años (Fedra y Mina) y su perro de aguas: Mahler
Situación: un edificio de los años treinta en el centro de Valencia
Superficie: 200 m2 más 120 m2 de terraza
Presupuesto de la última reforma: 35.000 euros sin incluir mobiliario
Fotografía: Javier Ferrer Vidal
De un vistazo…
Quién vive ahí: Javier, Analía, sus hijas gemelas de 14 años (Fedra y Mina) y su perro de aguas: Mahler
Situación: un edificio de los años treinta en el centro de Valencia
Superficie: 200 m2 más 120 m2 de terraza
Presupuesto de la última reforma: 35.000 euros sin incluir mobiliario
Fotografía: Javier Ferrer Vidal
“Conocí a Ana hace 16 años, cuando yo aún vivía en un estudio de soltero de 45 metros en el casco viejo de la ciudad”. Ella enseguida se quedó embarazada y se compraron un piso tipo loft. Sin embargo, tuvieron gemelas y poco a poco se dieron cuenta de que los espacios diáfanos no satisfacían sus necesidades como familia recién estrenada.
Fue entonces cuando encontraron la vivienda en la que residen desde 2002. “Nos enamoramos de la luz que tiene, de los suelos de baldosa hidráulica,de la terraza… le vimos muchísimas posibilidades”.
Unos cuantos años después han logrado cumplir su sueño: unir el piso con la vivienda contigua y multiplicar el espacio y la luz. “Ahora tenemos 200 metros de vivienda ¡y 120 de terraza!”, dice entusiasmado Javier.
Fue entonces cuando encontraron la vivienda en la que residen desde 2002. “Nos enamoramos de la luz que tiene, de los suelos de baldosa hidráulica,de la terraza… le vimos muchísimas posibilidades”.
Unos cuantos años después han logrado cumplir su sueño: unir el piso con la vivienda contigua y multiplicar el espacio y la luz. “Ahora tenemos 200 metros de vivienda ¡y 120 de terraza!”, dice entusiasmado Javier.
El objetivo de la reforma que llevaron a cabo para unir ambas viviendas era el de devolver la casa lo máximo posible a su aspecto original, “respetando su pasado y la huella que éste ha dejado entre sus muros”. Un concepto que Javier repite casi como un mantra, el respeto por el pasado que le mueve en todos los actos de su vida hasta el punto de tener un negocio basado en ello: la tienda ‘Simple’. “Ana y yo huimos de la frialdad del diseño impostado,buscamos todo lo contrario: la pátina del tiempo, la belleza de lo imperfecto”. En una interpretación propia de la filosofía japonesa del Wabi Sabi, este fotógrafo recuperó el pavimento de toda la casa, dejó las instalaciones de tuberías vistas y adquirió el equipamiento para los baños en rastrillos de segunda mano. “Para mí lo viejo es un valor, no un inconveniente”.
Aplica el Wabi Sabi a la decoración de tu casa
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El piso ahora cuenta con cuatro habitaciones (la de matrimonio, una para cada niña y una de invitados), además de tres baños, un salón y una cocina con comedor y salida a la enorme terraza de 120 metros. “Al principio de nuestra vida en pareja nos gustaban mucho los espacios diáfanos, pero con dos chicas de 14 años en casa es necesaria la independencia y la privacidad.
Si no hay compartimentación en una casa, saltan las chispas más de lo que ya saltan normalmente en una familia”, afirma Javier Ferrer. Tanto la pareja como sus hijas disfrutan de la vida social, y siempre hay algún familiar, amigo o amigas de las niñas quedándose a dormir. A las habitaciones interiores, que eran ciegas, se les abrió un hueco para colocar fijos de vidrio que permitan el paso de la luz natural que recorre toda la casa.
Dónde y cómo colocar muros de vidrio
Si no hay compartimentación en una casa, saltan las chispas más de lo que ya saltan normalmente en una familia”, afirma Javier Ferrer. Tanto la pareja como sus hijas disfrutan de la vida social, y siempre hay algún familiar, amigo o amigas de las niñas quedándose a dormir. A las habitaciones interiores, que eran ciegas, se les abrió un hueco para colocar fijos de vidrio que permitan el paso de la luz natural que recorre toda la casa.
Dónde y cómo colocar muros de vidrio
La vivienda contigua tenía el pavimento en muy mal estado, ya que en algún momento había sido revestido de linóleo que después se había retirado. Por ello, se recuperó la baldosa hidráulica original en todo es suelo excepto en dos de los baños, donde se optó por microcemento de un color similar al resto de la casa.
