Casas de playa
Casas Houzz: El sueño de dos jóvenes hecho realidad en Formentera
La acertada elección de materiales, con la cerámica de protagonista, consiguen que el interior dialogue con el entorno.
La casa, cuyo programa se divide en tres volúmenes rectangulares, se encuentra en una parcela rural donde destacan la trama de muros de piedra seca centenarios así como la organización de los cultivos. “La vivienda se ubica en la zona oeste de la parcela, paralela a una traza de más de un quilómetro de longitud, orientada a sur y protegida del sol de poniente por una masa de vegetación, liberando así la zona más fértil para dar continuidad a la actividad agrícola existente tal y como habían pedido los dueños”.
Recalquemos que esta no es una casa de vacaciones, sino que está pensada para vivir todo el año. “La finca pertenecía desde hace más de un siglo a la familia del dueño de la casa; concretamente formaba parte de otra mucho más grande de más de 100.000 metros cuadrados perteneciente a su abuelo, y es por eso que una pareja tan joven y con un presupuesto limitado se ha podido hacer esta casa en Formentera”, dice Castelló.
El mimo por los detalles a los que antes nos referíamos y el uso de materiales como la cerámica, que vertebra los interiores y consigue que el espacio dialogue con el entorno, se entiende a partir de ese respeto y conocimiento del lugar que tiene el arquitecto y que, no hace falta decirlo, destilan todos sus proyectos. De hecho, como el propio Castelló apunta, uno de los requisitos de los dueños consistió en no invadir la zona cultivable de la parcela “para poder dar continuidad a la actividad agrícola que sus antepasados habían iniciado”.
El mimo por los detalles a los que antes nos referíamos y el uso de materiales como la cerámica, que vertebra los interiores y consigue que el espacio dialogue con el entorno, se entiende a partir de ese respeto y conocimiento del lugar que tiene el arquitecto y que, no hace falta decirlo, destilan todos sus proyectos. De hecho, como el propio Castelló apunta, uno de los requisitos de los dueños consistió en no invadir la zona cultivable de la parcela “para poder dar continuidad a la actividad agrícola que sus antepasados habían iniciado”.
Desde el volumen donde está la zona de estar y la cocina, y a través del porche (orientado al sur), se descubren perspectivas hacia el llano paisaje de campos de trigo y avena.
Fuera predomina el cálido color de la tierra y los verdes apagados de los almendros e higueras.
Esos colores de Formentera, la luz y, en general, todas las sensaciones y características del exterior penetran en la casa de la mano de la cerámica y la madera, dos materiales nobles que Castelló ha combinado aquí de manera sutil y atemporal.
Concretamente, y como apunta el propio arquitecto, “la calidez de la tierra se traslada al techo y pavimentos, resueltos mediante bovedillas cerámicas de tipo mallorquín y baldosas de terracota prensada”.
Concretamente, y como apunta el propio arquitecto, “la calidez de la tierra se traslada al techo y pavimentos, resueltos mediante bovedillas cerámicas de tipo mallorquín y baldosas de terracota prensada”.
Asimismo, las baldosas se utilizan para resolver diversos elementos, véase los revestimientos de fachada, el acabado de la cubierta, el cabecero del dormitorio principal, o la grava de canto rodado a partir de las mermas de los elementos cerámicos utilizados.
Una celosía cerámica define el acceso a la vivienda así como la transición entre la zona de noche y la de día.
Sobre lo que más le gusta de esta vivienda, el arquitecto es claro: “la elección de los materiales y lo que han aportado nada más terminar la casa”. En su opinión, y a diferencia de otras obras, en esta vivienda “antes de poner alguna cortina, y prácticamente sin mobiliario, ya no había reverberación y la sensación era de calidez de hogar. En general, Adrià y Sarah –los dueños– están muy contentos con su casa y así me lo han dicho”.
Sobre lo que más le gusta de esta vivienda, el arquitecto es claro: “la elección de los materiales y lo que han aportado nada más terminar la casa”. En su opinión, y a diferencia de otras obras, en esta vivienda “antes de poner alguna cortina, y prácticamente sin mobiliario, ya no había reverberación y la sensación era de calidez de hogar. En general, Adrià y Sarah –los dueños– están muy contentos con su casa y así me lo han dicho”.
El volumen orientado al norte aloja dos dormitorios. “Si tuviese que decir algo que les conmovió especialmente creo que fue el día que se encontraron los cabeceros puestos. Sabían que tramábamos algo…, pero no sabían exactamente qué”, dice el arquitecto.
