Cómo tener nuestra cama lista para no pasar frío
Una cama bien vestida no sólo se convertirá en la protagonista del dormitorio, también mejorará nuestro descanso durante el invierno.
Pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo. Parece una razón más que suficiente para que la cama sea un lugar agradable, cálido y acogedor. Si a ello le añadimos el componente psicológico que hace que, a menudo, la veamos como nuestro último refugio, queda clara la importancia de vestirla como se merece, es decir con ropa que aúne confort, estilo y durabilidad. Te damos todas las claves para que elijas la opción que mejor se adapte a tus gustos y forma de vida durante los meses más fríos.
El tacto, clave. La ropa de cama deben ser, en primer lugar, de tacto suave y agradable, sobre todo las sábanas. Lo mejor es que estén hechas en tejidos que favorezcan la regulación natural de la temperatura corporal. El tipo de fibra empleada y la forma en que se haya tejido son los factores que más influyen al respecto, aunque hay que considerar otras cuestiones de tipo práctico, como que sean telas fácilmente lavables, que no se arruguen demasiado o que encajen en el estilo decorativo del dormitorio.
Tejidos naturales. Favorecen la transpiración de la piel, reducen el riesgo de alergias y no acumulan electricidad estática, de ahí que las telas realizadas a partir de fibras naturales sean las más aconsejables.
El algodón es la fibra estrella de estos textiles para el hogar. Es suave, confortable, transpirable y de fácil mantenimiento. Además, resulta fresco en verano y cálido en invierno, sobre todo cuando es la base de las tradicionales sábanas de franela –que también pueden ser de lana–, obtenidas mediante un proceso especial por el cual en la superficie del tejido aparecen unos filamentos o pelos que le dan un tacto muy suave.
El lino es otro de los tejidos naturales más empleados en juegos de cama, ya que comparte muchas de las características del algodón, aunque se arruga con más facilidad, razón por la que en ocasiones se mezcla con fibras sintéticas que mejoran su comportamiento en este aspecto.
Por último, la fibra de bambú se ha ido popularizando con la creciente concienciación medioambiental.
El algodón es la fibra estrella de estos textiles para el hogar. Es suave, confortable, transpirable y de fácil mantenimiento. Además, resulta fresco en verano y cálido en invierno, sobre todo cuando es la base de las tradicionales sábanas de franela –que también pueden ser de lana–, obtenidas mediante un proceso especial por el cual en la superficie del tejido aparecen unos filamentos o pelos que le dan un tacto muy suave.
El lino es otro de los tejidos naturales más empleados en juegos de cama, ya que comparte muchas de las características del algodón, aunque se arruga con más facilidad, razón por la que en ocasiones se mezcla con fibras sintéticas que mejoran su comportamiento en este aspecto.
Por último, la fibra de bambú se ha ido popularizando con la creciente concienciación medioambiental.
Densidad. Más allá de la fibra empleada en su composición, un elemento que nos dará una pista clara sobre la calidad de un juego de cama en concreto es la densidad de los hilos del tejido. En líneas generales, cuanto mayor sea el número de hilos por pulgada cuadrada, mayores serán también el confort, la resistencia y el tacto de la tela. Los expertos aconsejan para las sábanas un mínimo de 200 hilos por pulgada cuadrada, que llegarían a entre 400 y 500 para las versiones más lujosas como, por ejemplo, las realizadas con el famoso algodón egipcio, reconocido como uno de los de mayor calidad.
Cómo elegir los textiles para el hogar, las claves según tres expertos
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Nórdicos. Este tipo de edredones son los más populares hoy día, tanto por sus propiedades aislantes y térmicas como por su comodidad –son más ligeros que la tradicional combinación de sábanas, colcha y mantas– y versatilidad. Los hay con diferentes tipos de relleno, si bien los originales eran de plumón o plumas que, pese a lo que pueda parecer no son lo mismo. Los de pluma integran el plumón y el cálamo, la parte dura de esta, por lo que no son tan confortables como los de plumón, más finos y vaporosos.
