Barniz, aceite o cera... ¿qué acabado me conviene para el parqué?
Tras lijar y pulir, hay que pensar en la apariencia final del entarimado. Te contamos las posibilidades que hay y cómo debes mantenerlos.
A la hora de restaurar un suelo de parqué deteriorado, lija y pule primero. Después surge el dilema, ¿qué acabado le doy? Tanto si se trata de uno brillante como satinado o de aspecto natural, un suelo de madera gana en belleza y resistencia con esa capa final que lo protege de las manchas y el desgaste. Los productos indicados para dotar al material de estas cualidades son el barniz, el aceite y la cera. ¿Sabes en qué se diferencian? ¿Cuál es el mejor y por qué? ¿Y el mantenimiento? De hecho, la respuesta a esta última pregunta es de gran importancia a largo plazo, ya que cada uno precisa de cuidados muy distintos que implican mayor o menor inversión en tiempo y dinero. Te contamos todos los detalles.
Aceites y ceras, más delicados. Las maderas protegidas con aceite ofrecen superficies naturales que realzan la belleza del material. Muy adecuados para decoraciones rústicas, son sin embargo menos resistentes que los acabados con barniz y precisan un mantenimiento constante. Suelen llevar este tratamiento los suelos de terraza, que deben aceitarse frecuentemente.
La diferencia entre los pavimentos aceitados y los encerados es mínima, aunque quizás estos últimos aguanten mejor al deterioro o a productos químicos.
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¿Y qué ocurre con el mantenimiento? En este punto no hay discusión. Un suelo barnizado apenas necesita mantenimiento. Nada que ver con un pavimento de madera encerado o un parqué acabado al aceite, que debe nutrirse con este producto cada 6-12 meses. Renovarlo de forma apropiada a menudo requiere la intervención de profesionales, con el correspondiente gasto de tiempo y de dinero. Si se quiere un suelo que precise poco mantenimiento, lo mejor sin duda es barnizarlo.
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Límpialos a diario. Basta pasar una aspiradora o una mopa dotada de mango extensible, a la que se acopla un paño de microfibra lavable. No conviene usar productos de limpieza multiuso, compuestos por lo general de ceras que se van acumulando en el suelo y que ensucian la madera. Son más indicados los jabones y limpiadores específicos para estos materiales. En cuanto a las manchas, lo mejor es evitar que el parqué las absorba limpiándolas inmediatamente con papel de cocina o similar.
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Friega con una bayeta escurrida. Es un mito muy extendido que el parqué de madera no se puede fregar. Esto no es cierto, el material admite limpiezas regulares con agua, siempre que la bayeta esté perfectamente escurrida y se use un jabón con pH neutro. Nada de añadir vinagre, fórmula casera que si bien aviva el color a la larga se come el barniz. Como única prevención hay que tener cuidado con el exceso de humedad. Los restos de agua dejan cercos y estropean el material. Para evitarlo es mejor secar el pavimento. Con estas sencillas pautas, el suelo de madera puede durar inalterable y bello mucho tiempo.
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¿Tienes suelos de parqué? Comparte los trucos que usas para su cuidado.
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Básicamente los hay de dos tipos: barnices al disolvente y al agua. Los primeros ofrecen gran resistencia a la abrasión y su precio resulta económico, pero resultan más tóxicos y desprenden un fuerte olor incluso varios días después de haberse aplicado. Por ello, aunque se siguen utilizando, poco a poco se están imponiendo los barnices al agua.
Estos no tienen nada que envidiar a los disolventes. Formulados bajo un criterio de respeto al medio ambiente, ofrecen gran elasticidad, por lo que no se cuartean con el tiempo ni se descascarillan con los golpes. Además, son de secado rápido y no huelen. La ventaja es que puedes entrar a tu casa inmediatamente después de su aplicación
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