¿Te gusta mezclar y eres atrevido? Si es así, tu estilo es ecléctico
Desenfadado y personal, es un estilo que derriba los muros de todo convencionalismo y tiende un puente hacia ambientes muy flexibles.
Lisa Frederick
31 de agosto de 2015
Qué es: El estilo ecléctico es el gran comodín. No sigue ninguna norma establecida, por lo que mezcla y combina lo viejo con lo nuevo, lo occidental con lo oriental, el lujo con la sencillez y lo llamativo con lo sencillo. Te permite llenar un espacio con todos aquellos objetos que te gustan o que hayan llamado tu atención. No lo dudes, simplemente ponlo. Si no es todo del mismo estilo, no pasa nada.
Qué no es: De lo que seguro no se trata es de que impere la ley de la selva. Si añades un poquito de esto, un poquito de aquello y unos toques de lo de más allá de forma aleatoria, parecerá exactamente lo que es: un lío. La libertad y el margen de maniobra que hacen que el estilo ecléctico sea tan atractivo, también pueden hacerlo un desastre. Deberás estar atento para no sobrepasar la delgada línea entre el contraste y el caos.
Cuándo funciona: Si está bien conseguido, la decoración ecléctica amplifica tu propio estilo, aunque debe seguir unas reglas mínimas de buen diseño en cuanto a distribución, equilibrio y uso del color. No te limita en épocas o estilos, tiene cabida para una amplia gama de favoritos. Y resulta realmente divertido cuando ves cómo va naciendo tu propio ambiente.
Te encantará si… tiendes a poner juntas una gran cantidad de piezas de diversa procedencia. Tus listas de reproducción de música mezclan a Bob Marley con Bach y Black Keys. Te da urticaria ver ambientes en los que todos los muebles van a conjunto. Tus amigos siempre te toman el pelo con que no eres capaz de tomar una decisión. Los perros de raza te parecen bonitos pero son los chuchos quienes conquistan tu corazón.
Qué no es: De lo que seguro no se trata es de que impere la ley de la selva. Si añades un poquito de esto, un poquito de aquello y unos toques de lo de más allá de forma aleatoria, parecerá exactamente lo que es: un lío. La libertad y el margen de maniobra que hacen que el estilo ecléctico sea tan atractivo, también pueden hacerlo un desastre. Deberás estar atento para no sobrepasar la delgada línea entre el contraste y el caos.
Cuándo funciona: Si está bien conseguido, la decoración ecléctica amplifica tu propio estilo, aunque debe seguir unas reglas mínimas de buen diseño en cuanto a distribución, equilibrio y uso del color. No te limita en épocas o estilos, tiene cabida para una amplia gama de favoritos. Y resulta realmente divertido cuando ves cómo va naciendo tu propio ambiente.
Te encantará si… tiendes a poner juntas una gran cantidad de piezas de diversa procedencia. Tus listas de reproducción de música mezclan a Bob Marley con Bach y Black Keys. Te da urticaria ver ambientes en los que todos los muebles van a conjunto. Tus amigos siempre te toman el pelo con que no eres capaz de tomar una decisión. Los perros de raza te parecen bonitos pero son los chuchos quienes conquistan tu corazón.
La repetición. Los ecos visuales en color, formas y acabados ayudan a que una habitación ecléctica encuentre su ritmo. Observa con atención esta sala de estar, está compuesta básicamente por una serie de rectángulos, desde las ventanas y las obras de arte enmarcadas, hasta las mesas de centro y el antiguo letrero de “café”. Las piezas con las que se quiere poner un énfasis, además, comparten el amarillo brillante de la cómoda, que es el foco de atención de la estancia.
Analiza la arquitectura del espacio y de las piezas con las que cuentas. A continuación, piensa en aquellos elementos que puedes repetir. ¿Tienes una gran otomana con formas redondeadas combinada con una mesa auxiliar de Eileen Gray? Entonces haz de los círculos el elemento central de tu habitación: pon un espejo redondo, un reloj de pared de colegio vintage... Introduce algunas formas de contraste para equilibrar y así obtendrás una atractiva mezcla.