Todas las instalaciones son vistas, ya que la tabiquería es muy estrecha y no permite hacer regatas. “Se trata de un elemento industrial que me gusta mucho y además tiene sus ventajas, si tienes una fuga de agua, enseguida la detectas y no tienes que picar la pared”.
7 consejos para reformar el baño
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Los revestimientos de los baños son de baldosa blanca de 20x20 con junta; mientras que los lavabos y sanitarios son de porcelánico antiguo, comprado de segunda mano en rastrillos, a los que se ha añadido grifería dorada que, aunque es nueva, imita a la antigua. Lo único que no es de segunda mano son los platos de ducha, también de porcelánico. “El fontanero se quejaba porque los sanitarios y lavabos eran antiguos y tuvo que encontrar soluciones a sistemas que están en desuso”, explica el fotógrafo.
La cocina de gas, de acero, de la marca Smeg es semiprofesional y sin duda el objeto preferido de Analía. Aquí da rienda suelta a su pasión: cocinar para su familia y amigos.
El comedor contiguo –en la imagen, visto desde la terraza– es el lugar con más vida de la casa, donde siempre se reúne la familia con amigos en torno a una buena comida. “A mis hijas les encanta este espacio, es muy acogedor”.
La cocina cuenta con isla de madera en tono claro, adquirida en IKEA, que combina con el blanco de la encimera, de Silestone simulando las aguas del mármol.
El hogar de esta familia respira fusión y mezcla. No se trata de un estilo contemporáneo, ni nórdico, ni vintage; sino un cóctel de todo ello. “Vamos nutriéndonos de muebles muy distintos que nos motivan y encajan en esta amalgama ecléctica que es nuestra casa”, comprando objetos en mercadillos o anticuarios, como un aparador danés de madera oscura o un mueble modernista decó, que conviven en armonía con una cajonera de armario recogida de la calle, o el clásico sofá Momento, diseñado en los 80 por Niels Gammelgaard para IKEA, que Javier y Ana tapizaron en piel negra.
En las mesas del salón y del comedor también se aprecia ese eclecticismo. “Nos encanta –y es algo muy presente también en el local de Ana, ‘Dulce de Leche’– combinar sillas de distintos estilos: con estructura de tubo de acero, de plástico, estilo Thonet…”
En la imagen, un aparador danés comprado en un mercadillo de segunda mano.
Aprende a disfrutar de un mercadillo de antigüedades
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En cuanto a objetos decorativos, abundan las piezas artesanales de cerámica, como las clásicas golondrinas o platos esmaltados de Manises, que se mezclan con máscaras tribales o Cristos de madera tallada. “Mi debilidad es coleccionar arte sacro, como los Cristos que tengo sobre el aparador del salón”, dice Javier.
Javier se encargó del diseño e instalación de la iluminación. La luz general consiste en bombillas led de luz cálida que cuelgan de cables, con un portalámparas dorado, en el centro de cada habitación. En algunas estancias también hay elementos de porcelana con opalina de vidrio. “A pesar de ser una primera planta, tenemos mucha luz natural al contar con varias orientaciones”.
Foto de la tienda ‘Simple’: Javier Ferrer Vidal
Javier y Analía trabajan desde hace más de 15 años en producciones de moda para revistas y catálogos. Hace menos de tres años decidieron emprender cada uno su propio negocio. Analía abrió la pastelería ‘Dulce de Leche‘ en el barrio de Ruzafa; mientras que Javier es el alma de ‘Simple‘: una tienda de objetos tradicionales de decoración y regalos que se nutre de pequeños productores y diseñadores locales.
¿Y A TI?
¿Qué es lo que más te gusta de la casa de Javier y Analía? Esperamos tus comentarios
Javier y Analía trabajan desde hace más de 15 años en producciones de moda para revistas y catálogos. Hace menos de tres años decidieron emprender cada uno su propio negocio. Analía abrió la pastelería ‘Dulce de Leche‘ en el barrio de Ruzafa; mientras que Javier es el alma de ‘Simple‘: una tienda de objetos tradicionales de decoración y regalos que se nutre de pequeños productores y diseñadores locales.
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La pareja, formada por Javier Ferrer y Analía Lanfranco, fotógrafo y estilista respectivamente, se ha encargado de la reforma para unir los dos apartamentos y así lograr, entre otras cosas, la privacidad que empezaba a requerir su relación con sus dos hijas gemelas adolescentes: Fedra y Mina.