Arquitectura
Fotografía
Fotografía de arquitectura: Aprende a dominar las luces y sombras
Tener control de la exposición te permite crear la composición que buscas en tus fotos. Aquí te contamos algunas claves para conseguirlo.
La fotografía se construye a base de luces y sombras. En las escenas que captamos podemos encontrar desde el negro absoluto al blanco más brillante. Esto se puede modular con el manejo de la exposición, que nos permitirá generar determinadas atmósferas y un determinado nivel de detalle. Así que antes de disparar, será fundamental hacer una reflexión previa sobre cómo queremos reflejar un espacio en función de la luz existente y de la interpretación que queramos transmitir de esa arquitectura.
Por lo general, casi todas las fotografías incluyen algo que es totalmente blanco y algo que es totalmente negro, de modo que se abarca así toda la gama tonal. Esto nos ha de servir de referencia a la hora de editar nuestras fotos. Pero no siempre. Hay escenas que no cuentan con negro y otras que no presentan nada en blanco. Forzar que tenga los dos puede dar un mal resultado. En esta foto, por ejemplo, tenemos un poco de blanco puro en los reflejos del cristal pero no hay ninguna sombra profunda que produzca un negro oscuro. Forzarlo con la exposición o el procesado terminaría transmitiendo otra idea de esta escena.
Si un espacio está pensado para ser sombrío y tener una luz tenue, no será buena idea hacer que parezca muy luminoso recurriendo a la sobreexposición, que aclarará toda la escena. Y lo mismo podríamos decir de los colores: si la escena está en sombra, quizá no debamos saturar los colores como si los objetos estuviesen a plena luz del sol, por muy llamativa e impresionante que nos quede la foto. Podríamos hacer que esta foto fuese parecida a la anterior, pero la idea del proyecto y del espacio que transmitiríamos sería totalmente diferente.
Los espacios luminosos pueden llegar incluso a parecer etéreos si realizamos una foto que tienda a la sobreexposición. En este caso, no importaría tanto el detalle de las cosas como la atmósfera. Es un recurso también empleado a veces en moda o en cosmética. Hablamos del típico retrato en el que, gracias a la sobreexposición, desaparecen las imperfecciones de la piel, las arrugas y las manchas sin tener que recurrir al retoque fotográfico.
Fotografía de arquitectura: El vínculo entre la luz y el volumen
Fotografía de arquitectura: El vínculo entre la luz y el volumen
El negro siempre se ha utilizado en fotografía para introducir contraste y fuerza en las imágenes, pues llama la atención y ayuda a resaltar el resto de colores. En este contraluz, si el fotógrafo hubiese querido podría haber obtenido más detalle en la ropa de la modelo, pero la imagen habría perdido rotundidad.
Pincha aquí si quieres leer más artículos sobre fotografía de arquitectura
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El manejo de la luz y la sombra puede ayudarnos a crear una cierta atmósfera y, por tanto, una subjetividad. Si lo importante de una foto es su valor puramente descriptivo, como si de una fotografía científica se tratase, tendríamos que tratar de obtener el mayor grado de detalle posible.
La escalera que aquí vemos está decorada con 24 fotos de Bernd e Hilla Becher. Los Becher, en su búsqueda por documentar diferentes tipologías de arquitecturas industriales, despojaron a sus imágenes de todo artificio que impidiese su lectura como serie tipológica. De ahí que no se puedan entender como fotos sueltas pues su valor proviene de la acumulación y la comparación. Para ello adoptaron el blanco y negro, pues el color podía distraer y ellos querían hablar de la forma y sus variantes. Todas sus fotos son frontales y realizadas en días nublados. El empleo de una luz difusa que proporciona una iluminación homogénea, permite ver todos los detalles ya que estos no presentan sombras profundas.
La escalera que aquí vemos está decorada con 24 fotos de Bernd e Hilla Becher. Los Becher, en su búsqueda por documentar diferentes tipologías de arquitecturas industriales, despojaron a sus imágenes de todo artificio que impidiese su lectura como serie tipológica. De ahí que no se puedan entender como fotos sueltas pues su valor proviene de la acumulación y la comparación. Para ello adoptaron el blanco y negro, pues el color podía distraer y ellos querían hablar de la forma y sus variantes. Todas sus fotos son frontales y realizadas en días nublados. El empleo de una luz difusa que proporciona una iluminación homogénea, permite ver todos los detalles ya que estos no presentan sombras profundas.
