Toldos y pérgolas: Disfruta de una buena sombra al aire libre
Velas, parasoles y sombrillas son también otros elementos que permiten disfrutar del buen tiempo cómodamente y bien protegidos.
Instalar elementos de protección solar en los balcones y terrazas de la casa permite no sólo disfrutar de los espacios exteriores de la vivienda sino también protegerla del calor y ahorrar energía. Existe una oferta muy amplia en función del espacio disponible, el sistema de apertura, la calidad de la lona y, cómo no, el estilo decorativo que se desee.
Antes de elegir cualquier elemento que proporcione sombra, fundamentalmente una pérgola o un toldo, debemos analizar la zona en la que se va a instalar. Es importante conocer la trayectoria del sol para asegurarnos de que conseguimos proteger toda el área deseada en las horas que más usemos el espacio. A partir de ahí, se debe calcular la superficie a cubrir. Se trata de tener todos los elementos para decidir si es mejor un toldo de lona o no, el grado de inclinación, si hacen falta protecciones adicionales u elementos para modificar su posición de manera rápida y cómoda, etc.
Los toldos son una de las opciones más fáciles de colocar y con una mayor capacidad de adaptación a todo tipo de emplazamientos. Además, apenas ocupan espacio en la pared cuando están cerrados y crean sombra en cualquier lugar. Están desde los diseñados para balcón –con brazos abatibles que se fijan a la barandilla de forma proyectada o vertical, según la necesidad– hasta los de brazos articulados, fabricados en muchas medidas.
Los toldos de brazos articulados y extensibles son ideales para espacios abiertos, como terrazas grandes y porches. ¿Por qué? Pueden crear grandes espacios de sombra sin necesidad de ningún tipo de soporte adicional. Estables y resistentes, su mecanismo permite que, en el momento de recoger el toldo, se vayan plegando los brazos y enrollando la tela, de modo que apenas ocupa lugar en la fachada cuando no está en uso.
Por otro lado, un elemento que garantiza una larga vida útil del toldo –la media está en torno a 25 años– sea cual sea su mecanismo de apertura, es el cofre, un accesorio que protege totalmente la tela y la estructura de la acción del sol, la lluvia y la suciedad cuando está en posición cerrada. Se trata de un elemento relativamente discreto, que suele ir lacado en el mismo color del marco del toldo.
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Los toldos de brazos articulados y extensibles son ideales para espacios abiertos, como terrazas grandes y porches. ¿Por qué? Pueden crear grandes espacios de sombra sin necesidad de ningún tipo de soporte adicional. Estables y resistentes, su mecanismo permite que, en el momento de recoger el toldo, se vayan plegando los brazos y enrollando la tela, de modo que apenas ocupa lugar en la fachada cuando no está en uso.
Por otro lado, un elemento que garantiza una larga vida útil del toldo –la media está en torno a 25 años– sea cual sea su mecanismo de apertura, es el cofre, un accesorio que protege totalmente la tela y la estructura de la acción del sol, la lluvia y la suciedad cuando está en posición cerrada. Se trata de un elemento relativamente discreto, que suele ir lacado en el mismo color del marco del toldo.
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Para cubrir terrazas de grandes dimensiones, o como complemento de estructuras de pérgolas de madera o aluminio a modo de techos móviles, cada vez tienen más aceptación los toldos correderos o de ondas. Compuestos por tiras de lona que se deslizan por las guías que los sustentan, este tipo de toldos puede instalarse entre paredes, con una portería de aluminio en su extremo más alejado de la fachada o en una pérgola independiente.
De accionamiento manual, con tiro de cuerda mediante poleas o mediante un motor eléctrico accionado por automatismos fijos o un mando a distancia, los toldos deslizantes pueden completarse con cortinas, mosquiteras o paneles en los laterales. Además de aportar mayor protección, pueden abrirse prácticamente por completo cuando no están en uso. Colocar un sensor que recoja el toldo automáticamente en caso de que llueva o sople viento es una forma cómoda de alargar su vida útil, ya que evitaremos el riesgo de que se estropee si se nos ha olvidado recogerlo.
Más allá de su estructura y sistema de accionamiento, uno de los aspectos claves de cualquier toldo es el tejido en el que se confecciona. Una lona para toldo de calidad bloqueará entre el 90 y el 100% de los rayos UVA por lo que, para disfrutar de una protección máxima, conviene elegir una lona acrílica teñida en masa (de 280 a 360gr/m²) o una de tejido técnico y microperforada. Cuanto más denso sea el tejido (un peso elevado expresa la gran densidad de los hilos por m²) mejor bloqueará los rayos UVA, mientras que los acabados en colores oscuros potenciarán aún más este efecto que los claros. No obstante, incluso las lonas claras, más permeables a los rayos UVA que las oscuras, son tan eficaces como una crema solar de índice de protección 50.
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Una opción cada vez más demandada, tanto por razones estéticas como por su versatilidad, son las velas. Realizadas a medida, ligeras y capaces de adaptarse a cualquier espacio, una de sus principales ventajas es, precisamente, que pueden sujetarse a fachadas, postes u otros elementos donde se puedan fijar los pequeños anclajes metálicos que las tensan. Asimismo, al no tratarse de elementos fijos, pueden desmontarse fácilmente y guardarse en cualquier rincón, lo que las hace adecuadas tanto como fuente de sombra permanente en el exterior de las viviendas como para montajes puntuales en fiestas y celebraciones al aire libre.
Las velas están hechas de materiales ligeros como el polietileno de alta densidad, que filtran los rayos solares al tiempo que permiten el paso del aire y que puede encontrarse en múltiples colores, en función del estilo que se desee conseguir. Si éste se inclina hacia una atmósfera rústica y natural, nada mejor que decantarse por materiales tradicionales como el esparto, empleado desde tiempos inmemoriales como protección solar por su resistencia frente a la intemperie y que está de plena actualidad.
Las velas están hechas de materiales ligeros como el polietileno de alta densidad, que filtran los rayos solares al tiempo que permiten el paso del aire y que puede encontrarse en múltiples colores, en función del estilo que se desee conseguir. Si éste se inclina hacia una atmósfera rústica y natural, nada mejor que decantarse por materiales tradicionales como el esparto, empleado desde tiempos inmemoriales como protección solar por su resistencia frente a la intemperie y que está de plena actualidad.
Concebidos para resistir a la intemperie, otro de los argumentos de las sombrillas y parasoles es la enorme gama de colores y diseños en los que se encuentran disponibles. Lo mejor: se adaptan a cualquier entorno y no constituyen una inversión excesivamente importante. Suelen estar realizados con estructuras de madera, aluminio o acero inoxidable y con coberturas tejidos acrílicos, y técnicos, a menudo con tratamientos hidrófugos e impermeables.
Además, la oferta de sistemas de colocación y apertura es amplísima y abarca modelos para cualquier espacio y situación: con pie central, para colocar sobre base o en una mesa; lateral, para crear zonas de sombra sin obstáculos; orientables, articulados… Igualmente, por lo que se refiere a los tamaños, ahora mismo los modelos de grandes dimensiones y formas geométricas son los más demandados.
CUÉNTANOS…
¿Te parece útil este artículo? ¿Qué usas tú en el jardín para protegerte del sol?
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