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Recibidor: Mejora su aspecto con unos fáciles trucos de pintura
Los tonos claros, los acabados satinados y los efectos visuales serán tus aliados para darle luminosidad y amplitud.
J. C. Galindo
12 de noviembre de 2016
Periodista especializado en temas de domótica, aplicaciones informáticas en el hogar y decoración práctica.
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A menudo reducidos a la mínima expresión y generalmente interiores, los recibidores tienen en la pintura un potente aliado para reducir el efecto de enclaustramiento y oscuridad. La clave está en elegir la paleta cromática más adecuada –tanto al espacio como a nuestro gustos– y emplearla de forma que realce los puntos fuertes o corrija los menos atractivos de la composición.
Pura luz. El blanco es el color de la luz por excelencia, porque la refleja al 100% y da lugar a ambientes claros y espaciosos. Es por eso que su uso se aconseja en espacios pequeños como el recibidor. Este efecto se puede potenciar aún más si se reviste con este color tanto las paredes y los techos como las piezas de mobiliario escogidas, ya que de este modo reducen drásticamente su peso visual en el conjunto.
En su contra, el blanco puro puede resultar frío y desangelado en zonas solo iluminadas con luz artificial, por lo que en este caso se aconseja sustituirlo por tonalidades de blanco roto, beiges o cremas, que aporten una nota de calidez.
Pregunta al experto: ¿Qué acabados aportan amplitud a un piso pequeño?
En su contra, el blanco puro puede resultar frío y desangelado en zonas solo iluminadas con luz artificial, por lo que en este caso se aconseja sustituirlo por tonalidades de blanco roto, beiges o cremas, que aporten una nota de calidez.
Pregunta al experto: ¿Qué acabados aportan amplitud a un piso pequeño?
Bien integrado. Conviene tener en cuenta que conseguiremos una mayor sensación de espaciosidad si aplicamos la misma pintura en las estancias circundantes, de manera que se integren unas con otras de forma fluida y sin barreras visuales. De este modo, parecerá que se difuminan las separaciones estructurales entre espacios y se potenciará la amplitud de todos ellos.
Haz clic aquí para ver más recibidores de todos los estilos
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Juegos de luces. Más allá de la tonalidad elegida, una manera de potenciar la luminosidad del recibidor es mediante un tipo de acabado satinado, como el de algunas pinturas y estucos pulidos. La razón es que este tipo de superficies reflejan más la luz que las mates, lo que ayuda a optimizar la iluminación ambiental.
Elegantes, sofisticadas y de tacto suave, presentan la ventaja añadida de que son más lavables que las pinturas mates, algo muy práctico en una zona de paso sometida a roces frecuentes.
Su única pega es que el acabado satinado destaca cualquier posible imperfección de la pared, por lo que será necesario que esta sea completamente lisa y que el trabajo lo realice un profesional para un resultado perfecto.
10 cambios sorprendentes que puedes lograr con pintura (e imaginación)
Elegantes, sofisticadas y de tacto suave, presentan la ventaja añadida de que son más lavables que las pinturas mates, algo muy práctico en una zona de paso sometida a roces frecuentes.
Su única pega es que el acabado satinado destaca cualquier posible imperfección de la pared, por lo que será necesario que esta sea completamente lisa y que el trabajo lo realice un profesional para un resultado perfecto.
10 cambios sorprendentes que puedes lograr con pintura (e imaginación)
El nuevo blanco. Igualmente luminosas y de plena actualidad, las tonalidades más claras de gris son una alternativa perfecta al blanco en el recibidor por su versatilidad y la gran posibilidad de combinaciones que ofrecen. Y es que, al tratarse del color neutro por definición, coordina con prácticamente cualquier otro, aunque, si lo que se busca es un acabado sereno y claro, se recomienda especialmente la combinación de blanco con tonos pastel.
Frente al blanco, ofrece la ventaja de realzar las siluetas de las piezas de mobiliario y accesorios del espacio, evitando la sensación de monotonía o falta de profundidad que pueda crear un espacio monocromático.
Actualiza tu casa: Encuentra en la pintura un potente aliado
Frente al blanco, ofrece la ventaja de realzar las siluetas de las piezas de mobiliario y accesorios del espacio, evitando la sensación de monotonía o falta de profundidad que pueda crear un espacio monocromático.
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No renuncies al color. Un recibidor pequeño no tiene por qué ser sinónimo de sobriedad y ausencia de color. La única precaución que debemos tener en cuenta a la hora de pintar las paredes de esta estancia es hacerlo con una tonalidad clara, que incluya una buena cantidad de blanco en su composición, como los tonos pastel.
Igualmente, conviene saber que los tonos fríos (azules y verdes en todas sus variedades) dan la sensación de alejarse visualmente, por lo que son especialmente adecuados para espacios reducidos.
Igualmente, conviene saber que los tonos fríos (azules y verdes en todas sus variedades) dan la sensación de alejarse visualmente, por lo que son especialmente adecuados para espacios reducidos.
Efectos ópticos. El trampantojo (del francés trompe-l’œil, “engaña el ojo") es una técnica pictórica que ha sido largamente empleada para engañar a la vista jugando con el entorno, la perspectiva y los distintos efectos ópticos, que busca tanto realzar determinados elementos como falsear otros. Hoy día, sigue siendo un excelente recurso para crear profundidad donde no la hay, ya sea con motivos realistas (paisajes, falsas aperturas…) o con bloques de color. En este recibidor, se superponen en los distintos elementos estructurales del espacio diluyendo sus límites.
A rayas. Combinar dos tonalidades de un mismo color en las paredes del recibidor, una más clara y otra más oscura, permite modificar visualmente sus proporciones: ensanchándolo –con los tonos más claros en las paredes laterales– o alargándolo –con los más oscuros a ambos lados–, según cómo sea la planta.
Un efecto parecido crean los diseños de franjas: las horizontales amplían visualmente hacia los lados y hacen parecer más bajas las paredes, mientras que las verticales las estilizan.
Un efecto parecido crean los diseños de franjas: las horizontales amplían visualmente hacia los lados y hacen parecer más bajas las paredes, mientras que las verticales las estilizan.
Una planta equilibrada. La capacidad de la pintura para equilibrar las proporciones de un espacio es un recurso muy útil cuando el recibidor es, en realidad, un pasillo. Para evitar la sensación de túnel, lo mejor es elegir colores claros que lo amplíen visualmente y pintar de un tono mucho más oscuro la pared del fondo, lo que ayudará a acortar el espacio a la vista. El color elegido para ello también es importante: las tonalidades cálidas parecen acercarse, al contrario de lo que sucede con las frías.
Los zócalos a media altura y los techos pintados en un tono más oscuro que las paredes resultan útiles en pasillos que, además de estrechos, tengan mucha altura, ya que parecen ensancharlos y hacerlos más bajos, respectivamente.
Haz que los techos de tu casa parezcan más altos a través de la pintura
¿Y TÚ?
¿Cuál de estos trucos te ha parecido más útil? ¿Has empleado ya la pintura en el recibidor para generar algún efecto? Cuéntanoslo en los comentarios
Los zócalos a media altura y los techos pintados en un tono más oscuro que las paredes resultan útiles en pasillos que, además de estrechos, tengan mucha altura, ya que parecen ensancharlos y hacerlos más bajos, respectivamente.
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