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Descubre la casa de campo donde Kipling escribió 'El libro de la selva'
A raíz del estreno del 'remake' de la famosa película de Disney, visitamos la casa en la que su autor, Rudyard Kipling, escribió la novela.
Rudyard Kipling se inspiró para su novela El Libro de la selva en el idílico paisaje de las Green Mountains, en el estado de Vermont (Estados Unidos). La historia transcurre en el corazón de la selva, en La India, y trata de un pequeño niño que crece entre lobos. Kipling nació en Bombay, aunque se crió en Gran Bretaña y se casó con una americana. Cerca de la casa de sus suegros, en Vermont, proyectó su propia residencia. La llamó Naulakha (en hindi significa joya incalculable) y aquí pasó parte de su vida rodeado por la naturaleza. Por aquel entonces, acababa de tener a su primera hija, Josephine. A ella le dedicó El Libro de la selva. Aquella época fue tan prolífica para él que en apenas un año terminó la novela.
Por desgracia, esta vida familiar tan idílica no duró demasiado tiempo. Sin embargo, la historia de Mowgli, el niño salvaje, goza todavía de gran popularidad. Disney ha hecho un remake de la película de 1967 que se acaba de estrenar en los cines –con el actor protagonista; Neel Sethi como Mowgli y otros famosos intérpretes en el doblaje, como Bill Murray, Ben Kingsley, Scarlett Johansson o Idris Elba–. La productora Warner planea una nueva versión para 2018 con actores como Andy Serkis, Christian Bale, Cate Blanchett y Benedict Cumberbatch. La casa de campo del escritor también está de actualidad, ya que se ha restaurado completamente por la Fundación Landmark Trust USA y se puede alquilar para vacaciones. Si uno elige Naulakha para pasar unos días puede almorzar donde lo hacía el propio Kipling y disfrutar del maravilloso entorno.
Por desgracia, esta vida familiar tan idílica no duró demasiado tiempo. Sin embargo, la historia de Mowgli, el niño salvaje, goza todavía de gran popularidad. Disney ha hecho un remake de la película de 1967 que se acaba de estrenar en los cines –con el actor protagonista; Neel Sethi como Mowgli y otros famosos intérpretes en el doblaje, como Bill Murray, Ben Kingsley, Scarlett Johansson o Idris Elba–. La productora Warner planea una nueva versión para 2018 con actores como Andy Serkis, Christian Bale, Cate Blanchett y Benedict Cumberbatch. La casa de campo del escritor también está de actualidad, ya que se ha restaurado completamente por la Fundación Landmark Trust USA y se puede alquilar para vacaciones. Si uno elige Naulakha para pasar unos días puede almorzar donde lo hacía el propio Kipling y disfrutar del maravilloso entorno.
En esa etapa, y con solo 27 años, Kipling era ya una celebridad…, casi al nivel de los actores que prestan sus voces al recién estrenado filme de Disney. La nueva versión de la película del Libro de la selva es una mezcla entre realidad y animación digital. En la versión original en inglés, Bill Murray presta su voz al personaje del oso Balu; Ben Kingsley es la pantera Baghira e Idrid Elba es Shir Khan, el malvado tigre. Ka, la gigantesca serpiente, está interpretada por Scarlett Johansson.
Bild: Disney Enterprises
Bild: Disney Enterprises
Entre los 17 y los 28 años de edad, el autor ya había cruzado nueve veces el Atlántico y el Pacífico. Tal vez por esto siempre imaginó que su casa estaría en lo alto de una colina como un barco en lo alto de una ola.
En el ala sur se encuentran su despacho en la planta baja y la habitación de los niños en el primer piso, ambas enmarcadas por terrazas. El jardín original ya no existe en la actualidad.
Foto: Landmark Trust USA
Bosco Verticale: Una fusión de arquitectura y naturaleza en Milán
En el ala sur se encuentran su despacho en la planta baja y la habitación de los niños en el primer piso, ambas enmarcadas por terrazas. El jardín original ya no existe en la actualidad.
