En casa de... Silvia Moreno, creadora de 'Cenas Adivina'
Silvia fundó 'Cenas Adivina' hace 5 años y por su casa han pasado cientos de personas. Descubre su proyecto y su hogar.
Silvia e Íñigo compraron este piso en un barrio al noreste de Madrid en 2012 y estuvieron reformándolo durante cuatro meses. “Este es mi barrio de siempre –dice Silvia– y queríamos vivir aquí. Nos habíamos ido a Paracuellos del Jarama [un pueblo cerca de Madrid], a un chalé adosado, pero decidimos volver a la ciudad. Hicimos un cambio poco habitual pero que nos alegró mucho a todos: pasar de una casa muy grande a una con menos de la mitad de metros cuadrados. Antes, necesitábamos el coche para todo y no teníamos alrededor demasiados servicios. Ahora, los niños van al cole a final de la calle y el metro está a un minuto”, explica Silvia, quien en 2014 comenzó Cenas Adivina, proyecto del que nos habla en este reportaje.
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Desde luego, la zona más destacada de la casa es la de día, donde está la cocina, un comedor y una amplia zona de estar. Silvia lo vio claro desde el principio: “Me apetecía mucho tener una cocina abierta. Cuando compramos la casa, la cocina era oscura y estaba donde el aseo de la entrada”.
Silvia quería que el gran espacio de día con los amplios ventanales fuera como un regalo para toda la familia. “Decorativamente, las ventanas son un hándicap porque no hay paredes que ayuden a colocar y organizar los muebles y accesorios. Lo positivo es que aquí no da el sol directo y, por lo tanto, tenemos un espacio con mucha luz que, sin embargo, no es muy caluroso”, continúa.
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Silvia quería que el gran espacio de día con los amplios ventanales fuera como un regalo para toda la familia. “Decorativamente, las ventanas son un hándicap porque no hay paredes que ayuden a colocar y organizar los muebles y accesorios. Lo positivo es que aquí no da el sol directo y, por lo tanto, tenemos un espacio con mucha luz que, sin embargo, no es muy caluroso”, continúa.
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En cuanto a la decoración, Silvia tiene claras algunas cosas. “Me gusta el aire nórdico y, de pronto, decapo alguna cosa para que tenga ese toque. También me gusta que los elementos grandes sean blancos o claros. Como sé que hay cosas de las que me puedo cansar y que tienen mucho peso decorativo, juego con otras, como unos cojines o las lámparas, para aportar color. En general, creo que esta casa tiene una decoración, versátil y práctica. De hecho, quienes vienen a cenar, además de la experiencia, se llevan ideas deco para sus casas”, asegura.
Como decíamos, el proyecto de Silvia: Cenas Adivina, empieza en enero de 2014. Cuenta que le apetecía recuperar las conversaciones de siempre –esas que, probablemente, se dan en una familia con 9 hermanos, como la de Silvia–, tener a gente que llegara a casa y apreciara los detalles, el esfuerzo: “Me gusta que la gente participe y se sienta especial y creo que todo el mundo tiene algo que decir”, continúa.
Las cenas son temáticas y en ellas se habla de cualquier cosa: educación, fútbol, sexo –Silvia presenta este 14 de septiembre la próxima temporada 2017-18. “Hemos tenido a Míchel (actual entrenador del Málaga) o a Rafa Gutiérrez (componente del grupo Hombres G), entre otros. Al principio, empezamos con temas transversales, que a todo el mundo les pudieran interesar. Luego, al ver que nuestro público eran mujeres de entre 35 y 45 años con sensibilidad por los temas educativos, hemos tenido muchas cenas sobre educación. Al final, en el proyecto se ha juntado la decoración, la comida y conocer gente, que son las tres cosas que más me gustan”, dice Silvia.