Analiza la arquitectura del espacio y de las piezas con las que cuentas. A continuación, piensa en aquellos elementos que puedes repetir. ¿Tienes una gran otomana con formas redondeadas combinada con una mesa auxiliar de Eileen Gray? Entonces haz de los círculos el elemento central de tu habitación: pon un espejo redondo, un reloj de pared de colegio vintage... Introduce algunas formas de contraste para equilibrar y así obtendrás una atractiva mezcla.
Escala, proporción, composición. Respetar estos principios es algo básico para cualquier espacio bien diseñado, pero son especialmente importantes en habitaciones con zonas muy dispares. Todos los elementos deben parecer armónicamente integrados. En menos habilidosas manos, este salón podría haber parecido un mercadillo, pero míralo con detenimiento y verás lo bien equilibrado que está. Las cortinas, tan llamativas, tienen su propia personalidad frente al imponente sofá, mientras que las mesas de centro y de comer aportan esa presencia necesaria sin pelear por el protagonismo. A pesar de la nutrida colección de obras de arte y accesorios, no hay nada dejado a la improvisación en este espacio.
Antes de incluir una pieza, piensa en su relación con el resto del diseño. ¿Queda recargado, se pierde o llena demasiado el espacio? Si es así, quizás haya que buscarle un lugar más apropiado en otra parte de la casa.
Decoración para principiantes: Guía básica sobre distribución
Antes de incluir una pieza, piensa en su relación con el resto del diseño. ¿Queda recargado, se pierde o llena demasiado el espacio? Si es así, quizás haya que buscarle un lugar más apropiado en otra parte de la casa.
Decoración para principiantes: Guía básica sobre distribución
Texturas en capas. Son lo que aportan a un espacio ecléctico su profundidad. Casi todas las superficies de este salón aportan algo diferente: la suave alfombra oriental sobre la gruesa de fibras, las diferentes maderas de los suelos y los revestimientos, los tejidos con cuerpo de los tapizados y el escritorio satinado. La diversidad de texturas del espacio apela inmediatamente nuestros sentidos.
Juega con los opuestos. Si tienes piezas brillantes, añade otras que no lo sean. Contrarresta el metal con la madera y el plástico con la porcelana. Combina la suavidad de la seda con la robustez de la arpillera. Usa tus manos, al igual que tus ojos, para calibrar el nivel de interacción con las texturas que has conseguido.
Juega con los opuestos. Si tienes piezas brillantes, añade otras que no lo sean. Contrarresta el metal con la madera y el plástico con la porcelana. Combina la suavidad de la seda con la robustez de la arpillera. Usa tus manos, al igual que tus ojos, para calibrar el nivel de interacción con las texturas que has conseguido.
Mezclas metódicas. El eclecticismo lleva su “falta de pedigrí” con mucho orgullo y centra todas sus energías en la búsqueda de contrastes. Lo difícil es encontrar una base común lo suficientemente sólida que sirva de aglutinante para todas las cosas que se encuentran en el espacio.
El área de comedor que se puede ver aquí, por ejemplo, presenta una paleta de colores reducida y algunos sutiles destellos, en la mesa y la lámpara de araña. No hay dos sillas iguales, cada una tiene su propia personalidad pero prácticamente las mismas proporciones.
La mejor forma de conseguir esta mezcolanza es tirándose a la piscina. Elige algunos “imprescindibles” que sirvan de base al espacio y experimenta con alfombras, obras de arte, iluminación, accesorios y otros elementos. Juega con los claroscuros, con elementos mate y brillantes, con lo rústico y lo elegante… pero al mismo tiempo busca siempre crear paralelismos y conexiones. Y contrólate: no siempre puedes colocar todas las piezas que te gustan en una misma habitación.
