Casas Houzz
Casas singulares
Una vivienda radical que reinterpreta la escala doméstica
La dimensión y la naturaleza del espacio doméstico se replantean de forma drástica en esta singular casa en Ciudad Real.
“¿Debe una vivienda tener unas medidas estandarizadas? Y más aún, ¿unos materiales estandarizados? ¿Qué significa tener aspecto de vivienda?”. Preguntas como estas son las que se ha formulado el arquitecto Moisés Royo para darles respuestas radicales en esta casa que parte de cero aprovechando un entorno urbano por construir, sin referencias útiles que, sigue diciendo este joven profesional formado en Madrid y Nueva York, “pudieran servirnos como aliados en la reflexión”.
La casa se erige como “la primera pieza del puzzle urbano que conforma las primeras notas de la melodía de este nuevo ámbito de Ciudad Real”, afirma el arquitecto. Una pieza que adquirirá un sentido pleno “una vez se construya el resto de las parcelas de la manzana”.
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El núcleo de la vivienda es un gran vacío central limitado por los dos cuerpos extremos. No hay particiones horizontales ni verticales, de modo que la vida común de la familia se produce en un salón que disfruta de toda la altura.
Desde aquí puede accederse a todos los demás ámbitos de la casa. Dos cajas de madera que se alzan en vertical y una pasarela colgada resuelven las circulaciones, tanto en altura como en sentido horizontal.
Desde aquí puede accederse a todos los demás ámbitos de la casa. Dos cajas de madera que se alzan en vertical y una pasarela colgada resuelven las circulaciones, tanto en altura como en sentido horizontal.
La pasarela corre entre los dos volúmenes de los testeros. La luz de la tarde queda atenuada por los cuerpos acristalados que forman la fachada principal, orientada al noroeste, y vibra en la textura del hormigón que cierra el salón por el otro extremo. Los tensores que sostienen la pasarela ponen acento sobre el vacío y son activados igualmente por la luz.
Los testeros sí se dividen horizontalmente. El septentrional, más estrecho (1,8 metros de ancho) alberga en la planta baja la cocina. Destaca la delicada solución de iluminación, resuelta con unas semiesferas encajadas en el techo con fuentes led de bajo consumo que “bañan de luz el espacio acariciando el hormigón visto y estriado”, dice Moisés Royo. En el nivel superior, este volumen alberga una sauna y armarios, y en el sótano, un aseo y la despensa.
La pasarela está solada con tablones de madera encajados sobre la chapa perforada de la base. En el encuentro de unos y otra se aloja la iluminación, que proporciona una tenue luz de acento.
Cuatro casas espectaculares que desafían todos los límites del diseño
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La pasarela forma en su lado septentrional una plataforma que alberga el dormitorio principal, al fondo del cual queda un baño. El hormigón de los paramentos verticales da continuidad al espacio central.
Desde el rincón de lectura se domina visualmente el salón, una de las condiciones del programa que pidieron los clientes. Moisés Royo vincula esta solución con los aposentos con celosía del corral de comedias de Almagro, que permitían asistir a la función sin ser vistos.
Desde el rincón de lectura se domina visualmente el salón, una de las condiciones del programa que pidieron los clientes. Moisés Royo vincula esta solución con los aposentos con celosía del corral de comedias de Almagro, que permitían asistir a la función sin ser vistos.
Otros dos dormitorios secundarios se disponen en dos de los cuatro volúmenes de hormigón que cierran toda la altura de la casa por el lado suroriental y forman parte de su estructura (en los dos más pequeños se sitúan estudios, en el nivel inferior, y aseos y ropero en el superior).
Estas habitaciones se disponen como cubículos independientes revestidos de madera y desarrollados en vertical: la zona de estudio y el aseo se desdoblan en altura y los dos niveles se comunican por unos peldaños náuticos. Así, se minimiza su repercusión en planta y se libera más superficie para el espacio central.
Estas habitaciones se disponen como cubículos independientes revestidos de madera y desarrollados en vertical: la zona de estudio y el aseo se desdoblan en altura y los dos niveles se comunican por unos peldaños náuticos. Así, se minimiza su repercusión en planta y se libera más superficie para el espacio central.