Pero también hay una cosa que a los dueños no les está gustando demasiado. La casa se encuentra muy cerca del camí Vell de la Mola (a solo 500 metros del estudio de Castelló) y en verano pasa bastante gente y la dueña cuenta que cada día se paran curiosos que hacen fotos a la casa, la rodean, incluso tocan la puerta. “Al principio a Sarah le hacía gracia, pero ahora ya no tanto y estamos pensando en cómo diseñar una puerta que la haga menos accesible desde el norte sin perder su integración en el frágil paisaje”, apunta el arquitecto.
Pero también hay una cosa que a los dueños no les está gustando demasiado. La casa se encuentra muy cerca del camí Vell de la Mola (a solo 500 metros del estudio de Castelló) y en verano pasa bastante gente y la dueña cuenta que cada día se paran curiosos que hacen fotos a la casa, la rodean, incluso tocan la puerta. “Al principio a Sarah le hacía gracia, pero ahora ya no tanto y estamos pensando en cómo diseñar una puerta que la haga menos accesible desde el norte sin perder su integración en el frágil paisaje”, apunta el arquitecto.
La coherencia y armonía material que hemos mencionado a lo largo del texto ha llevado al arquitecto a prestar atención a todos los detalles, resolviendo con mecanismos eléctricos de porcelana vitrificada blanca la integración de las instalaciones en lugares singulares como el cabecero del dormitorio principal, por ejemplo, así como otros más comunes como portalámparas y sanitarios. También se han diseñado específicamente para este proyecto un conjunto de luminarias y piezas especiales realizadas artesanalmente con encofrados hechos en el estudio.
También la mayor parte del mobiliario se ha diseñado a medida, integrado en la propia arquitectura. Por otro lado, la elección de piezas como la butaca Torres Clavé o las sillas tradicionales de Formentera “rinden homenaje a la tradición artesanal mediterránea”.
Otras piezas más contemporáneas, como la mesa y mesitas de la serie D12 diseñadas por Marià Castelló y Lorena Ruzafa para Diabla Outdoor (ver foto anterior), aportan un ligero contrapunto material y cromático al interior de la casa.
Otras piezas más contemporáneas, como la mesa y mesitas de la serie D12 diseñadas por Marià Castelló y Lorena Ruzafa para Diabla Outdoor (ver foto anterior), aportan un ligero contrapunto material y cromático al interior de la casa.
En los baños, parte de las paredes se ha revestido con una baldosa cerámica vitrificada de color verde diluido, un tono fresco asociado al color de la vegetación. La luz se tamiza hacia el interior a través de las celosías cerámicas, generando un juego constante de luces y sombras.
Si algo singulariza al dúo Castelló-Ruzafa es su respeto y atención a lo local. “Creo que la sabiduría popular de la anónima arquitectura tradicional ha acumulado, generación tras generación, un montón de soluciones y de adaptaciones al medio específico que no podemos obviar. Ese conocimiento es vital y nosotros tratamos de aprovecharlo en nuestras obras. No solo hablamos de los materiales del lugar y kilómetro cero, sino de soluciones como porches, patios, filtros solares, posicionamiento frente las brisas dominantes en verano, aprovechamiento de la vegetación circundante…”, dice Castelló, que, además, considera que la pandemia ha puesto en valor muchos de los espacios exteriores o de transición entre interior y exterior propios de la cultura mediterránea.
Axonometría
Estructura: Ferran Juan Nicolau
Instalaciones: Javier Colomar Riera
Equipo de diseño: Lorena Ruzafa y Marga Ferrer
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Quién vive aquí: Una pareja de alrededor de 30 años que reside en la isla
Situación: Camí Vell de la Mola km 1,8. Formentera
Superficie: 70 metros cuadrados + 24 de porche
Proyecto: Lorena Ruzafa + Marià Castelló
Presupuesto: 200.000 € (aprox.)
Constructor: Toni 13
El lector habitual de esta revista seguro que conoce alguno de los proyectos del arquitecto Marià Castelló. Por ejemplo, la casa 8 x 8 o Can Xomeu Rita: dos viviendas de similares dimensiones a esta en las que se adivinan similitudes formales con este nuevo proyecto: Es Pou.
“Los tres proyectos parten de la voluntad de hacer una intervención muy pequeña y económica en solo 8 x 8 metros + porche. A partir de ahí y, observando las plantas, se aprecian claras semejanzas –apunta el arquitecto. En Es Pou, sin embargo, existe la voluntad de utilizar en todo el proyecto la cerámica y la madera, así como llegar al detalle diseñando mobiliario, encuentros difíciles, etc, y haciéndolo nosotros mismos, con nuestras manos, en el estudio. Me refiero en especial a las luminarias del cabecero de la habitación principal, así como otras diseñadas y hechas por nosotros”.
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