Cuando encuentres el equilibrio perfecto, lo notarás de forma instintiva. Pero si tienes dudas, prueba con este truco: toma una foto de tu espacio, espera un rato y, a continuación, analízala. te ayudará a mejorar la percepción que tienes de él. ¿Hay algo que no te cuadre? Elimina cualquier elemento discordante y prueba de nuevo.
El área de comedor que se puede ver aquí, por ejemplo, presenta una paleta de colores reducida y algunos sutiles destellos, en la mesa y la lámpara de araña. No hay dos sillas iguales, cada una tiene su propia personalidad pero prácticamente las mismas proporciones.
La mejor forma de conseguir esta mezcolanza es tirándose a la piscina. Elige algunos “imprescindibles” que sirvan de base al espacio y experimenta con alfombras, obras de arte, iluminación, accesorios y otros elementos. Juega con los claroscuros, con elementos mate y brillantes, con lo rústico y lo elegante… pero al mismo tiempo busca siempre crear paralelismos y conexiones. Y contrólate: no siempre puedes colocar todas las piezas que te gustan en una misma habitación.
Cuando encuentres el equilibrio perfecto, lo notarás de forma instintiva. Pero si tienes dudas, prueba con este truco: toma una foto de tu espacio, espera un rato y, a continuación, analízala. te ayudará a mejorar la percepción que tienes de él. ¿Hay algo que no te cuadre? Elimina cualquier elemento discordante y prueba de nuevo.
Un fondo limpio. Trabajar en un diseño ecléctico es como sentar en una mesa a varios invitados que no se conocen. Si colocas a los más habladores junto a los más tímidos, todo el mundo quedará contento. La base del estilo ecléctico es hacer convivir piezas singulares y potentes, así que intenta que el fondo (paredes, suelos y ventanas) sea sencillo para evitar cualquier tipo de competición.
Peca de exceso en el uso de tonos neutros y construye el fondo a partir de ahí. Es raro que te equivoques con paredes en blanco puro en un espacio ecléctico, pero si te resultan demasiado insulsas utiliza entonces tonos como el café, el gris humo o el azul celeste. ¿No te parece suficiente? Elige un color que ya se encuentre en la estancia y utilízalo en una pared como acento o en el techo. También puedes optar por colgar más cuadros, pintar los marcos de las ventanas de algún color o añadir una llamativa alfombra… pequeños toques que sean fáciles de revertir conforme vaya evolucionando la habitación.
Color en el dormitorio: Atrévete con textiles muy distintos
Peca de exceso en el uso de tonos neutros y construye el fondo a partir de ahí. Es raro que te equivoques con paredes en blanco puro en un espacio ecléctico, pero si te resultan demasiado insulsas utiliza entonces tonos como el café, el gris humo o el azul celeste. ¿No te parece suficiente? Elige un color que ya se encuentre en la estancia y utilízalo en una pared como acento o en el techo. También puedes optar por colgar más cuadros, pintar los marcos de las ventanas de algún color o añadir una llamativa alfombra… pequeños toques que sean fáciles de revertir conforme vaya evolucionando la habitación.
Color en el dormitorio: Atrévete con textiles muy distintos
Estampados y colores unificadores. En una habitación ecléctica, prácticamente se tiene carta blanca con la paleta de color… casi. Combina tonos cítricos y brillantes con pasteles más claros, mezcla todas las tonalidades de verde o restringe la carta a los básicos blancos y negros. Asimismo, puedes combinar rayas con un toque floral y otros estampados de gran tamaño.
Sin embargo –y este es un gran sin embargo– el diseño general debe tener sentido, no pierdas la perspectiva. Si quieres introducir cada uno de los tonos que te gustan o si aglutinas estampados sin ningún tipo de límite, terminará resultando caótico. Por ejemplo, en esta habitación encontramos muchos elementos dispares, desde una colcha con un diseño boscoso a una alfombra geométrica en zig zag. Ahora, añádele en tu imaginación un papel pintado estampado o una pintura brillante, ¿empiezas a sentir dolor de cabeza? En su lugar, un fondo blanco y unos pocos accesorios bastan para darle vida sin llegar a sobrecargar.