Foto: Landmark Trust USA
Bosco Verticale: Una fusión de arquitectura y naturaleza en Milán
La cocina está en la zona posterior de la casa. Todavía contiene algunas piezas del mobiliario original, como el extractor de humos o el horno. Los armarios de pino americano son los originales. Gracias a la cuidadosa restauración de la Fundación Landmark Trust USA –una institución sin ánimo de lucro–, la cocina se parece mucho a la de la época. Se han añadido algunos detalles modernos, como la nevera (a la derecha), cocina y lavavajillas. La institución alquila la casa para turistas y se ocupa de conservar vivo un “legado de la historia”.
Foto: Kelly Fletcher
Foto: Kelly Fletcher
De Forest fue discípulo del pintor Frederic Edwin Church y antes socio del artista y vidriero Louis Comfort Tiffany. Durante su luna de miel en La India conoció a Lockwood Kipling, padre del escritor, que se ganaba la vida en ese país como ilustrador y profesor de arte. Bajo su influencia empezó a interesarse por la artesanía india.
Cuando regresó a Estados Unidos comenzó con su exitosa carrera como diseñador de muebles. A finales del s.XIX, durante el periodo de la Gilged Age llegaron a Estados Unidos muchas fortunas y familias influyentes que se construyeron ostentosas mansiones. Muchos de ellos encargaron sus casas a De Forest, como por ejemplo Andrew Carnegie, el millonario conocido como “el barón del acero”.
Foto: Kelly Fletcher
Cuando regresó a Estados Unidos comenzó con su exitosa carrera como diseñador de muebles. A finales del s.XIX, durante el periodo de la Gilged Age llegaron a Estados Unidos muchas fortunas y familias influyentes que se construyeron ostentosas mansiones. Muchos de ellos encargaron sus casas a De Forest, como por ejemplo Andrew Carnegie, el millonario conocido como “el barón del acero”.
Foto: Kelly Fletcher
Junto al comedor de la vivienda se encuentra la galería. Las paredes están revestidas de teja. Parece como si la fachada exterior se hubiera vuelto hacia dentro. El gran ventanal está formado por ventanas correderas. Las puertas de la estancia también son correderas y se ocultan en las paredes laterales. “Lo más bonito de la casa es la galería” –escribía Rudyard Kippling en una carta a su prima Margaret Mackmail–. Cuando abro el gran ventanal de tres metros me inunda la imagen de bosques y montañas”.
Con el tiempo se derribaron algunas paredes de la galería para ampliar el salón. “Por las cartas que Kipling escribió sabíamos lo importante que era para él esta habitación e hicimos todo lo posible para restaurarla”, dice Kelly Carlin, de Landmark Trust USA. “Doy gracias a que pudimos encontrar las puertas correderas originales y los paneles de madera de fresno. Estaban en un granero en el terreno de la granja que hay al final de la carretera. Nos las encontramos en un estado lamentable y cubiertas de excremento de murciélago”.
Foto: Peter Mauss
Con el tiempo se derribaron algunas paredes de la galería para ampliar el salón. “Por las cartas que Kipling escribió sabíamos lo importante que era para él esta habitación e hicimos todo lo posible para restaurarla”, dice Kelly Carlin, de Landmark Trust USA. “Doy gracias a que pudimos encontrar las puertas correderas originales y los paneles de madera de fresno. Estaban en un granero en el terreno de la granja que hay al final de la carretera. Nos las encontramos en un estado lamentable y cubiertas de excremento de murciélago”.
Foto: Peter Mauss
En la galería, los Kipling se reunían con sus invitados. Arthur Conan Doyle, el autor de Sherlock Holmes, y su hermano pasaron unos días en la casa por Acción de Gracias en 1894. “Le mencioné mi afición al golf y practicábamos un poco fuera”, cuenta Conan Doyle en Memories and Adventures. “A lo lejos veíamos a los agricultores de Nueva Inglaterra, seguro que se preguntaban qué diablos hacíamos. Por aquella época el golf era un deporte desconocido en Norteamérica”.
Precisamente, el primer club de golf (el Shinnecock Hills Golf Club) abrió su primera sucursal en Estados Unidos en 1892. Fue en Southampton, en el estado de Nueva York y fue diseñado por el arquitecto Stanford White. Apenas un mes después de la visita de Conan Doyle a la casa de Kippling, el club Shinnencock Hills y otros cuatro más se asociaron en la United States Golf Association.
