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Casas singulares
Marina City: Descubre un icono de la arquitectura moderna
Entramos en los pisos de las Torres Marina de Chicago: uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad.
El complejo Marina City, diseñado y construido entre 1959 y 1967, es uno de los iconos de Chicago. Destaca por dos singulares rascacielos, obra del arquitecto Bertrand Goldberg, que forman parte de un complejo mayor referente de la arquitectura moderna. En 2016, el Ayuntamiento de Chicago catalogó Marina City como edificio protegido y lugar emblemático de la ciudad.
En 2008, el arquitecto Iker Gil, propietario de un piso en una de las torres, y el fotógrafo sueco afincado en Los Ángeles, Andreas E. G. Larsson, empezaron a documentar la vida en las torres. Tres años más tarde, en 2011, montaron la exposición Inside Marina City (“En el interior de Marina City”) en el Art Institute de Chicago. Las imágenes de Larsson mostraban el estilo de vida de los residentes de este complejo.
Hemos seleccionado algunas de fotografías de Larsson y hemos hablado con Iker Gil; James Pike, otro residente; y el arquitecto de Chicago Andrew Moddrell, que vivió en las torres durante un tiempo. Los tres comparten sus ideas sobre el proyecto, sus residentes y la importancia arquitectónica de las torres en Chicago.
En 2008, el arquitecto Iker Gil, propietario de un piso en una de las torres, y el fotógrafo sueco afincado en Los Ángeles, Andreas E. G. Larsson, empezaron a documentar la vida en las torres. Tres años más tarde, en 2011, montaron la exposición Inside Marina City (“En el interior de Marina City”) en el Art Institute de Chicago. Las imágenes de Larsson mostraban el estilo de vida de los residentes de este complejo.
Hemos seleccionado algunas de fotografías de Larsson y hemos hablado con Iker Gil; James Pike, otro residente; y el arquitecto de Chicago Andrew Moddrell, que vivió en las torres durante un tiempo. Los tres comparten sus ideas sobre el proyecto, sus residentes y la importancia arquitectónica de las torres en Chicago.
Unidos por un vínculo afectivo
El complejo Marina City se compone de cinco edificios: dos torres con forma de mazorca de maíz (la parte residencial), una sala de conciertos (antiguamente un teatro), un hotel (que anteriormente estaba compuesto de oficinas) y la planta baja –llena de restaurantes–, que conecta estos cuatro edificios con el puerto deportivo (que da nombre al conjunto).
“Es como una pequeña ciudad”, señala Iker. De hecho, esta era la intención de Goldberg. El arquitecto consideró importante que los trabajadores no tuvieran que desplazarse de las afueras de la ciudad al centro todos los días para trabajar. Cada torre tiene 60 plantas, las primeras 19 forman un gran aparcamiento. La planta 20 es una zona comunitaria donde, según comenta Iker, se reúnen jóvenes y mayores para charlar y pasar el rato. Del piso 21 al 60, se encuentran las 900 viviendas que hay en las torres.
“De todos los inquilinos que entraron a vivir cuando terminó la construcción de este complejo, solo quedan cinco”, explica Iker. “Hay personas que no salen de la torre en la que viven. Su trayecto diario consiste en bajar y subir de planta. No necesitan salir del edificio. Es algo único: muchísimos de estos residentes tienen un fuerte vínculo afectivo con esta construcción”, concluye Iker.
“No puedo hablar por todo el mundo, ya que se trata de uno de los edificios con más densidad de residentes en toda Norteamérica –asegura James Pike, uno de sus residentes–, pero la mayoría de la gente que conozco no vive aquí únicamente por la comodidad o la ubicación, que es una de las mejores de la ciudad, sino por el hecho de formar parte de la historia de una obra maestra en constante evolución”.
El complejo Marina City se compone de cinco edificios: dos torres con forma de mazorca de maíz (la parte residencial), una sala de conciertos (antiguamente un teatro), un hotel (que anteriormente estaba compuesto de oficinas) y la planta baja –llena de restaurantes–, que conecta estos cuatro edificios con el puerto deportivo (que da nombre al conjunto).
“Es como una pequeña ciudad”, señala Iker. De hecho, esta era la intención de Goldberg. El arquitecto consideró importante que los trabajadores no tuvieran que desplazarse de las afueras de la ciudad al centro todos los días para trabajar. Cada torre tiene 60 plantas, las primeras 19 forman un gran aparcamiento. La planta 20 es una zona comunitaria donde, según comenta Iker, se reúnen jóvenes y mayores para charlar y pasar el rato. Del piso 21 al 60, se encuentran las 900 viviendas que hay en las torres.
“De todos los inquilinos que entraron a vivir cuando terminó la construcción de este complejo, solo quedan cinco”, explica Iker. “Hay personas que no salen de la torre en la que viven. Su trayecto diario consiste en bajar y subir de planta. No necesitan salir del edificio. Es algo único: muchísimos de estos residentes tienen un fuerte vínculo afectivo con esta construcción”, concluye Iker.
