Hazlo tú mismo
Hazlo tú mismo: Tapiza unos taburetes anticuados y transforma la cocina
El tapizado de muebles es uno de los trabajos de restauración más sencillos y con mejores resultados. Estrénate con unos taburetes.
Un tapizado puede dar una segunda oportunidad a unos taburetes de cocina con el asiento muy estropeado pero la base en buenas condiciones. Siguiendo nuestras instrucciones y en menos de una hora, los taburetes te quedarán como nuevos… y tu cocina parecerá otra. ¿Cómo? Se coloca un relleno, para hacerlo más cómodo, y se cubre con una colorida tela sujeta con grapas. Más fácil, imposible. Te lo explicamos paso a paso.
El diseño de las patas y de las bases de los taburetes se encontraba en perfecto estado. Era solo el asiento lo que había que arreglar, que venía de origen con un tapizado rígido en polipiel. Debido a un uso continuado se encontraba rasgado, mostrando incluso la antiestética tabla de madera de su interior.
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Material y herramientas:
- Una tela para tapizar los taburetes con acabado plastificado
- Muletón o gomaespuma
- Una grapadora de bricolaje y repuesto de grapas
- Pistola termoadhesiva y barritas de cola, o adhesivo específico para tela
- Destornillador
- Tijera y cúter
Desmonta el asiento. Para trabajar más cómodamente, coloca el taburete boca abajo y retira los tornillos que sujetan la pata de metal al asiento. Usa un desatornillador manual –en la foto–, o uno eléctrico, si los tornillos están muy apretados.
Retira el antiguo recubrimiento. Corta las costuras del material que cubre todo el perímetro del asiento. Para que la tarea sea rápida y limpia, utiliza un cúter.
Corta el muletón a medida. La base del asiento es una tabla de madera. Para almohadillarla, puedes utilizar un trozo de muletón o gomaespuma. Corta con tijera una pieza a la medida de la tabla. Deja un ligero margen extra alrededor, para cubrir los cantos.
Corta la tela para el tapizado. Coloca la tela del revés y, sobre ella, pon la tabla con el muletón. El trozo que debes cortar tiene que cubrir bien la parte superior del asiento, dejando un margen generoso para que puedas envolver con él la tabla por detrás y asegurar la tela con grapas cómodamente.
Almohadilla el asiento. Con la grapadora fija el muletón a la tabla del asiento. Pon una grapa en cada uno de los cuatro lados. Así evitarás que el material se mueva cuando después grapes la tela a la madera.
Grapa por la parte posterior. Ahora viene la etapa más delicada, porque la tela tiene que estar perfectamente tensa –las arrugas son difíciles de eliminar una vez grapada. El truco está en colocar la hilera de grapas –lo más alineadas posible–, tirando a la vez de la tela, como se ve en la imagen. Haz lo mismo en el lado opuesto y en los laterales, sin llegar a grapar las esquinas.
Recorta el sobrante. Una vez fijada la tela a los cuatro lados, es momento de ajustar las esquinas. Recorta la tela que sobre y, de nuevo, tensa bien, plegándola con cuidado en el doblez y fíjandola con grapas.
Añade una pieza de tela para ocultar las grapas. Coloca en la parte posterior del asiento una pieza de tela, que además de proporcionar un mejor remate, oculte las grapas que sujetan el tapizado. La pieza se ha de recortar con una forma redondeada por las esquinas. La puedes pegar con pistola y barritas termoadhesivas, o con un pegamento específico para textiles.
Marca dónde van los tornillos. Para sujetar el asiento a la pata de nuevo, es preciso localizar los agujeros donde debes colocar de nuevo los tornillos. Márcalos cuando los encuentres y con el cúter haz un pequeño corte sobre la tela.
Monta la pata. Coloca la base en la posición correcta e introduce los tornillos a través de los cortes realizados. Aprieta bien, se trata de garantizar que el asiento no se mueva.
¡Listo! Aquí vemos los taburetes con su nueva piel. Un trabajo sencillo y muy gratificante. El llamativo estampado y el color rojo de la tela aportan frescura a la estancia, renovando el ambiente por completo.
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