Los palos de golf del escritor, que se pueden observar en una de las fotos anteriores, se encuentran actualmente en un pequeño museo dedicado al artista situado en la buhardilla de la vivienda.
La foto de arriba muestra la vista a través de la entrada sur del comedor. Justo al lado se encuentra la galería, que conduce al despacho de Caroline y desemboca en el de Kipling. En el despacho del escritor hay una puerta que da acceso a la terraza.
Foto: Kelly Fletcher
Visita privada: La casa en el Empordà de un anticuario francés
Precisamente, el primer club de golf (el Shinnecock Hills Golf Club) abrió su primera sucursal en Estados Unidos en 1892. Fue en Southampton, en el estado de Nueva York y fue diseñado por el arquitecto Stanford White. Apenas un mes después de la visita de Conan Doyle a la casa de Kippling, el club Shinnencock Hills y otros cuatro más se asociaron en la United States Golf Association.
Los palos de golf del escritor, que se pueden observar en una de las fotos anteriores, se encuentran actualmente en un pequeño museo dedicado al artista situado en la buhardilla de la vivienda.
La foto de arriba muestra la vista a través de la entrada sur del comedor. Justo al lado se encuentra la galería, que conduce al despacho de Caroline y desemboca en el de Kipling. En el despacho del escritor hay una puerta que da acceso a la terraza.
Foto: Kelly Fletcher
Visita privada: La casa en el Empordà de un anticuario francés
Desde su despacho, Caroline podía echar un vistazo a la entrada (a la izquierda) y la galería (derecha). De esta forma, vigilaba a los fotógrafos que merodeaban constantemente en los alrededores de la casa buscando fotos de la familia.
“Incluso cuando no sentía ganas de ejercer como anfitriona, la Sra. Kipling cumplió el papel de la esposa abnegada de un genio”, escribió Mary Rogers Cabot, una amiga de Kipling, en 1911, a su hermana, Grace Cabot Holbrook. “Ella cuidaba de su salud, se ocupaba del funcionamiento de la casa, de que se publicaran sus obras, regulaba sus negocios y solucionaba siempre cualquier imprevisto que apareciera. Sin este apoyo, el escritor no hubiera tenido fuerzas para dedicarse a la literatura”.
Foto: Kelly Fletcher
“Incluso cuando no sentía ganas de ejercer como anfitriona, la Sra. Kipling cumplió el papel de la esposa abnegada de un genio”, escribió Mary Rogers Cabot, una amiga de Kipling, en 1911, a su hermana, Grace Cabot Holbrook. “Ella cuidaba de su salud, se ocupaba del funcionamiento de la casa, de que se publicaran sus obras, regulaba sus negocios y solucionaba siempre cualquier imprevisto que apareciera. Sin este apoyo, el escritor no hubiera tenido fuerzas para dedicarse a la literatura”.
Foto: Kelly Fletcher
Una de las seis chimeneas con las que cuenta la casa se encuentra en el despacho de Caroline. Comparte el tiro con la del despacho de su marido (en la siguiente foto).
Foto: Peter Mauss
Foto: Peter Mauss
La chimenea del despacho de Rudyard Kipling está revestida de ladrillo. Su padre, muy creyente, hizo grabar un pasaje del Evangelio de San Juan que reza: The night cometh when no man can work“ (“La noche viene cuando nadie puede trabajar”).
El mirador, orientado hacia el este, está decorado con una cornisa de teca ornamentada que De Forest regaló al escritor. Del techo cuelga una lámpara de alabastro que se ha adaptado a la luz eléctrica. A la izquierda del sofá de piel hay una puerta que conduce a la terraza.
Foto: Peter Mauss
El mirador, orientado hacia el este, está decorado con una cornisa de teca ornamentada que De Forest regaló al escritor. Del techo cuelga una lámpara de alabastro que se ha adaptado a la luz eléctrica. A la izquierda del sofá de piel hay una puerta que conduce a la terraza.