“No puedo hablar por todo el mundo, ya que se trata de uno de los edificios con más densidad de residentes en toda Norteamérica –asegura James Pike, uno de sus residentes–, pero la mayoría de la gente que conozco no vive aquí únicamente por la comodidad o la ubicación, que es una de las mejores de la ciudad, sino por el hecho de formar parte de la historia de una obra maestra en constante evolución”.
Un centro urbano junto al río
“El alquiler de un piso de una habitación es de unos 1.700 dólares al mes (alrededor de 1.600 euros). Es un precio mucho más bajo de lo que se suele pagar en esta zona, ya que el edificio es antiguo y mucha gente prefiere viviendas más modernas”, dice Iker.
El balcón es lo que más le gusta de la casa. “Tiene 15 metros cuadrados y mi mujer y yo pasamos mucho tiempo aquí, sobre todo de mayo a noviembre”.
Iker cree que las torres son un lugar fantástico. “Estás en el centro de la ciudad, al lado del río y disfrutas de la mejor arquitectura. Me fascina la intención del arquitecto de fomentar la vida junto al río Chicago, que hasta hace algunos años no era más que un pozo negro que se empleaba básicamente para la industria. Este edificio estaba destinado a los trabajadores de la ciudad, para que vivieran cerca de sus puestos de trabajo. Los pisos no son muy grandes, pero la idea de trasladar la ciudad al río es muy interesante. Debido a su peculiar estética, son muchos los que sienten curiosidad por saber cómo viven sus residentes”.
“El alquiler de un piso de una habitación es de unos 1.700 dólares al mes (alrededor de 1.600 euros). Es un precio mucho más bajo de lo que se suele pagar en esta zona, ya que el edificio es antiguo y mucha gente prefiere viviendas más modernas”, dice Iker.
El balcón es lo que más le gusta de la casa. “Tiene 15 metros cuadrados y mi mujer y yo pasamos mucho tiempo aquí, sobre todo de mayo a noviembre”.
Iker cree que las torres son un lugar fantástico. “Estás en el centro de la ciudad, al lado del río y disfrutas de la mejor arquitectura. Me fascina la intención del arquitecto de fomentar la vida junto al río Chicago, que hasta hace algunos años no era más que un pozo negro que se empleaba básicamente para la industria. Este edificio estaba destinado a los trabajadores de la ciudad, para que vivieran cerca de sus puestos de trabajo. Los pisos no son muy grandes, pero la idea de trasladar la ciudad al río es muy interesante. Debido a su peculiar estética, son muchos los que sienten curiosidad por saber cómo viven sus residentes”.
Un icono arquitectónico
“Marina City nació de una necesidad urgente de inventar una nueva arquitectura que pudiera combatir la fuga masiva de los ciudadanos de Chicago hacia los suburbios”, señala Andrew Moddrell, arquitecto y fundador del estudio con sede en Chicago PORT Urbanism, quien también vivió en el complejo residencial. “Su forma icónica transmite con mucha fuerza esta urgencia”, asegura.
“A pesar de que se han construido muchos rascacielos de igual o mayor altura cerca de estos en los últimos 50 años, Marina City perdura como un icono de la arquitectura, ya que sigue siendo el proyecto más ambicioso”.
‘La Ricarda’ de Antonio Bonet: Conoce al detalle un icono de la arquitectura catalana de los 50
“Marina City nació de una necesidad urgente de inventar una nueva arquitectura que pudiera combatir la fuga masiva de los ciudadanos de Chicago hacia los suburbios”, señala Andrew Moddrell, arquitecto y fundador del estudio con sede en Chicago PORT Urbanism, quien también vivió en el complejo residencial. “Su forma icónica transmite con mucha fuerza esta urgencia”, asegura.
“A pesar de que se han construido muchos rascacielos de igual o mayor altura cerca de estos en los últimos 50 años, Marina City perdura como un icono de la arquitectura, ya que sigue siendo el proyecto más ambicioso”.
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En 1964, las torres Marina City se convirtieron en los bloques de pisos más altos y con más densidad de residentes dentro de un complejo de uso mixto del mundo. En la época, tanto el mercado de la vivienda tras la II Guerra Mundial como la legislación de carreteras interestatales intentaban catalizar la expansión hacia los suburbios. Así, Goldberg tuvo que presionar al Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano en Washington D. C. para que aseguraran y reconocieran este proyecto sin precedentes como un espacio habitacional viable.
“Su impacto en Chicago también es reseñable. Poco después de que se concibiera este complejo nació la John Hancock Tower, que la doblaba en altura”, explica Andrew Moddrell.
“Su impacto en Chicago también es reseñable. Poco después de que se concibiera este complejo nació la John Hancock Tower, que la doblaba en altura”, explica Andrew Moddrell.
Una edificio optimista
“Marina City es puro optimismo esculpido en hormigón armado –el optimismo de toda una ciudad, el optimismo por la humanidad, el optimismo por el futuro”, observa James.
