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Casas Houzz: Una vivienda etérea en Australia integrada en el paisaje
Esta casa de campo desdibuja los límites entre interior y exterior, entre vida nómada y sedentaria, entre privacidad y transparencia.
Louise Wright y Mauro Baracco pasan la mayoría de fines de semana con su hijo de tres años, Frank, en su residencia de Western Port, Australia, una zona costera muy tranquila, ubicada en una bahía, a una hora y media en coche hacia el sur de Melbourne. En un día cualquiera, la familia se levanta temprano, desayuna y juntos dedican algo de tiempo a su jardín. Todo perfectamente normal hasta que advertimos el translúcido e iridiscente edificio que conforma esta vivienda de fin de semana y cuyo objetivo es pasar prácticamente desapercibida en el paisaje natural que la rodea.
Oculta tras los gomeros que lo rodean, encontramos su estructura transparente, casi imperceptible. El tamaño impone, aunque esté formada por un simple marco de acero revestido de láminas de policarbonato (un material de construcción ligero y resistente a la vez). Al amanecer, los rayos de sol van inundando la casa poco a poco.
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La casa se ha bautizado con el nombre de ‘Garden House’. Ha sido diseñada por sus propietarios Louise Wright y Mauro Baracco, ambos arquitectos, y es un claro ejemplo de la premisa que rige el diseño minimalista: “menos es más”. Queríamos algo que se acercara más a una tienda de campaña semipermanente que una casa”, explica Louise acerca del objetivo de vivir en este entorno natural de manera ecosensible.
Sin embargo, a pesar de ser una estructura compuesta de una fina, aunque resistente, membrana sobre una estructura metálica (y diseñada con el mero objetivo de proporcionar cobijo), como concepto ofrece a sus habitantes un nuevo estilo de vida: cohabitar con la naturaleza con el mínimo impacto ecológico.
Sin embargo, a pesar de ser una estructura compuesta de una fina, aunque resistente, membrana sobre una estructura metálica (y diseñada con el mero objetivo de proporcionar cobijo), como concepto ofrece a sus habitantes un nuevo estilo de vida: cohabitar con la naturaleza con el mínimo impacto ecológico.
Las paredes traslúcidas de doble altura crean a veces la ilusión de una casa que parece no estar ahí. Además, se abren para crear una conexión entre el interior y el exterior y permiten que la vegetación crezca libremente. Hay tanta vegetación autóctona que crece dentro de la vivienda como en sus alrededores; de manera que cuando la familia dedica un poco de tiempo a la jardinería, suelen hacerlo en el interior.
“Estas plantaciones son el resultado de nuestro plan de rehabilitación de la zona conocido como el método Bradley”, explica Louise. Este programa de regeneración lo desarrollaron dos hermanas de Sídney, Joan y Eileen Bradley, en la década de 1960. Consiste en ir eliminando las malas hierbas de forma metódica en zonas pequeñas para que la vegetación autóctona sana de alrededor pueda colonizar el terreno y ocupar su lugar.
“Estas plantaciones son el resultado de nuestro plan de rehabilitación de la zona conocido como el método Bradley”, explica Louise. Este programa de regeneración lo desarrollaron dos hermanas de Sídney, Joan y Eileen Bradley, en la década de 1960. Consiste en ir eliminando las malas hierbas de forma metódica en zonas pequeñas para que la vegetación autóctona sana de alrededor pueda colonizar el terreno y ocupar su lugar.
“Al arrancar las malas hierbas hemos descubierto mucha vegetación autóctona que, en los últimos años, se ha ido regenerando. Nos hemos percatado, por ejemplo, de uno de los árboles de té (Melaleuca ericifolia, o niaouli) ha empezado a extenderse hacia el interior de la vivienda, justo detrás del sofá-cama, por lo que hemos aparcado nuestros planes de plantar especies autóctonas en el jardín interior para permitir que la vegetación natural se vaya abriendo su propio camino”, cuenta Louise.
Como arquitectos, Mauro y Louise están muy interesados en el papel de la vegetación en terrenos grandes. Diseñan edificios que se integran en el paisaje y tienen siempre en cuenta las condiciones físicas. Actualmente, están llevando a cabo un proyecto al que tienen especial cariño, conocido como Regenerated towns in regenerated nature (Ciudades regeneradas en una naturaleza regenerada), en el que se plantean el diseño urbano como medio de revitalizar los entornos naturales que hay cerca de las ciudades, como los lagos o los pantanos.