Sin embargo –y este es un gran sin embargo– el diseño general debe tener sentido, no pierdas la perspectiva. Si quieres introducir cada uno de los tonos que te gustan o si aglutinas estampados sin ningún tipo de límite, terminará resultando caótico. Por ejemplo, en esta habitación encontramos muchos elementos dispares, desde una colcha con un diseño boscoso a una alfombra geométrica en zig zag. Ahora, añádele en tu imaginación un papel pintado estampado o una pintura brillante, ¿empiezas a sentir dolor de cabeza? En su lugar, un fondo blanco y unos pocos accesorios bastan para darle vida sin llegar a sobrecargar.
Acentos inesperados. ¿En qué otro estilo decorativo podrías combinar una mesa auxiliar desgastada, una alfombra oriental y una pared con anuncios vintage? Lo divertido del estilo ecléctico reside en el factor sorpresa. Con ello es con lo que crearás realmente un toque personal: incluye ese recuerdo que te trajiste de La India el año pasado o aquel cartel desgastado del concierto que dio tu grupo favorito en los noventa.
Pero ten cuidado, la extravagancia puede hacer que tires por la borda todo el proyecto en un momento. Si pones una bicicleta vintage junto a un antiguo sillón de dentista, que a su vez están colocados cerca de una tabla de surf… probablemente sea demasiado, ¿verdad? Emplea piezas estrambóticas como si se trataran de signos de exclamación: con mucho cuidado. Atemperar con mobiliario clásico y sencillo puede hacer que el diseño gane sin diluir ni un ápice de su carácter excéntrico.
10 ideas para decorar con cuerdas
Pero ten cuidado, la extravagancia puede hacer que tires por la borda todo el proyecto en un momento. Si pones una bicicleta vintage junto a un antiguo sillón de dentista, que a su vez están colocados cerca de una tabla de surf… probablemente sea demasiado, ¿verdad? Emplea piezas estrambóticas como si se trataran de signos de exclamación: con mucho cuidado. Atemperar con mobiliario clásico y sencillo puede hacer que el diseño gane sin diluir ni un ápice de su carácter excéntrico.
10 ideas para decorar con cuerdas
La excepción. La decoración ecléctica invita a la polinización cruzada entre muy diferentes estilos, pero ¿qué puedes hacer si tienes una pieza que te encanta pero parece que no pega mucho con el resto del mobiliario? Dale un lugar de preferencia. No intentes ocultarlo en el fondo. Piensa en él como en la oveja negra de la habitación: lo quieres por lo que es, no por lo que quieres intentar que sea.
Esta idea no obstante se debe aplicar con moderación. En esta habitación, la silla Tulip en color pistacho combina bien porque el resto del espacio le permite ser el centro de atención. Una habitación entera llena de piezas con fuerte personalidad como esta podría resultar demasiado recargada. También puedes rotarla, ya que otra de las grandes bazas del estilo ecléctico es que no es nada estático.
¿Y TÚ?
¿Te has visto reflejado en esta descripción del estilo ecléctico? Cuéntanos en los comentarios los trucos que utilizas.
Esta idea no obstante se debe aplicar con moderación. En esta habitación, la silla Tulip en color pistacho combina bien porque el resto del espacio le permite ser el centro de atención. Una habitación entera llena de piezas con fuerte personalidad como esta podría resultar demasiado recargada. También puedes rotarla, ya que otra de las grandes bazas del estilo ecléctico es que no es nada estático.
¿Y TÚ?
¿Te has visto reflejado en esta descripción del estilo ecléctico? Cuéntanos en los comentarios los trucos que utilizas.
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Excelente artículo. Cómo bien se dice en él, parece fácil pero no lo es el conseguir que una estancia llena de diversos estilos, colores y materiales no parezca un mercadillo y se asemeje más a una armónica composición artística. Enhorabuena.