El banco en el que posa en este retrato se lo dejó su suegra para una cena. “Se ha quedado aquí –dice Íñigo entre risas–, pero es que mi suegra es más buena que el pan y no dice nada. Lo curioso es que hay gente que en las cenas repite sitio y muchos vienen a sentarse directamente aquí”, remata.
Las cenas son temáticas y en ellas se habla de cualquier cosa: educación, fútbol, sexo –Silvia presenta este 14 de septiembre la próxima temporada 2017-18. “Hemos tenido a Míchel (actual entrenador del Málaga) o a Rafa Gutiérrez (componente del grupo Hombres G), entre otros. Al principio, empezamos con temas transversales, que a todo el mundo les pudieran interesar. Luego, al ver que nuestro público eran mujeres de entre 35 y 45 años con sensibilidad por los temas educativos, hemos tenido muchas cenas sobre educación. Al final, en el proyecto se ha juntado la decoración, la comida y conocer gente, que son las tres cosas que más me gustan”, dice Silvia.
El banco en el que posa en este retrato se lo dejó su suegra para una cena. “Se ha quedado aquí –dice Íñigo entre risas–, pero es que mi suegra es más buena que el pan y no dice nada. Lo curioso es que hay gente que en las cenas repite sitio y muchos vienen a sentarse directamente aquí”, remata.
Sobre si a Íñigo le gusta la decoración de su casa, la respuesta es un sí rotundo. “Además, me fío de Silvia totalmente. Lo que ella quería era una decoración que pudiera cambiarse fácilmente. ¡Y no te imaginas todo lo que modifica de una cena a otra!”, cuenta.
Silvia está de acuerdo en que esta es una casa versátil, donde se pueden hacer muchas cosas. “La gente me dice que he comprado la casa para el proyecto, pero todo esto vino después. Cuando le comenté a Íñigo lo de organizar las cenas, veía la casa y pensaba: ‘Es perfecta para esto’. Ahí empecé a emocionarme”, continúa Silvia, cuyo salón, efectivamente, es grande y perfecto: 40 metros cuadrados. Nada menos.
Silvia está de acuerdo en que esta es una casa versátil, donde se pueden hacer muchas cosas. “La gente me dice que he comprado la casa para el proyecto, pero todo esto vino después. Cuando le comenté a Íñigo lo de organizar las cenas, veía la casa y pensaba: ‘Es perfecta para esto’. Ahí empecé a emocionarme”, continúa Silvia, cuyo salón, efectivamente, es grande y perfecto: 40 metros cuadrados. Nada menos.
Los tres hijos de la pareja están por la casa hasta que empiezan las cenas. “A veces se van con mi madre, pero si están aquí les dejamos hasta que llegan los invitados y luego, como están acostumbrados, se van a su cuarto a leer, jugar o a ver una película”, dice Silvia.
A los dos Íñigo, padre e hijo, lo que más les gusta es el espacio central de la casa. Ambos disfrutan viendo fútbol y deporte en general, pero la familia participa aquí, siempre juntos, de actividades diferentes, ya sea leer, cocinar, ver la tele…
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Sin duda, la pieza protagonista de la amplia zona de día es este arcón. “Tiene más de 100 años y mi padre lo compró en una feria de antigüedades. Estaba en una casa que teníamos donde ahora esta la T4. El aeropuerto se amplió y nos expropiaron. Este era el objeto más bonito. Somos una familia de 9 hermanos. Lo sorteamos y me tocó a mí. Luego, durante las cenas, mucha gente me ha dicho que lo ponga como mesa de centro. Es una pieza que nos une y con valor sentimental”, dice Silvia.
Otra pieza con un sitio reservado es esta silla de Ikea. Silvia decidió escribirles para contar su proyecto. “Me respondió Antonella Pucarelli [directora general adjunta de Ikea Iberia], comí con ella y le conté qué es Cenas Adivina. Me ayudó para que la casa fuera un lugar donde cambiar fácilmente los muebles. Todo lo que tenía me limitaba mucho y ella me dejó elegir varias piezas de Ikea para el proyecto. Tenía claro que quería unos sofás blancos y me los han regalado. Esta silla (la de la imagen) es de una colección limitada que hacen y la tengo mucho cariño. Antonella ha venido de experta a contar cómo funciona Ikea y a apoyar a mujeres emprendedoras”, continúa.