Como arquitectos, Mauro y Louise están muy interesados en el papel de la vegetación en terrenos grandes. Diseñan edificios que se integran en el paisaje y tienen siempre en cuenta las condiciones físicas. Actualmente, están llevando a cabo un proyecto al que tienen especial cariño, conocido como Regenerated towns in regenerated nature (Ciudades regeneradas en una naturaleza regenerada), en el que se plantean el diseño urbano como medio de revitalizar los entornos naturales que hay cerca de las ciudades, como los lagos o los pantanos.
Debido a este interés acerca de cómo las infraestructuras de las ciudades y los pueblos pueden ser más respetuosas con sus entornos, ecosistemas y paisajes locales, su trabajo comenzó a tomar el mismo camino –aunque de forma complementaria– que el proyecto de Habitat 141, de Greening Australia. Habitat 141 es una iniciativa de mejora medioambiental a largo plazo con el objetivo de restaurar y volver a conectar los paisajes emblemáticos a lo largo del meridiano 141 este, que abarca 18 millones de hectáreas.
“Mauro se puso en contacto con nosotros hace ya unos años”, explica Jessica Gardner, una ecologista de Greening Australia. “En Wimmera, una región rural de la región de Victoria, se encuentran toda una serie de pequeñas localidades con poblaciones en declive. Ambos estábamos interesados en explorar, a través de la arquitectura, las posibilidades de reconstrucción de estas pequeñas ciudades ubicadas en entornos naturales cuya conservación supone también una prioridad”.
Al estudiar nuevas maneras de respetar la vegetación local y el medio ambiente con la construcción de la Garden House –por ejemplo, mediante la construcción de un jardín interior–, la pareja se ha convertido en una pieza clave de una gran iniciativa que es consciente de la importancia del paisaje local y entiende el papel de una ciudad como un elemento más de la vida silvestre. “Es crucial entender esto en su contexto: la necesidad y el deseo de que cohabiten personas en este entorno y la creación de economías locales que lo hagan posible”, explica Jessica.
“Mauro se puso en contacto con nosotros hace ya unos años”, explica Jessica Gardner, una ecologista de Greening Australia. “En Wimmera, una región rural de la región de Victoria, se encuentran toda una serie de pequeñas localidades con poblaciones en declive. Ambos estábamos interesados en explorar, a través de la arquitectura, las posibilidades de reconstrucción de estas pequeñas ciudades ubicadas en entornos naturales cuya conservación supone también una prioridad”.
Al estudiar nuevas maneras de respetar la vegetación local y el medio ambiente con la construcción de la Garden House –por ejemplo, mediante la construcción de un jardín interior–, la pareja se ha convertido en una pieza clave de una gran iniciativa que es consciente de la importancia del paisaje local y entiende el papel de una ciudad como un elemento más de la vida silvestre. “Es crucial entender esto en su contexto: la necesidad y el deseo de que cohabiten personas en este entorno y la creación de economías locales que lo hagan posible”, explica Jessica.
La propiedad sobre la que yace la Garden House tiene una extensión de 1.300 metros cuadrados y está situada junto a pastos de vacas, a 100 kilómetros de la casa de Melbourne de Mauro y Louise.
“Este terreno siempre ha contado con una vegetación abundante y unos hermosos árboles”, asegura Louise. Y, gracias a las labores de jardinería de la familia, ahora la cantidad es mucho mayor. Se puede encontrar diferentes especies de eucalipto, menta, un árbol de té y plantas tapizantes como hemodoráceas o las poáceas, además de brezo, acacias y orquídeas y lirios autóctonos.
“Este terreno siempre ha contado con una vegetación abundante y unos hermosos árboles”, asegura Louise. Y, gracias a las labores de jardinería de la familia, ahora la cantidad es mucho mayor. Se puede encontrar diferentes especies de eucalipto, menta, un árbol de té y plantas tapizantes como hemodoráceas o las poáceas, además de brezo, acacias y orquídeas y lirios autóctonos.
En esencia, la propiedad consiste en un terreno con abundantes arbustos que desemboca en la costa de la bahía de Western Port. “Compramos estas tierras con la idea de salir a navegar por la bahía. Además, como surfista tenía muchas ganas de tener una vivienda cerca de buenas olas”, explica Louise. “Estamos a tan solo 15 minutos en coche de las playas de Phillip Island, ideales para hacer surf.”