Si nuestro trabajo quiere alejarse del aspecto de fotografía forense de los Becher y capturar escenas más vivas, con la fotografía digital es muy fácil controlar la exposición para obtener fotos con detalles en todas las partes de la escena. Incluso en un contraluz como este, con un exterior muy luminoso y un interior que presenta zonas de sombras profundas vinculadas a ese sofá oscuro.
Si fuéramos a fotografiar esta escena de alto contraste con película tradicional, tendríamos que afrontarla de otro modo. Necesitaríamos iluminación artificial adicional, o esperar a una hora en que la diferencia de luz no fuese tan fuerte, o bien sacrificar el detalle.
Si fuéramos a fotografiar esta escena de alto contraste con película tradicional, tendríamos que afrontarla de otro modo. Necesitaríamos iluminación artificial adicional, o esperar a una hora en que la diferencia de luz no fuese tan fuerte, o bien sacrificar el detalle.
En la actualidad, la fotografía digital puede recurrir a exposiciones múltiples, que luego se fusionan en el ordenador, o simplemente disponer de una cámara que pueda captar más diferencias tonales que lo que permitía una diapositiva, por ejemplo. Es tan fácil… sobre todo comparado con lo complicado que era hacerlo con película. Hoy se recurre mucho a esta técnica, pero pocas veces con la sutileza del ejemplo que vemos aquí realizado por Bernard Touillon.
Es un recurso estupendo que hay que tratar con cuidado, tanto en las zonas de transición entre partes luminosas y en sombra como sobre todo en lo que se refiere a la saturación. Es un error común ver fotos en las que tras el retoque parece que hay más luz dentro que fuera, o que los colores están saturados como si estuviesen bajo una luz fortísima.
Es un recurso estupendo que hay que tratar con cuidado, tanto en las zonas de transición entre partes luminosas y en sombra como sobre todo en lo que se refiere a la saturación. Es un error común ver fotos en las que tras el retoque parece que hay más luz dentro que fuera, o que los colores están saturados como si estuviesen bajo una luz fortísima.
Pero una cosa es que tengamos la posibilidad técnica y la habilidad para obtener detalle en todas las zonas y otra que realmente nos interese. Una foto en la que dejemos una ventana quemada (blanco sin detalle), nos ayudará a transmitir luminosidad, aunque realmente el piso no reciba tal cantidad de luz. Además puede suceder que no nos interese mostrar lo que se ve por esa ventana. Imaginemos que lo que hay tras ella es la casa del vecino demasiado cerca, un patio de luces no muy agradable, una ruina o cualquier cosa que no querríamos que estuviese ahí. Fotográficamente será mejor dejar que se queme la ventana, como en este ejemplo de Nina Struve.
Tendemos a pensar que los espacios luminosos son más agradables, por lo que hacemos que nuestras fotos reflejen esa idea. Si a ello le uniéramos la facilidad para obtener detalle en las zonas en sombra gracias al procesado digital, obtendríamos unas fotos con una gran riqueza de detalles en toda la gama tonal. Llama la atención encontrar buenas fotos, como esta, con zonas conquistadas por los negros profundos.
Fotografía de arquitectura: Por qué invertir en imágenes bien hechas
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En este sentido, el fotógrafo japonés Kenji Masunaga va un paso más allá trabajando las sombras profundas. Su estilo recuerda al que Junichiro Tanizaki exponía en su libro Elogio de la sombra. Según Tanizaki, en la cultura occidental la luz y la luminosidad se asocian a la belleza, la pureza e incluso a la salud, mientras que lo negro y la oscuridad tiene connotaciones negativas, de tristeza y de fealdad. Sin embargo en Japón esto no es así, donde aprecian la sombra y la penumbra como un elemento bello.
Debemos, pues, dominar la técnica para ponerla al servicio de lo que queramos expresar. Mediante una exposición adecuada y un posterior procesado con criterio podremos alcanzar lo que buscamos, como en esta foto de David Frutos, que pese a ser una escena no exenta de dificultad consigue una imagen perfectamente equilibrada. En fotografía, si bien el punto de vista y la composición son importantes, no debemos olvidarnos del control que podemos ejercer sobre la exposición.
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