Foto: Peter Mauss
Parece que Naulakha fue un entorno motivador para Kipling. El escritor trabajaba todos los días entre las nueve de la mañana y la una del mediodía en sus obras. Allí aparecieron sus primeros libros infantiles: El Libro de la selva, el Segundo libro de la jungla y Capitanes intrépidos. También escribió poesía (The seven seas), y otros cuentos recopilados en los volúmenes El trabajo diario y Invenciones varias. La mesa de escritorio de la foto es de la época, al igual que los demás objetos de la sala. La mesa original se encuentra en el pequeño museo situado en la buhardilla de la casa.
La ventana del lado oeste de su despacho está llena de objetos del autor como libros y cristal de Tiffany. De esta forma el escritor se protegía de miradas indiscretas del exterior mientras trabajaba. Hoy en día, las estanterías contienen una selección de libros parecidos a la biblioteca original de la familia. Además hay literatura sobre el escritor y sobre la región de Vermont.
Foto: Kelly Fletcher
La ventana del lado oeste de su despacho está llena de objetos del autor como libros y cristal de Tiffany. De esta forma el escritor se protegía de miradas indiscretas del exterior mientras trabajaba. Hoy en día, las estanterías contienen una selección de libros parecidos a la biblioteca original de la familia. Además hay literatura sobre el escritor y sobre la región de Vermont.
Foto: Kelly Fletcher
Por la tardes, Kipling salía a pasear y disfrutar de la naturaleza. Se hizo tan fanático del golf que era capaz de jugar hasta en los inviernos más crudos. Para marcar los hoyos introducía latas en la nieve y pintaba las bolas de rojo. Está considerado como el inventor del golf en nieve. La Asociación de Golf de los Estados Unidos así reconoce esta variante.
“Tenía verdadero interés en cualquier deporte, lo mismo ejercía de poeta como de atleta”, escribió una de sus parejas de golf, el sacerdote Pfarrer Charles O. Day, en 1899 en una revista.
“Podía hablar elocuentemente sobre el uso de los esquís mientras practicaba el golf con raquetas de nieve. Era buen deportista, pero como narrador era aún mejor”.
Kipling también jugaba al tenis. La pista de tenis de Naulakha fue la primera pista en Vermont. Todavía hoy está en uso.
Foto: Kelly Fletcher
“Tenía verdadero interés en cualquier deporte, lo mismo ejercía de poeta como de atleta”, escribió una de sus parejas de golf, el sacerdote Pfarrer Charles O. Day, en 1899 en una revista.
“Podía hablar elocuentemente sobre el uso de los esquís mientras practicaba el golf con raquetas de nieve. Era buen deportista, pero como narrador era aún mejor”.
Kipling también jugaba al tenis. La pista de tenis de Naulakha fue la primera pista en Vermont. Todavía hoy está en uso.
Foto: Kelly Fletcher
“Rudyard puso mucho interés en construir Naulakha, le producía una gran satisfacción” escribió su amiga Mary Cabot. “Desde su época en Lahore (Pakistan) no volvió a tener un verdadero hogar. Cada piedra, cada tabla, la pintura de la casa y el mobiliario fueron supervisados por él a conciencia. Puso especial cuidado en la preparación del terreno y el diseño del jardín. Conocía cada árbol y cada planta y cuidaba de sus flores a diario”.
Foto: Kelly Fletcher
Foto: Kelly Fletcher
Al amanecer, cuando el ventanal y las puertas de la galería están abiertos entra la luz y un rayo sube escalera arriba. En la segunda planta hay un pasillo que conduce a las habitaciones orientadas al sur: a la derecha la habitación de las niñas Josephine y su hermana Elsie (nacida en 1896), y el dormitorio del matrimonio al lado izquierdo.
De las paredes de la habitación de las niñas cuelgan coloridos grabados con motivos militares. Son un regalo del pintor francés Edouard Detaille a Kipling. La lámpara de techo es la original.
Foto: Peter Mauss
De las paredes de la habitación de las niñas cuelgan coloridos grabados con motivos militares. Son un regalo del pintor francés Edouard Detaille a Kipling. La lámpara de techo es la original.