Mauro y Louise acamparon en el este lugar durante varios años antes de iniciar el proceso de construcción. “Esto nos permitió conocer en profundidad la vegetación de la zona para posteriormente decidir dónde situar la vivienda”, explica Louise. “También descubrimos que el terreno se inundaba de vez en cuando.”
Esto les llevó a la siguiente conclusión: si construían una plataforma elevada, las inundaciones no afectarían al edificio, pues el agua fluiría libremente por debajo. “Solo ha ocurrido una vez y no fue un problema. El agua se calmó y el terreno se secó de forma natural”, asegura Louise.
La familia recibe visitas frecuentes de algunos de los vecinos, como un lagarto de lengua azul que suele asomarse bastante a menudo. En ocasiones, algún que otro canguro pasa saltando junto a la vivienda. Por la tarde, los árboles se llenan de pájaros, especialmente aves acuáticas y cucaburras. Louise cuenta que, afortunadamente, nunca ha visto una serpiente merodear por la zona, pero está segura de que también viven por allí. “Evitamos que la hierba adquiera demasiada altura y tomamos las precauciones habituales, como el uso de calzado en temporada de serpientes”, asegura. “Hay bastantes arañas, eso sí, aunque no nos molestan demasiado”.
La familia recibe visitas frecuentes de algunos de los vecinos, como un lagarto de lengua azul que suele asomarse bastante a menudo. En ocasiones, algún que otro canguro pasa saltando junto a la vivienda. Por la tarde, los árboles se llenan de pájaros, especialmente aves acuáticas y cucaburras. Louise cuenta que, afortunadamente, nunca ha visto una serpiente merodear por la zona, pero está segura de que también viven por allí. “Evitamos que la hierba adquiera demasiada altura y tomamos las precauciones habituales, como el uso de calzado en temporada de serpientes”, asegura. “Hay bastantes arañas, eso sí, aunque no nos molestan demasiado”.
A 200 metros de la casa de Louise y Mauro, y compartiendo las mismas vistas de los prados y campos de cultivo, reside su vecina y amiga Amanda Ritson. Ya en las etapas iniciales de construcción, Amanda pudo ver la sensibilidad por el medio ambiente que mostraban Louise y Mauro. “Estaban completamente dispuestos a adaptar su vivienda de una forma atípica para sacar el máximo partido a la vegetación”, explica.
Ahora que la zona se ha reforestado y vuelven a crecer árboles nativos no solo alrededor de la casa, sino también en su interior, Amanda se siente entusiasmada a la par que aliviada al ver que el edificio efectivamente ha cumplido con el objetivo previsto. “No deja de sorprenderme la velocidad con la que crece la vegetación y la influencia que ha tenido en la transformación del edificio”, confiesa Amanda. “Cuando se ve al lado de las estructuras más típicas o tradicionales de sus vecinos cercanos, la Garden House parece estar mejor adaptada a la zona. Su singularidad reside en su armonía con el medio ambiente y no en su moderna construcción”.
Ahora que la zona se ha reforestado y vuelven a crecer árboles nativos no solo alrededor de la casa, sino también en su interior, Amanda se siente entusiasmada a la par que aliviada al ver que el edificio efectivamente ha cumplido con el objetivo previsto. “No deja de sorprenderme la velocidad con la que crece la vegetación y la influencia que ha tenido en la transformación del edificio”, confiesa Amanda. “Cuando se ve al lado de las estructuras más típicas o tradicionales de sus vecinos cercanos, la Garden House parece estar mejor adaptada a la zona. Su singularidad reside en su armonía con el medio ambiente y no en su moderna construcción”.
El camino que conduce hasta la plataforma elevada está formado por unos sencillos adoquines de hormigón.
Debido a la sencilla estructura de la Garden House, que se reduce a la de un simple cobertizo con algunas modificaciones en las puertas y ventanas, construir el edificio fue una tarea rápida para la que tan solo hicieron falta dos semanas. Asimismo, el proceso de construcción fue relativamente económico, representó un impacto mínimo para su entorno y generó muy pocos deshechos. “Fue un proyecto muy eficiente. Hemos producido aproximadamente un metro cúbico de residuos, y la mayor parte era reciclable”, asegura Louise.