Un largo pasillo en L articula la vivienda y conduce a los dormitorios. “En la casa hemos aprovechado absolutamente todos los huecos. En este caso, me apetecía un armario sin puertas para que se viera todo”, cuenta Silvia
El fondo está forrado con diferentes papeles pintados. A Silvia le encantan. Las vajillas que usa para las cenas también son especiales. “Me gusta que estén a la vista porque son muy bonitas. Algunas son heredadas. También uso azulejos como bandejas”, dice Silvia.
El próximo proyecto de Silvia es cambiar las lámparas, “porque no dicen nada”.
El fondo está forrado con diferentes papeles pintados. A Silvia le encantan. Las vajillas que usa para las cenas también son especiales. “Me gusta que estén a la vista porque son muy bonitas. Algunas son heredadas. También uso azulejos como bandejas”, dice Silvia.
El próximo proyecto de Silvia es cambiar las lámparas, “porque no dicen nada”.
Este es el dormitorio de la pareja. Es un espacio muy amplio y con mucha luz. En el centro hay una bañera. “En la otra casa teníamos un jacuzzi –cuenta Íñigo–, pero aquí no era posible: no cabía. La arquitecta amiga de Silvia que nos ayudó en la reforma nos dio la idea de poner esta pequeña bañera, que separa la cama del vestidor y la ducha, y nos gustó mucho”.
Al fondo del dormitorio se encuentra este amplio baño.
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Junto a la cama, esta butaca que hizo el abuelo de Íñigo y que se ha retapizado. También del abuelo es el espejo, que Silvia decapó “porque era un poco oscuro”, dice.
Los tres niños ocupan un único cuarto. Aquí juegan y estudian. “Les di a elegir y me dijeron que preferían estar juntos”, dice Silvia.
La mesa para estudiar, entre la cama y la pared, entra justa; “tanto que tuvieron que colocarla desde arriba”, explica Silvia riéndose.
“Con la litera nos fuimos hasta un pueblo de Toledo para encontrarla. En un único mueble tienes las tres camas y, además, les queda bastante espacio para jugar”, continúa.
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El último detalle es una puerta para el Ratoncito Pérez. “La idea de que ande por su almohada no les gusta a ninguno de los tres. Nos la regaló una invitada a una cena que las hace. Además, pintó el número 52, que es el del portal”, aclara Íñigo.
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Quien vive aquí: Silvia Moreno (39), creadora de Cenas Adivina, e Íñigo (38), fisioterapeuta, y sus tres hijos: Íñigo (10), Isabel (8) y Paula (6)
Situación: Cerca del metro de Parque de las Avenidas, Madrid
Superficie: 115 metros cuadrados útiles
Fotografía: Alfredo Arias / ©Houzz España 2017
“La casa tiene 115 metros muy bien aprovechados. Tras la reforma han salido 4 habitaciones: dos de ellas bastante grandes –sobre todo, la principal–, y dos más pequeñas. Además, al juntar la cocina con el salón y el comedor contamos con una zona común muy amplia para estar todos juntos”, dice Silvia, que hace 3 años y medio arrancó Cenas Adivina: reuniones que suele hacer en su propia casa con comensales que buscan compartir experiencias e intercambiar opiniones alrededor de una mesa (el precio son 35 euros más IVA por persona).
En el piso, construido en 1958, nunca se habían hecho obras. “Habían tapado el suelo de azulejo con una especie de material adhesivo. Donde ahora tenemos el comedor, estaba el salón; y la zona de estar era el comedor. En este espacio que ahora es uno, había tres habitaciones”, explica Silvia.