En cuanto a su mantenimiento; para los de pluma se aconseja plegarlos a pie de cama durante el día, tras haberlos aireado, para que no se apelmace el relleno en una parte.
Los rellenos nórdicos de fibra sintética hueca son cada vez más populares, ya que a un comportamiento térmico similar añaden ventajas como su menor precio y la posibilidad de lavarlos en casa.
En cuanto a su mantenimiento; para los de pluma se aconseja plegarlos a pie de cama durante el día, tras haberlos aireado, para que no se apelmace el relleno en una parte.
Los rellenos nórdicos de fibra sintética hueca son cada vez más populares, ya que a un comportamiento térmico similar añaden ventajas como su menor precio y la posibilidad de lavarlos en casa.
De quita y pon. Desde un punto de vista estético, una de las principales ventajas de los edredones nórdicos es la posibilidad de cambiar fácilmente las fundas.
Color en el dormitorio: Atrévete con textiles muy distintos
Aptos para todo tipo de ambientes, entre sus detractores hay quien dice que no visten la cama de forma tan elegante como otro tipo de cobertores clásicos, aunque esto puede compensarse combinándolos con plaids en tejidos suntuosos, coordinados con cuadrantes a juego.
Color en el dormitorio: Atrévete con textiles muy distintos
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Mantas de lana. Pese a la funcionalidad de las fundas nórdicas, pocos elementos hay que transmitan más calidez en un dormitorio que una manta bajo la que arroparse. La lana, el material más empleado tradicionalmente en la confección de mantas, sigue siendo una opción perfecta, ya que se trata de una fibra natural con unas excelentes propiedades aislantes y termorreguladoras, aunque presenta el inconveniente de su compleja limpieza, que a menudo obliga a su lavado en seco en tintorería para evitar que encoja o se apelmace. Diseños con hilos gruesos e irregulares, punto en tamaño XXL o pelo son algunas propuestas con un elevado componente decorativo, además de funcional.
Boutís. Uno de los cobertores para camas más de moda en la actualidad son los denominados boutís, término de origen francés que significa pespunte y que, en el caso de la ropa de cama, define un tipo de colcha ligeramente acolchada y con menos relleno que los edredones convencionales. Su delicada estética los hace especialmente indicados para ambientaciones clásicas y elegantes, aunque también hay propuestas más actuales y coloristas. Además, como generalmente son reversibles, ofrecen una mayor flexibilidad desde el punto de vista decorativo.
¿Tienes invitados? Invéntate una cama donde no la hay
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Limpieza y mantenimiento. En su uso diario, las sábanas y fundas nórdicas acumulan ácaros y bacterias, por lo que se aconseja lavarlas una vez a la semana, sobre todo teniendo en cuenta que las sábanas limpias, frescas y con un buen olor favorecen y mejoran el descanso. Generalmente se lavan en la lavadora, por lo que su cuidado es sencillo.
Por lo que se refiere a los edredones con relleno, conviene airearlos a diario para eliminar la humedad que hayan podido acumular y proceder a su limpieza antes de guardarlos para la siguiente estación, de manera que se conserven en perfectas condiciones. Las fundas de tela son la mejor opción para hacerlo.
En cuanto a su almacenaje, el armario debe estar limpio, seco y preservado de la luz, que puede decolorar los tejidos. Unas bolsitas aromáticas ayudarán a mantener frescos y perfumados los tejidos.
¿Y TÚ?
¿Cómo vistes tu cama en invierno? ¡Queremos verlo! Sube tus fotos en la sección de comentarios.
Por lo que se refiere a los edredones con relleno, conviene airearlos a diario para eliminar la humedad que hayan podido acumular y proceder a su limpieza antes de guardarlos para la siguiente estación, de manera que se conserven en perfectas condiciones. Las fundas de tela son la mejor opción para hacerlo.
En cuanto a su almacenaje, el armario debe estar limpio, seco y preservado de la luz, que puede decolorar los tejidos. Unas bolsitas aromáticas ayudarán a mantener frescos y perfumados los tejidos.
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