Un poco de historia. A pesar de ser un elemento muy corriente en el mobiliario del hogar en las últimas décadas, los inicios de la chaise longue, palabra de origen francés que se traduce literalmente como “silla larga”, se remontan a la antigua civilización egipcia. Fue en la época del Imperio Romano cuando empezó a tomar una forma más parecida a la actual, al instaurarse la tradición entre las familias nobles de recostarse sobre una banqueta con un respaldo lateral más alto, para disfrutar de interminables ágapes.
Este tipo de mueble cayó posteriormente en el olvido, volviendo a reaparecer en Francia en 1625. Durante aquella época se utilizó como pieza fundamental para que las mujeres de la aristocracia pudieran estirar las piernas y mostrar sus espectaculares faldas bordadas. De hecho, las chaise longues más codiciadas por los auténticos coleccionistas de antigüedades corresponden a la época de Luis XV.
Dos siglos después, esta pieza se ha transformado en un imprescindible del mundo de la decoración, especialmente gracias a los diseños de grandes arquitectos y diseñadores como Le Corbusier, Mies van der Rohe, Charles y Ray Eames, entre muchos otros nombres ilustres.