Foto: Peter Mauss
El antiguo dormitorio infantil es hoy uno de los cuatro dormitorios con los que cuenta la casa. Se encuentra justo enfrente del despacho del escritor. La vivienda puede albergar hasta ocho personas.
En su despacho, Kipling (Premio Nobel en 1907) escribió sus Cuentos de así fue, inventados al estilo de los mitos antiguos, como por ejemplo el de Así fue como a la ballena se le formó su garganta. Josephine estaba tan entusiasmada con estas historias que pedía a su padre que cada noche le contase un cuento que comenzase con “así fue como…”. Kipling recopiló todas las historias en un volumen llamado Just So stories en 1902 (Los cuentos de así fue).
Los tapices con escenas de animales en la pared del dormitorio son un regalo del padre de Kipling (Lockwood Kipling) a sus nietas. El abuelo Kipling dibujó las ilustraciones que aparecen en El libro de la selva y en El segundo libro de la jungla.
Foto: Kelly Fletcher
En su despacho, Kipling (Premio Nobel en 1907) escribió sus Cuentos de así fue, inventados al estilo de los mitos antiguos, como por ejemplo el de Así fue como a la ballena se le formó su garganta. Josephine estaba tan entusiasmada con estas historias que pedía a su padre que cada noche le contase un cuento que comenzase con “así fue como…”. Kipling recopiló todas las historias en un volumen llamado Just So stories en 1902 (Los cuentos de así fue).
Los tapices con escenas de animales en la pared del dormitorio son un regalo del padre de Kipling (Lockwood Kipling) a sus nietas. El abuelo Kipling dibujó las ilustraciones que aparecen en El libro de la selva y en El segundo libro de la jungla.
Foto: Kelly Fletcher
“La habitación de Josephine se encuentra tras el mirador del piso de arriba y ocupa la anchura de toda la planta. Está enmarcada por una terraza, que permite salir fuera en casi cualquier época del año”, escribía Kipling a su prima Margaret Mackail.
Estaba convencido de que los niños necesitan salir al aire libre, tanto que firmaba autógrafos a cambió de donaciones a la Fresh Air Fund: una fundación sin ánimo de lucro permitía que niños de familias desestructuradas de Nueva York pudieran pasar unos días en el campo y que sigue existiendo en la actualidad.
“Los niños eran muy importantes para él. Admiraba su sinceridad y su profundidad”, escribía el Padre Day. “Él decía: quien pueda conmover el corazón de un niño, puede llegar al corazón del mundo entero”.
Foto: Peter Mauss
Estaba convencido de que los niños necesitan salir al aire libre, tanto que firmaba autógrafos a cambió de donaciones a la Fresh Air Fund: una fundación sin ánimo de lucro permitía que niños de familias desestructuradas de Nueva York pudieran pasar unos días en el campo y que sigue existiendo en la actualidad.
“Los niños eran muy importantes para él. Admiraba su sinceridad y su profundidad”, escribía el Padre Day. “Él decía: quien pueda conmover el corazón de un niño, puede llegar al corazón del mundo entero”.
Foto: Peter Mauss
La habitación de matrimonio tiene el baño en-suite. La bañera y el inodoro tienen un acabado de madera de roble. Son piezas originales que tienen 123 años de antigüedad. “Kipling decía que este era el primer cuarto de baño que cubría sus necesidades”, dice Kelly Carlin, de Landmark Trust.
Foto: Kelly Fletcher
Foto: Kelly Fletcher
En la buhardilla, unas pequeñas ventanas iluminan el cuarto de billar. La mesa se encargó según un modelo que el escritor vio en la casa de su amigo Mark Twain.
“La buhardilla tenía unas dimensiones perfectas. Era abierta y alargada. Por desgracia caí en la cuenta demasiado tarde al elegir la madera de la tarima del suelo. Cuando el arquitecto Jean Pigeon me preguntó si prefería madera de cerezo o de fresno no supe que decir y elegí el fresno. Así que me perdí la oportunidad de estar rodeado por una de las maderas más hermosas que la naturaleza nos brinda. En aquellos tiempos no faltaba la madera de calidad y había muy buenos carpinteros a precios económicos”, escribió Kipling.