Debido a la sencilla estructura de la Garden House, que se reduce a la de un simple cobertizo con algunas modificaciones en las puertas y ventanas, construir el edificio fue una tarea rápida para la que tan solo hicieron falta dos semanas. Asimismo, el proceso de construcción fue relativamente económico, representó un impacto mínimo para su entorno y generó muy pocos deshechos. “Fue un proyecto muy eficiente. Hemos producido aproximadamente un metro cúbico de residuos, y la mayor parte era reciclable”, asegura Louise.
La plataforma elevada sobre la que reposa la vivienda está fabricada con madera de ciprés australiano y sellada con un barniz encalado. Está rodeada por un jardín que ocupa el espacio de un metro de ancho que hay entre la plataforma y las paredes.
“El jardín también cuenta con un suelo: el manto de hojas de eucalipto, que supone una perfecta cubierta blanda para las plantas y los pies descalzos”, explica Louise. Para llegar al cuarto de baño, tan solo hay que seguir el sendero que dibujan los adoquines en el jardín interior.
Casas Houzz: Una vivienda de alma ruda pensada para gozar del mar
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El sistema de fontanería y aguas residuales para el inodoro y el baño son sencillos pero más que suficientes. “Instalamos unas tuberías diseñadas especialmente para zonas propensas a sufrir inundaciones” explica Louise. Estas evitan que se desborde el sistema de alcantarillado y son muy comunes en este tipo de proyectos.
Detrás del lavabo, y a un nivel inferior, se encuentra el cuarto de baño. Está revestido con madera contrachapada e incluye un plato de ducha rudimentario. “Esto nos permite disponer de una ducha relativamente independiente sin la necesidad de instalar los convencionales azulejos de baño”, comenta Louise.
La pareja quería mantener lo mejor de ir de camping –el contacto con la naturaleza, con el lugar en el que estás acampado–, por lo que decidieron crear una atmósfera en el interior que imitara prácticamente la que transmite un campamento de verano.
En el interior, tan solo hay tres zonas: el cuarto de baño, un dormitorio en la parte superior —al que se accede gracias a una escalera— y el salón, que cuenta con una pequeña cocina. “Dormimos en la habitación situada a un nivel superior, que dispone de una cama doble y una cama infantil. También se puede dormir en el sofá cama del salón”, explica Louise.
A veces, cuando se despierta a media noche, Louise dibuja el camino de la luna y las estrellas con la mirada a través del techo. Cuando llueve, es un espacio muy ruidoso, pero ella adora la experiencia de sentirse completamente inmersa en el entorno natural.
La zona más grande de la Garden House es el salón, que comprende el comedor, la cocina y un espacio para sentarse y relajarse, el único que queda definido por un techo.
En este espacio situado bajo el dormitorio, la pareja ha diseñado una especie de acogedora sala con una ecléctica combinación de cómodos muebles. “El sofá cuenta con una estructura danesa de 1960 y unos cojines a medida. La silla de caña es de una tienda que hay en Northcote, Melbourne, llamada Retro Vintage. También tenemos una silla BFK (o Butterfly) original y algunos taburetes Frosta, de Ikea. Todo es sencillo”.
En este espacio situado bajo el dormitorio, la pareja ha diseñado una especie de acogedora sala con una ecléctica combinación de cómodos muebles. “El sofá cuenta con una estructura danesa de 1960 y unos cojines a medida. La silla de caña es de una tienda que hay en Northcote, Melbourne, llamada Retro Vintage. También tenemos una silla BFK (o Butterfly) original y algunos taburetes Frosta, de Ikea. Todo es sencillo”.
Louise compró unas mesas en Ikea que van disponiendo juntas o separadas según sus necesidades. Las utilizan para comer, trabajar y jugar.
La cocina, ubicada en el lado sur de la casa, es también sencilla: un elemento clave en el diseño y distribución de todos los elementos de la vivienda.
Los elementos básicos que conforman la cocina son: una encimera y un fregadero de acero inoxidable, y una cocina eléctrica portátil de dos quemadores. Bajo la encimera se encuentra una nevera pequeña, una lavadora y un amplio espacio de almacenaje; todo oculto tras una cortina blanca que recorre la encimera de punta a punta.
