Arquitectura
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Así contribuyó la tuberculosis a definir la arquitectura moderna
Los médicos prescribían sol y aire libre para pacientes con tuberculosis, algo que influyó en la arquitectura moderna.
La arquitectura moderna surgió inmediatamente después de una epidemia de tuberculosis, una de las principales causa de mortandad a principios del siglo XX. La “ladrona de la juventud”, se la bautizó, y quienes podían permitírselo se refugiaron en sanatorios donde tenían acceso a los efectos curativos del sol y el aire libre.
Influidos por los tiempos que les tocó vivir, arquitectos como Le Corbusier y Alvar Aalto, se obsesionaron con la enfermedad y desarrollaron un nuevo tipo de arquitectura donde el sol, el aire, el espacio exterior y una forma de vida más higiénica eran pilares importantes.
Influidos por los tiempos que les tocó vivir, arquitectos como Le Corbusier y Alvar Aalto, se obsesionaron con la enfermedad y desarrollaron un nuevo tipo de arquitectura donde el sol, el aire, el espacio exterior y una forma de vida más higiénica eran pilares importantes.
Sanatorio Little Red of the Adirondack; imagen del usuario Wikimedia Commons Mwanner
La tuberculosis era muy contagiosa y el aislamiento, como sucede hoy, era la clave para la prevención. Para las personas con tuberculosis, los médicos prescribieron descanso, alimentación saludable, sol y aire.
Los pacientes más adinerados buscaron tratamiento en sanatorios, como el de la imagen superior, en el norte del estado de Nueva York. De hecho, abierto en 1885, este fue el primer sanatorio para tuberculosos en Estados Unidos. Aquí, los pacientes podían ser atendidos de nuevo en un entorno abierto, verde y más rural: un fuerte contraste con las condiciones urbanas superpobladas de las ciudades.
La tuberculosis era muy contagiosa y el aislamiento, como sucede hoy, era la clave para la prevención. Para las personas con tuberculosis, los médicos prescribieron descanso, alimentación saludable, sol y aire.
Los pacientes más adinerados buscaron tratamiento en sanatorios, como el de la imagen superior, en el norte del estado de Nueva York. De hecho, abierto en 1885, este fue el primer sanatorio para tuberculosos en Estados Unidos. Aquí, los pacientes podían ser atendidos de nuevo en un entorno abierto, verde y más rural: un fuerte contraste con las condiciones urbanas superpobladas de las ciudades.
Un clásico, la silla Adirondack, estaba en muchos de los sanatorios enclavados en las montañas Adirondack, en Nueva York, ya que los cuidadores pensaban que eran adecuadas para los pacientes con tuberculosis sobre todo porque podían sentarse al aire libre y recuperarse.
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Villa Savoye 2015; imagen del usuario de Wikimedia Commons LStrike
Al principio, los sanatorios eran poco más que cabañas en regiones montañosas, pero poco a poco se convirtieron en edificios diseñados específicamente para ayudar a la recuperación y limitar la propagación de la enfermedad. Sin duda, el tratamiento de la tuberculosis y el diseño de sanatorios influyeron en el desarrollo de la arquitectura moderna, particularmente en arquitectos como Le Corbusier, Mies van der Rohe y Alvar Aalto.
Querían crear una nueva forma de arquitectura que ayudara a prevenir la tuberculosis, así como abordar otros problemas sociales, como la necesidad de viviendas de bajo costo y mejorar el nivel de vida de la población en general.
Le Corbusier, por ejemplo, estaba obsesionado con la enfermedad y la limpieza, hasta el punto de que su Villa Savoye (en la foto superior), en Francia, diseñada en 1929, tiene un lavamanos junto a la entrada.
Al principio, los sanatorios eran poco más que cabañas en regiones montañosas, pero poco a poco se convirtieron en edificios diseñados específicamente para ayudar a la recuperación y limitar la propagación de la enfermedad. Sin duda, el tratamiento de la tuberculosis y el diseño de sanatorios influyeron en el desarrollo de la arquitectura moderna, particularmente en arquitectos como Le Corbusier, Mies van der Rohe y Alvar Aalto.
Querían crear una nueva forma de arquitectura que ayudara a prevenir la tuberculosis, así como abordar otros problemas sociales, como la necesidad de viviendas de bajo costo y mejorar el nivel de vida de la población en general.
Le Corbusier, por ejemplo, estaba obsesionado con la enfermedad y la limpieza, hasta el punto de que su Villa Savoye (en la foto superior), en Francia, diseñada en 1929, tiene un lavamanos junto a la entrada.
Villa Savoye, Francia: la terraza vista desde la sala de estar; imagen del usuario de Wikimedia Commons Netphantm
Le Corbusier también consideraba que la luz y el aire eran terapéuticos hasta el punto que la azoteas transitables ajardinadas se convirtieron en uno de sus ‘Cinco puntos de la arquitectura’, como sucede en Villa Savoye.
Le Corbusier desarrolló sus ‘Cinco puntos de la arquitectura’ en la década de 1920, proporcionando un conjunto de principios que dieron forma a sus diseños modernos.
Le Corbusier también consideraba que la luz y el aire eran terapéuticos hasta el punto que la azoteas transitables ajardinadas se convirtieron en uno de sus ‘Cinco puntos de la arquitectura’, como sucede en Villa Savoye.