Foto: Peter Mauss
“La buhardilla tenía unas dimensiones perfectas. Era abierta y alargada. Por desgracia caí en la cuenta demasiado tarde al elegir la madera de la tarima del suelo. Cuando el arquitecto Jean Pigeon me preguntó si prefería madera de cerezo o de fresno no supe que decir y elegí el fresno. Así que me perdí la oportunidad de estar rodeado por una de las maderas más hermosas que la naturaleza nos brinda. En aquellos tiempos no faltaba la madera de calidad y había muy buenos carpinteros a precios económicos”, escribió Kipling.
Foto: Peter Mauss
La intención de Kipling era hacer de Naulakha su residencia permanente. Pero un altercado familiar con el hermano de Caroline truncó sus planes. Discutieron sobre la propiedad de un prado en el mismo terreno. La cosa fue a más, hubo amenazas de muerte y acabó en un proceso judicial. Los medios de comunicación se hicieron eco de las disputas de los Kipling y la familia se trasladó en 1896 a Gran Bretaña.
Foto: Landmark Trust USA
Foto: Landmark Trust USA
Cuando tres años más tarde visitaron a unos parientes en Nueva York, Rudyard Kipling (en la foto anterior posando en su despacho) y su hija Josephine (en esta foto sentada en la galería) enfermaron de neumonía. Tras unas semanas, la niña murió y Kipling abandonó América trastornado por la muerte de su hija.
Foto: Landmark Trust USA
Foto: Landmark Trust USA
En 1903 los hermanos Mary, Grace y Will Cabot (junto con el marido de Mary) adquirieron Naulakha por 5.000 dólares. Casa y terreno fueron propiedad de la familia hasta que en 1992 se la vendieron a la Fundación Landmark Trust USA.
“Aquí pasé cuatro maravillosos años de vida increíble dentro y fuera de la casa. Una gran cantidad de versos y prosa salieron a la luz”, decía Kipling de su época en Vermont. “Lo mejor fue que pude conocer una zona de los Estados Unidos siendo propietario de una casa, que es la mejor forma de conocer un país a fondo. Los turistas quieren vivir experiencias. En mi caso se trataba de las pequeñas cosas y actividades cotidianas, por ejemplo instalar las mosquiteras, poner en marcha la estufa o charlar con los vecinos. Todo ello contribuye a formarte una imagen real de la vida en un lugar”.
Foto: Paul Osborne
“Aquí pasé cuatro maravillosos años de vida increíble dentro y fuera de la casa. Una gran cantidad de versos y prosa salieron a la luz”, decía Kipling de su época en Vermont. “Lo mejor fue que pude conocer una zona de los Estados Unidos siendo propietario de una casa, que es la mejor forma de conocer un país a fondo. Los turistas quieren vivir experiencias. En mi caso se trataba de las pequeñas cosas y actividades cotidianas, por ejemplo instalar las mosquiteras, poner en marcha la estufa o charlar con los vecinos. Todo ello contribuye a formarte una imagen real de la vida en un lugar”.
Foto: Paul Osborne
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¿Pasarías aquí unas vacaciones? Si lo has leído…, ¿qué recuerdos te trae El Libro de la Selva? Esperamos tus comentarios
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“Noventa pasos de largo y 30 de ancho y una base alta de cantos rodados y ladrillo. De esta forma conseguimos un sótano bien protegido y aireado” escribía Kipling en sus memorias Something of myself. Las medidas de la casa son aproximadamente de 27 x 9 m. “El resto de tablas de madera. El tejado y los laterales cubiertos con ripias hechas a mano y las ventanas muy grandes”.
Todas las habitaciones están orientadas hacia el este. La vivienda tiene vistas al valle del Río Connecticut y el Monte Monadnock, en New Hampshire. La entrada principal, situada en el lado oeste, se encuadra con un porche a dos aguas. En cada planta hay un pequeño vestíbulo delante de las habitaciones. Esta distribución se pensó para proteger a la familia de las miradas indiscretas y el acoso que sufrían por parte de los paparazzi, que les fotografiaban desde la colina situada enfrente de la casa.
Foto: Kelly Fletcher
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