Los cubículos que albergan los dormitorios se pliegan formando una piel vibrante de hormigón en la parte posterior del salón, sobre la que pende la pasarela. El arquitecto compara este gran espacio central –que, al igual que la disposición de los dormitorios como células verticales, pone en cuestión la escala acostumbrada de los espacios domésticos– con la naos de los templos griegos.
El testero meridional, más ancho (3,6 metros) aloja un dormitorio más y un aseo en el nivel superior, mientras que en planta baja alberga el garaje, situado junto al acceso de la vivienda.
Las cajas acristaladas que cierran la fachada principal regulan la intensa luz manchega, que baña la nave central de forma matizada y se proyecta sobre la piel de hormigón vibrante, creando situaciones luminosas diferentes a lo largo del día.
Su condición de piel doble actúa también de colchón térmico y permite ubicar en su interior un aseo y un bar, que quedan como suspendidos en un espacio de luz desmaterializada.
Su condición de piel doble actúa también de colchón térmico y permite ubicar en su interior un aseo y un bar, que quedan como suspendidos en un espacio de luz desmaterializada.
La escalera que une el dormitorio principal con los demás usos de la casa también se inserta en ese espacio luminoso e ingrávido del interior de las cajas de vidrio, de apenas 80 centímetros de ancho. Estas dan una réplica liviana y asimétrica a los cubículos de hormigón forrados de madera que albergan los dormitorios, al otro lado del gran espacio central.
En la fachada posterior se abren los vanos alargados que permiten que la luz del alba inunde a primera hora los cubículos de los dormitorios.
Los óculos iluminan el sótano, el único nivel de la vivienda que queda separado de la doble altura en que transcurren los usos principales. La escalera da acceso al cuarto de calderas, situado en el testero más ancho, bajo el garaje.
Los óculos iluminan el sótano, el único nivel de la vivienda que queda separado de la doble altura en que transcurren los usos principales. La escalera da acceso al cuarto de calderas, situado en el testero más ancho, bajo el garaje.
La pasarela genera episodios de escala distinta en el interior de la vivienda, pero la concepción diáfana del espacio queda siempre puesta de relieve por la incidencia de la luz natural filtrada por las cajas de vidrio de la fachada principal, que recorre horizontalmente toda la casa.
De forma complementaria, la luz artificial discurre de abajo arriba, desde tiras continuas de ledes que se insertan en grietas al pie de la piel de hormigón.
De forma complementaria, la luz artificial discurre de abajo arriba, desde tiras continuas de ledes que se insertan en grietas al pie de la piel de hormigón.
El tratamiento del hormigón es un elemento clave del valor luminoso del gran vacío habitable. “Se encofró con un berenjeno de sección triangular para darle esa peculiar textura casi escultórica”, explica el arquitecto. “Una vez desencofrado, se picaron los ángulos agudos para dejar a la vista el árido del hormigón”. Fue realizado por la empresa Lafarge.
Hormigón: El material estrella de las viviendas contemporáneas
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La precisión y la calidad de resolución de los detalles constructivos acompañan todo el proceso de esta vivienda radical cuyo rasgo dominante es, una vez más en palabras de Moisés Royo, “la desaparición de la escala doméstica de la casa”.
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Quién vive aquí: una familia joven con tres hijos entre los 12 y los 19 años
Situación: En la periferia de Ciudad Real, en una zona aún por desarrollar
Arquitecto: Moisés Royo / MUKA Arquitectura
Colaboradores: María Bona, Adelina de la Cruz, Martín Jario, Alberto Martín
Detalle curioso: El programa que solicitaron los clientes incluía cuatro habitaciones, un despacho, salón grande y cocina cómoda. Como requisito adicional, poder tener un control visual de toda la vivienda desde el dormitorio principal.
La normativa imponía que en ambos testeros fuera posible adosar nuevas edificaciones, así que Royo los ha resuelto como dos volúmenes con cubierta a dos aguas a modo de topes o cuñas en los extremos de la parcela. En ellos ha ubicado espacios servidores del corazón de la casa, que se dispone entre ambos en un espacio diáfano de doble altura, radicalmente innovador y ajeno a los códigos habituales del espacio doméstico.
Desde el exterior, un volumen enigmático con cubierta plana se extiende entre los dos testeros y se cierra con tres cajas acristaladas que acompasan el ritmo del tráfico de la calle. El efecto evoca vagamente la solemnidad y la ligereza del pórtico de un templo griego (Moisés Royo cita el hexástilo de Segesta, en Sicilia).