En cuanto al aislamiento térmico, la vivienda es cálida en invierno y fresca en verano. A medida que los árboles que la rodean han ido creciendo y haciendo sombra, los veranos se han vuelto cada vez más agradables. Además, los árboles se están extendiendo también hacia el interior de la casa. “Con el tiempo, siempre que esas ramas que entran sigan creciendo, nuestra esperanza es que en los próximos años se acabe creando un toldo interno que genere una sombra todavía más natural.” Por ahora, Louise y Mauro cubren el techo en verano con una lona grande para que la temperatura en el interior sea más fresca.
Cuando estaban realizando cambios en el diseño de su casa, Mauro y Louise incorporaron algunas ventanas adicionales para permitir la ventilación cruzada. En cuanto a la condensación, no les preocupa demasiado que las gotas de humedad recorran las paredes y caigan al suelo. “En realidad, no supone ningún problema, pues las gotas caen directamente en el jardín y la tierra las absorbe”, asegura Louise.
Durante el invierno, no necesitan más que su estufa de leña, modelo Nectre 15 LE model,
para calentar la casa. “Con el calor que nos proporciona, solemos mantener una buena temperatura la mayor parte de la estación”, asegura Louise.
para calentar la casa. “Con el calor que nos proporciona, solemos mantener una buena temperatura la mayor parte de la estación”, asegura Louise.
Otra de las maravillas de vivir en la Garden House son las formas y cenefas que crea la luz natural. “Los rayos del sol que se filtran a través de la pared tienen una belleza increíble y su intensidad varía en función de la hora del día”, cuenta Louise. “Por ejemplo, una bonita imagen es la de las sombras de los pájaros que recorren la casa cuando pasan volando.” Por la noche, las grandes lámparas esféricas iluminan la sala de estar.
Amanda también disfruta del resplandor que esta vivienda emana al caer la noche. “A menudo, paseamos junto a ella y nos deleitamos tan solo observando los cambios en la vegetación y en los materiales, especialmente por la noche”, explica. “Esa sensación de ver el cielo nocturno a través de su protector recinto translúcido, como si de una crisálida se tratara, es una experiencia difícil de olvidar.”
Amanda también disfruta del resplandor que esta vivienda emana al caer la noche. “A menudo, paseamos junto a ella y nos deleitamos tan solo observando los cambios en la vegetación y en los materiales, especialmente por la noche”, explica. “Esa sensación de ver el cielo nocturno a través de su protector recinto translúcido, como si de una crisálida se tratara, es una experiencia difícil de olvidar.”
Mientras el sol se pone en el oeste, Mauro suele sentarse a leer y a observar los pastos que se extienden en la lejanía. Los insectos tampoco son un problema, ya que todas las ventanas de la vivienda cuentan con paneles correderos que mantienen alejados a los mosquitos y las moscas.
“Tras nuestro ritual de cada mañana en el jardín, y en función del tiempo, el oleaje y la marea, solemos ir a hacer surf”, explica Louise. “Al volver a casa por la tarde, volvemos a pasar otro rato en el jardín, esta vez leyendo y jugando con Frank, nuestro hijo de tres años.” El atardecer es su momento preferido del día. “Reina la tranquilidad y el sol brilla bajo a través de nuestra translúcida estructura, bañando todo el interior”.
A medida que cae la noche, el resplandor que nace de la Garden House es de una belleza etérea. “La forma en la que se ilumina nuestra casa al anochecer es muy bonita”, confiesa Louise.
CUÉNTANOS…
¿Qué te ha gustado más de la casa de fin de semana de Mauro y Louise?
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¿Qué te ha gustado más de la casa de fin de semana de Mauro y Louise?
Quién vive aquí: Louise Wright, Mauro Baracco y su hijo Frank.
Ubicación: Western Port, Victoria, Australia.
Superficie: La vivienda ocupa 64 metros cuadrados; de los cuales 33 metros cuadrados son suelo. La rodea un perímetro de jardín interior de 1 a 1,5 metros de ancho. Dispone de un dormitorio de 9 metros cuadrados en un nivel superior y un cuarto de baño de 4 metros cuadrados.
Arquitectos: Louise Wright y Mauro Baracco de Baracco+Wright Architects
Año de construcción: Adquirieron el terreno en 2009 y el edificio se construyó en 2013.
Presupuesto y coste: unos 60 000 $ (sin incluir el coste del terreno).