“Hace poco me tomé un descanso de Marina City para vivir una temporada en una joya arquitectónica diferente; concretamente en una casa de Mies van der Rohe en Lake Shore Drive, aquí en Chicago”, explica. “Ahora que he vuelto, aprecio un poco más su generoso espacio exterior y esa relación especial que tiene con la ciudad. Ojo, no quiero que se me malinterprete: la vivienda de Mies era impresionante. Quizá lo ideal sería pasar el verano en un Goldberg y el invierno en un Mies”, ríe.
“Marina City es puro optimismo esculpido en hormigón armado –el optimismo de toda una ciudad, el optimismo por la humanidad, el optimismo por el futuro”, observa James.
“Hace poco me tomé un descanso de Marina City para vivir una temporada en una joya arquitectónica diferente; concretamente en una casa de Mies van der Rohe en Lake Shore Drive, aquí en Chicago”, explica. “Ahora que he vuelto, aprecio un poco más su generoso espacio exterior y esa relación especial que tiene con la ciudad. Ojo, no quiero que se me malinterprete: la vivienda de Mies era impresionante. Quizá lo ideal sería pasar el verano en un Goldberg y el invierno en un Mies”, ríe.
“Para mí, lo mejor de Marina City es que, tras esa fachada de perfección e innovación arquitectónica, se esconden unas columnas exteriores con unas formas curvas que se ramifican para encontrarse con las vigas estructurales en una dirección y los balcones en la otra. Ese conjunto es poesía arquitectónica pura. Muchas veces, mientras me tomo una copa de vino, intento concebir todo lo que conllevó diseñar esta forma octogonal y hacer realidad todo este proyecto de manera tan elegante, ¡y sin programas informáticos en 3D!”, señala James.
“Todos los que vivimos aquí sabemos que se trata de un lugar muy especial. No puedes evitar sentirte afortunado, teniendo en cuenta la cantidad de veces que ves a turistas detenerse frente a estos edificios para sacar fotos o discutir sobre su arquitectura o historia. Todo esto genera cierto compañerismo entre nosotros. Muchas veces, he estado sentado en el balcón y un vecino o vecina me ha saludado desde la otra torre y me ha invitado a su fiesta improvisada, o viceversa”, añade.
“Todos los que vivimos aquí sabemos que se trata de un lugar muy especial. No puedes evitar sentirte afortunado, teniendo en cuenta la cantidad de veces que ves a turistas detenerse frente a estos edificios para sacar fotos o discutir sobre su arquitectura o historia. Todo esto genera cierto compañerismo entre nosotros. Muchas veces, he estado sentado en el balcón y un vecino o vecina me ha saludado desde la otra torre y me ha invitado a su fiesta improvisada, o viceversa”, añade.
¿Por qué Marina City es un buen sitio para vivir?
“El balcón es tan grande que prácticamente no sabes qué hacer con él”, asegura James, mientras habla sobre las ventajas de las viviendas de las torres. “El techo que protege las terrazas te permite imaginarte cómo debe ser cruzar el centro de Chicago a bordo de una nave espacial. Otra ventaja es que los taxistas siempre saben llevarte a casa, estés donde estés. Y las vistas desde esta lavandería no pueden competir con las de ninguna otra del planeta Tierra”, vuelve a reír James.
Vídeo: Disfruta con esta casa en el centro de Madrid donde las palmeras tienen mucho protagonismo
CUÉNTANOS…
Para ti, ¿qué sería lo mejor de vivir en esta joya arquitectónica? Comparte tu opinión sobre este clásico con nosotros.
“El balcón es tan grande que prácticamente no sabes qué hacer con él”, asegura James, mientras habla sobre las ventajas de las viviendas de las torres. “El techo que protege las terrazas te permite imaginarte cómo debe ser cruzar el centro de Chicago a bordo de una nave espacial. Otra ventaja es que los taxistas siempre saben llevarte a casa, estés donde estés. Y las vistas desde esta lavandería no pueden competir con las de ninguna otra del planeta Tierra”, vuelve a reír James.
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CUÉNTANOS…
Para ti, ¿qué sería lo mejor de vivir en esta joya arquitectónica? Comparte tu opinión sobre este clásico con nosotros.
La arquitectura narrada por sus residentes
Aunque el edificio conserva el singular estilo arquitectónico de Bertrand Goldberg, los residentes han ido transformando los interiores a su gusto. “Hay un total de 900 viviendas”, explica Iker Gil, de MAS Studio. “El 70 % son de un dormitorio, el 20 % son apartamentos tipo estudio y el 10 % tiene dos dormitorios. Hicimos fotografías en 40 de ellos y descubrimos que, en general, se trata de una comunidad muy diversa”.
“Hay estudiantes, arquitectos y personas mayores que llevan viviendo aquí 50 años. Nuestra intención era contar las historias de estas personas sin revelar sus identidades, pero también queríamos mostrar la arquitectura a través de los residentes. Buscábamos ofrecer una visión de cómo se vive en este icono de la arquitectura moderna en Chicago”, cuenta Iker.
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