Le Corbusier desarrolló sus ‘Cinco puntos de la arquitectura’ en la década de 1920, proporcionando un conjunto de principios que dieron forma a sus diseños modernos.
- Los pilotis (columnas o pilares) elevan del suelo el volumen del edificio.
- El planta libre o abierta permite una vida flexible.
- La fachada está libre de restricciones estructurales.
- Las grandes ventanas horizontales brindan al interior luz y vistas.
- El techo ajardinado tiene un uso doméstico y, además, protege la cubierta de hormigón.
Al principio, la arquitectura moderna se caracterizó por sus líneas limpias, superficies blancas y grandes ventanales. Si en ocasiones este estilo ha sido tachado como deshumanizado, académicos como la historiadora de arquitectura y conservadora Beatriz Colomina (autora del libro X-Ray Architecture) y el decano de la facultad de arquitectura de la Universidad de Arkansas, Peter MacKeith, argumentan que es más bien una estética centrada en el ser humano. De hecho, este interior ayudó a fomentar un ambiente más abierto e higiénico.
El diseño de muebles modernos también contribuyó a mejorar la higiene. Hechos con materiales como acero inoxidable y cuero, los muebles además se diseñaron para poder moverse y limpiarse fácilmente.
Las sillas reclinables, como la chaise longue LC4 diseñada en 1928 por Le Corbusier, Charlotte Perriand y Pierre Jeanneret, también se hicieron un hueco y destilan una estética claramente moderna. Se inspiraron en el tipo de silla reclinable que se encontraba en los sanatorios y que servía para que el enfermo pudiera elevar las piernas para facilitar así la circulación de la sangre.
El diseño de muebles modernos también contribuyó a mejorar la higiene. Hechos con materiales como acero inoxidable y cuero, los muebles además se diseñaron para poder moverse y limpiarse fácilmente.
Las sillas reclinables, como la chaise longue LC4 diseñada en 1928 por Le Corbusier, Charlotte Perriand y Pierre Jeanneret, también se hicieron un hueco y destilan una estética claramente moderna. Se inspiraron en el tipo de silla reclinable que se encontraba en los sanatorios y que servía para que el enfermo pudiera elevar las piernas para facilitar así la circulación de la sangre.
Paimio Sanatorium, Finlandia; imagen del usuario de Flickr Leon Liao
En 1932, Alvar Aalto diseñó el Paimio Sanatoriom en Finlandia, que fusionó arquitectura moderna y atención médica. El edificio incorporaba balcones y ventanas de gran tamaño para aprovechar las vistas, la luz y el aire fresco. Aalto también diseñó los interiores, muebles y accesorios con la idea de ayudar a que los pacientes se curaran.
A medida que avanzó el siglo XX, también lo hizo el tratamiento de la tuberculosis y otras enfermedades infecciosas con el desarrollo de vacunas, antibióticos y medicamentos antivirales.
En 1932, Alvar Aalto diseñó el Paimio Sanatoriom en Finlandia, que fusionó arquitectura moderna y atención médica. El edificio incorporaba balcones y ventanas de gran tamaño para aprovechar las vistas, la luz y el aire fresco. Aalto también diseñó los interiores, muebles y accesorios con la idea de ayudar a que los pacientes se curaran.
A medida que avanzó el siglo XX, también lo hizo el tratamiento de la tuberculosis y otras enfermedades infecciosas con el desarrollo de vacunas, antibióticos y medicamentos antivirales.
Hoy, más de la mitad de la población mundial vive en grandes urbes, cifra aumentará en las próximas décadas. Los habitantes de las ciudades pasan aproximadamente el 90 % del tiempo en interiores, incluso antes de la pandemia de coronavirus.
La tuberculosis ayudó a dar forma a un nuevo tipo de arquitectura a principios del siglo XX, que todavía inspira la arquitectura contemporánea. El aislamiento entonces, y hoy, ayuda a prevenir la propagación de enfermedades infecciosas, como el coronavirus, y podría influir en el diseño de casas y edificios, particularmente a medida que el número de habitantes de las ciudades continúen creciendo.
CUÉNTANOS…
¿Cómo estás viviendo estos días? ¿Cómo crees que van a cambiar nuestras casas?
La tuberculosis ayudó a dar forma a un nuevo tipo de arquitectura a principios del siglo XX, que todavía inspira la arquitectura contemporánea. El aislamiento entonces, y hoy, ayuda a prevenir la propagación de enfermedades infecciosas, como el coronavirus, y podría influir en el diseño de casas y edificios, particularmente a medida que el número de habitantes de las ciudades continúen creciendo.
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A lo largo de la historia, las epidemias han influido en el diseño de nuestras casas, edificios y ciudades. En el siglo XIX, las condiciones insalubres y de hacinamiento contribuyeron a la propagación del cólera, causando numerosas pandemias en todo el mundo. Esto estimuló la necesidad de nuevos sistemas de alcantarillado, por ejemplo.
La tuberculosis y la neumonía se encontraban entre las principales causas de muerte a principios de 1900 en países como Estados Unidos, Reino Unido, Gales o Australia. En ese momento, las casas y edificios victorianos en los que se vivía estaban construidos con madera y en el interior dominaban los muebles tapizados; alfombras, telas y cortinas largas. Las ventanas pequeñas limitaban el acceso a la luz natural y la ventilación, y los detalles de la carpintería facilitaban la acumulación de polvo.
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